Fin del camino


Casi por instinto Alma supo lo que significaba la escena que estaba viendo...

Brisa en el suelo herida, seguramente de muerte, mientras la misma muerte esperaba junto a ella para ofrecerle un intercambio...

Era como un Deja vu, como volver a vivir lo que ya estaba vivido.

Su mente retorno al momento en que se encontraba en la habitación del hospital donde tuvo que hacer un trato para salvar a Azul.

Comprendiendo que esa era la misma situación y también que de cierta manera la muerte estaba implicada, sabia que debía mantenerse firme y segura, no tenia muchas opciones, no le quedaba mas nada que perder. Alma controlo la desesperación que sentía al ver a su pequeña hermana sufriendo en medio del charco de sangre que poco a poco se hacía más grande y sabiendo que con cada gota de ese rojo liquido que escapaba de su cuerpo, la vida se alejaba... se acerco hasta ella y miro a la muerte con determinación.

―Una vez más estamos aquí... ¿También me ofrecerás un trato?― le pregunto Alma― ¿Has hecho esto como la ultima vez?

"¡QUIERO TU ALMA!, ESTA VEZ A CAMBIO DE TU HERMANA QUIERO TU VIDA POR COMPLETO"

Alma tembló, esperaba algo así pero necesitaba solucionar las cosas en la vida de sus hermanas menores antes de irse para siempre. Todavía le quedaban cosas por hacer en el mundo de los vivos, tenia que pensar rápido y tratar de ganar algo de tiempo a como diera lugar.

Determinada a obtener aunque sea un poco más alargue a su existencia, asintió y se inclino sobre el cuerpo de su hermana que ahora estaba inconsciente.

―Está bien... pero me dejaras una semana... necesito al menos una semana para despedirme de mis hermanas menores y acabar unos asuntos en esta vida humana.

"PUEDES HACER ESO EN UN DÍA, NO NECESITAS TANTO"

―Necesito dejar ciertos asuntos en orden antes de desaparecer por completo, la legfalidad no se puede establecer en un dia, ni aun con mi poder empresarial, minimo necesito una semana, ademas que te hace ese corto plazo, de todos modos sabes donde encontrarme, no podria escapar de ti aunque lo intente.

Vio que la muerte dudaba y se sintió esperanzada.

"ESTA BIEN, ES UN TRATO, UNA SEMANA Y TU ALMA ME PERTENECERÁ"

Alma asintió, tomo la mano de la muerte y todo se volvió negro como cuando hizo el trato por la vida de Azul...

Despertar le costó más de lo que esperaba y la sensación de estar en el lugar equivocado a la hora equivocada la abrumo...

Ladeo la cabeza despacio pues la mente la sentía pesada y confusa... la claridad que provenía de las luces justo sobre ella, la cegaban y no le permitían abrir los ojos del todo, el olor a hospital se coló por su nariz y el zumbido en sus oídos la dejaba aturdida... ¿Dónde estaba? ¿Que había sucedido?

―Alma mantén la calma, estas en el hospital, todo estará bien...

Alma intento centrar los pensamientos... La voz era desconocida para ella... ¿Que había pasado?

¿Era un hombre el que estaba junto a su cama?

Abrió los ojos esforzándose mas y se encontró con una oscura mirada, tan profunda y penetrante que un escalofrió le recorrió todo el cuerpo, pero la sensación de conocerlo fue aun mas abrumadora que todo lo demás.

―¿Quien es usted?― pregunto con voz rasposa.

El hombre para nada tenía la apariencia de un doctor o un enfermero, todo lo contrario... su cabello negro estaba peinado con descuido y su traje igual de negro contrastaba con su piel muy blanca... y su voz... Profunda, oscura, y tan... ¿Sensual seria la palabra? Su voz era incitante, casi tanto como su sonrisa. Pero sobre todo, algo dentro de ella le decía que alguna vez, en algún momento había escuchado su voz, el problema era que no recordaba donde.

Era realmente alto, sus gestos eran medidos, pero sobre todo, esa sensación de conocerlo era intensa, tanto que le dolía la cabeza intentando recordar de donde o cuando.

― ¿Quien es usted?― volvió a preguntar intentando incorporarse en la camilla.

―Es mejor que te quedes en la cama por el momento, solo he venido a ver qué estuvieras bien.

Alma lo miro fijamente sin saber exactamente que decir y menos aun que hacer, pues el apoyo una mano sobre su hombro y el calor que desprendió su contacto la dejo anonadada de inmediato.

Era la primera vez en cinco años que no sentía rechazo cuando un hombre la tocaba. No permitía que nadie la tocara, ni la rozara siquiera, era un sentimiento que simplemente no controlaba, el rechazo era automático, sin embargo ante el contacto de este desconocido, lo único que sintió Alma ademas del intenso calor que la recorrió por completo, fue el pertenecer...

Así mismo como, cuando llegas a casa después de un largo viaje y sabes que es allí donde deberías estar.

―Tu voz... conozco tu voz...― susurro.

De pronto una enfermera entro con una bandeja, Alma desvió la mirada hacia ella y cuando la regreso hacia el hombre, ¡Este ya no se encontraba!

Su corazón se acelero violentamente y dejo escapar un jadeo.

―Pero...¿Que?...

―Tranquila cariño, vine a ver como estabas y a decirte que tu hermana salió muy bien de la cirugía, pronto ambas estarán fuera del hospital... aunque... cariño tu enfermedad...

―Escuche, aquí había un hombre parado, vestido todo de negro, alto, con mirada intensa...― interrumpió Alma con la respiración entre cortada.

― ¿Un hombre?― la miro la enfermera con expresión descolocada, miro después en la habitación y a Alma― querida no está permitido la entrada de los hombres fuera del horario de visitas así que si tu novio...

― ¡No! No es mi novio, yo ni siquiera tengo uno, era un hombre alto... estaba aquí... hace un minuto...― termino susurrando cuando vio a la muerte parada detrás de la enfermera, con su capa cubriendo todo su cuerpo como siempre.

"¿QUIERES TERMINAR TU ULTIMA SEMANA DE VIDA METIDA EN UN MANICOMIO?"

Alma no respondió, desvió la mirada hacia la enfermera que la veía con atención y simulo una sonrisa.

―Disculpe, seguro lo soñé, aun estoy confusa... ¿Me dijo que Brisa está bien?

―Si, su hermana ya salió de cirugía y esta recuperándose en una habitación en el piso de abajo... señorita, ¿Esta segura de que esta bien?

―Si, descuide lo estoy― murmuro Alma― ¿Y cuando puedo verla? ― pregunto desviando la conversación con toda intención, mientras miraba de reojo a la muerte.

―Señorita... usted no está nada bien...

―Se lo que tengo y lo grave que es, voy a pedirle discreción pues mi familia aun no lo sabe, además quisiera que llame a mi doctor y que me deje ver a mi hermana― exigió con tono firme pero tranquilo.

La enfermera asintió sin decir nada más y salió de la habitación.

― ¿Que quieres aquí?― le pregunto Alma a la muerte en cuanto estuvo sola― ya tienes lo que deseabas, puedes dejarme tranquila al menos esta semana.

La muerte no respondió, simplemente desapareció, dejando que su risa llenara la habitación.Alma cerro un instante los ojos con cansancio y al abrirlos se encontró con una mirada que si conocía a perfección que nunca imagino volver a ver.

―Jeremy... ¿tu, aquí?

―Hola...

*

*

Azul se encontraba junto a la cama de Brisa mientras esta permanecía aun inconsciente, su tía estaba en la recepción terminando de firmar algunas formas.

Miraba a su hermana sin comprender como es que había acabado en esa cama con una herida de bala en el abdomen y mientras más pensaba más confundida se sentía.

Alma no había tenido problemas en encontrar a Brisa ―bueno ella seguramente siempre sabia donde estaban sus dos hermanas menores debido a su obsesión por el control ― sin embargo Brisa siempre sabia como evitar que la siguieran... sea como sea, en esa ocasión no le parecía mal que Alma estuviera siempre al pendiente de sus vidas.

Tenía en esos momentos un sentimiento encontrado muy potente dentro de ella, pues por un lado sabia que Alma solo quería lo mejor para todas, pero por otro lado, no lograba comprender del todo esa exageración suya por el control.

Comprendía, aunque jamás había tocado el tema con su hermana mayor, que su trauma se debía al secuestro y aunque nadie lo dijera jamás, también estaba segura de que lo que vivió entonces fue un verdadero martirio, aun así, le costaba volver a ser la de antes cuando estaba junto a Alma, desde que la vio en el hospital 5 años atrás, supo que ya no era la misma y que ese cambio era permanente.

Todavía tenía la extraña visión en su mente de su hermana junto a la camilla del hospital meses atrás haciendo un trato para salvar su vida.

No lo hablo con nadie, pues pensó que solo se debía a su mente confusa, a pesar de ello aun tenía esa imagen muy clara, y el sentimiento intenso de que se había sacrificado por ella... pero eso era solo su imaginación.

¿Verdad?

¿Alma no había tenido que ver con su milagrosa recuperación, verdad?

Aunque intentaba mantener bajo control cuanto la rodeaba, Alma no era capaz de semejante hazaña...

¿Verdad?

Tomo la mano tibia de Brisa y la acaricio con afecto.

―Recupérate por favor, necesito que estés bien, siento que algo malo le sucede a Alma― le susurro, mientras su tía la miraba en silencio desde la puerta de la habitación.

*

*

―¿Te sientes bien?

―Jeremy... ¿Como? ... ¿Que haces aquí?― pregunto recuperando el control de sí misma.

La respuesta de su ex -novio fue una sonrisa cautivante, la misma que la había enamorado más de 5 años atrás... pero ya nada era como entonces y la misma sensación de ser impura ante el la abrumo, por eso adopto una pose mas segura y erguida volviendo a elevar las barreras con las que se protegía del mundo.

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