12. "Y los muertos aquí..."


Bueno, para no perder la costumbre, otro dibujo que nada que ver con el capítulo XD

Me imaginé que nuestra querida Teodora logro convencer a Leo de hacer el Jack O Challenge, que consiste en casi tener el pecho en el piso y abrirte de piernas.
Sinceramente no creo que Leo pueda hacerlo, se cabo apoyando con los brazos y se estaba resbalando, Leo no tiene flexibilidad del todo XD

La imagen tomenla como una foto de parte de Teo uwu

Ahora sí, el capítulo uwu

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Disculpen si lo volví a subir, es que corregí las faltas que tenía, ya no debo escribir medio dormida 😅













El viaje al panteón, aunque lugubre, fue calmado, seguido de los rezos de las personas, Leo y Nando junto a otros cuatro hombres hicieron la marcha fúnebre hasta el lugar donde su abuela descansaría.
Cuando llegaron, ambos hermanos se abrazaban por el hombro, a pesar de todo eso, Leo se sentía mucho más tranquilo que en los días posteriores. Aunque el hacendado no pudo acompañarlo por varios motivos, el menor de los San Juan ya se sentía mucho más tranquilo.

Ya era por la tarde cuando volvieron a casa, el caballo blanco ya no se encontraba cerca de su casa, pero no comento nada. Dionisia y Nando entraron primero, dejando a Valentina y al castaño afuera, ambos se miraron unos segundos.

---Gracias Val. ---Le comentó en un tono amable y tranquilo a la guanajuatense, la cual bajo la mirada. ---Gracias por seguir aquí.

Ella sonrió unos momentos.

---Gracias a ti por dejarme quedarme. Lamento mucho lo que pasó con tu abuela Leo. ---San Juan tomo la mano ajena, la azebache levanto la mirada en esos momentos. ---Y... Tampoco quise que salieras huyendo ese día.

---¿Lo dijiste por estar enojada? ---Pregunto San Juan, la fémina bajo nuevamente la mirada. ---Se que no debí dejarte sola ese día, pero...

---Esta bien. ---Interrumpió ella. Leo la miro, Valentina suspiro. ---En parte si lo dije por estar enojada, pero, también porque, y disculpa que lo repita mucho, pero, que no es normal...

---Lo se, yo también estoy confundido. Con sinceridad, Valentina, yo sentía las mejillas arder cuando oía de ti. Pero, no era mi intención dejar de sentirlo. Solo paso. ---La guanajuatense asintió, pero no comento algo más. Solo levanto la mirada y le sonrió al mayor. ---¿Seguimos siendo amigos?

---Si, lo somos. ---Leo sonrió al oír esa respuesta y ambos adolescentes acabaron en un abrazo. ---Leo, ¿tú... Sientes algo por él?

Estaban ligeramente separados, los ojos castaños del nombrado miraron los oscuros de ella.

---No lo se. Es complicado. ---Respondió, la verdad aún dudaba mucho y no quería dar un si definitivo, sentía que no podía, que algo le faltaba. Solo un pequeño empujón para aceptarlo. ---Pero, mejor entremos, aún debemos hacer muchas cosas en la casa.

Respondió riendo nerviosamente y separándose de su amiga, la cual ya no comento mucho y se adentro en la casa de los San Juan.
Poco después Leo la siguió, cerrando la puerta tras de si.







.....







Aunque a Leo le hubiera encantado quedarse en casa ayudando a su nana y los demás, Nando no lo dejo, diciendo que lo mejor era que siguiera estudiando.
Nando había dejado la escuela cuando el ejército realista lo enlisto en sus filas, pero era algo que actualmente no le molestaba, sabía trabajar y eso ayudaba más.
Además de que a Leo la gran mayoría de veces se le quemaba el pan en el horno.
Para suerte del menor de los San Juan, sus compañeros no le volvieron a decir algo, pero si lo veían raro. Leo se ponía algo nervioso, posiblemente lo vieron el día en que la gente del pueblo golpeó a Manuel. Era complicado saberlo, pero no indago en nada, era mejor así, si no se metían con él, no buscaría problemas.

Al salir de la escuela, no se dirigió a su casa, sino fue hacia la hacienda de los López, sentía el estómago algo revuelto, pero, quería ver a su amigo.
Ya estaba en la plaza, cuando noto el caballo blanco galopar hacia el monte, Leo corrió hacia la misma dirección.
Cuando estaba en los límites del pueblo, caballo y jinete estaban allí, como si lo esperarán.
Leo sonrió e hizo un esfuerzo más para correr donde se encontraba el hacendado.

---Manuel. ---Llamo, el nombrado llevaba un sarape blanco de detalles dorados, al igual que el sombrero, al bajar la mirada, el mayor le dedico una sonrisa al más joven y le extendió la mano para subir. San Juan no lo pensó dos veces.

Al estar arriba no estaba por detrás del mayor, sino por delante. Pudo oír un "sostente" de parte del contrario y se aferró al chaleco de este cuando el caballo volvió a galopar colina arriba.
Cuando llegaron al que se había convertido en su lugar para ambos, bajaron. Leo no decía algo, más bien se sostenía del brazo, pues el mayor había ido amarrar al caballo.
¿Debía decir algo? Tenía la necesidad de hablar de lo que pasó hace unos días atrás, quería hacerlo, pero no sabía cómo sacar el tema. Le daba la espalda al azebache, el cual ya había terminado de amarrar al equino y ahora miraba la espalda del menor.

---Leo. ---Lo llamo Manuel, el castaño volteo a verlo. El hacendado se había quitado el sombrero y el sarape, Leo noto el listón rojo que ahora estaba al rededor del cuello del mayor y el cual estaba amarrado en un moño. Sintió frío en el brazo izquierdo de solo verlo. ---¿Crees que... Puedas perdonarme?

---¿Perdonarte? ---Pregunto el menor, no pensó en qué el mayor se disculparia, de hecho, no era la forma en la que pensó que hablarían de ellos. ---Manuel...

---Se lo que dije, a mí también me dolió decirte que me olvidarás. Eres un gran amigo Leo, pero, estaba frustrado, enojado, pero sobre todo, asustado. ---Los ojos castaños de San Juan lo miraron, se acercó un poco a Manuel.

---¿Asustado? ---Volvió a preguntar, los ojos del azebache lo miraron y le regalaron una pequeña pero triste sonrisa. Fue Leo el que está ves llevo su mano al rostro ajeno.

---Si, porque, tengo miedo de que si te quedas conmigo. La gente vaya a lastimarte. ---Manuel tomo la mano del menor y beso sus nudillos, las mejillas del adolescente se pusieron coloradas rápidamente. ---No quiero eso Leo, no soportaría que por mi culpa acabes igual o peor que yo como aquel día. Pero... ¿Quieres saber un secreto?

Leo asintió levemente con la cabeza, el viento soplaba con suavidad, moviendo los cabellos de ambos jóvenes. San Juan podía notar el suave susurro del río que fluía a unos metros de ellos, el suave sonido de las hojas al ser golpeadas por la brisa de verano, hasta el leve zumbido de las abejas a la lejanía. Se sentía tan a gusto y seguro en ese lugar, junto al hacendado.
Los ojos cobres de Manuel chocaron cos los castaños del más bajo, el cual ya sentía los latidos de su corazón pegar en su pecho, dando un ligero dolor.

---No podía dejar de pensar en ti. ---Contino Manuel, el cual no había soltado la mano ajena. ---Y no sabes cuánto me dolió verte triste por lo de tu abuela, me hubiera encantado acompañarte en todo momento, pero, no pude.

---Pero fuiste durante el velorio... ---Hablo ahora Leo, Manuel lo miraba con total atención. ---Y, te agradezco mucho que no te hayas ido apenas me viste... Yo también... Tenía miedo, de que ya no nos viéramos, que enserio me viera obligado a olvidarte...

Ahora no solo Leo, sino que Manuel tenían las mejillas coloradas. López no soltó la mano de San Juan, pero si las bajo, con su brazo libre abrazo al castaño, el cual correspondió al gesto, recargado su cabeza en su hombro.
Manuel volvió a pedir que le disculpara, a lo que el menor no lo dudo al decirle que lo hacía y que comprendía el porque le había dicho aquello.
Se quedaron varios minutos abrazados y tomados de la mano.
Cuando se separaron, Leo algo nervioso y mirando los ojos cobres del mayor, pregunto.

---Manuel... T-tu habías dicho que... ---Leo sentía toda la cara arder, el nombrado iba por el mismo camino. ---Tal ves yo era... La persona más preciada y que querías...¿Q-que quisiste decir exactamente?

El castaño ahora evitaba la mirada del contrario, el cual tenía el rostro igual de rojo que el menor. Soltó las manos de San Juan, el cual levanto la mirada y vio como esté se cubría el rostro. Fue entonces cuando Leo pensó que no debió preguntar eso, pero López bajo las manos con un suspiro algo largo.

---Te diré que significa Leo... Porque, no se si tenga otra oportunidad para hacerlo. ---Manuel bajo levemente la mirada y tomo las manos del menor, el cual sentía que el corazón se le iba a salir del pecho en cualquier momento aunque, no era el único con dicha sensación. El hacendado tomo una bocanada de aire, se contuvo unos segundos y hablo. --- Significa que tú me gustas, pero no es un simple gusto, no como el café en la mañana, no como la puesta de sol en el horizonte.
Me gustas no solo de un momento, no como esperar una noche, o la ansiedad por la mañana, tú no eres un instante.
Tú me gustas, para dos o tres eternidades...

Leo abrió los ojos con sorpresa y levanto la mirada, el azebache se la devolvía. El corazón le iba tan rápido, que no dudaba que saldría de su pecho en cualquier momento, una felicidad casi absurda lo invadió de la nada, pero igual los nervios. Había sentido lo que era estar enamorado antes o al menos lo que suponía por Xóchitl o Valentina, pero, aquello, era totalmente distinto... ¿Cómo podía sentirse de ese modo cuando llevaba poco tiempo de conocer al mayor?
¿Acaso ese sentimiento sería igual de fugaz que lo que sintió por su amiga de Guanajuato?
Leo bajo la mirada, avergonzado, colorado... Pero sobre todo feliz.

---Y-yo... Yo... No se cómo... Responder... Yo... ----Hablo con notable nerviosismo, Manuel le sonrió con amabilidad. ---¿C-comó puedes... Estar tan seguro?

Pregunto, pero no soltó las manos del mayor. López no borro esa sonrisa de su rostro u se acercó levemente al contrario, dejando un beso en su frente. El castaño levanto la mirada encontrandose con nuevamente con los ojos cobres.

---Bueno, no voy a negar que no es la primera ves que siento algo parecido... Pero, te puedo asegurar que es la primera ves que quiero pasar el resto de mi vida con alguien. El la primera ves que siento que mi vida se llena de felicidad con tan solo verte, fue la primera ves que me sentí tan roto cuando no te tuve a mi lado... Me siento tan extraño con este listón en el cuello cuando me había acostumbrado a verte con él... Es la primera ves, que quiero pasar toda mi vida al lado de alguien.

A cada palabra San Juan sentía que le salía humo de las orejas por lo rojo que debía encontrarse, agradecía que el azebache no lo hubiera soltado aún cuando sentía las manos bastante sudadas.
Leo bajo nuevamente la mirada.

---Y-yo no se cómo responder.... ---Comento avergonzado y apenado, sentía que debía decir algo por las hermosas palabras que el mayor le había dedicado. Pero Manuel soltó una de sus manos y lo tomo por el mentón, haciéndole levantar la mirada.

---No tienes que responder ahora Leo. Nadie te obliga hacerlo, esperare por una respuesta, ya sea afirmativa o negativa... Te lo dije, no quiero presionarte a algo que no quieras. --- El castaño dio una leve sonrisa al contrario.

---Gracias Manuel. ---Le dijo, sintiéndose realmente agradecido por el más alto, el cual se acercó nuevamente, Leo creo que este le besaría en los labios y cuando él mismo hizo una pequeña boca de pato, Manuel bajo con suavidad la cabeza del más joven y nuevamente beso su frente. Leo solo se sintió más avergonzado por dicha acción.

Después de aquella plática entre ambos, Leo comento que debía llegar a su casa para ayudar. Cómo era de esperarse, Manuel lo acercaría lo más que pusiera de la panadería. Ambos subieron al equino y Leo se abrazo del más alto, agradeció que el caballo se pudo meter por varias calles y no pasar por la plaza, estuvieron a par de calles cuando Leo bajo del caballo.

---Gracias Manuel. ---Volvió agradecer, el hacendado asintió y antes de que el castaño se fuera, este lo llamo, Leo lo miro. Manuel bajo del caballo y le pidió extender su brazo izquierdo a lo que Leo lo hizo. Vio como Manuel se quita a el moño de listón y se lo volvía a colocar donde anteriormente lo tenía.

---Sabes... Aquella no creo que haya sido la mejor forma de devolvermelo... Así que, tal ves... Esta ves si podamos encontrar una mejor ocasión para hacerlo. ---El azebache rascó su nuca y Leo sonrió.

---Me parace bien. Te lo devolveré luego. ---Sin duda el estado de ánimo de Leo mejoro mucho. Miro a un lado y luego el otro, cuando vio que nadie los veía beso la mejilla del más alto y luego salió corriendo hacia la panadería.

Manuel no dijo nada, una sonrisa decoraba su rostro, acomodó su sombrero y subió a su caballo para ir a  su casa.








....










Leo y Valentina caminaban juntos, Dionisia los había mandado juntos al mercado para ir por la despensa de los próximos días.
Por la escuela y el trabajo en la panadería,  no se había podido ver con el hacendado en dos días, pero, al menos se habían logrado saludar a la lejanía.
Las cosas con la guanajuatense parecían ir mucho mejor, aunque se mostraba algo monótona, siempre ambos trataban de volver a las alegres pláticas antes de su pelea.

Que no tardaban en hacerse, pues realmente ambos querían volver aquello. Pues la chica parecía finalmente haber aceptado su derrota, viendo como Leo se veía nuevamente feliz después de haber hablado con el hacendado.
Y no había nada que reprocharle al castaño, porque Leo seguía siendo el mismo chico que conoció.
Valentina se esforzaba por Leo, aunque no podía evitar mirar mal a Manuel cada ves que lo veía.

---Ya es muy tarde, no se porque Nana Dionisia nos mandó a estas horas. ---Se quejo Leo mientras junto a su amiga entraban en la calle de la nahuala.

---Porque no habíamos tenido tiempo, recuerda que aún estamos empacando algunas cosas del cuarto de tu abuela Leo. ---Contestó ella, cosa que era verdad, estaba guardando su ropa y poniéndolas en cajas. Al igual que otras cosas.

---Bueno si, pero... ---Leo se quedó callado y volteo por detrás de él. Valentina lo llamo. ---Lo siento, creí oír... Nada.

Dijo de repente, Leo no quería volver a comentar nada de sus amigos, estaba en el proceso de seguir adelante, pero, no podía negar que la chica que cantaba por allí se oía bastante desafinada.

Siguió con su camino junto a la guanajuatense la cual empezó a comentarle algunas cosas que había aprendido al estar en la panadería y junto a Dionisia. Leo la oía atentamente.

"---Y los muertos aquí lo pasamos muy bien, entre flores de colores..."

San Juan se detuvo nuevamente. Valentina lo miro con ligera preocupación. Antes de que ella pudiera decir algo Leo se sostuvo la cabeza. 

---¡Teodora por favor, cállate! ---Exclamó el castaño. Valentina lo miro con los ojos abiertos,  ambos se quedaron callados por largos segundos.

"---Para dar una vuelta
Sin pasar de la puerta, eso sí
Que los muertos aquí es donde tienen que estar..."

Leo levantó la mirada, estaban a un par de casas de la casona abandonada. Cómo no la había reconocido. Tomo la mano de Valentina y corrió a la antigua construcción, la cual había sido sellada cuando lograron vencer a la bruja. Pero Leo y uno que otro vandalo habían logrado hacerle otra abertura a la puerta de madera.

---¡Leo, espera por favor! ---Pidio la chica, la cual no comprendía la actitud de si amigo, el cual quitó una tabla bastante floja para poder entrar sin problemas.

---¡Val! ¿Enserio no lo oyes? ¡Es Teodora! Solo ella cantaría de forma tan desafinada. ---Explico el joven, comenzando a entrar en la casona, Valentina lo miro. ---Ven... Estoy seguro que es ella.

La guanajuatense dudo unos momentos pero después entro junto al poblano. Que la ayudo a entrar, cuando estuvieron dentro, Leo le tomo nuevamente de la mano, la casona estaría totalmente oscura de no ser por los últimos rayos de luz que se filtraban por los ventanales que la construcción poseia.
Al llegar, en el viejo y polvoso altar, Leo no vio ni a Finado ni a Moribunda.
Pero la voz de la pelirroja seguía escuchando, con la mano bien sujeta de la azebache comenzó a correr, recordando vagamente dónde estaba el cuarto de la la fantasma.

Podría haber seguido el sonido mal afinado del piano, pero se oía por todas partes. Valentía se sorprendió al ver lo bien que Leo se ubicaba en aquel lugar abandonado.
Casi se quedan sin aire cuando subieron las escaleras para llegar al piso de arriba donde Leo recordaba debía estar la habitación de Villavicencio.

---¡Y el cielo, por mí, se puede esperar! oh, oh, oh, oh. ---Leo soltó a Valentina cuando llegaron frente a la puerta de madera de un tono rosa ya gastado. El corazón le latía con fuerza... ¿Estaría imaginando cosas? Por que Valentina no la escuchaba. Leo recordó que la primera ves que Nando y Teodora se reencontraron, su hermano no pudo verla hasta un tiempo después. ---Este cementerio. No es cualquiera cosa
Pues, las lápi...!

La voz dejo de cantar de una forma bastante brusca, Leo había abierto las puertas de par en par y entro en la habitación. Se quedó congelado, frente a él, la pelirroja se encontraba frente a su piano. Ambos se veían, casi de forma incrédula, Teodora parpadeo un par de veces, luego pego un grito bastante agudo que saco a Leo de su trance y que le indico que la chica frente a él no era una mala broma de su cabeza.

---¡Ah! ¡Pero si es Leo San Juan! ---Exclamó feliz Teodora y se levantó de su piano, corrió hacia Leo. Ninguno de los dos llegó a pensar que se abrazarían de tal forma, pues la pelirroja se había lanzado había el castaño y Leo la abrazo con fuerza levantándola. ---¿Osea, enserio eres tú Leo? Y yo, que creía que no te volvería a ver... ¡Ay! ¡Estoy súper hiper mega feliz! Enserio, osea, no sabes cómo me la e pasado, ¡finalmente podré postear algo en mi Feis!

Aunque Leo no entendió lo último, realmente se sentía feliz de ver a la peliroja, la cual le comentaba algunas cosas.

---¿Sabes quién se pondrá super feliz de verte? ¡A Xóchitl! ---La fantasma dio pequeños saltitos en su lugar, Leo volteo donde Valentina para que ella también pusiera ver a sus amigos. Teodora ya le gritaba a la otra chica para que se fuera hacia su habitación.

---Ven, ellos son inofensivos, de hecho ya los has visto. ---La guanajuatense tomo la mano de San Juan que la hacerlo cerca de la pelirroja la cual Valentina aún no podía ver. ---Teodora, quiero presentarte a Valentina.

La nombrada dejo de gritar y volteo a ver a Leo y ala azebache. Se cruzó de brazos u la momentos.

---Así, la chica que estuvo con nosotros cuando hubo un apocalipsis zombi en Guanajuato. ---Teo río un poco. Y luego se acercó a la azebache y le dijo de manera más alegre. ---¡Que bonito tu vestido!

Valentina solo sonrió, porque aún no veía a la pelirroja, sabía que estaba ahí porque vio como su vestido se movía. Teodora volvió a gritarle a Xóchitl para que llegara..
Leo volteo una ves más a la entrada cuando oyó.

---Ya voy niña Teodora. Es que sus tíos mandaron un mensaje, de que la van a venir a visitar pronto y... ---La azebache se quedó callada al levantar la mirada y ver a Leo, el cual también se quedó callado, pero mantenía una sonrisa en su rostro. ---Ay diosito...

---¡Xóchitl! ---Exclamó Leo y corrió hacia la fantasma. En esos momentos, Teo daba su teléfono y después de marcar una tecla, tronar sus dedos, y una pequeña nube rosa y con brillo estallara frente a Valentina. Teo volvía a tener su vestido corto, dejando el vestido de hace casi 60 años que tuvo cuando Leo llegó.
Valentina se tallo los ojos y cuando recuperó la visión pudo ver a las otras dos féminas.

Dónde la chica del traje naranja abrazaba a Leo. Xóchitl se sentía verdaderamente confundía de ver al castaño allí... De que él los viera de vuelta. Cuando se separaron, podía ver la gran e iluminada sonrisa del humano.

---p-pero... ¿Cómo? Leo... ¿Cómo puedes vernos...? ---Pregunto ella.

---No lo se. Pero, estoy feliz de verlos otra ves. ---El poblano abrazo a la meztiza nuevamente. ---¿Y finado? ¿Moribunda? ¿Don Andrés? ¿Y los alegrijes? ¿Dónde están?

Xóchitl sonrió y fue por los demás. Pero a pesar de verse feliz para San Juan, la verdad es que se sentía preocupada, Leo no debería verlos, le habían quitado la piedra que tenía dentro suyo y que lo conectaba con el mundo de los muertos.
Sin duda aquello no era normal, pero era el mismo Leo que ella había conocido, de eso estaba segura, su sexto sentido le avisaría si fuese un importor o algo.

....

---¡Ostras! ¡Chaval, que bueno verte! ---Exclamó Don Andrés, Alebrije que había abrazado a Leo casi hasta dejarlo sin aire, se limpiaba las lágrimas con un pañuelo mientras se recargaba en el hombro de Evaristo. ---¡Cómo has crecido además!

Las calaveritas de azúcar también se sentían feliz de ver a Leo, no se habían quitado de su pierna y la seguían abrazando.
Sus amigos también saludaron a la guanajuatense, la cual no sabía cómo procesar todo eso. Cuando vio el reloj y noto que ya se les hacía tarde le dijo a Leo, pero este no quería irse. No quería que sus amigos desaparecieran si se iba nuevamente. Xóchitl trono los dedos, como cada ves que se le ocurre una idea y sugirió acompañar a San Juan hasta su casa.

Todos estuvieron de acuerdo y caminaron hasta la salida de la casona. Teodora casi lloraba por eso, pues desde hace cuatro años que no salía de esa casa y ya se había aburrido de estar allí. Pues al parecer, parte de sus poderes se debían a Leo, al igual que los de Xóchitl.
Y el salir de la casona no le era posible sin alguien del lado de los vivos que le diera ese pase, por eso no había podido salir durante los 50 años que la nahuala se había apoderado de la casona de sus padres.

Todos respiraron el aire frío de Puebla, a pesar de que solo habían pasado dos años desde que volvieron a la casa. Se habían acostumbrado tanto a estar nuevamente a fuera, que el tiempo se les había hecho eterno ahí dentro.
Leo se detuvo unos momentos al oír el galopar de un caballo, ya no se le hacía raro, de hecho sonrió en automático cuando lo oyó, todos los demás también lo hicieron y lo miraron.

Manuel no tardó en aparecer junto al equino.

---¡Leo! Valentina, buenas noches. ---Comento este bajando del caballo. La guanajuatense solo dijo un seco Buenas noches. ---¿Qué hacen tan tarde aguera?

---Fuimos por un mandado. ---Respondió Leo, Teodora miraba con atención a su amigo. ---Manuel, dime ¿tú puedes verlos?

Pregunto mientras extendía levemente los brazos. Manuel miró por detrás de él, abrió los ojos de la sorpresa. Leo aún no comprendía cómo algunos los podían ver inmediatamente así con él, l les costaba más trabajo como a su hermano.

---¿Quienes son? ---Pregunto el hacendado, Leo dio una pequeña sonrisa. Iba a presentar poco a poco a sus amigos, pero Teo tosió para ser la primera. Leo sonrió con nerviosismo. ---Manuel, te presento a Teodora, ella es...

---Ash, que forma de presentar son esas Leo, osea, recuerda que yo pertenezco a la alta clase y debes presentarme como tal. ---Leo la miro confundido y la pelirroja se acercó al hacendado y le extendió la mano ---Mi nombre completo es Teodora Vicenta de la Purísima Concepción de la Inmaculada Trinidad Villavicencio, Duquesa de Oraverás, Marquesa del Jujuy y niña de la Condesa.

Dijo con total orgullo la fémina, Leo mudo una cara de Uhg..., Pero Manuel sonrió y tomo la mano de la pelirroja mientras daba una leve reverencia.

---Es un gusto conocerla señorita Villavicencio. Me honra conocer a alguien de tanta clase y tan distinguidos títulos. ---El azebache beso los nudillos de la mano ajena, la mencionada se sonrojo levemente. Manuel se enderezó y soltó con suavidad la mano de la fantasma. Le regaló una sonrisa a Leo, el cual continuo presentado a todos los demás.

---Y ella es Xóchitl, la chica de la que te hable, la que me ayudó a llegar a mi hermano la primera ves. ---Comento Leo alegre. Los ojos cobres del hacendado se encontraron conmos ojos oscuros de la fantasma.

---Es un gusto conocerla señorita. ---Le dijo Manuel mientras estiraba su mano, pero Xóchitl no le dio la suya. De hecho la escondió tras su espalda.

---Si... El gusto es mío... ---Comento ella casi en un tono cortante. Leo la miro extrañado, ella normalmente era amistosa.

Manuel alejo su mano, sin borrar la amable sonrisa de sus rostro. Para después despedirse de todos y decirle a Leo si luego se veían, a lo que el poblano asintió, nadie dijo nada acerca de la actitud que la empleada de la casona tomo con el hacendado, así que marcharon hacia la panadería San Juan.
Aunque no se percataron, que les faltaban dos integrantes en su grupo.

Dos Andrés miraba a la menor.

---¿Por qué no le has dado la mano pequeña? ---El español se había convertido para Xóchitl en una especia de tutor para ella.
La nombrada suspiro y miró a don Andrés.

---Hay algo en él que no me agrada don Andrés. Pero no puedo indentificar lo que es. ---El español asintió.

---Si, yo también tengo un presentimiento. Pero, lo que más me preocupa, es que Leo pueda vernos de nuevo. ---Ella asintió, dándole la razón al mayor. ---Hay que estar atentos con Leo.

---Si, esto no es normal. ---Comento, ambos se pusieron en marcha cuando alebrije les gritó a ambos que se apuraran.









----Ohayo Pérez

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