Глава шесть
Capítulo seis.
El príncipe Javier dormía sobre un montículo de paja. No era nada cómo, pero era mejor que nada.
De repente escuchó cómo el ogro apartaba la gran roca de la salida. Abrió los ojos, pero siguió haciéndose el dormido. En su mano derecha apretó un hueso de cabra con filo.
Sintió que el ogro estiraba su dedo gigante, pero apenas antes de que alcanzara a tocarlo, Trollino se incorporó de golpe y le encajó el hueso lo más profundo que pudo en la yema. El ogro sacó su mano lanzando un gruñido. Ahora la salida estaba libre.
Sin pensarlo dos veces, Trollino salió corriendo en dirección al hueco, pero el ogro la pescó de la pierna apenas puso un pie afuera.
-¡Espera, espera! -gritó Javier para llamar la atención de su atrapante. Su voz hacía eco en donde estaban, parecía el interior de una montaña-. Sé que la antigua leyenda dice que nos casaremos, pero ah, primero necesito un... ¡traje de novio! -el ogro gruñó-. O no habrá boda.
Tras decir aquello, lanzó al príncipe de regreso a su cuarto. Javier jadeó adolorido.
{De regreso en el bosque...}
«Estábamos. Ya no.»
Eso leía un letrero de madera con garabateadas cuando llegaron al pantano. Sparta se detuvo a leer otro:
«Por el amor de Dios, deténganse.»
Mientras más avanzaban, se adentraban más en una neblina cada vez más densa. Así que antes de seguir, Flex desenrolló el mapa.
-Algo le pasa al mapa -notificó, viendo como el camino en el mapa empezaba a borrarse con lo que parecía, una especia de neblina dibujada. Sus hermanos se posicionaron alrededor.
-¿Qué hacemos ahora? -preguntó Mike.
-Pues tendremos que buscar el estanque, ¿no? -respondió Sparta antes de avanzar, adentrándose en la neblina.
Flex le siguió, guardando el mapa. Mike quiso hacer lo mismo, pero al dar un paso, su pie se hundió en un pequeño charco de agua. Se quedó unos segundos más antes de que lograra sacarlo, luego siguió caminando por donde se fueron sus hermanos.
-¿Flex, Sparta? -los llamó, pues no lograba verlos.
. . .
-¿Por qué la espada no pudo haber estado en el pantano de las lechereas pechugonas? -discutió Sparta mientras Flex escuchó algo extraño detrás de ellos-. Hubiera-...
-Shh -lo calló, poniendo alerta. Dio un vistazo alrededor-. ¿Dónde está Mike?
-Estaba ahí hace un minuto -respondió Sparta, sintiéndose anonado-. ¡MIKE!
Quisieron seguir caminando, pero unos murmullos pasaron por sus oídos como una ráfaga de viento. Ambos retrocedieron asustados.
De pronto apareció una sombra humana a su lado izquierdo, después otra se posicionó a la derecha, se acercaban a grandes pasos.
-¡Que grata reunión! -exclamó el príncipe Raptor de Dinamarca, apareciendo frente a ellos. Víctor, Mayo y Rius los rodearon, cada uno apuntándolo con sus armas-. Continuemos en lo que nos quedamos.
Flex quiso abrir la boca, pero Raptor le dio una patada en las costillas.
-¿Dónde está el tercero, ah?
-Golpeo una piedra cuando entramos al agua -mintió el peliazul.
Raptor le dio un zape.
-¿Dónde está?
-¡Muerto! -repitió alzando la voz.
-No está hablando contigo -le interrumpió Rius.
-No hablo contigo -exclamó Raptor. Luego se giró a Sparta-. ¿Dónde?
Le apuntó con su espada.
. . .
Mike siguió caminando, llamando a sus hermanos cada tanto. Hasta que salió de la niebla y vio el pantano. Sonrió inconscientemente.
-¡Lo encontré!
Se quitó sus cosas y las dejó a un lado de la tierra. Sin darse cuenta de que, en medio del agua, habían unos ojos demoníacos observándolo.
Mike sacudió sus manos y entró al pantano de un zambullido. La cosa que lo estaba viendo se hundió en el agua.
Mike nadó hasta el fondo. Casi parecía broma, pero allí estaba la mítica espada. El rubio la tomó con cuidado, conteniendo la respiración. Literalmente.
Entonces un gruñido llamó su atención a su espalda. Cuando se dio la vuelta, vio un ser espantoso cubierto de algas, lo único que alcanzaba a ver eran sus ojos verdes. Soltó la espada sin querer y salió nadando hacia arriba.
La cosa de algas lo siguió y, cuando estaban en la superficie, sacó sus brazos (que más bien parecían ramas) que envolvieron a Mike para arrastrarlo de nuevo al fondo.
Todo quedó en silencio, excepto por los ligeros gruñidos que se escuchaban debajo del agua. Uno último y todo quedó en calma.
Después, Mike salió a flote, tomando aire y alzando la espada en el aire. Fuera lo que fuera esa cosa, Mike había acabado con él.
Salió victorioso y adolorido.
. . .
-¿Crees que nos matarán? -le preguntó Sparta a Flex. Estaban amarrados de las muñecas y sentados frente a un árbol.
-Tranquilo, Sparta. No saben con quien están tratando -la seguridad con la que habló, hizo fruncir el ceño a Sparta, pero no discutió-. Prepárate.
Flex tomó un puñado de tierra.
-¿Para qué? -inquirió algo asustado.
-Oye, tú -Flex llamó a Mayo, era el "guardia" más cerca de ellos. Los demás estaban examinando el mapa-. Hay algo que olvidé mencionar.
-¿Qué? -preguntó éste.
-Ven aquí, te lo susurraré.
Mayo frunció los labios, pero se acercó a paso lento. Flex se inclinó hacia enfrente y, cuando estuvo lo suficientemente cerca, le lanzó el puñado de tierra a la cara.
Se levantó trastabillando cuando Mayo se alejó, restregando sus ojos.
-¡Ahora, Sparta! -gritó y se lanzó encima del caballo más cercano. Flex agitó las piernas en el aire-. ¡De prisa, vamos! -ordenó al caballo, pero éste no movió más que la cola.
Todos se giraron a verlo con burla. Entonces Mayo se acercó al menor de los Bernal.
-Están muertos.
Sparta quiso decir algo, pero mejor alzó los hombros.
Mike admiró la espada una vez más. Lucía tan fina. Y maniobrarla parecía tan complicado. Para practicar, lanzó un espadazo rápido a un tronco delgado.
Pareció no haberlo atravesado, pero seguía intacto.
Le echó un vistazo a la espada justo cuando el tronco se balanceó por donde hizo el corte, y finalmente, se deslizó a un costado.
-Debe ser por aquí -escuchó la voz de Raptor, lejos de su lugar.
-Si, yo también lo creo -respondió Rius.
-Seguiremos éste camino.
-Si, señor.
Mike los buscó por un lado de los árboles, estaban en una vereda más abajo.
-Si alguien necesita orinar vaya ahora -ordeno Raptor mientras enrollaba el mapa. Nadie respondió-. ¿Víctor?
-¿Si?
-¿Tienes que ir?
-No, no tengo que ir.
Raptor guardó el mapa en su estuche.
-¿Pero crees que en cinco minutos tendrás ganas y entonces tengamos que parar?
Víctor pareció pensarlo.
-Tal vez.
-Más vale que no. Ve a hacer.
. . .
Detrás de la roca donde Víctor terminó de orinar, escuchó un gruñido extraño. Se asomó un poco. Un oso café salió de ahí.
-¡Ah, un oso! -gritó asustado, regresando a donde el príncipe Raptor.
-¡¿Un oso?!
-¡Si, hay un oso allá arriba! -volvió a gritar.
-Debería ir por mi arco -exclamó Rius.
-¿Para qué? Nunca le das a nada -arremató Raptor, asustado y retrocediendo.
-¡Usted mató un oso con sus manos!
-No, ese oso era muy diferente.
El oso volvió a gruñir, asustándolos más. Después salió corriendo en dirección a ellos, haciéndolos retroceder. El oso corría a dos patas.
-Ese oso es muy extraño -masculló Sparta desde su sitio, viendo la ropa de Mike debajo.
Mike siguió gruñendo mientras los perseguía, casi no veía nada. Mayo se puso frente a él, causando que cayera al suelo.
-Un oso -burló Mayo riendo escandalosamente.
Los otros al entender lo que pasaba, regresaron riendo. Mike seguía recostado en el suelo. La espada había caído a su lado, pero al intentar tomarla, Mayo puso su pie encima de su brazo, impidiéndoselo.
-Tú eres, o la persona más valiente o la más estúpida que haya conocido -voceó Raptor, soltando una risa descarada.
***
apenas me doy cuenta de que no tenemos portada AJAJAJAJA fuck.
trataré de hacer una mañana, lol xd
sueñen lindoo, mañana se termina si o si El Rey de la montaña. se les quiere mucho, mucho<33
por cierto, falta un seguidor para los 900, quiero llorar :')<3333
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