Cap 8: Mi dulce droga.

El caminaba por la calle pavimentada, el ambiente era deprimente por la falta de colores vivos siendo que predominaba por el gris que reflejaba su sentir. Le costaba demasiado ver su alrededor por la niebla que se había cernido en la ciudad, la humedad y el aire que corría causaba que se abrazara así misma buscando algo de calor.

Su ropa de sacerdotisa que una vez estuvo limpio y resplandeciente, ahora solo era más que jirones y sucia por el tiempo. No tenía ningún rumbo en esta ciudad fantasma que parecía haber sido olvidada por el tiempo mismo, no tenía nada que buscar, a nadie quien seguir... o amar.

Todo lo que una vez tuvo y conoció... ya no estaba, volvió al principio justo como lo recordaba antes de conocer a esa pelirroja que llamo una amiga. Llegando a una plaza se dispuso a sentar en una banca, donde acomodo su flequillo que cubría sus ojos revelando un color violeta que habían perdido su brillo, esos ojos solo miraron hacia arriba, encontrándose con la mezcla de grises y negros del cielo.

Esta persona era Akeno Himejima, la sacerdotisa del trueno y la reina de Rias Gremory...

La joven solo pudo suspirar y poner su cabeza entre sus piernas, pensando en los eventos recientes. En otro tiempo podría esperar algo bueno y tal vez que el castaño de quien se enamoró fervientemente fuera a solucionar todo... pero eso fue atrás.

Sus amigos, su padre, personas con las que compartió experiencias a través del tiempo, ya no estaban... todos ellos habían muerto por esos “cazadores”, que sin piedad acabaron y masacraron a todos.

Aun recordaba sus risas al cometer aquellos actos, verlos disfrutar del como terminaban con las vidas de todos. Ese sentimiento de impotencia e ira eran tan fuertes que hacía que apretara sus manos con fuerza a tal punto de que sus uñas se hundían en su piel causando que brotara aquel liquido carmesí.

Le dolía, pero no tanto como a ellos que fueron torturados hasta el último aliento que salió de sus cuerpos. Quería vengarse, hacer algo al respecto, pero...

No le importaba.

Todo aquello, sus sentimientos, la tragedia, le eran insulsos, incluso su vida y lo que puede llegarle a pasar no le importaba. Si la secuestraban, quitándole su pureza para ser usada como un vertedero de semen, eso podría pasar y seguiría sin darle importancia.

Después de todo, aquel que le daba un propósito y alegría a su vida, había partido a mejor vida.

Issei Hyodou.

Pensar en ese nombre le traía recuerdos, cuando aún era feliz y con un propósito.

Desde pequeña siempre sintió que algo le faltaba en su vida, una molestia que solo se acrecentaba con los años, era una incomodidad que podía disimular evitando las preguntas de Rias y el resto. Pero las cosas cambiaron en el momento que él se unió.

Era un castaño quien tenía algo que no podía describir, pero era un encanto con el que poco a poco llamo su interés, del cual surgió un enamoramiento.

Aquel sentimiento de amor hacia el joven fue algo placentero, estar a lado suyo, pasar el rato, acaparar su atención, eran momentos que atesoraba y traían un dolor a la vez. Le hacían recordar aquello que una vez tuvo, pero se había ido.

Su Issei... su precioso y amado Issei, tanto ella lo quería que en susurros mencionaba su nombre al mismo tiempo que de sus ojos brotaban las lágrimas del dolor de la perdida.

A veces soñaba con el estando a su lado, ambos en la misma cama compartiendo intimidad, compartiendo calor y los roces de sus cuerpos mientras contemplaban sus rostros llenos de amor mutuo, pero él se terminaba de levantar de la cama para salir por la puerta de la habitación. No importaba lo que hiciera, que lo siguiera o detuviera, el siempre cruzaba el portón para desaparecer, dejándola sola.

La vida había sido una perra con ella, el destino mismo se burlaba de ella y su desgracia...

Daría todo por verlo de nuevo, cualquier co solo para que el estuviera entre sus brazos de nuevo, sentir cada rincón de su cuerpo y calor y sentirse completa.

Pues desde la muerte de Issei, se sintió como en el principio, solo que mucho peor, pasaba días y noches pensando en el muchacho y como lo necesitaba, se mordía las uñas junto a mechones de su cabello por el estrés. Fue un caos, pero después de lo que sucedió fue mucho peor...

*Tap*

*Tap*

*Tap*

Escucho el golpeteo de la suela de unas zapatillas chocando con el asfalto, no le dio importancia y siguió en sus pensamientos, pero cuando escucho que llamaban su nombre salio de su trance.

“Akeno-senpai”

“Akeno-senpai”

Fue grande la sorpresa al percatarse de quien era la que estaba llamándola, se encontraba con las ropas sucias y con desgarres, pero era fácil identificar ese cabello rubio a la distancia.

—Asia-chan... —menciono perpleja la peli-negra.

—Akeno-senpai —gimoteo la rubia de ojos esmeraldas dando grandes tragos de aire.

Realmente le era inesperado ver a alguien más vivo, ella creyó ser la única que quedo con vida, una mezcla de emociones sentía. Se alegraba de ver con vida a alguien que conocía, pero a su vez no era algo que fuera importante, por ella el mundo podría irse al carajo junto a todos.

Tanto que pensó en unirse a un bufón que controla las dimensiones para acabar con la existencia misma, que era tan insulsa y sin sentido, la cual solo pasa golpeando a cada rato, sin dar un descanso para disfrutar las cosas antes de que se perdieran.

—¡Me alegra verte!—su alegría era demasiada que fue a abrazar a la sacerdotisa que aún no procesaba del todo las cosas.

—Igual yo....

La ex­-monja se había sentado en la misma banca que Akeno, haciendo un contraste con la actitud de ambas. La híbrida no tenía nada que decir y esta situación se le hacía demasiado incomoda.

—Había escuchado rumores, cosas de una mujer que caminaba sin rumbo, las descripciones eran las tuyas, así que me atreví a buscar y mira que si eras tú —soltó una risa emanando esa aura alegre.

En cambio Akeno no sentía nada, mas allá de molestia con la rubia, quien parecía de buen humor aun después de lo sucedido, eso la molestaba de gran manera...¿acaso no se daba cuenta de lo sucedido?, ¿es ciega por no ver lo que sentía?

—Los demás estarían encantados de saber que estas con vida.

—¿Sobrevivieron más?

Esa revelación era sorprendente, eso debía alegrarla... darle paz al saber que, si había más gente con vida, pero su pesimismo y que no estuviera él, mermaba ese sentimiento.

—Rias-onee-sama junto a mas están vivas de milagro, es algo que debemos estar agradecidas.

—Claro...“agradecidas”.

Quería irse, siendo que lo único que tenía era vagar sin un rumbo fijo para esperar que algo la matara, eso sería fantástico. Así podría estar con Issei nuevamente.

—Aunque aquí entre nos me entere de algo maravilloso —sus gestos mostraban alegría y esperanza.

—¿Qué?

—Es Ise-san... está vivo —sonrió ella con alegría por la noticia.

Ella empezó a contar como se enteró de la gran noticia, contando a detalle del suceso. Pero Akeno... dejo de escucharla siendo que la voz de la rubia se silenciaba y se perdía en sus pensamientos.

Issei estaba con vida...

Quien le daba un sentido a su vida, un propósito y quien le daba un soporte a su ya problemática existencia. El alivio y después de mucho sufrimiento, por fin pudo sentir felicidad, un sentimiento que podía sentir con claridad.

Saber eso le daba ganas de ir con el castaño de inmediato, estar con el, no separarse de el y mostrarle su amor. Las cosas volverían a como era antes.

“Como eran antes...”

Se repitió en su cabeza varias veces esa frase. Volver a la normalidad, junto a ellas nuevamente... peleando por su atención, compartirlo con ellas...

¿Por qué?

Para que volver a eso otra vez, ellas no lo aprecian como ella lo hace, los demás no lo necesitan tanto como ella lo hace, ¿vivir lo mismo cada día sin tener tiempo para que pueda estar con Issei, no... SU ISSEI

Él debía ser solo para ella, nada más, solo él puede hacer que las cosas no fueran un trago amargo, el único amor que necesita.

Los demás pueden pudrirse, ya lo había perdido una vez, eso le acaba de enseñar la verdadera importancia de su preciado Issei, no volvería a ese tipo de vida.

Un cambio era necesario... solamente ellos y nadie más...

—Y así fue como me entere —termino de hablar solo para percatarse como el flequillo de Akeno cubrían sus ojos.

La tensión se podía sentir en el aire, la situación se ponía incómoda para la rubia quien solo vio como los labios de la peli-negra se movían pronunciando palabras apenas audibles.

Lo siento...

Antes de poder reaccionar se encontraba en el suelo siendo retenida por la peli-negra, la cual de su rostro solo se podía ver un ojo suyo que mostraba un instinto asesino que solo mostraba con los enemigos.

—¿Qué pasa Akeno-senpai?—pregunto la rubia siendo que su voz era cada vez más temblorosa.

—Nunca más...

La rubia no podía soltarse, empezó a sentir pavor al ver este lado de su amiga, quien paso de alguien cortes a alguien que diferente. Sintió como las manos de Akeno empezaron a subir por su cuerpo hasta que llegaron a su cuello, del cual empezó a apretar.

El aire le empezó a faltar, el cuello le dolía, sentía su tráquea siendo aplastada por la fuerza de las manos, su piel se ponía roja, trato de alejarla, pero siendo inútil, solo podía ver como ella apretaba sus dientes fulminándola con una mirada de odio.

Su piel paso a ser morada, empezó a balbucear, escupir y sacar la lengua, sus ojos se iban para atrás teniendo su visión borrosa. Akeno quien solo seguía ahorcando a Asia, solo se repetía a cada rato que se muriera, no le importaba lo que le pasara a la rubia, era un obstáculo.

Siguió así por un rato, donde solo seguía apretando, incluso cuando escucho el crujir del cuello roto de la rubia quien ya no se movía, simplemente no se daba cuenta. Tomo más tiempo para que se diera cuenta de lo que hizo, ya fijándose del acto que cometió, solo pudo empezar a reír.

Aquello se había sentido bien, un acto que nació de un impulso se transformó en algo placentero, algo que jamás se atrevió hacer antes... pero eso ya no importa... él solo importa.

—¡HAHAHAHAA!

Una menos...
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—[¿Asia?].

—[Lo siento, pero ella me presto su celular, fue muy amable de su parte].

Quien estaba del otro lado respondiendo el celular se sorprendió por escuchar de quien era la voz.

—[¡¿Akeno?!].

—[Es bueno escucharte de nuevo Rias, realmente es un alivio] —la peli negra sonreía dentro de un hogar abandonado.

El lugar se notaba que fue abandonado por los dueños originales dejando que empezara a pudrirse la madera y que los inmuebles se deterioraran. Las luces estaban apagadas siendo que la única fuente de luz era del celular que ella portaba que tomo “amablemente” de Asia.

—[¡Es bueno saber que estas con vida!, me alegra enterarme que si te encontró] —su alivio era notable al enterarse de que su amiga y confidente estaba con vida después de la caída del inframundo.

—[Tambien es una alegría saber de ti, realmente es un alivio, Asia-chan fue muy amable por contarme].

Ella caminaba por la oscura casa, para dirigirse hacia la salida, pues ya había tomado un descanso, ya estaba lista para seguir con su recién encontrado camino. Las cosas tenían un nuevo sentido, sabor y color, nuevas sensaciones que antes no pudo haber disfrutado por no tener en claro sus objetivos.

—[¿Me podrías pasar a Asia?, quiero preguntarle algo] —la pelirroja pregunto por la rubia pues tenia cosas que decirle.

—[Lo lamento Rias, ella al poco tiempo de prestarme su celular se fue a otro lugar, a buscar a demas sobrevivientes de la tragedia].

—[Oh...] —era clara su preocupación y desanimo por la rubia.

—[Pero descuida, pronto se van a ver, de eso estoy segura] —palabras dichas con alegría.

Antes de irse, encendió las luces una ultima vez para ver su trabajo de arte, el cual puso toda su pasión y ser para representar su visión, que aun no estaba refinada, pero aun tenia varios intentos. Un cuerpo destrozado se encontraba apoyado en la pared, sus extremidades fueron arrancadas de su lugar pintando el piso el lugar de un hermoso carmesí, la zona del pecho y el vientre habría sido abierto, dejando expuesto su interior, sus intestinos gruesos y delgados fueron usados como serpentinas que adornaban el techo, donde la materia fecal y los ácidos goteaban.

Pero lo mas bello era la cabeza de Asia, la cual le fue arrebatado aquellos ojos esmeraldas para ser colgados como pendientes, de sus cuencas vacías se veían los restos de su cerebro que se derramaban junto a la segregación de sangre coagulada. Como ultimo toque fue la mandíbula arrancada que dejaba colgando la lengua que soltaba gotas de un liquido marrón.

Algo que representaba sus sentimientos, una decoración perfecta para poder colocar en su museo... solo tenia que mejorar su técnica.

Apago las luces mientras sonreía con dulzura y susurraba “buenas noches”

—[Pero quisiera reunirme contigo, ya sabes a solas, para tener una “charla”].

—[Por supuesto, te mando la dirección, me alegra saber que estas a salvo].

—[Igualmente Rias, no quisiera que nada te pasara] —con eso colgó la llamada para seguir su camino en la ciudad fantasma—. Pues seria una lastima que no pudiera ser yo la que acabara contigo...

Primero serian ellas, limpiara el tablero para solo quedar ella y su preciado Issei, solamente juntos...

Es lo que mas quería ahora... un final feliz, pero no lo obtendría tan fácil, después de todo, lo dulce de obtener las cosas es superar los retos que hay en el camino...
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Hola mis amigos. Les aclararé que me estaré salteando los tiempos de la historia, contando tanto pasado como futuro.

El presente también será contado pero puede que tarde mucho pero por lo menos sabrán como suceden algunas cosas y otras no. Eso era lo que quería decirles.

Y esta belleza de obra Maestra, la hizo un amigo y colega, se llama JO_JOESTAR. Quién me puteado por no haberlo publicado antes, aunque técnicamente ya había publicado este en mi cuenta principal  :v.... ahora sigue el último.

Si quieren ver más, vayan y vean sus historias, son de lo mejor de lo mejor ;v.

Bueno, ya saben que hacer, dejen su sensual comentario, su hermosa estrella y compartan para que más lectores lean la historia, eso todo, les doy una abrazo psicológico y hasta la próxima mis amigos, bye bye :3.

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