Verdades y mentiras a medias

De pronto Alma se llevo ambas manos a la cabeza y grito con profundo dolor, cayendo de rodillas. Sus lagrimas caían en gotas sobre el suelo pulcro del palacio del ángel y todos los que presenciaban estaban expectantes por su reacción, en especial Jeremy y Alana, quien se mantenía oculta, esperando. Mientras la veían pérdida en un mundo donde ellos no entraban, donde los fantasmas obraban con contundente precisión, dominando a la poderosa muerte.
―Alma...― volvió a intentarlo Jeremy una vez mas― cálmate y trata de escucharme...
Ella permaneció en silencio por unos minutos que a todos les pareció interminable, después levanto la cabeza y lo miro fijamente. Sus ojos de color azul tan profundo y brillante refulgían como estrellas y su mandíbula tensa estaba apretada con tal intensidad que se marcaba en su rostro, sus puños fueron cerrándose poco a poco. Se fue poniendo en pie con la misma lentitud con que cerró los puños y cuando estuvo parada totalmente erguida, todos los que estaban observando retrocedieron un paso con el corazón acelerado, incluso Jeremy dio un paso atrás cuando ella dirigió su mirada hacia él.
―Alma...
―¡Mi nombre no es Alma!― trono la chica.
Su voz fue un eco sin vida, su tono no demostraba nada más que ira, su aspecto todo infundía terror.
Jeremy la miro extrañado pues el hechizo del medallón debía implantar recuerdos en ella que él pudiera controlar, sin embargo Alma parecía fuera de control y muy furiosa.
Alana se aferro con fuerza a la columna tras la cual se ocultaba y meditaba sobre la posibilidad de ir por Lucifer pero antes de que pudiera reaccionar sucedió algo que la desconcertó por completo. Jeremy convoco a Brisa y la puso justo delante de Alma cuando esta comenzó a avanzar hacia él con expresión aterradora y decidida a todo. Naturalmente Brisa no recordaba para nada a Alma y esta estaba ciega de odio, por lo cual no se detuvo al ver a la chica que fue su hermana humana delante de ella.
―¡Quítate de mi camino!― advirtió entre dientes Alma― ¡Quítate o morirás!
Brisa miro de reojo a Jeremy pero se mantuvo donde la dejo este sin preguntar el motivo por el cual su jefe la había colocado entre él y esa mujer enloquecida.
―Y tu...¡Dime donde esta Lucifer!― grito Alma mirando directamente a Jeremy.
Este tomo a Brisa del brazo y la hizo a un lado, luego camino hacia Alma hasta estar frente a frente con ella.
―Sé que no recuerdas bien ahora mi amor― le dijo con tono dulce― pero tú ya no vives con él en su palacio.
―Lo sé, ¡Me fui cuando descubrí su traición!
―Me refiero a que...el tiene a otra mujer a su lado...¿No lo recuerdas?
Alma se toco nuevamente la cabeza haciendo un gesto de dolor mientras negaba y una vez más las lagrimas caían por sus mejillas.
―Mientes...
―¿Porque lo haría?― continuo Jeremy― después de que huiste de él, viniste a mí y me pediste que borrara tus recuerdos, dijiste que el dolor era demasiado intenso y que no podrías soportarlo si no te ayudaba, así que borre tus memorias― explico el ángel, mientras Alma lo miraba con desconfianza.
―Recuerdo que vine a verte...― contesto Alma apretando su cabeza entre las manos― recuerdo que te pedí ayuda...pero lo demás...no logro recordarlo...
―Deja...deja que te lleve al jardín, te gustaba allí, ¿Lo recuerdas? y te explique lo que...
―¡Matare a esa maldita que esta usurpando mi lugar!― grito llena de furia de pronto Alma, entonces abrió las palmas de sus manos y extendió los brazos hacia los costados, dos alas grises se abrieron tras ella, el viento se levanto a su alrededor y los presentes se cubrieron con las manos el rostro cuando ella comenzó a batir las alas elevándose en el aire.
―¡Espera!― grito Jeremy― ¿A dónde vas?
―A matarlos a los dos, ¡Lucifer es mío o de nadie!― rugió y se perdió en el horizontes antes de que Jeremy pudiera reaccionar.
*
Después de que descubriera el motivo por el cual Azul se encontraba en el recinto de Alma, Lucifer le ordeno a Laiz que la llevara a su palacio.
La chica no estaba muerta ni viva y no le correspondía estar en el palacio de Alma, aun no entendía bien cuál era el motivo por el cual Jeremy la había enviado allí pero para la seguridad de la chica, prefirió tenerla con él.
La acomodo en una de las habitaciones, la protegió bajo un hechizo para que nadie pudiera hacerle daño y espero paciente a que Alana le diera algún mensaje sobre la situación en Paraíso.
Alma pronto seria la misma de antes, faltaba realmente poco para volver a tenerla a su lado y esta vez para siempre. Ya podía imaginar la expresión del maldito Jeremy al darse cuenta de que su mujer no podía ser manipulada como el seguramente esperaba poder hacer.
Solo una duda le quedaba sobre su plan y era que no estaba seguro de cuánto tiempo le tomaría a Alma recuperar sus memorias por completo y cuál sería el alcance de su cólera dependiendo de lo primero que recordara.
Y maldición, no le tomo mucho tiempo saber cuan enfadada estaba aun y cuál sería su reacción.
En la distancia el batir furioso de unas alas llamó la atención del rey del infierno. En principio pensó que se trataría de Alana o Jeremy pero descarto ambas teorías en cuanto los grandes portones del palacio se abrieron de par en par, azotándose tan fuerte que todo el lugar se estremeció.
La mirada oscura de Lucifer se centro en la mujer que acababa de posar sus pies descalzos sobre el frio suelo y lo miraba con gesto asesino.
Sonrió por dentro y al mismo tiempo maldijo.
Estaba visto que Alma había empezado a recordar desde el final en adelante, así que se preparo para lo inevitable... tendría que enfrentarse a ella.
Listo para lo peor, Lucifer nunca espero que lo esquivara por completo y fuera directamente hacia la habitación que compartieran tiempo atrás.
Desconcertado la siguió y se detuvo en el umbral de la puerta mientras ella buscaba, quien sabe que cosa.
―¿Que buscas cariño?
―¿Donde está la mujer?― pregunto furiosa― ¡Donde está la mujer!
Lucifer hizo cálculos mentales con suma rapidez y la explicación de uno de los motivos por el cual se encontraba Azul en el territorio de los muertos quedo esclarecida.
―¿Debo entender que mi querida esposa esta en medio de una crisis de celos?― pregunto recostándose contra el marco de la puerta.
―¡No juegues conmigo Lucifer, tú me perteneces! Antes de que seas de otra la mato― amenazo con ira contenida y Lucifer se sintió terriblemente orgulloso de ella, su esencia estaba ahí aun, ella continuaba siendo la misma mujer posesiva de siempre.
―Aun sigo siendo solo tuyo― le dijo sonriendo― y tu, mi bella, continuas siendo mía.
Alma giro hacia el fulminándolo con la mirada.
―¡Me asesinaste!― le recordó.
―Te salve― respondió Lucifer.
―Tu y el, ambos querían que desapareciera.
―No cariño, solo él, yo siempre te he querido a mi lado.
―¡Lo recuerdo bien! ¡Tú clavaste el puñal en mi pecho!
―¿Entonces porque sigues viva?
Alma pestañeo repetidas veces y sacudió la cabeza como si estuviera luchando consigo misma.
―¿Donde está la mujer que dijo Gabriel tienes aquí!― grito y todo tembló.
Sin inmutarse por su arranque de locura Lucifer miro hacia los lados y se encogió de hombros.
―Como ves no hay nadie más aquí, solo tú y yo...
―Pero el dijo...
―Se equivoco...ven mi bella flor de cerezo, ansió besar tus labios...
Alma se quedo quieta perdida en la mirada de Lucifer mientras el avanzaba despacio hacia ella con una sonrisa en los labios. El continuaba siendo un imán para ella, seguía controlando el torrente de sangre bullendo febril por sus venas, cortando su respiración, haciéndola estremecer de punta a punta.
El maldito ángel oscuro era su perdición y su salvación.
―Todavía no me explicas porque me mataste, quieres sexo pero yo quiero ahorcarte hasta verte suplicar.
―Sabes que no tengo problemas con el sado mi reina, si quieres puedo complacerte ―Su tono era suave y sugerente, al punto en que la furiosa mujer se estremeció y desvió la mirada cuando el rey del infierno comenzó a despojarse de la ropa con lentitud sin apartar los ojos de su esposa.
―Lucí para... te dije que estoy furiosa contigo...
El oír que lo llamaba de ese modo le dijo a Lucifer que su enojo ya no era tanto como en inicio, así que aprovecho la ocasión para provocarla.
―Puedes desquitarte mientras hacemos el amor, se que me extrañas mi reina, yo también lo hago, luego prometo que te contare todo y el porque hice lo que hice.
Ya totalmente desnudo frente a ella, cerro la puerta y fue avanzando hacia ella, la noto dudar, retroceder un paso y chocar contra el borde de la enorme cama, morderse el labio inferior y cuando el estuvo a un paso de ella, la escucho gruñir, entonces supo que era el momento perfecto, estiro una mano hacia su rostro acariciando su mejilla con suavidad.
―Te amo con locura mi reina ― susurro Lucifer dando otro paso hasta quedar pegado al cuerpo femenino.
―Y yo te odio ― respondió ella sin embargo llevo una mano al cuello de Lucifer y lo acerco para besarlo con fiera pasión ― Pero todavía te amo tanto...
Lucifer sonrió sobre los labios de su mujer sabiendo que la tenia de nuevo como antes, aunque estuviera furiosa, el sentimiento que los unía estaba ahí, latente y poderoso como el primer día.
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