Capítulo 25: En peligro

Dan se despertó. Ya era de mañana y apenas estaba saliendo el sol. Se habían quedado dormidos cerca del gran muro, ahora todo lo que hacía falta por hacer era de rodearlo. Mirando alrededor, se dio cuenta de que no era el único que estaba despierto.

"¿Ono?" le preguntó a la garceta, "¿Tú también tienes la costumbre de despertarte temprano?"

"Sí, solía hacerlo todas las mañanas..." respondió este, "Me gustaba ser el primero de la guardia en despertarse. A veces, tuve que sustituir al mayordomo Zazú como el que daba el reporte"

"¿Y te agradaba?"

"Sí, aunque mi deber estaba con la guardia del león. Pero ahora mi vista no es tan aguda como antes..."

"Oh, lo siento..."

Ono miró al joven león. A pesar de no tener su vista tan aguda como antes, vio en un futuro a un rey león.

"Oye, ¿ya has pensado que vas a hacer cuando seas rey?" le preguntó.

Dan volvió a sentirse incómodo con esa pregunta. Si bien, estaba orgulloso de recibir tal honor, aún las dudas de cómo hacerlo: no sentía que podía hacerlo.

"Ono, necesito contarte algo..." le dijo. Y procedió a contarle toda su historia. La garceta escuchó detenidamente sin cuestionar ni decir nada fuera de lo normal.

"Vaya..." dijo una vez que hubo terminado, "Nunca me lo hubiera imaginado. Es decir, ese día que nos enfrentamos a los cazadores... bueno, es la primera vez que veo a un humano tan cerca..."

"Bueno... más preciso es decir que antes lo era..."

"Oh sí... también es extraño oír sobre una transformación. He visto los cambios de las mariposas, los camaleones, pero tú... sí que eres especial"

"Sí, y encima mi abuelo Simba quería que me convirtiera en rey león. Ahora que lo pienso, tú has estado con tío Kion por bastante tiempo... ¿qué crees que debo hacer?"

"Bueno, no soy un sabio. Pero Kion se quedó al lado de Rani porque sintió que, junto a ella, podían hacer grandes cosas por el árbol de la vida. Tú también tienes a Shany, ¿no es así?"

Dan decidió no ocultar sus sentimientos:

"Ella es... fantástica"

"Jajaja, lo mismo pensó Kion por Rani..." se rió Ono.

Hubo un minuto de silencio. Si bien Ono seguía siendo el más hábil, también era bastante amable. Además, hacía mucho que echaba de menos las praderas y veía un futuro prometedor en ese joven león.

"¿Sabes?" preguntó Ono "Luego de la primera vez que nos vimos, Kion me contó como habías derrotado a ese cazador. Me impresionaste bastante, Dan"

"Gracias Ono" le dijo el joven león, "Pero en realidad le debo agradecer al rey Mufasa por aquella victoria: el me dio la fuerza para hacerlo"

"Compartes tanto con el rey Mufasa, justo como Kion. Pero ya que veo que necesitarás mucha ayuda, te propongo algo: si te conviertes en rey, me convertiré en tu consejero"

"¿Qué? ¿De verdad? Pero, ¿no te necesitarán en el árbol de la vida?"

"Tal vez, pero no tengo ya la misma vista aguda que antes. Anga se encargará de eso. Por otro lado, las praderas son mi hogar natal y quiero volver a verlos todos los días"

"¿Qué están hablando ustedes dos?" dijo Bunga mientras se comía un escarabajo cerca de ellos.

"¡Bunga! Me diste un susto"

"Levantarse temprano es la tradición de la guardia" contestó mientras bostezaba, "Además, ya conoces el dicho: quien despierta temprano, atrapa el gusano"

Y diciendo eso, agarró una especie de gusano que pasaba por el suelo y se lo tragó.

(Una hora más tarde...)

Una vez que todos estuvieron despiertos, Bunga, Rahisi y Rafiki (este último estaba algo cansado pues era entendible que era algo viejo), se montaron nuevamente sobre Mako, Koda y Dan, para correr nuevamente en dirección a las lejanías.

No mucho después, el grupo estaba llegando a una colina tras la cual se podría ver las lejanías próximas y la roca del rey a lo lejos. Lo extraño era que el sol ya debería haber empezado a salir, pero estaba nublado.

"Es extraño, las estrellas predijeron un día soleado" comentó Rahisi mientras miraba al cielo.

Ono, igual de extrañado, tomó vuelo.

"¡O no...!" se gritó a sí mismo.

Los demás no sabían el significado de esas palabras hasta que terminaron de subir la colina. Era normal decir esas palabras: las lejanías parecían más parte del terreno volcánico el cual estaba algo apartado de los demás lugares de las lejanías; la meseta rocosa, la antigua cueva de Zira, la cueva de Reirei... todas tenían señales de quemaduras y rastros de carbón.

También se podía ver la roca del rey a lo lejos... esta parecía completamente normal.

"¡Oh no!" exclamó Janja, "¡El abrevadero!"

Sin perder el tiempo, la hiena corrió en dirección al abrevadero de Jasiri. Los demás le siguieron, mientras miraban a su alrededor los rastros de la destrucción que hubo. Solo esperaban que hubiera supervivientes.

"Ono, ¿puedes adelantarte a la roca del rey y ver si puedes encontrar ayuda?" sugirió Dan, "Tal vez puedan explicarnos mejor la situación"

"Descuiden, me encargo" contestó Ono y se fue volando en dirección a la roca del rey mientras los demás seguían a Janja.

Finalmente, llegaron al lugar donde había un pequeño abrevadero en un desfiladero, rodeado principalmente por una pared de roca y algunos pilares de roca.

"El abrevadero..." se dijo Janja, "Al menos este lugar está bien. Pero, ¿Dónde está...?"

De pronto, un par de hienas cayeron sobre él; pero, en lugar de pelear por liberarse, esta les dijo en un tono feliz:

"¡Par de tontos! ¡ya sabía que sobrevivían a todo!"

"¡Janja!" exclamó una de ellas, la otra parecía tener una cara de tonto y no hablaba.

"¿Les ha dicho 'tontos'?" preguntó Koda a Bunga.

"Es su manera de decirles amigos" respondió Bunga, "Son Cheezi y Chungu, sus amigos más cercanos"

"¿Janja?" preguntó una voz, y otra hiena se asomó de detrás de uno de los pilares de piedra, "¿Eres tú?"

"¡Madoa!" exclamó Janja, levantándose, " ¡Menos mal que estás bien! ¿Dónde está tu hermana?"

"La guardia de Vitani llevó a la manada y a mi hermana a un abrevadero en las praderas para mantenerlos a salvo mientras solucionaban este desastre. Yo vengo de vez en cuando para ver si alguien se ha quedado atrás. Y, ¿dónde está Kion? ¿y la guardia?"

"Bueno... eso es lo curioso... verás..."

"No se preocupen, somos más que suficientes" declaró Bunga, "Nadie dañará las praderas o las lejanías en la presencia de Bunga..."

"Mi tío Kion no ha podido venir" intervino Koda, "Pero nos envió a nosotros para que ayudemos a solucionar este desastre. Yo puedo usar el rugido"

"Oh... bueno, si Kion los envió, entonces confío en su juicio..."

Justo entonces, un sonido de pisadas les hizo alertarse. Pero, cuando cesaron, del borde de una roca que era una pared entre el abrevadero y las praderas, un grupo de leones apareció junto a Ono.

"¡Tía Vitani!" gritaron Dan y Koda.

"¡Chicos!" respondió alegremente la leona mientras ella, junto a su guardia bajaban la roca.

Una vez que todos se reunieron, procedieron a hablar.

"¡Cómo los extrañé!" dijo Vitani, "Estuve pensando en ustedes todo el tiempo. Y Dan... me alegra ver que estás bien"

"Sí, pasé por varias cosas..." contestó Dan.

"Quisiera oírlas, de verdad" interrumpió su tía, "Pero ahora no es tiempo de hablar: Nala y Kiara están en grave peligro"

"¿¡Qué!?" gritaron los jóvenes leones.

"¿Qué sucedió?" preguntó Rafiki.

(Hace unas horas...)

Amanecía en las praderas. Pero varios de los animales no habían podido dormir el día anterior: los elefantes, las jirafas, las gacelas y varios más estaba aterrados porque no hace mucho casi se quema completamente el gran manantial. De no ser por la guardia de Vitani, hubiera habido daños más graves.

Mientras tanto, Kiara estaba dando vueltas por la cima de la roca, preocupada no solo por el estado de las praderas y las lejanías: sino también por la falta de noticias sobre Dan y Koda.

"Tranquilízate Kiara" le intentó calmar Kovu, "Ambos regresarán: Koda tiene el rugido y Rafiki puede ayudarlos si están heridos. Todo saldrá bien. Por ahora, debemos poner nuestras responsabilidades con el resto de las praderas"

"Supongo que tienes razón..." dijo Kiara en un bostezo, "Lo siento, apenas he podido dormir. Aún no me puedo creer que casi se incendia el gran manantial, ¿cómo le ha ido a Vitani?"

"Ha logrado llevar a los animales del manantial y algunos de las lejanías a un abrevadero. Allí estarán a salvo. Pero un trabajo casi matutino como ese necesitará un descanso luego..."

Justo entonces, Zuri salió de la cueva, algo asustada:

"Kiara, ¡algo le pasa a tu madre!"

Ambos reyes se asustaron y se dirigieron apresuradamente a la cueva. Allí, la reina Nala dormía, pero no era un descanso normal: se podía notar una especie de dolor en su rostro.

"¡Mamá!" gritó Kiara, "¿Qué te pasa?"

La reina intentó responder, pero parecía que no podía despertar. Justo entonces, Kiara sintió un dolor increíble en su cola, al mismo tiempo que se sentía desfallecer.

"¡Kiara!" gritó Kovu al verla caer. Al segundo siguiente, se escuchó el ruido de una roca aplastando algo.

"¡Lo tengo!" gritó Zuri, "Pero, ¿qué...? Oh no... Kovu, mira esto"

Kovu vio la roca que había desprendido Zuri para aplastar algo: era un escorpión negro.

"Un escorpión..." musitó Kovu, "Ay no... y Rafiki ni siquiera está aquí..."

(Ahora...)

"Fue Sumu" explicó Ono, "Reconozco el daño que ocasiona"

"Rayos, y creí que se había ido para siempre luego de que lo perseguí..." se quejó Bunga, "Necesitamos el antídoto"

"Sí, pero el antídoto de eso es..." dijo Rafiki mientras miraba al volcán, "Cenizas de volcán"

"Hemos intentado entrar" explicó Imara, "Pero no he logrado ver ninguna entrada posible. Además, la antigua está rodeada de algo de lava"

Al escuchar eso, Lea y Mako se miraron el uno al otro.

"Nosotros conocemos una entrada secreta" dijo Lea, "Nuestro padre la encontró por casualidad una vez cuando éramos cachorros y nos la mostró. El camino del lado opuesto a la vieja entrada, a la espalda del volcán"

"Bien entonces..." comenzó Vitani, pero justo entonces, un nuevo incendio se inició. Ono, a pesar de que no tenía su gran vista de antes, se dio cuenta de que eran los campos Mbali.

"¡Incendio en los campos Mbali!" gritó.

"Rayos, no podemos demorar mucho..." se dijo Vitani.

Koda, quien sabía lo que debía hacer, dijo:

"Tía Vitani, tú y tu guardia vayan a solucionar el incendio. Nosotros iremos por la ceniza"

"Pero chico" le detuvo Janja, "Sería tener que enfrentarse directamente a Scar..."

"Lo sé, pero si no lo hacemos, mi abuela y mi madre morirán"

"Koda, aún eres muy joven..." dijo Vitani.

"Sí, lo sé... Pero el rugido está conmigo..." dijo mientras recordaba que él tenía el alma de Askari. Además, recordó lo que su tío Kion le dijo, "Además, sé lo que se debe hacerse"

Dan sabía (por Mufasa) que Koda no debía enfrentar a Scar solo.

"Yo te acompañaré..." dijo para sorpresa de su hermano, "Nuestro abuelo me enseñó a que somos más fuertes si estamos unidos. Tú eres mi hermano y somos uno"

Un ruido de animales asustados les advertía la guardia que debían apresurarse a los campos Mbali. Sin más opciones, Vitani les dijo:

"Está bien, nos ocuparemos del incendio"

"Yo tengo que ir a la roca del rey a tratar temporalmente a Nala y Kiara" dijo Rafiki.

"Yo voy con usted, maestro Rafiki" pidió Rahisi.

"No Rahisi. Tú tienes que ayudarlos a traer la ceniza en el cántaro de tu báculo. Te estaré esperando, ¿entiendes?"

El aprendiz comprendió y asintió. Luego, Rafiki se volvió hacia la más rápida.

"Kasi, ¿me puedes llevar?"

"Por supuesto" respondió la leona.

"Shany, regresa a las praderas..." le pidió Dan. Pero esta se negó:

"Dan, ya te perdí una vez, no quiero que pase de nuevo. Esta vez, vamos los dos"

Dan dio un suspiro mientras decía:

"Está bien, pero prométeme que confiarás en lo que yo vaya a hacer..."

"Yo también iré" propuso Ono.

"No, Ono" le dijo Bunga, "Ya una vez te dañaste la vista severamente por los gases del volcán. Pero no te preocupes, yo iré con ellos"

"Está bien, pero no te caigas, Bunga" le recordó Ono.

Bunga entendió y, entonces, todos se separaron: Kasi llevó a Rafiki a la roca del rey, Vitani guio a sus leonas en dirección a los campos Mbali, Janja y Madoa regresaron con Jasiri; y Dan, Koda, Shany, Jabari, Akira, Lea, Mako, Bunga y Rahisi se dirigieron por un camino diferente al volcán.

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