Глава восемь


Capítulo ocho.



El ogro lanzó los dos cuerpecillos que cayeron sobre heno. Raptor se incorporó de inmediato mientras, del otro lado, el ogro volvía a colocar la roca.

-No, no, no -gritaba el castaño, golpeando la roca en un vano intento de quitarla. Al ver que era muy pesada, se tumbó en el suelo y empezó a lagrimear-. ¡Moriremos aquí!

Sparta seguía inconsciente, recostado entre el heno.

Unas pisadas pequeñas se escucharon desde el otro rincón del cuarto, haciendo que Raptor se levantara de un salto. Ahora no tenía su espada ni a sus amigos, estaba indefenso ante cualquier peligro.

Pero en lugar de cualquier de los tantos monstruos que imaginaba que lo atacarían, vio que se trataba de su amado Trollino.

Raptor se alegró tanto al verlo que corrió a abrazarlo. Javier quedó confundido, sin devolver el abrazo.

-¡Mi prometido! ¡Gracias al cielo, pensé que moriría aquí! -masculló entre el abrazo, después se separó para observarlo-. He venido a salvarte.

-Y parece que no lo estas haciendo muy bien -reclamó éste, removiéndose para alejarse de los brazos del chico.

-No tienes idea de todo lo que he pasado para llegar aquí. Ha sido una verdadera pesadilla.

-¿Si? Pero a ti te gustaba ensuciarte las manos -alegó, con mirada disgustada.

-No... pero lo hice por ti -buscó las manos del pelinegro y las entrelazó con las suyas. Trollino no apartaba su mirada de él-. No me importa lo que pienses de mí. Tú me importas.

-No es verdad -una tercera voz los interrumpió: Sparta-. Lo único que quiere es el trono, dijo que te matará después de que se casen.

-¡No! -lo calló, después trato de nivelar su voz y volvió a dirigirse al pelinegro-. Es mentira. Éste ladrón de poca-monta trató de robarnos mientras dormíamos.

-Mentira, él nos ro-.. -Sparta se detuvo al saber que era falso.

Raptor soltó una risilla triunfante. Le echó una mirada a Trollino antes de acercarse a Sparta, dando largas zancadas.

-¿Esperas que el príncipe le crea a un granuja desconocido y no a su propio prome-..

Raptor cayó al suelo tras recibir un golpe en la cabeza con un hueso de cabra por parte del príncipe.

Sparta asintió satisfecho.

-Gracias -dijo al príncipe, pero éste se apresuró a amenazarlo con el mismo hueso.

-¿Quién eres? -inquirió mientras Sparta retrocedía asustado por recibir un golpe.

-M-Me llamo Sparta. V-Vivo con mi papá y mis hermanos Flex y Mike. V-Vinimos a buscarte p-para sacarte de a-aquí, p-pero..

-Espera, ¿dijiste Mike? -repitió. Sparta asintió-. ¿Rubio, alto, irritante positivo, más agallas que cerebro?

Sparta volvió a asentir, Trollino bajó su arma.

-Si, ese es él.

-¿Dijo algo de mí? -preguntó esperanzado.

Sparta trató de recordar.

-Dijo que eras un jinete muy malo -respondió, borrando la sonrisa del chico.

-¿No dijo algo más?

-Han sido días muy duros, no hemos tenido tiempo para charlar.

Trollino pestañeó, cabizbajo. Raptor seguía inconsciente a un lado.

-¿Crees que él nos va a salvar? -preguntó el pelinegro.

Sparta sonrió incomodo, soltando una risilla desconfiada.

{Ya no tan lejos, en el bosque...}

Mike y Flex escarbaban en la tierra, hasta que el rubio al fin encontró lo que buscaban: la espada mágica.

-Mira lo que encontré -señaló a su hermano. Flex sonrió.

-Genial.

Mientras Mike se colgaba la espada, vio frente a ellos varias lucecillas verdes.

-Mira, luciérnagas -exclamó, apuntándolas con la barbilla. Flex se giró a verlas.

-No tenemos tiempo.

-¿Confías en mí?

. .

Pusieron un frasco de vidrio en el suelo, donde todas las luciérnagas que volaban cerca se adentraron, iluminando ahora el interior del frasco.

Mike se acercó con sigilo para no ahuyentarlas y las encerró con la tapa.

-Es increíble lo que puedes sacar de un frasco de miel vacío.

Y una vez listos, empezaron a caminar el poco camino hasta la montaña.




La luna estaba en su punto más alto en el cielo, pero tenían que salvar ya no sólo al príncipe, si no también a su hermano. Y no podían desperdiciar ni un segundo sabiendo que el ogro estaba despierto.

Una vez en la montaña, encontraron un hueco entre las piedras. Era el interior de la montaña, al refugio del ogro.

Mike sacó la espada de su funda y se puso en posición de alerta.

-La edad antes que la belleza -comentó el rubio.

-Cuida lo que dices -arremató Flex-. Además, tú tienes la espada.

Y entraron.




De no haber sido por las luciérnagas, habrían estado en completa oscuridad.

Flex temblaba de miedo. Y de frío. En cambio, Mike parecía más atento, casi se podría decir que no estaba asustado.

Llegaron a un cruce de piedras, donde parecía haber miles y miles de túneles.

-El escondite de el Rey de la montaña -murmuró Mike, viendo con asombro los arcos de piedra.

Caminaron un poco. Flex se inclinó en el suelo, tomando con miedo un cráneo del suelo.

Mike también había encontrado algo.

-¿Es el zapato de Sparta? -preguntó el peliazul. Su hermano asintió.

Flex extendió el frasco hacia el frente, iluminando otro hueco entre la pared.

-Esto parece un laberinto -musitó con algo de desesperación-. ¿Qué hacemos?

Pero Mike ya había pensado en eso. Sacó de su mochila la bola de estambre.

-Usaremos esto para encontrar el camino de salida -expuso, amarrando bien el extremo del estambre a una piedra del suelo.

-Tienes tus momentos.

Ya con el hilo asegurando la salida, se adentraron en el hueco. Mike estiraba el hilo cada que avanzaban. El viento soplaba, creando un silbido por los huecos.

Dieron vuelta en otro pasadizo, pero parecía no tener final y, al contrario, infinidad de pasajes.

-Nos tomará años encontrarlos -susurró Flex con desilusión, sin dejar de caminar.

Entonces, Mike cayó por un hueco en el suelo. Por fortuna, la espada que cargaba en su espalda se atoró de manera en que Mike quedó colgando.

-Mike, diablos -Flex dejó la lámpara en el suelo y ayudó a levantar a su hermano.

-¿Mike? -una voz desde abajo llamó la atención de ambos.

Cuando buscaron el dueño de la voz, vieron a Sparta y al príncipe debajo de ellos, a unos seis metros desde abajo.

-Miren lo que encontré -burló Sparta.

Sujetaron una soga que por alcanzaba a llegar al suelo de abajo y, una vez que comprobaron que resistía, Sparta fue el primero en subir por ahí, impulsándose con los pies en la pared.

-¿Javier? -lo llamó Raptor, tenía las manos atadas con un trapo y estaba sentado en el suelo. El pelinegro se inclinó y empezó a desamarrar el trapo-. Espera a que tu padre se entere de esto. Nadie trata así al príncipe Raptor de Dinamarca.

Trollino se detuvo de golpe, mirándolo con desprecio.

-¿Prefieres quedarte aquí? ¿Eso quieres?

Una vez que Sparta subió, volvieron a lanzar la soga, era el turno de Javier. Cuando subió, se quedó de pie frente a Mike, quien no dudó en abrazarlo.

-Me alegro que estés bien -murmuró en su oído. Javier sonrió.

Llegó el turno de Raptor. Él no se movió ni un poco cuando se amarró a la soga, dejó que los demás lo subieran.

De pronto, un golpeteo los asustó.

-Esperen, está volviendo -habló Javier, haciendo que todos contuvieran la respiración.

Se quedaron quietos y en silencio, prestando atención por si oían un segundo golpe.

-¿Hola? -gritó Raptor, desde abajo-. ¿Qué sucede? No los oigo.

-Shh -le chitaron todos al mismo tiempo.

-No me manden a callar. Súbanme -así que se apresuraron a subirlo para salir lo antes posible de ahí-. Gracias. Al fin.

Cuando ya estaban todos arriba, corrieron tratando de no hacer ruido. Gracias al estambre fue fácil llegar a la salida, pues solo había que seguirlo.

Hasta que, al salir de un pasadizo, escucharon un ronquido. El ogro estaba durmiendo justo enfrente de ellos.

Éste olisqueó el aire un poco, pero finalmente volvió a roncar. Se dio la vuelta en medio de su sueño, dejando caer su cola a un costado.

Se quedaron quietos. La salida estaba frente a ellos, pero no podían pasar sin que los escuchara. Y no podían arriesgarse a regresar y buscar otra salida.

Trollino analizó un poco la situación y una idea cruzó su cabeza.

La cola se movía de un lado a otro, pero Trollino logró saltarla y caer del otro lado sin hacer ruido. Respiró agitadamente y, al voltear a su izquierda, vio con desprecio un traje de novio blanco. Seguramente el ogro planeaba dárselo al despertarse.

Mike guardó la espada y corrió, dando un gran salto en medio de la cola. Después Flex, sin siquiera parase a pensarlo. Abrazó la lámpara con las luciérnagas y se impulsó hasta saltarla, trastabilló un poco, pero cayó limpio.

Sparta pasó saliva, nervioso. Cuando estuvo apunto de tomar impulso, el ogro agitó la cola, a lo que el menor de los hermanos se regresó. Raptor le tomó el brazo.

-No vayas, quédate aquí -murmuró con la voz temblorosa.

Sparta tomó eso como valentía. Respiró profundo y corrió hacia enfrente. Saltó por encima de la extremidad y cayó al lado de sus hermanos, quienes le sonrieron en felicitación.

Y llegó el turno de Raptor.

Los hermanos y Javier se vieron entre sí con desconfianza. El castaño tuvo una pequeña disputa en su cabeza, pero sabía que no era conveniente quedarse en esa cueva. Así que tomó aire y corrió.

Pero no alcanzó a impulsarse y cayó encima de la cola, casi abrazándola. El ogro dejó de roncar.

A todos se les fue el aire, Raptor se levantó alzando las manos, y quedaron en silencio.

Creyeron que el ogro seguía dormido.

Entonces, abrió los ojos. Vio con enfado a Raptor y, lanzando un gruñido, empezó a ponerse de pie.

-¡Vamos, vamos! -exclamó Flex. Dieron la vuelta y corrieron a través de las estrechas paredes de piedra hacia la salida.





***

hey :D

prepárense, faltan dos capítulos más 🌚

sueñen lindo, nos leemos mañana <33 🌈✨

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top