Capítulo 13: Duelo en las profundidades
(Por su parte, en el circo...)
Simba no podía descansar debido a lo que había escuchado de los dos hombres...
"¿Te sientes bien Simba?" preguntó Maya, quien se había despertado.
"Es solo que..." intentó decir el cachorro, "Bueno, escuchaste lo que dijeron los humanos, ¿verdad?"
"¿Lo de que un león extraño liberó a los animales? A lo que sé, los humanos muchas veces inventan cosas para echarle la culpa a otros"
"Bueno lo que ellos dijeron... puede que sea mi papá el que haya echo eso"
Hubo un minuto en que el cachorro no estaba seguro de lo que decía y Maya había notado aquello.
"¿Estás seguro?" preguntó finalmente.
"Dijeron que tenía una cicatriz... y mi papá la tiene" respondió el cachorro, recordando cómo su padre una vez le contó cómo se hizo aquella herida por proteger a su tío.
"Simba... no te llenes de falsas esperanzas" le dijo ella. No obstante, parecía que no se lo decía para molestar, sino más bien como si fuera una experiencia propia.
"¿Por qué dices eso Maya?" le preguntó Simba.
La cachorra no respondió, solo se quedó cabizbaja vagando en sus malos recuerdos. Luego de llorar un poco, le dijo:
"Mis padres me prometieron que nos volveríamos a ver... Pero nunca más pasó..."
"Oh, lo siento..." le consoló Simba.
"Me he acostumbrado a vivir aquí..." continuó ella, "Aunque algunas veces quisiera ver el mundo detrás de estas rejas..."
"Sí, en eso te comprendo: también quería conocer las tierras más allá de donde vivía. Pero mi padre decía que era un lugar muy peligroso"
"Y lo es, para los animales como nosotros. Las personas nos usan y creen que tiene control sobre nosotros, pero nunca piensan en cómo nos sentimos en realidad. Ellos no nos entienden. Aunque... el que tu entiendas al niño Milo es bastante extraño, ¿realmente no sabes cómo lo haces?"
Simba meneó su cabeza en negación.
"No, no sé cómo" le respondió, "Pero sí se que, si mi papá es el que ha venido a por mí, entonces seguro que vendrá a sacarme. Y, cuando lo haga, quiero que ustedes también vengan: no merecen estar a aquí hasta que mueran"
"Es imposible salir. Además, ¿cómo sabes que tu padre lo logrará?"
"Me contaron que él salvó a varios animales y a mi mamá cuando tenían mi edad. También que sobrevivió a la caída de un acantilado y a la mordida de una serpiente"
"Suena... increíble. Pero, aun así, ¿cómo crees que llegaría aquí antes que el loco del dueño nos traslade?"
"¡¿Trasladar?!" preguntó Simba al escuchar eso.
"Sí, el dueño del circo no se está quieto: permanece unos días hasta que decide cambiar de ciudad. Con el espectáculo tuyo, creo que se mudará mañana para buscar más humanos que entretener, y nos llevará con él"
"Oh no..." se dijo Simba, mientras miraba al horizonte, "Papá, por favor... llega pronto"
(Mientras tanto...)
"Aaaaj" comentó Ono mientras se posaba sobre Dan, "Y yo creí que los gases de Bunga olían horrible"
Los tres amigos estaban atravesando un túnel oscuro, con una corriente de agua al lado la cual olía terriblemente mal. Por fortuna, había un camino de pavimento. Dan se había ofrecido también a llevar a Sam sobre su lomo. Este, veía letreros en las paredes, que indicaban las calles sobre ellos. Por las rejillas, se oían los ruidos de los autos y las personas caminando.
"Te advertí que olería mal" rio Dan, "Pero es necesario para esquivar miradas curiosas de humanos"
"Señor Dan, ¿usted conocía este lugar?" preguntó Sam.
"Una vez vi a unos humanos bajar a este lugar, y mencionaron un túnel. Pero hay pocas cosas que recuerdo... tengo más buenos recuerdos de mi nuevo hogar"
"Debe ser muy bonito su hogar..." bostezó Sam, "Hum, tengo sueño"
"Yo también me empiezo a sentir cansado..." dijo Ono, casi tambaleándose.
"Oh vaya... es verdad..." se dijo Dan al notar aquello.
El león comenzó a brillar y transmitir un poco de aquel brillo a sus compañeros quienes recuperaron de inmediato, sintiéndose renovados. No obstante, estoy también tuvo su contra: ahora era él quien tambaleó un poco.
"¡Majestad!" se alertó Ono.
Dan de inmediato se recuperó. Pero su cabeza sintió un ligero mareo.
"Señor Dan..." se preocupó Sam. Luego, se volvió a la garceta, "Señor Ono, ¿qué le sucedió?"
"Al parecer, usar sus poderes en exceso le agota" dedujo este, "Majestad, ¿se encuentra bien?"
"Sí, estoy bien..." respondió Dan sacudiendo la cabeza y enfocando mejor su mirada, "Olvidemos lo ocurrido. Debemos seguir"
De esa manera, continuaron. A pesar de que estaba decidido, Dan no podía ignorar lo que le había pasado. Ahora sabía que sus poderes tenían límites, de modo que debía evitar usarlos en exceso. Luego de un rato, el olor ya le afectaba tanto como el mareo de hace un rato.
"Sam, ¿Cuánto falta para llegar fuera de la ciudad?" preguntó Dan, sintiéndose tan incómodo como Ono.
El cachorro se bajó del lomo de Dan, corrió un metro adelante y miró una señal en las paredes de moho con el nombre de la calle.
"Si no me equivoco, estamos todavía a cuatro calles de allá" respondió este, "La ciudad es muy grande"
"Al menos estamos más cerca..." comentó Dan, siguiéndole el paso, "Venga, continue... ¡cuidado!"
Desde aquel día en que la serpiente le atacó, los reflejos del león habían mejorado bastante. Ni siquiera un insecto se podía acercar sin que sintiera un leve movimiento cerca de él. El punto es que, algo debajo de las aguas se estaba acercando al cachorro: grande, escamoso, con cola y grandes dientes un cocodrilo se abalanzó sobre el desprevenido cachorro. Sin embargo, Dan fue rápido en actuar y tomó en su boca a Sam, esquivando al cocodrilo.
"¡Qué miedo!" le dijo Sam, "Gracias, señor Dan"
"No te preocupes, pero debemos salir de aquí" respondió, al ver que el animal se volvía a acercar, "¿por dónde?"
Sam señaló con su pata hacía el túnel a sus espaldas. Dan volvió a poner al cachorro sobre su lomo. Ono remontó vuelo y siguió al león mientras este corría en la dirección indicada. No obstante, cuando pasaron el primer túnel, un par de cocodrilos más le bloquearon el paso.
"¡Aparten!" les rugió Dan, pero estos no se quedaron atrás y rugieron en respuesta.
Dan por un momento pensó en usar sus poderes de nuevo... pero mientras más los usara, más se debilitaría. Además, antes de que decidiera volver para tomar otro camino, el cocodrilo que esquivó y otros 2 más aparecieron detrás: estaban acorralados. Sin embargo, el rey león, también tenía un último as bajo la melena...
"¡Mashindano!" rugió.
Por un momento, pareció no funcionar, pues solo se quedaron quietos un momento. Sin embargo, al segundo siguiente, el cocodrilo más grande rugió, apartando a los demás.
"He escuchado esa palabra antes" dijo, "Vienes de la selva, ¿no es verdad? Lamentablemente para ti, no seguimos las mismas reglas: ¿por qué habría de aceptar un duelo cuando el número nos favorece?"
"Cuestión de honor en el líder de esta manada, incluso los cocodrilos lo tienen, aunque lo disimulen" explicó Dan, desafiante.
Por un momento, el líder pareció no querer aceptar hasta que finalmente se echó a reír.
"No supieras tanto de no haber enfrentado a uno antes..." le dijo mientras les rodeaba.
"No enfrenté a ninguno antes, pero digamos que estuve cerca de ser la comida de otro cuando era cachorro" explicó Dan, "Tienes algo de ventaja en ese lado, ¿aceptas?"
"Tienes suerte que me guste jugar... Bien, hagamos el trato: si me vences, se pueden ir. Si no, todos serán comida..."
"Trato hecho..."
"Bien... seguidnos..."
Se desviaron ligeramente hacia la derecha, donde el agua de las cloacas empezaba a ser escasa, hasta llegar a una zona de aguas mucho más limpias, con un pavimento cuadricular que bien puede confundirse con una plataforma de lucha.
"Supongo que es ahí" comentó Dan.
"Así es" respondió el líder, "¡Muchachos! ¡rodeen y bloqueen todas las entradas!"
Los otros cocodrilos bloquearon cada una de las entradas mientras que Sam y Ono se mantuvieron cerca el uno del otro para evitar a los depredadores.
"Señor Dan..." se asustó Sam, "Pero está agotado por lo de hace unos minutos..."
"Descuida Sam, no planeo usar mis poderes esta vez"
"Vamos su majestad..." le provocó el cocodrilo, "Veamos si tiene la suficiente valentía para enfrentarme..."
"Majestad... es decir, Dan, ¿realmente puedes con un cocodrilo?" preguntó Ono, igual de nervioso.
El león no respondió: sabía que no debía usar sus poderes con sus hermanos animales. No obstante, ya no era ningún cachorro...
(Flashback)
Un Dan aún en crecimiento estaba empujando fuertemente una roca. Esta apenas se movía y el joven león se había agotado.
"Vamos, ¿qué pasa?" le preguntó Vitani, quien le entrenaba, "¿Realmente hasta ahí puedes llegar? ¿Dónde quedó el espíritu de intentar?"
"No... es fácil... tía Vitani..."
"Nunca dije que fuera fácil" respondió esta, moviendo con un buen empujón la roca, "Pero algún momento deberás luchar por tu vida o por la de los demás, y tienes que fortalecerte. No querrás que Makuu te sorprenda de nuevo, ¿no es así?"
"Tú tienes el rugido, debería ser fácil para ti mandarlo por los aires"
"Tal vez. Pero, no necesité del rugido para intentar pelear con Kion..."
"Entonces, ¿cómo pelearías con un cocodrilo sin tus poderes?" preguntó Dan.
"Si lo intentas en el agua, es posible que te ahogues" le explicó Vitani, "Mantenlo en tierra y evita su gran boca. No pueden girarse tan rápido: usa tu velocidad a su favor y atrápales la cola, es la mejor estrategia"
(Fin del flashback)
"Sé que no es Makuu..." se dijo en su mente, "Pero esta vez estoy listo"
El líder cocodrilo dudó un momento, pero luego se dispuso a atacar abriendo sus enormes fauces. Dan retrocedió, lo evadió y saltó por encima de este, cerrándole la boca con su cuerpo.
El animal se retorció, con intención de sacarse aquel león de su cuerpo. De pronto, usó su cola para levantar algo de agua cercana y cegar a su oponente. Abrió la boca para atrapar a su enemigo desprevenido, pero este puso sus patas en cada maxilar, usando su fuerza para evitar que la cerrara.
El cocodrilo avanzó lentamente hacia el agua, aún con Dan resistiéndose a que cerrara la boca. Por su parte, el león adulto intentaba evitar que se sumergiera, si lo hacía, probablemente estuviera perdido. No obstante, un poco del mareo anterior aún estaba haciendo efecto en él. De improviso, se tropezó y ambos animales se sumergieron en el agua donde todo resultó confuso para los que espectaban desde fuera de esta y solo escuchaban los rugidos de ambos depredadores mientras chapoteaban en el agua.
Dan intentaba a toda costa evitar que lo comieran mientras trataba de respirar bajo el agua. Por un momento, las fuerzas parecieron fallarle, hasta que una voz familiar le vino al oído, no sabía si era verdad o ilusión, pero pudo oír claramente la voz de Simba:
"Papá, por favor... llega pronto"
En la superficie, todos veían que la cosa se había calmado y los cocodrilos esperaban ansiosos a su líder, mientras que Sam y Ono estaban demasiado preocupados por Dan.
"¿Estará bien, señor Ono?" preguntó el cachorro.
"No lo sé, ningún león dura tanto bajo el agua" respondió la garceta, "¡Mira! Ahí se ve algo"
Lentamente, la piel de un cocodrilo emergió primero, ante la preocupación de ambos y la alegría de los depredadores. Sin embargo, luego este salió volando de nuevo a la plataforma, con Dan emergiendo también, aún vivo.
Cuando el cocodrilo estaba en tierra, Dan se subió a su lomo y rápidamente le mordió la cola, levantándole el cuerpo entero y arrojándolo contra el suelo. Parecía que había ganado, aunque el cocodrilo se levantó de nuevo.
"Eres fuerte..." musitó, cansado, "Esta bien... cumplo mis promesas: les dejaremos libres"
"Pero, jefe..." se intentó quejar uno de los subordinados, pero su líder le rugió tan fuerte que le hizo retroceder.
"¡Está dicho!" gritó. Luego, se volvió hacia los forasteros, "Pero si vuelven a aparecer por acá, no habrá ningún duelo, ¿está claro?"
"Muy claro" repitió Dan.
La manada de cocodrilos se hizo a un lado, regresando a las oscuras profundidades. Dan se reunió con su grupo y regresaron al punto donde les había interrumpido. Sin embargo, Ono había notado que Dan cojeaba ligeramente.
"Majestad... está herido..." le dijo Ono, mostrando un rasguño en la pata trasera derecha.
"Vaya... creo que fue más difícil de lo que pensé..." dijo Dan, observando su herida, "Si no hubiera prestado atención a las lecciones de tía Vitani, seguro estaría muerto..."
Se sentó y puso una pata en la herida, usando sus poderes para curarse rápidamente. Si bien esto funcionó, Dan tuvo que tomar bastante aire para proseguir con el camino.
"Ya no falta mucho..." comentó Sam, viendo un letrero, "A decir verdad, ¡estamos aquí!"
"Bien, salgamos deaquí para que Dan pueda respirar mejor" dijo Ono.
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