Prólogo

(Hace años, en la estampida...)

"¡Zazú ayúdame!" gritó Simba mientras se aferraba a un árbol muerto mientras cientos de ñus corrían justo debajo de él.

Zazú voló junto a él, preocupado por el joven príncipe. 

"Tu padre está en camino, aguanta", le dijo.

"¡Rápido!" gritó Simba que sentía que se estaba resbalando.

Zazu voló lo más rápido que pudo hacia Mufasa, que estaba de pie en la cornisa del acantilado con Scar, buscando a Simba.

"¡Allá está! ¡En el árbol!", dijo Zazú mientras apuntaba con su ala hacia el árbol cercano.

"¡Sujétate Simba!" gritó Mufasa y  corrió lo más rápido que pudo para salvar a su único hijo.

Mientras tanto, Zazú entraba en desesperación.

"¡Esto es horrible!" gritaba, "¿Qué hacemos? ¿Qué hacemos? ¡Ah! ¡Voy por ayuda! ¡Sí, voy por ayuda!"

Pero Scar se encargó dejando noqueado al caláo: no quería que nadie se interpusiera en su plan maestro. Por su parte, Simba estaba aguantando todo lo que podía en el árbol, mientras que su padre, a pesar de los golpes, atravesaba la manada de ñus hacia su hijo.

Sin embargo, un ñu golpeó el árbol, rompiéndolo y Simba se encontró volando en el aire. Pero antes de aterrizar, su padre lo agarró. Simba se sentía seguro ahora que su padre lo había rescatado y quería salir del horrible cañón. Antes de que Mufasa pudiera siquiera acercarse a la pared del cañón, un ñu se topó con él y lo soltó.

Simba rodó en el polvo por un breve segundo antes de darse cuenta de que estaba en medio de la estampida y tenía que evitar al ñu una vez más. Al principio pensó que era el final hasta que sintió que su padre lo levantaba de nuevo y llevó al joven cachorro a un lugar seguro en una cornisa cercana.

Simba esperaba que su padre se uniera a él, pero en cambio, un ñu lo empujó hacia abajo bajo la estampida.

¡Papá!" gritó Simba sabiendo que su padre estaba en peligro.

No se podía ver nada más que los ñu y el polvo que se levantaba, era imposible salir de ahí para cualquiera. Pero, de improviso, Mufasa saltó y, con sus garras, se aferró y subió una pared rocosa. Cuando no podía subir más, vio en la cornisa a su hermano Scar.

"¡Scar!" le gritó, suplicando por ayuda, "¡Hermano...! ¡Ayúdame!"

Al principio, este no parecía dispuesto a ayudar. Luego, de improviso, le clavó las garras a su hermano causándole dolor. Entonces, se le acercó.

"Que viva el rey..." le dijo.

Entonces, le soltó a su muerte. Mufasa rugió y cayó.

(Minutos más tarde...)

Pero, lo que no esperaba Scar, era que algo extraño sucedería: 

La consciencia de Mufasa estaba despierta... pero no en las praderas, sino que todo a su alrededor estaba blanco, como si estuviera muerto, aunque no lo estaba completamente.

"Simba... Simba..." decía.

No parecía que alguien pudiera responderle. Sin embargo, alguien o algo le respondió: era algo desconocido y un tanto ruidoso (para los animales que no hayan conocido el llanto un bebé humano).

"¿Quién eres...?" se preguntó Mufasa, incorporándose y acercándose a la fuente.

Algo apareció frente a él: era una pequeña luz que flotaba frente a él. Mufasa supuso que era el origen del llanto. Entonces, percibió aquel sentimiento cuando nació Simba y supuso que se trataba de un recién nacido. Con sus débiles fuerzas, trató de consolar a aquella lucecilla.

A penas lo tocó, sintió algo extraño: como si de repente lo trasladaran a un lugar lejano y desconocido. No obstante, también percibió salir volando hacia el cielo, o al menos, otra parte de él mismo.


¿Qué sucedió?

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