Emprender mi propio camino...


Alma miro a Laiz sin hacer ni decir nada en lo absoluto, mientras este estaba atento a sus reacciones, pues sabía que si ella de pronto de volvía loca todo acabaría sin haber comenzado...

Lo dejo hablar, mientras en su mente iba atando cabos, al igual que iba notando que cierta información su supuesto fiel servidor la decía a medias o simplemente las omitía diciendo verdades a medias.

―Como...¿Dijiste?― pregunto Alma con tono gélido después de un momento cuando su lacayo termino de hablar, en tanto Laiz retrocedía un paso al notar el brillo en los ojos de la chica― ¿Que Jeremy es quien?

―Lo siento mi señora...él...él, es Gabriel― tartamudeo Laiz dando otro paso hacia atrás, mientras notaba como la respiración de Alma se agitaba, sus ojos se tornaban negros como abismos y sus puños se cerraban con fuerza.

―¡¡¡Maldito!!! ¡Lo sabia! ¡No era un cualquiera como dijo, tiene contacto directo con Dios, significa que sabia lo que pasaría desde un principio, todo lo que me pasaría como humana y lo que pasaría con Brisa, los tratos con la muerte, mi enfermedad cuando era humana... acaso el hizo que yo también.... no, no, eso ya es demasiado... ¿Acaso pudo hacer también que enferme para que no tenga opciones y  que al final firme el contrato? ¡El me quería en esta prisión?― rugió Alma y al instante un viento huracanado la envolvió elevándola del suelo, mientras su cabello danzaba de manera furiosa, sus ojos brillaban peligrosamente y el sonido gutural que escapaba de su garganta era similar a los truenos en días de tormenta.

Laiz se pego a la pared más cercana temeroso de cuál sería su suerte al estar tan cerca de ella en esos momentos, pero sin atreverse a dejarla sola.
No estaba seguro de lo que debía hacer...

¿Debería llamar a Lucifer para ver si podía apaciguarla?
¿Debería huir de allí cuanto antes para evitar ser destruido en su explosión de furia?

―¡¡Voy a destruirlo todo!!― la escucho gritar cada vez más furiosa Alma, entonces Laiz tomo la decisión, quizás más estúpida de toda su existencia, pues se despego de la pared y corrió a abrazarse a los pies de Alma, que continuaba flotando a unos metros del suelo.

―¡Señora por favor, no se olvide de mi, prometió liberarme!― grito Laiz aferrándose a ella con tal fuerza que Alma descendió unos centímetros e inclino la cabeza para mirarlo asombrada.

―Laiz...

―Se lo suplico, lléveme con usted si va a destruirlo todo, no quiero continuar aquí...nunca más sin usted...

Alma fue calmándose gradualmente a medida que las palabras de Laiz iban penetrando en su mente hasta terminar parada en medio del salón y con Laiz acostado en el suelo aun fuertemente agarrado de sus pies.
Después de unos segundos el levanto la mirada y Alma sintió una profunda pena por él y por ella misma, por todos los involucrados en esa situación.
Detestaba a Jeremy en esos momentos tanto como detestaba a Lucifer pues todavía lo culpaba por haberla hecho ir por el alma de Brisa.
Los dos la habían traicionado, la habían atrapado en esa mentira y esa trampa alejándola de sus seres queridos, obligándola a hacerles daño.

¡Pero eso se acababa ahí y ese día!

―Laiz, romperé las reglas...voy a dejar de ser la muerte.

―¡Pero señora eso es imposible!

―No lo es, si no quiero no obedeceré, estoy cansada de todo esto, de que jueguen conmigo de esta manera, mi pregunta es...¿Vienes conmigo?

―Pero...¿Que haremos? ¿Como impedirá que la lleven con ellos cuando la llamen?

Alma no había pensado en ese detalle, tan solo debían nombrarla para que ella se materializara ante ellos...sería imposible escapar con esa cadena sobre su cuello...

―Tienes razón...¡Pero aunque me llamen no pueden obligarme a cumplir con sus ordenes!

―De hecho si señora, porque ellos de cierta manera fueron los creadores de la muerte.

―Lucifer si pero... ¿Jeremy?

―Él es ahora el que está al mando en lugar de su padre, Dios...

―¡Maldición! ¡Eso significa que estoy atrapada!

―Señora...¿Ha considerado la opción de buscar a Longinus?

―¿El soldado romano? ¿El de la lanza?― pregunto algo descolocada.

―Si, el tiene esa lanza que podría destruir esa cadena señora, y quizás ayudarla a volver a la muerte original a su puesto liberándola a usted y quizás también a mí.

Alma lo medito un momento.
Nunca había pensado en eso, no comprendía que podría hacer ese simple soldado para cambiar el destino de las personas. Ya era bastante complicado tener que vivir todo eso como para ponerse a buscar a quien no desea ser encontrado. Ademas algo le estaba generando demasiada desconfianza ya que era la segunda vez que le sugerían que busque la lanza, primero Jeremy y ahora Laiz,  y ambos parecían demasiado interesados en que ella la encuentre pero ninguno explicaba bien porque motivo o que uso le darían.

―Podría ser pero ¿Si ellos lo descubren? ― dijo sin embargo porque de algún modo debía saber porque la insistencia sin ser demasiado obvia, nadie podía saber que ya estaba trazando un plan contra el cielo y el infierno.

―Yo podría ir a buscar a Longinus mi señora y traerlo ante usted, si me diera permiso a salir de palacio.

―¿Lo harías por mi Laiz?

―Sin dudarlo mi señora.

Alma volvió a quedarse pensativa y luego asintió.

―Está bien Laiz, quedas oficialmente ascendido, desde ahora eres mi secretario personal, donde yo vaya tú podrás ir conmigo.

Laiz sonrió agradecido.

―Levántate Laiz, fuiste muy imprudente al tomarme de los pies, pude haberte hecho daño.

―Pero no lo hizo mi señora.

―¿Tanto confías en mi Laiz?

―Con mi vida señora.

Alma no respondió, solo sonrió apenas y se retiro a su habitación, en tanto Laiz salía al balcón en donde Lucifer lo estaba esperando apoyado contra la barandilla, cruzado de brazos.

―Mi señor...

―Bien hecho― lo felicito Lucifer clavando la mirada en Laiz de manera inquietante.

―Gracias mi señor, no sabia que mas hacer.

―Ahora que te has ganado su voluntad y su confianza, debes evitar que encuentre a Longinus.

―Lo sé señor.

―Y también debes estar atento a los movimientos de Jeremy, ese maldito ángel está planeando algo mas lo sé, por algo puso a Brisa como custodio de la ex muerte, recuerda que nada debe sucederle a ninguna de las dos.

―Si lo sé señor, no permitiré que nada le suceda a la muerte ni a mi señora― respondió Laiz con más ardor del que debió, ganándose una mirada penetrante de parte de su amo.

―Laiz...mantén tus manos, tu mente y tus deseos lejos de mi mujer porque si descubro que intentas hacer alguna jugada fuera de tus obligaciones, no solo me encargare de ti, sino que también de tu hermana, ¿Te quedo bien claro?

Laiz asintió tragando con dificultad.

―Se cual es mi lugar mi señor, confié en mi― le respondió Laiz.

―¡Yo nunca confio en nadie!― trono Lucifer― es por ello que soy el rey del infierno y es por ello que nadie puede vencerme, nunca lo olvides.

―No lo haré, señor.

Lucifer asintió y desapareció, mientras Laiz suspiraba profundamente.
Aun no podía mostrase como era, debía seguir jugando el juego del sirviente pasivo hasta que Alma despertara del todo, necesitaba hacer que la fuerza destructora dentro de su ser despertara y una vez que eso sucediera el podría mostrarles a todos quien era en verdad.

*

*

Jeremy observaba los pasos de Brisa tras la muerte usurpadora del cuerpo de Alma, sonriendo secretamente. Si todo salía como tenía planeado, pronto alcanzaría su meta y una vez que llegara, disfrutaría mucho el haber vencido al favorito de su padre y este tendría que admitir que ninguno de sus hijos era tan digno como el de llevar la corona de príncipe...

Azul acababa de llegar a la oficina de la falsa Alma, mientras Brisa permanecía parada en silencio detrás de la mayor, también observándolo todo con suma atención.

―Estás haciendo un buen trabajo Brisa, ahora me retirare para que sigas con tus labores.

Brisa asintió sonriendo.

Jeremy desapareció de la vista del ángel y se coloco detrás de Azul a la altura de su oído para susurrarle algo, esto llamo la atención de brisa pero no dijo nada, luego vio desaparecer al ángel.

Reapareciendo en la mansión de Lucifer, quien estaba sentado en su trono y se quedo sorprendido al verlo repentinamente allí.

―¿Que haces aquí?― vocifero lleno de furia― ¡Fuera! ¡No eres bienvenido!

―Solo quería advertirte que Brisa esta custodiando ahora a Alma.

―Dirás la falsa Alma― lo corrigió Lucifer― ya lo sabía, ¡Ahora vete!

― ¿Y sabes que Azul en estos momentos se encuentra probando a su hermana?

―¿Que?

―Sería una lástima que de pronto la..."falsa" Alma muriera a manos de su propia hermana ¿Verdad?

Lucifer lo miro con ojos entrecerrados sin responder, haciendo sus conjeturas.

―Si el cuerpo de Alma muere quedaría atrapada en el de la muerte ¿Verdad?

―Sabes que ni a ti te conviene eso― respondió Lucifer.

―Es verdad pero si me conviene que Azul intente hacerle daño para hacer que Brisa interceda, lo que nos lleva a que obvio Azul podría morir y por su pecado en donde me pregunto que acabaría.

Lucifer comprendió por donde iban sus palabras.

―No te atreverías...

―Yo que tu no me arriesgaría mucho― sonrió Jeremy― ¿No sería eso suficiente para que Alma se desengañara de ti al fin? Imagina su reacción cuando se entere de que el mismo Lucifer tiene el alma de su única hermana viva...

Lucifer no respondió,  no tenia sentido ponerse a discutir con el ángel, ya sabia lo que necesitaba saber y aunque también estaba consciente de que se trataba de alguna clase de trampa, debía estar seguro de como proceder en lo sucesivo, por lo tanto desapareció y reapareció en la oficina de Alma, justo en el momento en que Azul ponía el abrecartas en el cuello de la falsa Alma...

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