2. "Amigos"


Voten y comenten. Espero poder retomar la historia y que no esperen mucho por la actualización uwu <3








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El sentimiento de soledad acompañaba a Leo desde hace mucho, lo sentía como un vacío a pesar de tener a su familia aún con él. ¿Acaso anhelaba tanto que el mal regresará solo para tener a sus amigos de vuelta?
Se sentía egoísta por querer algo así.
Caminaba por las calles de la capital, viendo varias cosas distintas desde que la guerra había terminado hace pocos años; después de mirar algunos puestos a la lejanía logro observar un equino blanco se acercaba, era grande, precioso y se movía con total elegancia, cuando parecía que no se de tendría frente a él, este giro a la izquierda, mostrando a su jinete. Manuel, el chico de la hacienda calmaba al caballo.

Ambos se miraron momentáneamente.

---¡San Juan! ---Llamó animado el pelinegro. ---Es un gusto verle nuevamente.

Una sonrisa decoro el rostro del joven adulto y comenzó a bajar del equino. Leo dió unos pasos atrás para darle espacio al hacendado para que bajara.

---Buenas tardes joven Manuel. ---Comentó amable el castaño, para segundos después tener al más alto delante de él. ---¿Cómo se encuentra?, ¿dando un paseo?

---Bien, bien. Pero dejemos las formalidades por favor. ---Pidió mientras daba un pequeño golpe en el hombro del más joven. Leo solo sonrió ligeramente nervioso. ---Llámame solo Manuel. Ambos somos jóvenes aún, no debería haber tanta formalidad entre nosotros... ¿Puedo llamarte Leo, cierto?

---Hmn... Por supuesto. ---Respondió con una sonrisa nerviosa el castaño mientras rascaba por detrás de su cabeza. El más alto seguía sin borrar esa sonrisa de su rostro, por alguna razón San Juan se sentía nervioso por la confianza que el mayor tenía.

---¿Y que haces tan solo por acá? Oh... Y si. E salido ya que mi padre se a ido hacer negocios. ---Comentó. Leo solo asintió ante lo explicado.

---Bueno, había terminado mis clases. ---Comentó y aunque no lo pareciera, Leo aún era estudiante, aunque solo asistía par recuperar los años perdidos por estar viajando. ---Decidí pasear por las calles antes de ir a casa.

---Me parece bien que sigas estudiando Leo. ¿No quieres que te lleve a tu casa? ---Preguntó, en esos momentos el caballo se mantenía calmado y movía su cola en ocasiones.

---Oh, no quiero ser una molestia. ---Dijo el menor de los San Juan mientras daba una sonrisa un poco más grande y nerviosa. Pues nunca se había subido a un caballo, tal ves había montado Alebrijes e incluso en una ocasión había montado al mismisimo chupacabras, pero nunca tuvo la oportunidad con un equino. ---Pero agra...

---¿Molestia? ¡Claro que no hombre! ---Interrumpio López con una pequeña risa y dando una palmada en el hombro del contrario. Leo se quejo mentalmente, pues el golpe aunque ligero, había Sido fuerte. ---Por favor Leo. Te pido aceptes mi invitación.

Pidió Manuel mientras daba una ligera inclinación de cabeza y con su mano derecha que estaba libre señalaba al caballo. Leo miro unos momentos al mayor y poco después miro al equino, si duda era majestuoso e imponente... Pero si le daba algo de miedo a que no se llevará con el animal.
Después de unos segundos, suspiro y acepto la invitación del hacendado.

Los ojos cobre del mayor parecieron brillar de la emoción por qué el San Juan aceptará. Así que después de eso, lo ayudo a montar a Zafiro que era el nombre del caballo, el cual recibía el nombre por sus ojos azules*.
Leo se sintió nervioso por estar arriba, pero debía decir que le era impresionante del mismo modo. Poco después, Manuel se unió a él, lo vio acariciar al cuádrupedo y decirle algunas palabras, para después tomar la correa.

---Sujetate Leo. ---Le sugirió el de cabello oscuro. Y antes de que el nombrado pudiera preguntar, Manuel ya había hecho avanzar al animal, a lo que el San Juan se abrazo al mayor por la espalda.  Trato de ocultar su rostro al notar que algunas personas lo observaban extrañados... O al menos eso le pareció al joven.

Debía admitir que el montar a caballo no había Sido tan malo como imagino, se había logrado soltar un poco de Manuel sin la necesidad de tener que abrazarlo. Y aunque si era algo raro que dos jóvenes montarán al mismo caballo, trato de no tomarle importancia.

---Oye Leo. ---Llamó Manuel, a lo que el joven se apego un poco para preguntar que pasaba. ---Puedo... ¿Puedo mostrarte un lugar íntimo para mí?

---Mnh... Claro Manuel. ---Tenía curiosidad. Aunque no entendía el porque el mayor quería enseñarle algo privado a él, si apenas se conocían.

Asíque tomando otro rumbo que no fue hacia su casa, Manuel hizo que el caballo galopará con más rapidez. Hasta que salieron de la parte poblada de la capital, hasta llegar al campo, Leo miro.por detrás de él, como iban subiendo una cuesta, la ciudad se iba haciendo cada ves más chica. Entonces, cayó en cuenta...
No solo había aceptado montar a caballo con una persona que apenas y sabía el nombre y una que otra cosa... Sino que había aceptado ir con  él a un lugar apartado.
¿Cómo habla logrado bajar tanto la guardia?

Antes de poder decirle a Manuel que regresarán a la ciudad, el caballo iba calmando su andar, frente a ellos un gran Ahuehuete reposaba junto a un pequeño estanque que era alimentado de igual manera de un pequeño rio. Que seguía hasta la ciudad.

El lugar era igual precioso, porque había bastante vegetación y varios pedazos del lugar tenían unas flores moradas que le daban un toque más vivo al lugar; Manuel bajo del caballo y tomo la correa  caminado y guíando al animal cerca del gran árbol. Cuando lo amarro en una rama baja, ayudo a bajar a Leo, el cual miraba el lugar aún.

---¿Qué es este lugar? ---No pudo evitar preguntar. Volteo a ver a Manuel, que se sentaba en el piso y se recargaba el tronco del árbol, siendo protegido por la sombra de este.

---Es mi lugar favorito. ---Respondió el mayor con una sonrisa. ---Mi tío lo encontró hace mucho tiempo. Le encantaba estar bajo la sombra de un árbol a pesar de tener un gran sombrero que lo protegiera de este. Aquí también encontro el amor, mi tía solía venir a lavar ropa al río y ambos se conocieron bajo este mismo Ahuehuete.
Tristemente, ambos murieron cuando me fui a Europa.

Leo que no había apartado la mirada del mayor, se sintió asombrado por lo que este había contado. Luego hecho otra mirada al lugar y se sentó aun lado de Manuel. La brisa era cálida y la sombra que el árbol producía era fresca.

---¿Por qué decidiste enseñarme este lugar? Apenas nos conocemos Manuel. ---Preguntó finalmente. Pues si era un lugar bastante privado y podría considerarse secreto ¿no debía mantenerse de ese modo?

---Porque... Siento que nos parecemos Leo. ---Respondió el mayor sin mirarle. ---Además... Me encantaría que fuésemos amigos.

Una sonrisa amable apareció en el rostro del joven y sus ojos cobre se encontraron con los ojos castaños del poblano.
Leo no se espero las primeras palabras... Buenos tampoco las segundas, pero,  o le parecía mal tener un amigo finalmente.

---¿Tú... También fuiste excluido? ---Preguntó San Juan mientras bajaba levemente la mirada recordando el como los demás niños nisiquiera querían dirigirle la palabra cuando tenía 10 años y no podía hablar sin tartamudear.

---Si. Lo fui. Cuando mis... "amigos" se enteraron lo que realmente era, se alejaron porque "no querian ser contagiados"... Era el ser mas raro y repulsivo a sus ojos. ---El menor lo lo miraba, no entendío eso de "raro", él también era "raro"... ¿No?

---¿Lo que realmente eras? Lo siento, es que no entiendo esa parte. ---Confesó Leo, Manuel sonrió levemente.

---Supongo que Nando te contó o oíste la razón del porque me enviaron a Europa. ¿No, Leo? ---San Juan levanto la mirada unos momentos tratando de recordar. "Es que el hijo de los López, les salió rarito". Y aunque podría decir que lo entendía, la verdad es que no.

---¿Por qué saliste... "Rarito"? ---Preguntó Leo una ves más. Manuel rio levemente estaba ves. Luego dió unas ligeras palmadas en el hombro del castaño.

---Leo... Espero no te incomode, pero. Para ellos soy raro porque... Me gustan los hombres. ---Confesó amable, esperando la reacción del menor.

Los ojos de Leo se abrieron con sorpresa. Ahora entendía las extrañas miradas que la gente le había dado cuando se abrazo a Manuel hace un rato. Las mejillas se le pusieron rojas.

---Espero que este detalle no afecte el que seamos amigos. ---Agregó el pelinegro. A lo que San Juan empezó a negar nervioso y moviendo las manos delante de él. No se había esperado aquello.

---¡No, no. No te preocupes! Osea si es algo extraño, pero... No... ---Sinceramente San Juan no sabía como reaccionar ante ello. Pero, tampoco quería perder a un amigo que apenas estaba conociendo. Respiro profundo. Manuel solo lo veía algo divertido por la reacción del joven. Había Sido la mejor reacción de alguien hasta ahora. ---Enserio, no tienes que preocuparte. Se lo que se siente ser rechazado de manera social, así que... ¡Tienes mi apoyo!

Exclamó de manera decidida el castaño. Ambos se miraron unos segundos y después se sonrieron de manera mutua. San Juan se alegraba realmente de tener un nuevo amigo.






----Ohayo Pérez

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