Alma.
Nunca fue normal, su vida estuvo llena de cambios que no cualquiera podría haber aceptado fácilmente y que en todo caso hubiese llevado a la locura a más de uno... pero Alma no era del tipo normal de chica. A sus 28 años, con su cuerpo en apariencia saludable, su largo cabello castaño oscuro casi negro, su tez blanca y su cuerpo esbelto, podría decirse que lo tenía todo, sin embargo por dentro Alma era como un torbellino descontrolado.
Su suave apariencia de niña de familia poderosa no era paranada la representación de lo que se ocultaba en su interior, ella era mas que solo una cara bonita y por mucho que quisiera ocultarlo, en ocasiones le era imposible ocultarlo. Su mirada solía estar vacía, sus expresiones no mostraban nada de todo ese mundo interior, era dura pero frágil al mismo tiempo y no dejaba a nadie llegar tan cerca para conocer a la verdadera mujer que ocultaba al mundo.
Sus padres eran empresarios con dinero suficiente como para vivir por 3 vidas cómodamente.
Alma era la mayor de tres hermanas, su padre murió durante un secuestro alrededor de 5 años atrás y su madre por causa del mismo, porque la perdida de su esposo significo un antes y un después para la familia falleció poco tiempo después... ella iba con sus padres cuando sucedió el secuestro, el cual duro varios meses.
Meses de un infierno que no deseaba recordar pero no borraba ni aunque durmiera, pues los recuerdo aparecían en forma de crueles pesadillas. Cada segundo del día Alma era consciente del peligro que la rodeaba, de todo lo que la humanidad era capaz de hacer por un puñado de dolares. Esto la había cambiado por completo, ya que antes solía ser mas confiada y hasta alegre, pero desde el rescate y la perdida de sus padres, toda ella se había vuelto como una roca que no sentía ni dejaba a nadie acercarse, su confianza paso a ser una férrea desconfianza, su sonrisa se borro y fue reemplazada por una mueca contante que expresaba con disgusto todo lo que no le agradaba sin necesidad de hablar.
Sus hermanas estaban fuera del país cuando eso sucedió, ella tenía entonces 23 años, había terminado la universidad y pensaba casarse, tenia un prometido que luego la abandono cuando mas lo necesito. Tenía planes, un futuro, una vida por vivir, cosas que conocer y experimentar...
Todo eso quedo en el pasado después del secuestro.
Sus captores, torturaron a su padre delante de su madre y de ella.
Con cada día que pasaba sin tener los resultados que esperaban con el secuestro más agresivos se ponían, incluso abusaron de ella y su madre, cortaron a su padre por partes como muestra de que no estaban jugando con todo ese tema, fueron golpeados y maltratados sin piedad, por días incluso meses, que se volvieron eternos, alimentadas y tratadas como animales.
Dejando huellas que no sólo quedan impresas en la pie sino en el alma.
Entonces fue que comenzó a verla...
Al principio pensó, que solo se trataba de una alucinación de su mente agotada de vivir bajo esa clase de martirio pero, mientras más duro los trataban, mas la veía... incluso pensó que había perdido la razón por completo. Y aunque probablemente así era, de cierto extraño modo, verla le causaba alivio pues solo significaba que pronto podría descansar de ese martirio constante, porque estaba segura que quien la visitaba en sus alucinaciones no era otra que la misma muerte y en esos momentos, morir era el alivio que con desesperación deseaba.
Después de casi 6 meses de no ver la luz del día, de no saber si era de día o de noche, de pensar que moriría entre esas cuatro paredes que se habían hecho su mundo, algo cambio.
Se llevaron a su padre y jamás regreso... casi de inmediato ambas supieron que no lo volverían a ver, no con vida. Junto a su madre solo esperan lo peor, de alguna manera sabían que el día había llegado, sus vidas habían dejado de importarle al mundo y morirían.
Pero cuando la puerta de abrió y la luz entro a raudales, no fue la muerte la que entraba sino oficiales de la policía.
De pronto, todo el infierno había terminado o al menos eso pensó Alma, pues su regreso al mundo real fue quizás incluso más traumático.
El asedio de la prensa, de su propia familia, de la policía y los abogados, de todos al mismo tiempo termino por enloquecer a su madre, quien poco tiempo después, no pudo más con el peso de lo vivido y se suicido.
Sus palabras finales al mundo quedaron impresas en una simple hoja de papel, en la que escribió un mensaje para ella.
El cuál decía: "Alma protege a tus hermanas, cueste lo que cueste."
Para Alma, la perdida de todo lo que constituía su vida la hundió en un abismo profundo, un lugar oscuro del que no era capaz de salir ni aunque hubiesen pasado ya 5 años. Aun así la promesa a su madre no se borraba tampoco de su mente por lo tanto, aun a pesar de querer seguir los pasos de su madre, no pudo debido a la enorme responsabilidad que esta había dejado sobre sus hombros antes de partir: Proteger a sus dos hermanas.
Sus hermanas eran aun pequeñas entonces: Azul apenas cumplía los 18 años y Brisa tenía 15 años, ninguna de las dos podía imaginar siquiera el martirio que vivieron sus padres y hermana y no comprendían el porqué del repentino alejamiento de Alma con ellas e incluso del mundo.
Porque si, Alma se había refugiado en sí misma para evitar volverse loca como su madre, pero cuanto más tiempo pasaba encerrando los recuerdos tortuosos de su secuestro más le costaba socializar con las demás personas. Se había vuelto reservada, silenciosa y retraída, ya nunca más fue la chica que veía la vida con ojos ilusionados.
Y la visión de ese ser espectral la acosaba con frecuencia, por, por lo que Alma estaba segura su camino hacia la muerte todavía no había acabado, solo que no sabia a ciencia cierta en que momento este ser aparecería para simplemente llevarla. Mas allá de saber que todos los seres humanos tarde o temprano debían morir, Alma estaba segura de que a la muerte le interesaba mas ella que los demás humanos del mundo, solo que aun no comprendía porque ese interés tan especial en ella.
Alma jamás dijo a nadie que podía ver a la misma muerte rondarla, nunca hablo sobre nada de lo que vivió en cautiverio, al menos no fuera de los tribunales y con todas sus fuerzas intento bloquear el hecho de que no estaba sola. Temía que si hablaba sobre ello la internaran en un hospital psiquiátrico.
No sería capaz de soportar otro tiempo encerrada, ya que durante su tiempo en cautiverio había desarrollado traumas como la claustrofobia, y la personofobia, cualquier desconocido le causaba a Alma un tremendo mal estar que apenas lograba controlar. Por ese motivo no solia estar con demasiada gente a su alrededor en especial si eran desconocidos, lo que la alejo de todo circulo social, incluso de sus propios familiares.
Durante cinco años vivió de esta manera, casi como un ente, un ser vacío sin que volviera a sonreír ni pensar en tener una vida normal. Todo eso ya no existía, nunca volvería, estaba hueca por dentro, respirando por un simple hecho físico, caminando por inercia, dejando el tiempo correr.
Por suerte para ella su novio apenas la rescataron sin darle explicaciones rompió con ella pero había sido de mutuo acuerdo, porque ella estaba dispuesta a terminar con el también. Y le dio a ella la oportunidad de mudarse a vivir a un departamento lejos de todos.
Y como no hacerlo. ¿Cómo ver a su novio a los ojos después de ser usada como un juguete? ¿Cómo pretender que nada pasaba si no toleraba que ningún hombre la tocará? No podría condenarlo a estar con una mujer manchada, sucia, rota...
Como la mayor, había heredado el imperio de sus padres y administraba la empresa junto a Azul, pero sus hermanas vivían en la casa familiar, donde crecieron con sus tíos maternos. Un sitio al que no podía volver.
No les hacia faltar nada y se había vuelto obsesiva con la seguridad, motivo por el cual, sus hermanas no podían ir a ningún sitio sin sus custodios, la casa era monitoreada de día y de noche por cámaras de ultima tecnología e incluso Alma había insistido en colocar dispositivos de control satelital en los autos de sus hermanas y en sus teléfonos celulares. Para ella era cuestión de vida o muerte saber en dónde y con quien estaban a todas horas del día y la noche.
Esto molestaba a sus hermanas menores, quienes se quejaban constantemente de la falta de privacidad, pero Alma no escuchaba sus reclamos, no había modo de que descuidara la seguridad de lo único que la ataba a la cordura.
Durante 5 años, tanto Azul como Brisa, toleraron el constante seguimiento de su hermana mayor hasta que comenzaron a rebelarse de forma gradual.
No utilizaban los celulares que ella insistía en que usaran, ni los autos con dispositivos de seguimiento y evitaban a toda costa las cámaras en la casa, incluso se escapaban de sus guardaespaldas desarrollando diferentes trucos.
La obsesión de Alma las estaba enloqueciendo y la mayor no daba el brazo a torcer con ese tema. Las pocas veces que se reunían terminaban discutiendo por este motivo y poco a poco las tres hermanas que antes eran muy unidas se fueron distanciando.
Azul comenzó a trabajar en la empresa junto a Alma y allí era donde más se veían pero la mayor parte del tiempo la menor evitaba descaradamente a la mayor, en tanto Brisa se había vuelto mucho más que rebelde y mal educada con ambas hermanas mayores. Su tía, quien estaba encargada de la casa familiar y de las dos menores, ya no sabía cómo hacer para cambiar esto y volver a unirlas como familia.
Azul pretendía mudarse a un departamento en cuanto cumpliera los 25 años, tiempo en que ya podría utilizar su parte de la herencia, pues así estaba estipulado. Ninguna de las dos menores podía usar el dinero heredado hasta cumplir los 25 años y a Azul le faltaba apenas dos años para eso. Mientras esperaba poder heredar, trabajaba duramente en la empresa.
Brisa en cambio no deseaba trabajar jamás en la empresa familiar, esperaba poder heredar para irse lejos en cuanto le fuera posible. Ella deseaba viajar por el mundo, lo más lejos de su familia, en especial de Alma y su loca obsesión por la seguridad.
Faltaba poco para el aniversario de la muerte de sus padres, y Alma detestaba sobre todo esa fecha, pues sus fantasmas cobraban fuerza en su mente y cada año le costaba más mantenerlos a raya. Pero era algo que no podía evitar y era el único momento en que sus hermanas y ella estaban juntas por más de una hora, ya que ni en las fechas como, fin de año, cumpleaños u otra clase de festejo se reunían, tan solo un mensaje de vez en cuando, si es que se enviaban siquiera un mensaje.
*
"¿VAS A DECIRLES EN LA REUNIÓN?"
Alma se encontraba sentada en su oficina con la mirada fija en el gran ventanal que daba a la ciudad, desde donde podía verlo todo y se sentía de cierta manera segura.
La voz, que dijera esas palabras era su eterna compañera, la mujer con capa negra que le cubría todo por completo, sin que se le viera nada jamás, ni aun las manos o el cabello, la que no la abandonaba desde la muerte de sus padres, la misma que ella ocultaba que se aparecía ante sus ojos cada tanto y de quien no hablaba con nadie, ni hablaría.
La ignoro como de costumbre y volvió a su trabajo sentándose ente el escritorio de vidrio, mientras revisaba los últimos contratos que le dejara su secretaria poco antes.
"DEBERÍAS DECIRLES QUE DENTRO DE POCO VENDRÁS CONMIGO"
Alma tembló inconscientemente pero siguió sin responder a la voz que le hablaba sobre el hombro.
"¿CUANTO MAS PRETENDERÁS HACER COMO QUE NO ESTOY AQUÍ?"
Insistió la voz femenina bajo la capa negra.
―Puede ser que pronto muera por causa de esta enfermedad pero jamás aceptare que estas aquí, no eres más que parte de mi mente, no existes, jamás te vi, no te veo...¡No eres nada!― replico con furia Alma― ¡No tienes poder sobre mi!
"ESO YA LO VEREMOS MI QUERIDA, PRONTO NO SOLO ACEPTARAS QUE ESTOY AQUÍ SINO QUE SERÉ TU ÚNICA SALVACIÓN, YA LO VERAS"
Después de decir eso, desapareció y Alma tembló ante la amenaza. Sacudió la cabeza y se negó a pensar en lo que le dijo.
―Solo es mi imaginación, no puede hacer nada, todo estará bien...
Sin embargo abrió el cajón que estaba a su espalda bajo llave y saco de allí el sobre que contenía los resultados de los estudios médicos que se había practicado tan solo una semana atrás. Llevaba días sintiéndose mal y por lo general no solía enfermarse nunca, por eso, fue al medico personal al que siempre asistía y se hizo los estudios que el considero pertinentes...
El resultado de ellos se encontraba allí en sus manos una vez mas, los volvió a ver, sonrió ante su insistencia silenciosa, pues el resultado continuaba siendo el mismo, nada había cambiado. Estaba condenada a morir, su vida después de todo acabaría, tal cual siempre lo había deseado, pero existía una única cosa que la tenia sumamente preocupada y eran sus hermanas. Eran tan inconscientes que no se cuidaban ni veían el peligro que las rodeaba, el mal de la humanidad que vivía acechando, antes de morir debía asegurarse de que ambas estuvieran bien y que siguieran sus indicaciones para sobrevivir por su cuenta cuando ella ya no este para protegerlas.
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