Furia...
Se acerca el final...
*
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Laiz caminaba detrás de su señora observándola con suma atención, mientras esta deambulaba entre los humanos como si fuera una reina que analizaba a su ganado. Toda ella tenía de pronto una nueva postura, un nuevo modo de andar, parecía más soberbia, mas como una diosa que como la chica perdida e insegura que él conoció en principio.
―Dime Laiz...¿por donde deberíamos buscar?― la escucho preguntar al tiempo que se detenía y giraba a verlo.
Sus ojos se encontraron por un momento, ella le sonrió y se acerco tanto a Laiz que este se paralizo por la proximidad tan repentina.
―Señora...― susurro mientras Alma colocaba una mano sobre el hombro de él y se acercaba aun más hasta rodear su cuello con ambas manos.
―¿Sucede algo Laiz? ¿Te desagrada mi proximidad?
―Mi señora yo no sé que...
―Laiz...he notado que me gusta estar contigo, tienes algo que me calma...¿Es que acaso por que soy ahora la muerte no te puedo gustar ni un poco?
―Usted dijo que deseaba volver a ser humana― le recordó Laiz tragando con dificultad, mientras Alma se acercaba tanto que sus cuerpos estaban pegados uno al otro.
―Cambie de opinión.
―¿En verdad desea seguir siendo la muerte?
―Porque no...tengo un poder que no mucho tienen y aunque mi vida está ligada a la de Lucifer y Jeremy...ya encontrare el modo de deshacerme de ambos― le sonrió de manera encantadora acercándose a su oído― después de todo soy libre de escoger con quien deseo pasar la eternidad ¿verdad?― susurro junto a su oído y lo lamió alejándose nuevamente― entonces...¿Donde podrá estar esa lanza?
*
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Lucifer se encontraba recostado contra la pared observando con atención a la verdadera muerte en tanto esta caminaba de un lado a otro con impaciencia.
―Se que estas ahí...llevas observándome como una hora, ¿cuando piensas dejarme verte?
Lucifer se materializo y ella lo miro fijamente por un momento con enojo, luego camino hacia el mini bar y se sirvió una copa.
―¿Sabes?― decía la muerte mientras bebía lentamente la bebida color ámbar― la vida humana tiene sus ventajas...los vicios son interesantes...como por ejemplo el alcohol― decía mientras observaba el liquido dentro del vaso― uno sabe que beber demasiado podría matarlos...sin embargo es delicioso y a pesar de saber que la muerte viene con cada trago, continuas bebiendo...es como el amor que tu le tienes a esa mujer...sabes que al final te destruirá pero continuas tras ella, buscándola, ansiándola...amándola.
―Jamás comprenderías lo que siento, no puedes siquiera imaginarlo.
―Si...es probable que no sepa de que va todo eso del amor...pero si se sobre el deseo mi querido padre...― le dijo dejando la copa sobre la barra, luego camino hacia el desvistiéndose lentamente― se que te deseo...y sé que tú necesitas algo de mí por ello a has venido...ahora yo me pregunto ¿que me ofreces a cambio de mi cooperación?
Lucifer tenso la mandíbula con fuerza, luego descruzo los brazos y se acerco a la muerte tomando su mandíbula con fuerza, mientras ella lo miraba fijo, apretando los dientes debido al esfuerzo que hacía por no gritar de dolor, pues la presión de la mano de Lucifer le hacía daño.
―Tengo un buen trato descuida querida, te agradara...― le respondió al tiempo que la soltaba y ella se llevaba la mano a la mandíbula mirándolo con rencor.
―Pues espero que sea algo mejor que lo que hiciste recién porque te juro que asesinare su cuerpo así puedo regresar a mi antiguo cuerpo.
Lucifer sonrió y se encogió de hombros.
―Cálmate, ya que tanto te gusta la vida humana, tengo una propuesta que no podrás dejar pasar y en la cual permanecerás en el cuerpo humano que tanto deseas.
La muerte quien estaba desnuda de la cintura para arriba delante de Lucifer, regreso sobre sus pasos y tomo nuevamente la copa dándole la espalda.
―¿Y que puede ser mejor que poseerte?
―La venganza mí querida, la dulce venganza.
La muerte achico los ojos, giro y lo miro con curiosidad.
―¿Venganza?― pregunto.
Lucifer asintió imperturbable.
―Se que una vez sentiste esto que me une a Alma por alguien que solo te utilizo...se que quieres vengarte y que a pesar de que era tu esclavo nunca sentiste la satisfacción total en tu venganza, yo tengo el modo de hacer que esa persona pague por toda la eternidad por rechazarte.
La mirada de la muerte brillo y una sonrisa se dibujo en sus labios.
―Ya tienes mi atención...dime mas...
Lucifer asintió y se sentó en uno de los sillones cruzándose de piernas.
*
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―No comprendo quien pudo ser...algo no está encajando en esto...
Jeremy iba de un lado a otro enfurecido, su mente buscaba la lógica a la muerte de Alana...no creía que hubiese sido Lucifer, esa clase de jugadas no era típicas de él, a su hermano mayor le agradaba vencer a su oponente en su terreno, humillarlo y hacerlo sentir miserable, la muerte repentina de uno de sus jugadores no estaba en el modo en que actuaba.
Sin embargo podría ser...Estaba en desventaja...perder a Alana era perder a Laiz como aliado y eso por el momento no estaba en sus planes. Se replanteo cada jugada propia e incluso la de su hermano Lucifer, no se había roto ninguna regla pero la muerte de Alana era una clara evidencia de que alguien rompió las reglas y si él no fue, entonces solo quedaba Lucifer.
―¡Padre!― llamo furioso― ¡Padre debes aparecer a imponer el orden, Lucifer ha roto las reglas eliminando a uno de mis peones!
Espero alguna señal o la aparición repentina de su padre pero nada sucedió y esto lo enfureció aun más.
―¡Pues bien! ¡Si él puede romper las reglas yo también puedo!
*
*
Después de presenciar lo que Jeremy hizo, de ser usada como un escudo ante esa mujer que se le hacía extrañamente conocida, Brisa sentía que debía ir más allá para lograr encontrar respuestas. Y el único lugar en el cual las encontraría seria en el palacio de Lucifer, por ello con mucho sigilo se metió sin ser descubierta, aunque no estaba segura de que era lo que buscaba.
Después del incidente entre Jeremy y esa extraña mujer, este dejo de vigilarla y como ahora tampoco aparecía Alana, tenía cierta libertad para ir de un lado a otro, de todos modos debía tener cuidado de no ser descubierta, pues estaba segura que eso le costaría mucho más que una simple reprimenda.
Recorrió el palacio con mucha más facilidad de la que esperaba ya que se encontraba vacío por completo, reviso habitación tras habitación hasta dar con una que la dejo estupefacta, pues se trataba al parecer de la recamara del mismísimo Lucifer...Pero lo que más llamo su atención fue el retrato sobre la gran cama con dosel...ya que se trataba de esa mujer que Jeremy tenía en Paraíso pero estaba en el retrato con Lucifer.
―Ella es esposa de Lucifer― susurro Brisa sin dar crédito a lo que veía.
Recordaba haber visto algunas de las prendas que los esposos que posaban para el retrato, también en Paraíso.
―La corona...― murmuraba Brisa prestando atención― no...en realidad se parecen mucho pero la que lleva esta mujer en el retrato es diferente...el medallón...también se parecen pero no son iguales...― se acerco al retrato y lo toco.
De pronto la imagen cobro vida haciendo que Brisa se alejara bruscamente. Los dos personajes del cuadro se movieron, sonreían, se miraban y se besaban, luego ella se ponía derecha y se la quedaba mirando.
Espantada Brisa retrocedió aun mas hasta chocar contra una vitrina en la cual una corona y un medallón estaban, cayendo al suelo ruidosamente. El ángel observo los objetos y se dijo que esos si eran los originales, volvió la mirada hacia la pareja del cuadro pero ellos estaba nuevamente en la posición inicial, quietos, mirándose uno al otro.
Brisa trago en seco y tomo los objetos que se cayeron para colocarlos en su lugar pero cuando lo hizo sintió un fuerte dolor en la sien que la hizo caer de rodillas al suelo. Conteniendo el aliento apretó fuertemente los dientes para no gritar debido al dolor, en tanto imágenes vertiginosas pasaban por su mente, imágenes en las cuales ella misma tomaba unas pastillas, mientras alguien le susurraba al oído induciéndola a hacerlo. De pronto las imágenes cesaron y Brisa abrió los ojos lentamente.
―Ahora lo recuerdo...esa mujer es Alma... ¡Es mi hermana Alma!
*
*
Laiz fingió no saber que dirección tomar y miro apenado a Alma.
―Lo siento mi señora creo que tantos siglos fuera del campo de acción han hecho que mis habilidades se vean reducidas...si me da algo de tiempo me encargare de que...
―Descuida Laiz, de todos modos ya estoy aburrida, quiero regresar a palacio.
―¿Se siente bien mi señora?― pregunto Laiz algo tengo pues los ojos de su señora se estaban tornando rojizos― señora sus ojos...
Alma sonrió asintiendo.
―Estoy bien Laiz, acabo de tener una revelación...regresemos a palacio.
―Si mi señora― replico de inmediato Laiz.
Lo mejor para él en esos momentos era regresar a palacio en donde podría tenerla controlada y después buscar la maldita lanza que se le había escapado de las manos cuando ya lo tenía todo resuelto. Alma fingiendo aun no saber nada sobre los oscuros pensamientos que su sirviente tenia, regreso al palacio y espero, pues estaba segura de que pronto tanto Lucifer como Jeremy la convocarían y ella ya sabía en donde se encontraba la lanza que necesitaba, lo siguiente era ser paciente.
―Retírate Laiz deseo estar sola en estos momentos― le dijo apenas llegaron.
Su sirviente asintió obedeciendo.
En cuanto estuvo a solas Alma se metió en el baño, lleno la bañera con agua tibia, coloco sales aromáticas y se metió dejando que su cuerpo se relajara con el agua caliente que la abrazaba, luego lo llamo...
―Ven...necesitamos hablar...― dijo sabiendo que el mensaje llegaría a su destino y en cuanto el se apareció en el cuarto de baño, lo observo y sonrió― bienvenido a mi morada...
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