¡He regresado!


¡Hola!

Cuánto tiempo ¿no?
Casi 8 meses y solo puedo decir.... Lo siento. La verdad no tengo mucho que decir por está ausencia.

Solo que, necesitaba un tiempo. El trabajo era agotador y cada vez más pesado, me estaba ahogando en deudas y entre en un bloqueo con esta historia.
Y apesar de que ya estamos por llegar al final. No he podido continuarla... Llevo 8 meses peleando.

Enserio una enorme disculpa.

¡Pero Ey! Ya estamos de vuelta y espero que tengan el capítulo pronto jsjsjs

Mientras.

Les dejo este escrito incompleto de la historia de Nando y Santiago (con esta llevo peleando por poder continuar desde hace más tiempo que los 8 meses de audiencia) para que se entretengan por el momento jsjsjs

También les voy a dejar unos escritos de una historia que estoy haciendo con una amiga que está inspirada y basada en historias clásicas como: "Frankenstein", "Dracula", "El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde", "El retrato de Dorian Gray"...
¡Entre muchas historias más! Es un universo muy basto y complejo que hemos trabajado por casi más de dos años jsjsjs
Y que espero les llame la atención y quieran saber más del Lore jsjsjs
Estás se los pondré en otro apartado jsjsjs

Mientras, les dejo el incompleto capítulo de Nando y Santiago jsjsjs








Capítulo dedicado a: Mao873  (Que me hizo un dibujo super hermoso de Manuel... Enserio. Vayan a seguirla que dibuja bien pinche hermoso jsjsjs), gaznates (¡Eh vuelto! Y gracias por esos dibujos que no se si pueda publicar aquí o no... Pero que sepas que le agradezco a tu amiga por ellos sjs). Y Zass_px (por su paciencia y siempre estar comentando jsjsj


Solo miren su arte jsjs




Ahora sí, el cap incompleto jsjsjs



















---¡Abuelo, abuelo! ---Exclamó un pequeño de tal ves no más de 8 años. Tomo la mano de su pariente haciéndolo caminar un poco más rápido. ---¡Termina de contar la historia por favor!

---¿Que? ¿Que historia? ---Dijo el viejo de cabello canoso y aspecto bonachón, mientras miraba a todos lados como si no supiera de que le hablaban. El menor de sus nietos río, el viejo de pañoleta en la cabeza sonrió. ---De acuerdo Agustín, te contaré... ¿Qué te estaba contando?

Pregunto, mientras se sentaba en el sofá, sus nietos más grandes se les unieron y se sentaron al rededor del poblano.

---¡La del panadero y el soldado! ---Exclamó el más pequeño.

---¿El panadero y el soldado? Pero si esa se las conté ayer. ---Comento mientras se rascaba la barbilla.

---Si abuelo. Pero nunca terminas de contar esa historia. ---Comento Abigail, su nieta predilecta. ---Lo dejas en la misma parte y ya no sabemos que paso con el panadero y el soldado después de que se separaron.

El viejo dio un largo suspiro y se acomodo mejor en el sofá.

---De acuerdo. Ya que tantas ganas tienen de saber les voy a contar. ---Los 5 nietos festejaron por ello. ---¿En qué parte me quedé?

---¡En la parte en la que el panadero fue enviado a otro lugar y se tuvo que separar del soldado! ---Exclamó Ignacio, el más listo de los nietos. El mayor asintió y cuando sus nietos guardaron absoluto silencio para poder oír cada palabra de la historia que su abuelo les contaba.

---Bien, después de eso sucedieron unas cuantas cosas con el panadero....

....

*Después de los sucesos de la leyenda del Chupacabras*

Intendencia de Nueva Vizcaya (actual Chihuahua). 1811.

Santiago se encontraba haciendo unos cuantos documentos por lo ocurrido hace unos días. Finalmente se había logrado capturar y fusilar a los tres líderes de la "revuelta". Y aunque se festejo aquello y (para desagrado de varios incluyendo al criollo) se expusieron sus cabezas en el lugar.
Soltó un fuerte suspiro y dejo la pluma en el tintero, miro el techo de su tienda y las mejillas se le pusieron coloradas de solo pensar en San Juan.

Ya tenían algunos meses que no se veían, esperaba que pronto lo hicieran... Frunció el seño y sus fantasías del reencuentro con el poblano se vieron interrumpidas por el alboroto que se estaba haciendo afuera. Se levantó con rapidez y salió de la tienda, todos murmuraban y no entendía mucho de lo que hablaban, pero cuando lo vieron, todos callaron.

---¿Qué está sucediendo aquí? ---Pregunto de forma demandante el sargento. Todos bajaron la mirada, frente a él, Rafael junto a otro soldado se encontraban de pie.

---Santiago, regresa a la tienda. ---Ordeno su mano derecha, pero este frunció el seño. ---Santiago...

---¿Qué me están ocultado Rafaél? ---Dijo con ese tono severo. El más alto dejo salir un largo suspiro.

---Vamos, dile lo que acabas de decir, es mejor que lo sepa ahora que después. ---Por aquellas palabras Santiago sintió un nudo en el estómago.
El soldado mensajero tomo aire.

---El batallón de Querétaro fue aniquilado señor. ---Santiago quedó mudo ante aquellas palabras.

---¿Cómo dijo... Soldado? ---Pregunto nuevamente el criollo, tratando de controlarse emocionalmente. ---¿Los insurgentes atacaron...?

---¡Se dice que fue un monstruo señor! ¡Pero posiblemente si fueron los insurgentes ---Exclamó casi entrando en pánico el soldado. ---¡Hubo demasiadas bajas y el Coronel Torreblanca fue capturado y enviado a la Ciudad de México!

Todos exclamaron ante lo último. Santiago sentía un sin fin de malas emociones, sentía que podría llorar o vomitar en cualquier momento.
El soldado seguía explicando lo que sabía, lo acontecido y el como los insurgentes habían llegado.

---¡Y luego el cadete San Juan se fue con el general Mondragón! ¡Se volvió un desertor! ---Exclamó el soldado. El sargento seguía de pie, en su posición de firmes oyendo todo lo que le estaban diciendo... Aunque en realidad, quería salir corriendo, tomar su caballo e ir él mismo directamente a Puebla... Esa no era una opción. ---¡Sargento De la Rosa! ¡¿Qué se tiene que hacer ahora?!

---Todos saben lo que se debe hacer. ---Todos voltearon, Santiago levantó la mirada, el general Calleja estaba allí, todos abrieron paso para el mayor el cual camino hasta donde se encontraba Santiago y Rafaél, no pregunto por detalles ni lo que acontecía, había oído todo desde el principio. ---¿No es así, Sargento?

---Si señor. ---Contesto con voz clara el castaño rojizo. El general Calleja se puso a un lado del criollo y puso su mano en el hombro derecho. El menor mantuvo el silencio unos segundos y tomo aire para decir con voz fuerte, clara y demandante. ---¡Escuchen bien, se dará la lista de los desertores de Querétaro! Si se encuentran con alguno, lo traerán con vida ante los altos rengos o ante mi.

---De preferencia ante el Sargento De la Rosa, ya que varios de los desertores son de su batallón, será él quien los fusile. ---Añadió Calleja con voz sería. El nombrado no dijo nada, solo se mantuvo firme. ---Sin excepciones. ¡¿Oyeron bien?!

---¡SEÑOR, SI SEÑOR! ---Exclamaron al unísono todos los demás, mientras se ponían firmes y hacían el saludo militar. Santiago no dijo nada más, solo quería retirarse a su tienda de una buena vez por todas.

---Sargento De la Rosa ¿a terminado los reportes que le pedí? ---Pregunto Calleja, a lo que el castaño rojizo asintió. Pero antes de siquiera decir que él iba por ellos. El general mando a otra persona por ellos. ---Sargento, usted tendrá que atender otros asuntos en el momento presente.

El criollo siguió sin decir nada más que si a lo que el virrey le decía. Siguió con ese semblante serio y recto; Actividades por aquí, por allá, cuando se enteró de la noticia fue casi por el medio día, cuando el general lo dejo libre de toda actividad ya era pasado las 8 de la noche.

---Sargento. ---Llamo Chema. Santiago se detuvo y lo miro. ---¿Quiere que le lleve la cena?

---No, gracias. Estoy bien así. ---Respondió el nombrado con un tono que se notaba que estaba cansado. Chema lo miro y antes de irse le pregunto

---¿Usted cree que Nando enserio sea un desertor? ---Santiago se detuvo en seco, aún tenía la mano en la entrada de su tienda medio abierta.

---No lo se... ---Fue lo que respondió con voz queda. No miro a su cadete, seguía con la vista al frente, aunque no miraba algún punto en realidad. ---...Descanse soldado...

Despidió y finalmente entro en la tienda, siguió caminando y se dejó caer en la silla de su escritorio, mirando el tintero con la pluma aún dentro.
¿Enserio Fernando se había vuelto un desertor? No, no, claro que no... Él no lo haría ¿verdad? Justo ahora temía que llegara alguna carta de San Juan, aunque, con sinceridad no había recibido ninguna desde que se separaron.

---Él... Solo se a retrasado. ---Se trato de consolar De la rosa, aunque realmente el nudo en la garganta lo sintió más apretado y las ganas de llorar aumentaron, finalmente lo hizo, se deslizó de la silla y se escondió debajo de su escritorio, solo necesitaba unos momentos de privacidad, solo unos momentos para él.

Lo que empezó como un pequeño sollozo, se incremento en un llanto que trato de ahogar con sus propias manos; No solo estaba el hecho de que ya no podría ver a Nando, sino, que si lo llegaba a ver, tendría que quitarle la vida como a los otros soldados si es que se lo topaban. De sus ropas saco el rosario que el poblano le había regalado tiempo atrás y lo apretó entre sus manos.

---Señor... Se que no tengo derecho a pedirte algo... ---Hablo bajo y entre sollozos. ---Pero... Por favor, tú que eres misericordioso y que se supone que amas a todos tus hijos por igual. Por favor, te ruego, con toda la fe que tengo, que cuides de Fernando San Juan, que no lo atrapen las tropas realistas... Protegelo, por favor señor. Protege a la persona que amo y dame la oportunidad de volverlo a ver, de decirle cuánto le quiero... Y si no puedes cumplir lo último, soy feliz con que lo protejas y lo tengas bajo tu manto...

Quiso continuar, pero la voz se le quebró y termino rompiendo en un llanto lastimero mientras se aferraba a la cruz de plata del rosario.

....

---Meses antes de los sucesos de El Charro Negro---

Nando miraba el cielo azul, se encontraba descansado a la sombra de un árbol. Se había puesto a descansar después de caminar bastante. No es que aún no llegarán a Puebla, estaba seguro de que faltaba poco... A pesar de haberse perdido y acabado cerca de la intendencia de Zacatecas. Leo estaba molesto porque su hermano mayor no se sabía el camino de regreso a casa, así que estaba dando vueltas mientras se quejaba antes de caer a un lado del mayor.

---¡No puedo creer que hayas olvidado el camino a Puebla! ¡Ahora estamos en quién sabe dónde! ---Exclamo el menor, pero Nando poco o nada se enteraba de las quejas de su hermano... Ese tranquilo sol de medio día, brillante y cálido, cerro los ojos y a su cabeza volvió la sonrisa del sargento De la Rosa. Una sonrisa apareció en su rostro aunque no lo noto. ---¡¿Ahora que se supone que vamos hacer?!

---Vamos al pueblo. ---Dijo Nando de repente mientras se levantaba de dónde estaba. Leo lo miro con un puchero ¿qué le pasa a su hermano?

Ya ambos caminando, Nando seguía sin hablar mucho y Leo no quería hacerlo porque sabía que acabaría peleando nuevamente.
El pueblo no estuvo muy lejos y la verdad estaba bonito, aunque el turismo no era su prioridad, al llegar a la plaza Nando busco la casa de correos, la verdad desde que se había ido no había podido enviar alguna carta, el general Torreblanca era bastante exigente y siempre mantenía a todos ocupados (más a los de otros batallones) y no había tenido el tiempo suficiente para escribirle a su sargento, gasto uno de los reales que tenían en unas cuantas hojas de papel, un sobre y pluma con su tintero. Busco un lugar y se sentó allí, Leo por su parte había ido a buscar a alguien que los ayudará a volver a Puebla.

Cuando el menor de los hermanos volvió, se encontró a su hermano aún en el mismo lugar que lo había dejado. Nando suspiro nuevamente y volvió a escribir, era la tercera hoja que ocupaba, pues trataba de poner su mejor letra y que su gramática no fuera tan mala. Había tantas cosas que contar y tan poco papel para decirlas.

Al final, la carta fue más o menos así:

Querido Santiago:

A pasado bastante tiempo desde que nos vimos y se muy bien que no he escrito nada desde entonces a pesar de haber prometido que lo haría. Más no fue la intención no enviarte carta desde antes, solo que, el coronel Torreblanca no nos dejaba mucho tiempo para nosotros ¡apenas y tenía tiempo de dormir unas cuantas horas! ¿Puedes creerlo?
Desde que me fui, no e dejado de pensar en todos ustedes, no soy mucho de decir que tan sentimental soy, pero los días eran más amenos con ustedes allí.

También extraño las pláticas nocturnas que teníamos...

Hay tantas cosas que decirte y espero que las pocas hojas que he conseguido me basten para poder decírtelo.
Tal vez les lleguen noticias de que el campamento fue atacado, pero no fueron los insurgentes, fue un extraño monstruo el que lo hizo... Espero me creas, porque si fue bastante aterrador lo que hacía. Debo decir que también me encontré con mi hermano, el chisguete, ¿te acuerdas que te conté de él? Bueno, pues al parecer mi hermano lo libero o algo así...

En fin. Al final esa cosa se fue. Pero, el ejército insurgente nos rodeo de un momento a otro y la batalla campal se hizo presente o al menos eso oí, yo estaba en la enfermería. Un viejito que no daba buena espina me golpeo en la cabeza y me dejó fuera de combate (no te enojes, se que soy soldado y debo estar preparado para ello, pero es que enserio me agarró desprevenido).
Cuando reaccione nos encontrábamos frente al  General Mondragón ¡A Hugo le hubiera encantado tal encuentro posiblemente! Se que son los enemigos, pero, al menos no me mandaron a fusilar.

En fin.

¿Cómo te encuentras tú? Espero que bastante bien y que hayan logrado más victorias para el ejército realista. Puede que, si deje a mi hermano en Puebla, pueda volver al ejército. No lo sé, siento que aún puedo dar mucho de mí.
Querido Santiago, no seré el mejor soldado. Pero, a tu mando se que soy capaz de serlo.
Es hora de despedirme, mi tonto hermano me está molestado para seguir con nuestro camino.

Ojalá puedas contestar a está carta, en las próximas líneas dejaré la dirección de Puebla. Será más sencillo así...

Pd:  Ya extraño las noches que pasábamos platicando juntos.

Tu amigo y cadete; Fernando San Juan.

Nando se separó del escritorio, la miro por última vez, la reviso y finalmente quedó satisfecho.  Aunque cuando vio la posdata se puso colorado y tacho lo que no fuese la dirección de Puebla. Hubiera escrito nuevamente todo, pero ya no tenía hojas de papel y decidió dejarlo así. Espero que la tinta se secara y luego doblo con cuidado la hoja metiéndola en el sobre.

---Por favor dime qué le estás escribiendo a la abuela. ---Dijo Leo que tenía los brazos cruzados. Nando lo miro y luego lo aparto de su camino.

Estaba tratando de recordar dónde había estado antes de ser enviado a Querétaro. Pero no lo recordaba, estaba en la fila cuando vio a dos soldados realistas frente de él. Estuvo a punto de preguntarles cuando oyó mejor su conversación.

---Y dicen que los andan buscando. ¿Puedes creerlo? Unirse al general Mondragón, vaya forma de hacer que te fusilen. ---Oyó  uno de ellos. Nando miro su ropa, tenía desordenado el saco del ejército, con cuidado se llevo la mano a la cabeza y se quitó el pañuelo blanco que la cubría.

---Si, la verdad oí que el general Calleja dio órdenes estrictas ante ese hecho. Es un milagro que no mandaran a fusilar al sargento del batallón involucrado. ---Nando trago en seco en esos momentos y sintió como una gota de sudor frío le recorría el rostro. ¿Hablaban de Santiago? ---Pero bueno. Solo oí que el general Calleja le tiene algo más que la muerte.

---Un buen castigo supongo yo. ---Lo vio soltar un suspiro. ----Algunos sobrevivientes fueron llevados a otro lugar y están buscando a los que faltan... Posiblemente los fusilen.

---¿Y saben quiénes son con exactitud? ---Nando apenas y podía oírlos, se había quedado como estatua en su lugar de solo oírlos hablar. La gente detrás de él comenzaba a pasarlo y lanzarle miradas molestas y una que otra maldición.

---Pues ya enviaron las listas de quienes fueron. De hecho a eso venimos y ... ---El mayor de los San Juan ya no oyó nada más. Porque el barullo de la gente fue más presente en esos momentos, salió de su trance y dio media vuelta para ir donde Leo. En su camino hacia su hermano empezó a romper la carta en pedazos.

---¿Ya la enviaste? ---Pregunto, pero el castaño mayor solo lo tomo del brazo y lo comenzó a sacarlo de allí. Leonardo protesto. ---¡Oye! ¿Qué te...?

---Callate Leo. Tenemos que salir de aquí. ---Le dijo Fernando en un tono severo pero fue casi como un susurro alto. Fue cuando el mencionado se dio cuenta que su hermano llevaba la cabeza descubierta, dejando al aire sus hebras castañas. ---Ahorita te cuento. Pero cállate.

Y como le ordenó su hermano, Leo se quedó callado y solo se dejó guiar hasta la salida, miro al interior viendo a los soldados realistas a los cuales Nando había oído hablar.
Caminaron más y más alejándose de la casa de correos hasta llegar al límite del pueblo. Cuando ambos pararon, ambos jadeaban por el esfuerzo repentino. Leo soltó un suspiro y volteo a ver a su hermano, el cual se comenzaba a quitar el saco del ejército y lo relacionado a ello.

---¿Ahora sí me vas a explicar qué sucede? ---Pidio Leo a su hermano. Nando por su parte estaba rompiendo el saco y dejándolo detrás de un arbusto.

---Creo que me consideran un desertor. ---Hablo finalmente, Leo levantó la ceja a modo de intriga. ---Mas bien, me volví uno....

---¿Desertor? ---Leo no conocía mucho de ese tipo de vocabulario y menos si venían de algo como el ejército.

---¡Un traidor Leo! ¡Deje el ejército realista sin autorización de mi sargento! ---Santiago... El mayor de los hermanos volteo hacia el camino fuera al pueblo. ¿Cómo se estaría tomando la noticia De la rosa? Posiblemente estaría muy enojado con él. ---Tenemos que irnos de aquí Leo. No se cómo me estén buscando, pero no pienso quedarme para averiguarlo.

---¿Es tan malo ser desertor? Por lo que entendí, tú ya no querías estar en el ejército. ---Leo se cruzó de brazos, más Nando lo tomo de los hombros con algo de fuerza.

---¿Sabes que le hacen a los desertores en el ejército Leo? No, no lo sabes. Pero a nosotros nos lo dejaron muy en claro. Abandonar así como yo lo hice al ejército realista significa la muerte. ¡Si ellos me encuentran me van a fusilar!

El menor de los hermanos abrió los ojos con bastante sorpresa y terror. La verdad no se espero aquello. Ahora entendía a la perfección la reacción de su hermano mayor. Nando lo soltó y saco del arbusto los restos del saco, junto a los.pedazps.de carta y un mechero que se había conseguido en otro pueblo, junto ambos y les predio fuego...
Al ver arder su saco del ejército sintió un nudo en el estómago... Es como si estuviera forzando a cerrar un ciclo, sacudió la cabeza de pensar en sus amigos y en su sargento.

Mientras aquello ardía, Leo y Nando salieron del pueblo como si estuvieran de viaje, una carreta que pasaba los miro y les pregunto si querían un aventón a lo que los hermanos  asintieron y subieron  en la parte de atrás de la carreta. El mayor de los hermanos miro el pueblo que dejaban y pudo ver el humo que iba subiendo al cielo, suspiro y extendió el pañuelo blanco para volverlo acomodar y ponérselo en la cabeza nuevamente.
Sería un largo viaje ahora, ¿cómo es que no se había puesto a pensar que lo tacharian de desertor?
Suspiro con pesadez y trato de alejar aquellos pensamientos de su cabeza, tal vez no todo está a perdido.





















....




















Algún día acabaré ese escrito :'3







Espero les haya gustado. Nos vemos pronto jsjsjs




---Ohayo Pérez

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