Epílogo: Él vive en ti

(Años después...)

Dan había salido de la cueva de la roca del rey temprano como de costumbre, para saborear la exquisita ventisca de la mañana y los cálidos rayos del sol. Con cada movimiento del aire, su melena se ondeaba en su rostro, sin sentirse incomodo esta vez.

"Buenos días, Dan" le saludo Shany, quien había despertado también.

"Buenos días, Shany" le contestó este, "También temprano, ¿no es así?"

"Al principio me costaba seguirme el ritmo, pero por fin veo que a ti te gusta esta hermosa vista matutina. Por eso despiertas temprano"

"Eso no es lo único que me gusta..."

El león la miró y la leona se sonrojó por ese comentario. Sin embargo, ya no debía sentirse así: ahora eran adultos y no tenía nada de malo. Además, Shany le guardaba una sorpresa. Pero antes, el mayordomo de la familia había llegado y había aterrizado en la roca.

"Buenos días, Ono" saludó Dan.

Ono hizo una pequeña reverencia al mismo tiempo que respondía: "Buenos días, majestad"

"Ono, Ono, no es necesario seas tan formal conmigo. Sé que es parte de la ley de la familia, pero... quisiera que al menos tú siempre me llamaras por mi nombre"

"De acuerdo, su... perdón, Dan"

"Gracias. Y bien, ¿cuál es tu reporte?"

"Los antílopes han regresado de su excursión, los hipopótamos están dirigiéndose al manantial en por la ruta norte, la cual no tiene ni un solo enjambre en los árboles. Makuu y su clan están durmiendo sin que nadie los moleste en su lago. Y, bueno, todo está generalmente tranquilo"

"¿Y cómo están mi hermano y su guardia?"

"Listos para comenzar el día" declaró Koda, quien estaba junto a Mako, Lea, Jabari y Akira, "Ustedes tórtolos no son los únicos que les gusta despertarse temprano"

En ese momento, Kiara y Kovu salieron de la cueva.

"Buenos días a todos" dijo Kiara, "¿Como van los deberes, majestad?

"Mamá, no tienes q ser tan formal conmigo" respondió Dan humildemente.

"Pero eres rey Dan" dijo Kovu mirándolos a ambos, "Debes estar orgulloso de tu título y de tu reina"

Dan miró a Shany y dijo:

"Lo que me hace feliz es tenerla a mi lado, sea rey o no"

(Más tarde...)

Dan y Shany habían vuelto de un pequeño paseo hacia el atardecer. Habían ido a visitar a Rafiki y Rahisi. Esta vez no fue para pedir consejo, sino esta vez fue una visita normal. Ya, mientras caía la noche, Dan pensaba (de nuevo) que todo parecía un sueño.... uno del que jamás quisiera despertar.

"Es hermoso el atardecer, ¿no es así?" le preguntó a Shany.

"Sí, bastante..." respondió ella, algo distraída.

"¿Sucede algo?"

"No, solo..." le contestó ella, "... recordaba el día en que nos conocimos, es todo"

"Sí, me caíste encima"

Shany le dio una sonrisa nerviosa.

"Sí, aún lo lamento" le dijo, "Así que... te regresó la memoria"

"Sí. Al principio, no recordar nada era bueno: mi familia muerta, mi tío ambicioso, y mis penas como niño" respondió Dan, "Pero también fue horrible no recordar momentos como ese día. Ese creo que fue el mejor momento en mi vida como león: fue el día en que nos hicimos amigos"

"Es muy bello de tu parte decir eso. Oye, ¿crees que tu vida puede mejorar aún más?"

"¿Aún más? ¿Cómo?"

Hubo un minuto de silencio en el cual las luciérnagas iluminaban la noche, pero Dan solo estaba fijando su mirada en los lindos luceros que eran los ojos de Shany.

"Dan, tengo algo que quiero decirte..." dijo finalmente la leona.

"¿Qué quieres decirme?" le preguntó Dan, bastante extrañado.

Shany se acercó al oído de Dan y le susurró. Las orejas peludas de Dan se movieron apenas hubo escuchado las palabras de Shany. Cuando terminó, hubo otro minuto de silencio y, después, Dan solamente juntó su cabeza con Shany en un momento amoroso.

(Semanas después...)

La luna descendía sobre las praderas, señalando el final de la noche. Sin embargo, en el aire se respiraba y se oía algo familiar: un llamado. Ante ello, varios animales se levantaron y empezaron a reunirse al lugar de donde procedía, al mismo tiempo que la luna terminaba de ocultarse para dar paso a un sol naciente.

https://youtu.be/zPdSZRMrnA0

Y, en la roca del rey, el maestro y el discípulo estaban parados en la cima, observando a todos los recién llegados.

"Llegó tu hora, nuevo Mjuzi real" le dijo Rafiki a su aprendiz, "Es hora de mostrar a todos los habitantes, el futuro de las praderas"

Rahisi miró impactado como su mentor le entregaba su bastón. Una vez que lo tuvo entre sus manos, hizo una leve reverencia agachando su cabeza al mismo tiempo que decía:

"Será un honor, maestro Rafiki"

"El honor de haberte enseñado es mío" le contestó este. Luego, se giró y agregó: "Y ahora... comencemos..."

Diciendo ello, dirigió hacia Dan y Shany. Esta última estaba echada, acariciando y lamiendo algo especial entre sus patas delanteras; algo vivo, pequeño y bastante adorable: un cachorro de león recién nacido.

Rafiki se acercó y Shany se lo entregó. El mandril cargó al pequeño de ojos brillosos mientras este le miraba con extrañeza, pero lleno de curiosidad. Mientras hacía esto, Koda también había llegado a la cima y miraba alegremente a su nuevo sobrino.

"Es tan lindo" dijo Koda, "Felicidades hermano"

Kiara y Kovu también estaban allí y miraban con mucho amor a su primer nieto.

"Es tan hermoso, ¿cuál es su nombre?" preguntó Kiara.

Dan había pensado previamente en ello gracias a lo que le dijo su tía Rani. Además, mientras miraba el cielo dorado iluminado por el sol naciente, creyó haber visto una figura que los observaba, al mismo tiempo, que sentía una suave y familiar brisa en su melena.

"Mamá, Shany y yo lo estuvimos hablando..." dijo Dan.

"Y como es un niño, Dan debe decidir..."

"Quieto darle el nombre de mi abuelo Simba, se llamará Simba" respondió.

"Umm, curioso" contestó Rafiki, "¿Ese nombre es para hacer legado a Simba?"

Dan solo sonrió mientras decía:

"El me hizo aprender quien soy y quien podía ser. Y, también le hice esa promesa"

Kovu y Kiara se miraron el uno al otro, pero con una sonrisa en sus rostros.

"Es el nombre perfecto" dijo Kiara viendo con orgullo al pequeño Simba.

El viejo Rafiki se alegró por esas palabras mientras veía tiernamente al nuevo Simba. Por su parte, Rahisi se acercó al pequeño con unas raíces rojas y, levantándolas en alto, las partió a la mitad, soltando un poco de polvo que tomó y lo frotó en la cara del príncipe. El pequeño cachorro estornudó.

Y luego, su maestro le entregó al cachorro a su discípulo, quien lo levantó en alto, mostrándoselo a todas las praderas. Todos los animales gritaron de alegría ante el nacimiento del próximo rey león.

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