Capítulo 7: Nueva vida, viejas costumbres
Era de madrugada en las praderas, y aún la brillaba la luna. Sin embargo, eso no sería por mucho tiempo: el amanecer ya estaba próximo. Pasado solo unos minutos, el sol claramente estaba mostrándose en el horizonte y una voz en el viento llamaba a todos los animales de las praderas a una reunión importante.
Varios animales acudieron al llamado: aves, guepardos, jirafas, cebras, monos, elefantes, antílopes, rinocerontes, etc. Todos se reunieron alrededor de su destino: la roca del rey. El ambiente estaba lleno de alegría y emoción, como esperando algo importante.
(Mientras tanto, en la cima...)
"Bien... esto es extraño" pensó Dan mientras sentía la lengua áspera de Kiara pasar por el resto de su cuerpo de cachorro. Luego, preguntó: "¿En verdad es necesario esto?"
"Pues sí jovencito... debes verte presentable" dijo Kiara deteniéndose por un momento. Al oír esa frase, Dan se sintió como si fuera su madre que le hablara.
"Bueno, si es necesario..." no terminó la frase, pues Kiara volvió a pasar su lengua por su cabeza.
"Ya viene Rafiki" dijo Simba mirando hacia la multitud que se reunió alrededor de la roca del rey.
Rafiki caminaba en un espacio que habían dejado el resto de animales, seguramente a modo de respeto. Una vez llegó a la base de la roca, el simio se puso a escalarla y consiguió llegar hasta donde estaban los leones. Dan pudo ver que Rafiki llevaba una especie de raíces de color rojo oscuro.
"¿Estás listo Dan?" preguntó Rafiki.
"Eso creo..." respondió este mirando las raíces, "¿qué es...?"
Otra vez no volvió a terminar de hablar. Apenas dijo que estaba listo, el mandril rompió las raíces, las cuales soltaron un poco de polvo rojo. Luego, Rafiki cogió un poco de ese polvo con su mano y lo frotó en la frente de Dan. Al oler el polvo, a Dan le picó la nariz y estornudó.
"Ahora, ven" dijo el simio, agarrándolo con ambas manos. A pesar de no ser un cachorro recién nacido, parecía que Rafiki tenía fuerza suficiente para cargar hasta un león adulto. Dan no dio señales de parecer tan pesado. Lentamente, sintió como fue acercado hasta la punta de la roca y luego elevado al aire a la vista de todos los animales reunidos allí.
"Woah, son varios animales" pensó Dan mientras veía a la gran multitud que yacía abajo, "Solo espero que Rafiki no me suelte, la caída se ve peligrosa..."
Tampoco pudo seguir pensando, pues apenas fue levantado en el aire, todos los animales gritaron según su respectivo sonido. Sin embargo, no era un sonido tosco o salvaje, más bien parecían gritos de felicidad y alegría, que resonaban en un conjunto armonioso, casi como si estuvieran cantando. Luego, mientras Dan los miraba con gran fascinación, estos se inclinaron, a modo de reverencia.
Dan estaba realmente... extraño: ¿en serio se estaban inclinado ante él? ¿en serio era como una especie de miembro real ahora? Lo que era una vida de crueldad de su tío se había convertido en una vida de león libre, y ahora, en una vida con linaje. Con tan solo pensar en ello, no sabía si sentirse orgulloso, avergonzado o nervioso.
(Unas horas después, En la punta de la roca del rey...)
La ceremonia había concluido hace tiempo, pero para Dan se sentía como si hubiera sido hace solo un minuto. La sensación de vértigo que había sufrido no era nada comparado con la sensación de que ahora era como una especie de príncipe león. Si eso era un sueño, era el mejor que había tenido.
Pero allí estaba: acostado como un gato en la misma roca donde había sido presentado, admirando todas las praderas mientras aún era de día. Decir que su vida era impresionante, era realmente quedarse corto. Tenía bastantes dudas si fue buena idea ser parte de la familia, pues originalmente era solo un niño humano transformado. Seguía pensando: ¿Por qué ese león, Mufasa, le eligió a él?
"¿Ocurre algo Dan?" preguntó la voz de Simba detrás de él. Dan se giró para ver al león caminando hacia él.
"Pues, no lo sé..." dijo Dan con voz baja.
"Bueno, supongo para un cachorro recién nacido la presentación no le preocupa tanto" dijo Simba, "Pero para ti, seguro que fue una experiencia de lo más extraña, ¿no es así?"
"Sí... es que... es la idea de pertenecer a esta familia. No soy... de tu linaje"
"No importa que no lo seas. Si mi padre confió en que debes estar aquí, yo confío en que lo lograrás"
Dan miró a Simba con mucha consternación. En serio el rey estaba dispuesto a confiar en él: un ex humano, de afuera de las praderas, sin linaje ni sangre real, ¿para que fuera parte de su familia real?
"Dime lo que piensas" dijo Simba.
"Solo... no sé si pueda hacerlo, tengo miedo" dijo Dan, "Y tampoco quisiera matar a un animal para después comérmelo. Eso me recuerda... ¿cómo, si eres el rey, puedes comerte y proteger al resto de animales que viven en las praderas?"
"Hum..." dijo Simba como si esa pregunta le hubiera llenado de recuerdos, "Eso me lo enseñó mi padre... Verás que cuando morimos, nuestros cuerpos alimentan el pasto. Y luego, los herbívoros comen el pasto. De esa forma, todos estamos conectados. Ese es el ciclo de la vida."
"El ciclo de la vida..." repitió Dan en su mente.
Y luego recordó: cada noche antes de dormir, su padre le enseñaba algo de cómo los animales seguían un curso contante que se repetía en cada nueva vida, en cada nuevo comienzo, en cada nuevo ciclo...
"Ven, acompáñame" dijo Simba, dirigiéndose al camino que va hacia debajo de la roca del rey.
Ambos salieron a las praderas. Dan estaba más confiado tras la lección que acababa de recibir, ahora se sentía con más emoción de explorar y ver qué se había perdido desde que llegó. Unos metros lejos de la roca del rey, Dan pudo ver a varios animales: antílopes, cebras, jirafas, etc. Simba miró a Dan con felicidad, parece que estaba disfrutando cada cosa que veía.
Mientras caminaban, un ave azul llegó volando y se posó en una roca frente a Simba y Dan.
"Buenos días, su Majestad" dijo Zazú, "Vengo a presentar mi reporte de hoy"
"Genial, un cálao, bonitas plumas" dijo Dan sin poder contenerse.
"Oh. Vaya" dijo Zazú sintiéndose respetado, "Creo que la primera vez que me halagan así"
"Dan, creo que no tuvieron de conocerse mejor" dijo Simba, señalando al ave, "Él es Zazú, el mayordomo de la familia real"
"Mucho gusto, joven Dan" dijo Zazú.
"Mucho gusto, señor Zazú" dijo Dan.
"Vaya, eres bastante educado, pero no es necesaria tanta formalidad. Después de todo, ahora eres miembro de la familia real. Y por favor, le rogaría no meterse en problemas desde tan joven" dijo Zazú echando un reojo a Simba "Muchos cachorros suelen meterse en problemas debido a sus travesuras"
"¿Eh? ¿Problemas?"
"Esto... dejemos eso para hablar después" interrumpió Simba, "Ahora Zazú, ¿cuál es tu reporte?"
"Pues verá majestad: he vuelto a revisar todas las praderas y no hubo problemas, la guardia está patrullando el límite con las lejanías en este momento" empezó Zazú, "Por otro lado, un elefante tiene un dolor de colmillo leve, los flamencos se están dando un baño en el oasis al igual que los hipopótamos, las aves con sus chismes..."
"Es bastante que asimilar..." pensó Simba y luego miró a Dan. En ese momento, le entró un recuerdo: el día en que su padre le enseñó a ser sigiloso mientras jugaba con Zazú. Entonces, se le ocurrió una brillante idea.
"Dan, ¿te gusta jugar?" le dijo Simba, mientras Zazú continuaba hablando. Este también se estaba algo aburrido mientras escuchaba al ave, pero la sola mención de la palabra 'jugar' le había devuelto el ánimo. Además, ya hacía años que no escuchaba esa palabra.
"Bueno. Pero, ¿a qué jugamos?" dijo Dan.
"Con Zazú" dijo Simba suavemente, mientras guiaba a Dan sigilosamente mientras Zazú continúa hablando. Se pusieron detrás del ave, quien no notó nada de sus movimientos, "No tengas miedo, no te lo comerás, solo vas a asustarlo un poquito. Ahora, quédate agachado..."
"Ok, agachado..." repitió Dan mientras intentaba agacharse lo suficiente, sin tocar el césped.
"Estudia el viento, las sombras..."
Dan sintió el viento que corría mientras se acercaba al ave parlanchina.
"Y espera el momento perfecto para atacar..." continuó Simba.
Mientras esperaba, Dan se sintió un poco raro: como si su sangre corriera más deprisa, como si un estado salvaje de él estuviera despertando...
"...las abejas han construido un nuevo panal en..." continuaba el ave. Sin embargo, no pudo continuar. En ese preciso momento, Dan se abalanzó sobre Zazú con un rugido propio de un cachorro de león. El ave gritó del susto.
Dan y Zazú cayeron al césped. El cachorro se estaba riendo por la broma hecha, pero parecía que al ave no le gustaban ese tipo de bromas.
"¡Otra vez!" gritó Zazú, "¡Si ya decía yo que era demasiado bueno para ser verdad! No me sorprendería que sea como un segundo Simba"
"Jajaja" rió Simba, mientras Dan regresó con él, "Definitivamente, eres todo un león"
"Gracias, no esperaba hacerlo tan bien" dijo Dan, "creo que soy mejor de lo que yo mismo esperaba"
"Bueno... dejemos el resto de lecciones para otro día, tengo que atender ciertos asuntos. No te preocupes, será pronto"
"Está bien... muchas gracias" rió Dan.
"Ok" Simba se volvió hacia Zazú, "Zazú, lleva a Dan devuelta a la roca del rey. Me reuniré con la guardia de Vitani, necesito hablar con ellos"
"Enseguida señor" dijo Zazú, "Ven jovencito, hora de regresar"
Dan se despidió sonriente de Simba y luego acompañó al ave de vuelta a la roca.
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