Despertar de la furia...

Laiz observo con desconfianza al ángel parado allí delante, quien por cierto no se movía ni se iba, como si no supiera que hacer.

―No me importa si eres el mismo Jesús, no tienes derecho a estar en el reciento privado de mi señora, ¡Así que vete!― ordeno Laiz levantando la mano como si espantara una mosca.

El ángel cruzo los brazos delante de su rostro resistiendo el poder del custodio de la muerte, momento que Laiz aprovecho para usar un hechizo de invisibilidad con Azul, dejándola en la cama de su ama, sin que el ángel pudiera verla.

―¡Devuélveme a esa mujer!― ordeno Brisa.

―¡No! ¡Por algo está aquí, vete y dile a Jeremy que venga el mismo por ella si se atreve!

En ese momento apareció Alana también en la habitación y Laiz se quedo mirándola fijamente, creando un escudo de protección alrededor de azul, ya que sabia que ella era la única que si podía ver su hechizo de invisibilidad, ademas de su ama la muerte, por supuesto.

―Alana...

―Brisa, regresa a Paraíso, has dejado a tu protegida sola.

―Es que Jeremy me ordeno que...― intento explicar Brisa.

―¡Vete! Después hablare con Jeremy...está prohibido que un ángel este en los aposentos privados de la muerte, puedes perder tus alas e iras al purgatorio si rompes las reglas, Jeremy debió decirte eso antes de enviarte aquí, créeme te estoy haciendo un favor.

Brisa dudo un momento pero al final no tuvo más remedio que aceptar las ordenes de Alana ya que ella era de mayor rango que ella y le debía obediencia, así que desapareció dejando a Azul con Laiz.

―Alana...

―Veré que ha sucedido con esta mujer, pues no está muerta aun, no sé que hace aquí― dijo Alana elevándose en el aire batiendo las alas blancas.

―¡Espera! ¡Hermana!― la llamo Laiz sin embargo ella desapareció.

Una vez solo, Laiz observo a la mujer que permanecía inconsciente preguntándose que debía hacer mientras su señora regresa.

*

*

Cuando alana salió del recinto de la muerte fue directamente con Lucifer, pues estaba desconcertada por el hecho de que la hermana de Alma estuviera allí.

―Mi señor...tenemos un problema― dijo apenas lo vio.

Sorprendido Lucifer se la quedo mirando interrogante.

―La hermana viva de su esposa, la que se llama Azul.

―¿Que sucede con ella?

―Se encuentra en el palacio de la muerte, la tiene bajo custodia Laiz.

―¿Azul?― pregunto meditando Lucifer― ¿Estaba muerta?

―No, ella no está muerta pero tampoco está viva.

―Regresa a Paraíso y vigila a Jeremy, investigare que está sucediendo.

Alana asintió y desapareció.

Poco después también Lucifer desaparecía y reaparecía en donde la falsa Alma se encontraba seguida de manera atenta y recelosa por Brisa su ángel custodio.
Lucifer la miro, y esta a su vez también lo hizo con una clara advertencia en la mirada, lo cual hizo sonreír al rey del infierno.
Ángeles novatos, siempre pensaban que podrían contra él en caso de tener que enfrentarse.
Ignoro a Brisa y siguió la mirada de la falsa Alma, comprendiendo porque Azul no estaba ni viva ni muerta, la chica estaba en un hospital en coma...

*

*

Alma despertó gradualmente, le dolía terriblemente la cabeza, la boca la sentía pastosa y todo el cuerpo le dolía como si hubiese estado de parranda sin descanso por una semana completa.

Se incorporo en la cama despacio, permaneciendo con los ojos cerrados pues se sentía mareada y desorientada. Aspiro con fuerza y abrió los ojos con lentitud. Ese estado le recordaba a los días en que solía tomar de mas después de una fiesta algo salvaje en los tiempos en que iba a la preparatoria. De pronto fue consciente de que esos recuerdos estaban frescos en su mente como si los hubiese vivido tan solo unos días atrás.
Sabiendo que eso no era posible, se llevo la mano a la cabeza y gimió adolorida.

¿Donde estaba?

Los recuerdos de lo sucedido retornaban a su mente poco a poco, entonces abrió los ojos por completo y se llevo la mano al medallón que aun estaba colgado de su cuello...
¡Que fue lo que le hizo el maldito ángel!
Esa no era su habitación, ni estaba en si palacio, tampoco era la habitación de Lucifer...
¡Eso significaba que estaba en la habitación de Jeremy!

―¡Maldito bastardo!― gruño molesta― ¿Que carajos me hizo?

Escucho el sonido de las alas en la distancia, y de los pasos de alguien acercándose a donde ella se encontraba, así que se acostó y cerró los ojos una vez más pretendiendo fingir que estaba dormida. Sintió la presencia de alguien junto a ella y el calor del contacto de una mano sobre su frente. Y mientras esperaba a que quien sea se marchara, por su mente comenzaron a pasar imágenes que la desconcertaron por completo.

―¿Alma?

La voz de Jeremy se escuchaba en la distancia, mientras ella miraba como quien se encuentra ante una pantalla de cine, imágenes de sí misma junto a Lucifer, mientras el intentaba calmarla y al no poder hacerlo... agitada, con el pecho estrujado por la imágenes tan vividas ante sí, comenzó a comprender que esas imágenes no eran más que recuerdos de una vida que ya había pasado.

―¡No!...¡¡No!!― grito sentándose de golpe en la cama.

―Alma cálmate― pidió Jeremy queriendo tomarle la mano― escúchame.

―¡No!...¡No!― repetía Alma con mayor fuerza mientras las imágenes se tornaban más nítidas y dolorosas.

Grito ahogadamente cuando la imagen de Lucifer atravesando su pecho con un puñal la dejaba ciega y furiosa.

―¡No!― grito con mayor fuerza llevándose la mano al pecho, entonces todo el lugar comenzó a temblar.

Alana observo horrorizada como Alma poco a poco perdía el control y sus ojos se volvían a un azul intenso y brillante, como una estrella a punto de morir.

―Escucha... confía en mi... yo puedo ayudarte...― le decía Jeremy, sin embargo Alma lo miraba como si en realidad no lo viera.

Las imágenes sucedían ante los ojos de Alma sin descanso, aturdiendo su mente, las voces, las vidas que vivió, se cruzaban una con la otra confundiendola.
Se tomo la cabeza con ambas manos y se mantuvo alejada de Jeremy.
Su vida humana, su vida anterior a esa, la vida como la muerte, sus hermanas, sus padres, la muerte de ellos, su secuestro, su muerte anterior a esa vida a manos de Lucifer, todo se volvió una mezcla poderosa que la encegueció y la aturdió a tal punto que no era capaz de razonar.

―¡Basta!...¡Por favor basta!― suplicaba.

Jeremy desconcertado por esa reacción inesperada, se mantenía a cierta distancia prudencial, pues no se suponía que Alma recordara su pasado, sino que tuviera recuerdos ficticios en los que ellos estaban juntos.

―Alma...

―¡Tu eres un hijo de dios!― dijo de pronto Alma clavando la mirada en el― ¿Te envió tu padre para asesinarme nuevamente?

―No, quiero ayudarte...si me dejas acercarme...

―¡¡¡No!!!― grito furiosa― ¿Donde esta Lucifer?― grito llena de furia― ¿Donde está el traidor de mi esposo?

―¿Que? ¿Recuerdas que eres su esposa?.... No, no, no.... esto no debía pasar... ¿Porque lo recuerdas a el?

―¿Porque no recordaría a mi traidor esposo Gabriel?

―¿Como  me has llamado?

―¿Es que te has vuelto idiota? Te llame por tu nombre, Gabriel, el maldito hijo de puta que ayudo a Lucí a matarme... tu maldito... ¡Lo ayudaste!

De pronto Jeremy comprendió que estaba en real peligro y que nada de lo que había planeado había salido como quería, así como también comprendía que sin el poder de Lucifer no seria capaz de controlar a Alma en su forma real.

―Si te calmas y me dejas explicar porque tuvimos que hacerlo...

―¡Asesino! ¡Pagaras lo que me hiciste y luego iré por mi maldito esposo!

Alana estaba asustada pero también fascinada por el inmenso poder que poseía la esposa de su señor, en especial porque el maldito de Gabriel le tenia el miedo suficiente como para ir retrocediendo, tomando distancia de ella. Sabia que debía avisarle a su amo, pero estaba intrigada en lo que Alma haría con el ángel si le daba tiempo a atacarlo.

Deseaba tanto verlo que se mordía los labios mientras se debatía entre darle aviso a su señor o esperar tan solo unos pocos minutos mas...




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