Capítulo 1: Deseando libertad

Descargo de responsabilidad: La mayoría de los personajes no son míos. Solo Disney tiene los derechos del autor.

Danny no era como los otros niños... pues su vida había sido más dura de lo que parecía: cuando era más pequeño, perdió a sus padres en una excursión a unas montañas rocosas, por lo que tuvo que ir a vivir con su tío.

Sus padres habían sido protectores de la naturaleza, protegiendo especies en peligro de extinción. Sin embargo, su tío le guardaba un terrible secreto a su hermano: era un cazador furtivo amante de la taxidermia. Cuando fallecieron sus padres, Danny fue obligado por su tío a ayudarlo a disecar animales. Este solo hecho era lo que él más odiaba de su vida, pues tenía un amor profundo por la vida animal, como sus padres le enseñaron.

No existía mucha felicidad en él, pues aparte sus vecinos y compañeros lo molestaban por su nombre, por lo que el mismo planeó en apodarse solo 'Dan', pero eso no le servía de mucho. Estaba encarcelado en su propia vida, y deseaba ser libre o comenzar una nueva vida. Eso sería imposible, pues solo tenía 8 años y no podía valerse por sí mismo. Sin embargo, su vida estaba a punto de cambiar, pues en los tiempos más oscuros, siempre hay esperanza...

(La historia comienza en un día...)

Danny se despertó asustado por un grito de su tío. ¡No podía creer que hayan sido familia por 5 años! Él era un mandón que quería que toda su casa estuviera limpia y en orden, de lo contrario, le gritaba y lo golpeaba. Pero realmente lo que Danny odiaba de él es su maldita manía: ¡caza animales por diversión y luego decora su estúpido estudio con sus pieles o cabezas! Con tan solo pensar que lo último que esos animales vieron fue a su pariente, le daba una sensación de asco y odio. Si ojalá sus padres estuvieran aquí...

"¡Levántate perezoso, tengo una importante noticia!" el tío volvió a gritar, "Te veo en mi estudio en 15 minutos, y tráeme un buen desayuno"

Así lo hizo, y aunque no fue un 'buen' desayuno lo que le llevó, a él no pareció importarle, pues tenía en mente otras cosas que en preocuparse por cómo se le alimenta.

"Vendrás conmigo, comprobaremos si vales para algo..." le dijo. Danny se asustó, siempre que hablaba de que un hombre 'valía para algo' significaba una cosa de él...

"¿Qué quieres cazar esta vez?" le preguntó en un tono de odio que este pareció no notar.

"Al rey de las praderas: un león" dijo con mirada desafiante, "Una vez cacé uno a mis 18 años. Si tú eres un hombre, podrías ser mejor que ese supuesto rey"

Danny intentó ocultar su odio de él, aunque no lo conseguía. Solamente se mostraba con odio cuando estaba cerca de él: no le gustaba estar cerca de un hombre tan cruel con la vida animal. ¡Pero lo peor era que quería que matara a un león inocente solamente por calificarse como 'rey'! No deseaba ser rey por matar a otro, solo quería paz en la naturaleza, cosa que a su tío le importa un rábano.

"No...no quiero..." dijo.

"Deberás de hacerlo, si no serás comida para ese león" dijo de forma amenazante, "Ahora prepárate, nos vamos a las praderas de África en unas horas"

Estaba enojado: ¡prefería su trofeo que la vida de su único pariente! Es por eso que siempre prefirió estar con los perros o gatos del vecindario a estar dentro de la casa con ese asesino, los animales se parecían más a la familia que deseó desde que sus padres murieron.

De bastante mala gana, tuvo que hacer el equipaje, mejor dicho 'su' equipaje, Danny no tenía tanto de valor, pero cada vez que a su tío se le metía su vicio de cacería, él pagaba pato preparando todo su equipo, mientras que su tío se pasaba leyendo la anatomía de la especie que iba a disecar más tarde.

Hecho el equipaje, fueron con un viejo amigo de su tío quien le proporcionó un avión para hacer su transporte. Al ser un cazador furtivo, él se aseguraba de que no tuviera problemas en el transporte de sus 'herramientas', por eso no viajaba en primera clase ni nada de eso. El vuelo tardó dos horas.

Llegaron a las afueras de una ciudad, a un helipuerto abandonado, la 'zona perfecta' de su tío para evitar ser atrapado ilegalmente. El plan era ir a la ciudad, conseguir suministros para su cacería y luego entrar discretamente a las praderas. Danny tuvo que quedarse unas horas bajo el caluroso sol de África mientras que él iba a 'pedir información' sobre el terreno y los protectores de la naturaleza.

Un tiempo después, él ya se había cansado de esperar, y más aún, quería abandonar a toda costa esta acción que él iba a hacer: no quería matar, no a los animales, no a los inocentes...

"Bienvenido, ¿eres nuevo por aquí?" dijo una voz. Danny volteó rápidamente para encontrarse a un anciano que vendía amuletos.

"Esto... sí, estoy de viaje" respondió. No debía contar nada sobre qué vino a hacer allí, si su tío lo viera hablando, le azotaría por pensar que estaba diciendo algo sobre la cacería.

"Qué bueno, ¿Qué esperas encontrar en este viaje?" le dijo el anciano. 

Danny dudó por unos segundos, no podía dar más información, porque si su tío se enterara...

"Por tu rostro, tal vez no haya tenido una vida feliz" le despertó el chamán, "Pero cada nueva vida es una nueva aventura y, si has venido a una, una nueva vida te espera"

Aquellas palabras eran bastante confusas para el pequeño Danny.

"Yo tengo la habilidad de ver el interior de las personas" le dijo, "Toma, un recuerdo de lo que seguramente hay en tu corazón y seguro te dará una sorpresa en esta aventura"

El anciano le entregó un collar decorado con una figurita de madera. La examinó en sus manos: era un dibujo que representaba un cachorro de león, parecía hecha por un niño, pues no era de esas figuras bastante detalladas.

"Gracias señor, pero no podría..." empezó a decir, pero, misteriosamente, el hombre se había esfumado, "...aceptarlo"

Danny se quedó como tonto: ¿quién era ese hombre? ¿un fantasma? Dirigió su mirada en el colgante. Sí, aún estaba en sus manos, por lo que no fue ninguna ilusión. Dejó de pensar cuando giró la vista hacia un lado y vio a su tío regresando. Rápidamente se puso el colgante y lo escondió bajo su camiseta.

Con la información, su tío lo llevó caminando desde la ciudad hasta una zona alejada, muy cerca de la zona reservada. Luego, lo obligó a esconderse hasta el atardecer, pues en ese momento se podría cazar sin que lo descubrieran.

(Mientras tanto, en Roca del Rey...)

(P.V Kiara)

Era hermoso ver el atardecer desde la punta de la roca del rey. A Kiara, futura reina de las praderas, siempre le gustaba visualizar toda la pradera desde allí, más aún con Kovu a su lado. Había pasado ya cerca un año desde que Zira desapareció sin dejar rastro y Kion se casara con Rani. Al mirar al horizonte, todo ahora se veía bastante tranquilo.

Cada vez que pensaba en cómo eran ella y su hermano desde cachorros, le recordaba a una infancia muy lejana. Ahora, estaba destinada a ser reina de las praderas, pero lo mejor era que tendría a Kovu a su lado como rey. Bueno, aún no era el momento, todavía su padre tenía tiempo para ocupar ese puesto, aunque le aseguró que ambos lo serían.

"¿Necesitas compañía Kiara?" dijo Kovu, quien se había acercado muy silenciosamente.

"¡Vaya! si así asustas a tu prometida, me pregunto cómo asustarás a un antílope" respondió en forma de broma.

"Bueno, recuerda quién fue el que te enseñó a ser sigilosa"

"Sí, todavía de debo eso" dijo ella, y continuó mirando el horizonte.

"Todo se ve muy tranquilo, aunque solo hasta tu cacería de mañana" dijo Kovu, luego de unos segundos de observación.

"Lo ves todo muy bien a pesar de tu ojo"

"El tener esta cicatriz no significa estar ciego, significa tener más cuidado la próxima" dijo él riendo, "En fin, deberías dormir temprano, tendrás que liderar la cacería de mañana"

"Duerme tú tranquilo, luego de alcanzo" dijo, lamiéndole la nariz, "Hasta mañana"

"Hasta mañana" respondió él, y se fue a dormir a la cueva. Mientras continuaba mirando, cada vez caía más la noche.

"Veo que mi hija es toda una leona para mandar a su propio prometido a dormir" dijo una voz: Simba su padre, estaba mirándola, seguro que ya desde un tiempo, desde una esquina.

"¡Papá! Pensé que dejarías de vigilarme" le dijo su hija, "Recuerda que ya no..."

"No eres una cachorra, y lo entiendo" respondió, "No los estaba vigilando, solo acabo de regresar de una supervisión, y me di con el peculiar momento"

"Esto...lo siento"

"No pasa nada, pero dime: ¿en qué piensas?"

Había tantas preguntas en ese momento en la cabeza de Kiara.

"Nada, solo que... el otro día vi a Tiifu jugando con su hija y pues... sentí un poco de envidia... ya sabes"

"Ser padre es una gran responsabilidad: te lo digo por experiencia. Lo descubrirás a su tiempo, y te seguro que serían unos buenos padres. No estoy apresurado de tener nietos, pero recuerda que serán reyes y necesitarán un príncipe"

"Seguro... algún día papá" dijo. Mirando otra vez, el sol casi se había ocultado.

"Vamos a dormir" le dijo su padre.

(Horas más tarde...)

(P.V Danny)

Danny sintió un zarandeo de parte de su tío. Despertó y se di cuenta de que ya era casi de noche. Su tío le empezó a gritar de que ya era la hora de que comprobaría si era realmente 'un hombre' y lograba cazar un león.

Francamente, después del encuentro con el anciano misterioso, Danny se resentía del solo hecho que su familiar destruye todo lo que sus padres una vez defendieron. Él no quería matar animales por diversión, no quería esa vida.

Estaban caminando por una zona rocosa, cuando vieron a un rinoceronte pasar muy ceca de ambos. Le obligó a detenerse. Según él, el cuerno de un rinoceronte era bastante valioso. Su tío preparó su rifle...

A Danny le entró una extraña sensación: no quería que lo hiciera, le resultaba odioso matar animales solo por diversión, no quería ser su sobrino... y no lo iba a ser. Danny agarró el rifle antes de que pudiera disparar. Al notar eso, el animal se escapó.

"¡Suelta mocoso!" le gritó tirándole un golpe, el cual resistió para evitar que recuperara el rifle.

"¡No te permitiré seguir haciendo esto!" le respondió forcejeando por el arma, "¡Mis padres amaban la naturaleza, igual que yo, no me importa que tú y yo seamos familia!"

"¡Tus padres eran unos ilusos y por eso ganaban poco! Me alegro que hayan muerto, lástima que tú no..."

No completó la oración, pues un disparo resonó en el lugar: el arma se había disparado. Del cuerpo de su tío salía ahora una gran cantidad de sangre. Soltó el arma, mirando la terrible escena, no podía ser...

"No... no quería..."

Su tío no respondió: estaba agonizando, y no habían traído ningún tipo de botiquín. Después de un minuto, dejó de retorcerse y se quedó quieto y en silencio.

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