Capítulo 28: Siempre contigo
La tarde caía mientras los cielos aún lloraban por la pérdida de la reina Nala. Como en el de Simba, varios animales se reunieron alrededor de la roca del rey para escuchar las palabras de Kiara y Kovu.
Luego del funeral de la reina, Shany se dio cuenta de la ausencia de Dan, al igual que Koda.
"¿A dónde habrá ido?" preguntó su hermano, "Tendré que decirle a tía Vitani y buscarlo"
Shany sabía lo que había pasado: Dan se sentía terriblemente mal como cuando falleció Simba. Seguramente estaba en algún lugar llorando.
"No, espera Koda" le de tuvo, "Déjame ir a buscarlo. Ono, ¿podrías ser mis ojos desde arriba?"
"Afirmativo" dijo este mientras remontaba vuelo.
(Más tarde...)
Ono acompañó a Shany en su búsqueda: revisaron el lago Shangaza, el gran manantial, la roca Mapema, los abrevaderos, los campos Mbali (que por fortuna no habían sucumbido a los incendios), el árbol de Rafiki... pero no encontraron ningún rastro. Continuando, llegaron a las cataratas Hakuna Matata.
"¡Ono!" le recibió Bunga mientras estaba comiendo un par de insectos con sus tíos Timón y Pumba, llorando a cataratas por las noticias (quienes obviamente, tenían signos de vejez: un pelaje más gris en la cabeza de ambos), "¡Shany! Chicos, que bueno es verlos... ¿quieren unos insectos para calmar las penas?"
"Son saludables y ayudan a los tristes..." dijo Pumba mientras comía un par al mismo tiempo que se secaba las lágrimas.
"No... gracias..." contestó Shany, "Estamos buscando a Dan..."
Timón casi se atragantó mientras decía: "Sí, está por allá... quería estar solo un momento..."
El suricato señaló arriba de la cascada. Allí, junto al borde y viendo el agua caer, estaba Dan.
"Muchas gracias" dijo Shany mientras subía hacia donde estaba su amigo.
Timón se percató de lo que iba a pasar.
"Bien Pumba, Bunga..." declaró mientras llorando se movía con lentitud, "Es hora de que vayamos a otra parte..."
"¿Por qué tío Timón?" preguntó Bunga.
"Porque ya he visto esto en Simba... este muchacho también esta creciendo"
Pumba escupió todos los insectos al escuchar eso, pero estuvo de acuerdo y él junto con Bunga y Timón se retiraron a otra zona de las cataratas. Ono, por su parte, regresó a la roca del rey.
(Mientras tanto...)
Shany se acercó lentamente hacia Dan. Este, o no la había visto venir o no le tomó importancia, pues seguía mirando su reflejo en el lago: más precisamente, miraba su nueva cicatriz.
"¿Te sientes bien, Dan?" le preguntó Shany cuando estaba a su lado, "¿Te pasa algo con esa cicatriz?"
"No, no me siento para nada bien" respondió él, "Pero no es la cicatriz. Es solo... que..."
Suspiró antes de continuar:
"He perdido tantas cosas en mi vida... Mis padres, Simba... y ahora mi abuela Nala..."
"Hay cosas que no podemos evitar. Así es el ciclo de la vida" le recordó Shany.
"Sí... supongo que sí..."
Hubo un minuto de silencio en el cual Dan se tocó la cicatriz mientras se miraba en el agua.
"No sé por qué, pero ahora ya no me veo como yo mismo" dijo, "¿Qué piensas de esto?"
"Yo no veo la cicatriz" le respondió Shany, "Veo al león que está detrás de ella..."
Y diciendo eso, le dio un beso felino. Dan se sintió mucho mejor después de eso.
"Ven, vamos..." le dijo Shany.
Dan acompañó a Shany abajo.
Cuando cayó la noche, Dan y Shany caminaron devuelta hacia la roca del rey. En el camino, Dan juntó suficiente valentía para hablar:
"Shany... hay algo que quería decirte... es sobre mi tío: hace tiempo él dijo que había cazado un león y, por lo que tú me dijiste, creo que pudo haber sido el abuelo que mencionaste en aquella ocasión..."
Bien, lo había dicho y solo eso. Sin embargo, Shany le miró con una cara dulce y comprensiva.
"Posiblemente haya sido, o tal vez no, pero eso ya es cosa del pasado" le dijo, "Ahora, lo que importa es que tú estás aquí..."
Esas palabras alegraron mucho a Dan. Entonces, tuvo que decirle algo más:
"Shany, mi abuela Nala me dijo antes de morir que no tuviera miedo de mi destino... porque puedo compartirlo con alguien... Y creo que Rafiki y Zazú tenía razón, así que..."
Las orejas de Shany se movieron mientras ella escuchaba lo que se imaginaba...
"Supongo que no podré escapar del deber de ser rey. Gracias por todos esos días de ser amigos. Pero, Shany, si debo convertirme en rey... ¿quisieras ser mi reina?"
El corazón de Shany dio un salto mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Al instante, se acercó a Dan y le respondió:
"No tienes que preguntar, por supuesto que quisiera. Más aun, me encantaría estar siempre contigo..."
Ambos leones presionaron nariz con nariz en un toque amoroso.
(A la mañana siguiente...)
Dan explicó la situación a Kiara y Kovu. Al escucharlo, ambos se miraron el uno al otro.
"¿Ocurre algo malo?" preguntó Dan.
"No, por su puesto que no..." le contestó Kovu mientras le miraba con una sonrisa, "Lo que me sorprende es que tardaras tanto tiempo en confesarle tus sentimientos..."
"Si mal no recuerdo" le dijo Kiara a su esposo, "A ti te tomó igual..."
"Kiara..."
Pero Kiara se acercó a su hijo adoptivo.
"Dan, realmente has crecido tanto" le dijo, "Mi padre siempre supo que tú serías el siguiente rey león y tu hermano estaba destinado a ser el líder de la guardia del león. Es un orgullo llamarte mi hijo, y... espero que seas un gran rey algún día junto a Shany"
"Te lo prometo, mamá" contestó Dan.
"Bueno, pues..." declaró Kovu, "Es hora que te reúnas con Shany, Koda y tus demás amigos. La ceremonia por ser héroes comenzará en unos minutos"
(Unos minutos después...)
La manada y la guardia se habían reunido y formaban un círculo. Los seis jóvenes leones, además de Bunga, Ono y Rahisi estaban en el centro.
Luego, los reyes Kiara y Kovu guiaron solo a los jóvenes leones a la cima de la roca del rey. Debajo, al igual que en el día de la coronación, todos los animales que vivían en las praderas y las lejanías, esperando que los cuatro leones rugan.
"Vayan ustedes" explicó Kovu, "Es su momento"
Dan y los demás comprendieron y, una vez todos juntos en la cima, rugieron tan fuerte que resonó por varios kilómetros. El joven león recordó la primera vez que rugió de esa manera... ahora, el había cambiado, el había crecido, pero aún conservaba el corazón de un león y, junto a él, lo guiaba el alma de un rey.
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