4. "Valentina"


Algunos días habían pasado desde su salida con Manuel, el hacendado no había aparecido por esos días. Mentiría si dijera que no se preocupó por el mayor. Un día por eso de las 12 de la tarde al finalizar sus clases fue hacia la hacienda y lo vio en el gran ventanal de la habitación más alta.
Leo lo observo por un corto periodo de tiempo, el pelinegro nunca bajo la mirada, solo veía hacia un punto que San Juan desconocía; Al castaño le hubiera gustado tocar la puerta para poder verle de frente, pero algo dentro de si, le decía que no era buena idea. Suspiro con cansancio y dió media vuelta para regresar a su casa, al menos sabía que su amigo estaba bien.

---Ya llegué. ---Anuncio al entrar en la panadería, Nando se asomo por la bodega saludándote con la mano llena de harina, su hermano le devolvió el gesto.

---¡Ah! Mi niño Leo. Que bueno que usted ya a llegado. ---Lo recibió Dionisia con cariño y amabilidad, besando las mejillas del adolescente que solo sonrió por el gesto. Al separarse, la mulata saco un sobre de su mandil. ---Le a llegado una carta, de una tal Valentina.

Los ojos de Leo brillaron al oir el nombre de su amiga, tomo la carta y agradeció por ello, al tener la carta en sus manos y de algún chiste que solo su Nana comprendía, salió de la panadería para ir hacia su habitación.
Desde su regreso a Puebla había logrado mantener contacto por medio de cartas con la guanajuatense, ¿cómo? Pues, en su regreso, logro pasar por Morelia y después de una pequeña búsqueda, logro dar con ella. Nando se la paso molestado lo por el resto del camino hacia Puebla.
Dió vuelta a la carta para abrirla, pero se había detenido frente a la habitación de su abuela, levanto la mirada y metió el sobre en su mochila, tocó con suavidad.

---Hola abue. ---Saludó después de unos segundos, su cabeza se asomas por la entrada. Doña Toñita sonrió al verlo e hizo un gesto para que su nieto entrara. El menor de los San Juan entro en la habitación y se sentó a un lado de la mujer que lo había criado. ---¿Cómo te encuentras? ¿Ya mejor?

Pregunto el joven con un tono suave de voz, mientras tomaba la mano de la mujer, sintiendo su suave piel, aunque también una que otra ampolla también. Doña Toñita envolvió la mano de su nieto entre las suyas.

---Si mijo, ya estoy mejor. Ya verás que en unos días estaré en la panadería nuevamente. ---Comentó con esa amabilidad de siempre, para Leo, la voz de esa mujer era cálida, suave y lo hacía sentir seguro, era la voz que le había faltado en sus años de aventuras. Aunque a decir verdad, también lo hacía sentir melancólico y hasta culpable. Pues Toñita ya se veía mucho más débil que cuando él se fue. Podría decirse que en parte se arrepentía de haberse ido. ---No tienes que preocuparte querido.

La mujer siguió acariciando la mano de su nieto el cual solo daba una pequeña sonrisa. Hablaron otro poco, temas que leo pasaba en la escuela, incluso Manuel salió en la conversación.

---Nando dice que lo mejor es mantener una distancia... Pero yo sigo sin comprender porque. ---Comentó después de haberle dicho lo ocurrido hace unos días, su abuela, que ya estaba recostada solo dió una sonrisa.

---Bueno Leo, debes comprender que no es normal que a un hombre le guste otro, por lo que veo, tú no le ves nada de malo, eres de un corazón muy puro mi niño. ---Leo ladeó la cabeza con suavidad, la última frase le recordó a aquel francés que lo había utilizado para que si esposa reviviera. ---Me alegro mucho de eso, porque personas como tu amigo, sufren mucho por eso.

---Los rechazan, ¿verdad? ---Preguntó, si abuela solo dió una pequeña y sutil sonrisa triste.

---Si mijo, pero no solo eso. A veces hasta los llegan a matar. ---Leo quedó callado ante lo último. ¿Por qué? Fue la pregunta que vino a su cabeza, a él le causaba nervios porque era la primera ves que conocía a alguien que amaba alguien de su mismo sexo, pero... ¿Acaso era tan malo eso? El padre Godofredo nunca le hablo que aquello estaba mal... Bueno, nisiquiera le hablo de las relaciones amorosas, pues este le había dicho que se lo diría todo cuando tuviera más edad y ya no podría decirse lo por obvias razones. ---Por eso Nando quiere que tengas más cautela Leo. Porque la gente puede pensar mal y podría hacerte daño a ti también.

---Tendré cuidado abuela. ---Comentó con voz suave, pero neutra, no sabia que expresar en esos momentos. ---Gracias por hablar conmigo, te dejo descansar.

Le dijo, su abuela asintió y le pidió a su nieto que se le acercara para besarle la frente y darle su bendición. Cuando terminó y se aseguró que su abuela descansaba, San Juan tomo su mochila y fue hacia su cuarto aún pensado en lo que le había dicho su abuela.
Le parecía algo increíble, pero recordó aquellas historias de cuando existió la Santa Inquisición, que toda la población estaba asustada y cuidaba todo comentario,hasta movimiento para n ser entregado a ella.

Se sentó en su cama y suspiro. Se sentía algo triste por ello si se era sincero. Luego sacudió su cabeza con levedad, ya no quería pensar en eso, así que sacó la carta de su mochila y la aprecio.
La hermosa y cursiva letra de Valentina estaba detrás del sobre, después de todos los datos, en una esquina también agregaba: "Para mi querido Leo".
Leo sonrió sus mejillas arder por ello. Abrió el sobre con sumo cuidado y saco de ella casi tres hojas que estaba dobladas a la mitad.

“Morelia; 15 de marzo 1813
Querido Leo:

¿Cómo te encuentras últimamente? A pasado un poco de tiempo desde tu última carta y te pido una disculpa por no haber respondido antes, pero me han surgido algunos problemas en casa de mis tíos.
Con esto de la guerra, varios pueblos cercanos han tenido que migrar a otros lugares. Y me temo que el poblado de mis tíos será de los próximos.

Si eso no fuera mucho, mi tío se metió en problemas con uno de los generales hispanos, porque rechazo el ser reclutado en las filas realistas ¿sabes? El ya está algo mayor, pero esos idiotas querían obligarlo...
Así que mis tíos tomaron la decisión de huir de Morelia.
Ellos se irán al norte, creo que a Nueva Santander.

Tal ves te preguntes de mí... Bueno, no sé si esto te parecerá, pero mis tíos dicen que lo mejor para mí es ir a Puebla, contigo.
Ya que el ejército realista iría a por ellos y no me expondrían a mí.
Se que está carta de deberá llegar días después de que mis tíos y yo hayamos emprendido está "travesía". Posiblemente mi llegada a tu pueblo serían dentro de dos días o un poco más...

Enserio te pido una disculpa por estar llegando tan de sopeton y no poder decirte nada antes... Mis tíos planean que llegue a Puebla por eso del 20 de este mes.

Espero puedas ir por mí a la entrada de tu pueblo.

Te quiere, Valentina.”

Leo repaso la carta una ves más. Luego recordó que día era aquel, abrió los ojos al darse cuenta que era 19 de marzo.
Se levantó de su lugar, debía hablar con su abuela y con Dionisia, era obvio que no iba a dejar a la guanajuatense sola.
Solo espera que Nando no le fuera hacer burla como la última vez.



[....]





A la mañana siguiente, se levanto temprano para ir a la entrada de la capital. Ya que no sabía a qué horas podría llegar la fémina. Fue solo, porque Nando se quedó ayudando en la panadería, al igual que su Nana y su abuela de la seguir descansando.
La mañana era demasiado fresca y el sol apenas empezaba a calentar.

Pero los puestos de la capital ya empezaban a laborar desde ya  temprano, así que ya había gente caminado por allí, llendo a una improvisada estación de carretas para ir a otros lugares. También se le veía pasar a uno que otro soldado realista.

Al llegar, Leo vio gente en la entrada, esperando subir a una carreta. No muy lejos de allí había otra, dónde solo había una persona, Leo le extraño que la gente no subiera a esa, entrecerró los ojos un poco mientras se cubría con la mano para hacer sombra a sus ojos y ver mejor. Logro ver al caballo de Manuel, era el que estaba sujeto a la carreta, así que decidió acercarse para ver si el hacendado se encontraba allí.

---Leo. ---Lo llamaron cuando estuvo cerca del caballo blanco, el castaño se acercó a la parte de atrás de la carreta, cubierto con un sarape de color negro estaba Manuel, el cual le sonrió. ---Buenos días.

---Buenos días Manuel. No te había visto en días, ¿te encuentras bien? ---Preguntó, mientras ponía sus manos sobre la madera de la carreta, los ojos cobres del mayor lo veían con atención.

---Si, estoy bien. Te agradezco tu preocupación Leo. ---El nombrado le sonreía de manera amable, feliz de saber que su amigo se encontraba bien. ---Se solo que, cuando está mi padre yo no puedo salir. Por eso no había podido ir a verte.

Leo solo dió una expresión de ligero asombro y la plática con su abuela llegó a su mente, no puedo evitar sentir tristeza por ello Manuel que aunque estaba sentado se había inclinado lo suficiente para hablar con el poblano había notado su cambio de expresiones.

---¿Te vas? ---Preguntó el castaño al recordar que su amigo estaba en una carreta.

---No exactamente. Voy por mi abuela, como mi padre va a salir de viaje a Europa, mi abuela viene desde Córdoba a cuidarme, yo iré a interceptar la en el camino para ayudarla y que no venga hacia Puebla sola. ---Explicó el pelinegro. San Juan asintió por ello. ---Y ya que mi padre no estará por meses... Podremos seguir viéndonos.

El castaño volvio a sonreír por lo último dicho. Manuel de igual manera sonrió, la verdad es que la gente no los veía porque además del sarape, este tenía un sombrero que lo cubría... Estaba de "camuflaje" ya que algunos en el poblado ya lo reconocían y solían decirle de cosas por ello.

---Pero, dime Leo. ¿Que haces tú por aquí? ¿Vas en busca de otra leyenda acaso? ---Una pequeña risa salió de parte San Juan.

---No, vengo a recoger a una amiga que llegara en cualquier momento. ---Explicó de manera más sencilla, el hacendado asintió por ello, aunque un poco de aquella sonrisa se había borrado, aunque eso el menor no lo noto. ---Por cierto, te cuidado e oido que hay más bandidos de los que había antes.

---Tendré cuidado Leo. ---Le aseguro el mayor, volviendo a tener esa sonrisa que la palabra "amiga" había casi borrado. ---Y para que sepas que yo volveré... ---Los ojos castaños de San Juan miraron todos los movimientos del más alto, que se había enderezado, lo vio quitarse el moño de listón que tenía en el cuello de su camisa y se había vuelto a inclinar para estar de algún modo a su altura. ---Estira tu mano por favor Leo.

Le pidió, el nombrado estiro su mano izquierda que era la más cercana al hacendado, este dió varias vueltas con el listo sobre su muñeca para al final atarla con un nudo. Leo miro el listo rojo varios segundos después de que el mayor hubiera terminado y luego miro a López.

---Podrás devolverme mi listón cuando vuelva. ---Leo nuevamente no lo noto, pero la sonrisa que en esta ocasión le regalaba el hacendado era una sonrisa galante, casi coqueta. ---¿Te parece bien?

---Me parece bien. ---Amable, esa era la sonrisa que él le regalaba a Manuel. Aunque también se sintió algo avergonzado por el gesto del listón. ---Ten un viaje Manuel.

Se despidió aún con la mano cuando el chófer había hecho avanzar al caballo y la carreta se fue alejando. Leo miro la carreta desparecer hasta que la vista no le dió para ver más.
Más su expresión cambio cuando  unas delgadas manos le cubrieron los ojos acompañados de una voz femenina, suave y calmada hablo a espaldas de él.

---¿Adivinas quién soy, cazafantasmas? ---Una sonrisa apareció en el castaño. Que llevo sus manos sobre las de la fémina y las quito mientras volteaba. ---Has crecido mucho Leo.

Le comento Valentina antes de que él saludara y era cierto, tal ves aún no alcanzaba la estatura de su hermano (1.73), pero ya había empezado a crecer por la pubertad, pasando ya los 1.68 de estatura.
En cambio, la guanajuatense era baja de estatura... Pero, ahora era mucho más bonita de lo que el poblano recordaba, sus facciones eran más finas y vestía un vestido azul real con blanco de algodón y aunque no apreciaba su cabello del todo por tenerlo cubierto por un rebozo, seguía siendo la misma Valentina que había conocido 4 años atrás.

---Bienvenida Valentina. ---Le dijo mientras ambos se saludaban con un beso en la mejilla, tomo la maleta de la fémina que ahora debía tener unos 15 años y le ofreció su brazo para que ella se sujetará. Cuando ella lo hizo comenzaron a cambiar a la panadería.







----Ohayo Pérez






¿No les conté que también me gusta el Leotina (?)? Aunque si somos sinceros, me gustan más de amigos, pero no podemos quitar el hecho de que Valentina fue su primer beso de Leo. Así que para mí hubo sentimientos ahí, tranquilos, solo habrá poquito de esta pareja uwu

Si mal no recuerdo, cuando inicio la saga Leo tenía 10 años.

La leyenda de la Nahuala: 1807, al finalizar pasa un año es 1808. (Aquí acabaría con 11 años)

La leyenda de la llorona: 1808 aquí seguiría de la misma edad.

La leyenda de las momias de Guanajuato: 1809 para mí, entre cada película pasa un año de diferencia... Porque algo me dice que se tardaron en llegar porque no conocían el terreno, debía  parar a preguntar y cosas así uwu. Aquí Leo ya tiene 12 años uwu

La leyenda del Chupacabras: 1810. 13 años. Inicio de la guerra de independencia, por eso la aparición del ejército realista e insurgentes. Aquí creo que Leo se tardaría mucho más por eso.

La leyenda del Charro negro: 1811. Para mí que Nando atrasó mucho más a Leo en su regreso a Puebla. Cómo no se dónde queda el pueblo dónde se dan los hechos de la película, me base de dónde es la leyenda (según mis investigaciones de Zacatecas, si alguien sabe, dígame por favor uwu)  aquí Leo ya tiene 14 años.

Dos años después de eso es 1813, por lo que Leo ya tiene 16 años uwu...

Mi Headcanon es que Valentina es un año menor que él (al igual que la información que les presente). jsjsjs

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