Capítulo 33

ChanYeol se sentía identificado con su grupo de trabajo, era una pequeña reunión en el almuerzo, en una de las salas restringidas para el resto del personal, pero le dejaban entrar allí por la antigüedad.

Y porque era novio de un empleado de alto rango.

Pero él sabe aprovechar las oportunidades cuando se presentan.

Todos contaban chistes mientras bebían alguna cerveza con el mínimo de porcentaje de licor, pues sería el colmo ingerir alcohol estando dentro de las instalaciones de trabajo, todos excepto por su novio, era más que evidente que ese chico jamás dejaría de ser tan dedicado.

Vestía un chaleco naranja del uniforme, uno que dejaba ver parcialmente el pecho de KyungSoo, o bueno, sólo su camisa blanca. A ChanYeol no le gustaba que la usara de esa forma, porque, en sus propias palabras: "Insitas al pecado, KyungSoo".

A lo que el menor sólo rodó los ojos y siguió caminando.

-Entonces le dije -DongHae continuó su chiste-, esa no es mi novia, es un cactus.

Todos comenzaron a reír, sobre todo ChanYeol, su risa escandalosa incomodaba a la mayoría de las demás almas presentes, a la otra mitad le daba igual y KyungSoo sólo reía cuando escuchaba la risa de su novio, parecía que iba a llorar en cualquier momento.

Antes de que pudiese retirarse a sus asuntos, la alarma de Emergencias sonó. Un chillante ruido, unas luces rojizas que parpadeaban a cada cierto tiempo se hicieron presentes, todos se pusieron de pie, y la mayoría necesitaba vestirse adecuadamente.

¿Quién se rie de KyungSoo ahora?
Él era la única persona lista.

Chen hizo aparición, les proporcionó los detalles de forma express y sentó los bases de las siguientes acciones, les dio un marco de tiempo estimado para llegar al transporte, al parecer tenían que salir de la ciudad, a los bordes para ser más precisos, KyungSoo miraba atento y la mayoría se dispersó para alistarse en el menor tiempo posible.

-Hey Chan, tú también vienes.

El chico asintió, casi perplejo pero pudo moverse hasta llegar a su locker, KyungSoo necesitó varios segundos para hilar correctamente una frase.

-¿Cómo que él va? -preguntó a JongDae.

-Tiene 10 meses de interno. Ya tiene autorización para tener su primera misión. Además está capacitado, vendrá conmigo Kyung.

El chico sólo parpadeó, incrédulo, algo dentro de él se sentía pesado, una pena quejumbrosa, que parecía no tener solución. ChanYeol apareció de nuevo, ahora con la ropa correcta, llegó en el momento justo para escuchar lo que Soo había dicho, de no ser porque estaba ahí, no lo habría creído.

-ChanYeol no va -ambos respondieron un "¿qué?" en una sincronía increíble, pero KyungSoo no les hizo caso y caminó tan rápido como pudo hasta su oficina para recoger otras cosas.

-¿Cómo que no iré? -cerró la puerta tras de él, después de escuchar la alarma no tenían tanto tiempo que perder pero este tema debía hablarse-. Tenemos las mismas posibilidades de salir heridos.

-He dicho que no vas -ni siquiera le volteó la mirada y siguió entre sus cosas, haciéndose tonto con lo que parecía un recibo del club de cine.

-¡KyungSoo! -gritó y lo sostuvo del brazo, hasta que éste se dignó a mirarlo a los ojos-. No soy un bebé, puedo cuidarme solo.

-No quiero que tu vida corra peligro -fue casi inaudible su susurro pero ChanYeol lo entendió a la perfección-. Sólo no vayas... hazme ese favor...

Sus ojos brillaban, implorando una compasión, un deseo, y por el nerviosismo que Chen tenía en su mano derecha al hablar con ellos, se entendía la gravedad de la misión, es decir que ese podía ser su último deseo, pero ChanYeol no lo aceptó.

-No lo entiendes -desvió los ojos, por ahora, la mirada de ChanYeol era demasiado pesada para soportarla-. Puedes herirte o peor, yo... no, no podría...

Hubo un leve mohín de impotencia en el rostro de KyungSoo, ni él mismo se podía explicar porque temía tanto.

-Aunque me cuesta admitirlo, tú no eres de hierro, KyungSoo -el mencionado volvió a hacer contacto visual compartiendo el malestar interior con su novio, pues él también se sentía de esa manera, no era empatía, simplemente sentía lo mismo-. Pero si aprendí algo de cada misión en la que arriesgaste tu vida, desde que estamos juntos. Es que en definitiva, sin dudar, daría todas y cada una de mis posibilidades de salir ileso a cambio de conservar tu vida.

KyungSoo simplemente bajó su mirada, se acercó al calor de su novio, robándole un abrazo impetuoso pero sincero. Cerró los ojos y estrujó la espalda del chico alto con todas sus fuerzas.

Chen tocó y abrió la puerta, apresurándolos a salir.

-Vámonos, no tenemos tiempo para esto.

-Un segundo -contestó separándose de ChanYeol, sólo unos milímetros pero la lejanía parecía infinita, Chen cerró la puerta de nuevo, enviando una segunda mirada inquisidora para ambos-. Nada de eso, ¿me oíste? No quiero que seas un héroe, ni un gran hombre, yo sólo... quiero estar contigo, el mayor tiempo posible.

ChanYeol no pudo resistirse y sin previo aviso se adueñó de la boca del chico, lentamente dejándolo sin aliento, devorando su interior, en un beso cariñoso y lleno de necesidad.

Su mente no dejaba de pensar en una sola cosa, un sólo nombre, sólo KyungSoo, descomponiendo sus pensamientos y nublando sus sentidos.

El pelinegro abrigaba sus labios, pero al mismo tiempo succionaba cada centímetro de ellos, como si todavía existiese un miedo oculto, la cantidad de estrellas que hay en el cielo se queda corta en cuanto le preguntas cuán enamorado de ChanYeol está.

Acarició su cabello y se separó; pudo ver como KyungSoo reaccionó después de medio segundo de ese beso. Por fin abrió los ojos y sonrió.

"Tenemos que irnos" dijo JongDae imponiendo el orden, haciendo que todos los demás subieran a las camionetas, dos equipos para auxiliar a personas afectadas por una de las inundaciones más grandes que Corea del Sur había tenido en su larga historia.

El motor del transporte encendió, ChanYeol iba sentado a su lado, en las bancas internas del auto, le tomó la mano, entrelazó sus dedos y sonrió. Dudó en si podía depositar un beso en sus sienes frente a todos sus compañeros, pero la verdad es que lo consideró un poco innecesario, si quería probar a KyungSoo que podía enfrentar los problemas, debía actuar profesionalmente.

🌼🌼🌼

KyungSoo dirigía al equipo de rescate B, revisando los hogares abandonados de la zona sur, que habían sido refugios temporales con anterioridad, esperaba que más de alguno hubiese ido en esa dirección tras la llegada del desastre, pues estarían yendo justo al punto de reunión.

Habían muchísimos árboles destrozados, los postes de energía eléctrica estaban desechos, ninguna ave se asomaba por el cielo, las viviendas parecían mantenerse en pie, aunque nadie podía asegurar que las condiciones del interior eran las mejores.

Trotaban a través de los escombros de madera, papel, lodo, y otras sustancias varias, se sentía un hedor apenas soportable pero el cielo se mantenía azul, siempre positivo. Como si Dios tratase de decirles algo, animándoles con fervor y motivándoles con una sonrisa en el rostro.

-Promete que sin importar qué, cuidarás de ChanYeol -recordó que fue lo que pidió a JongDae antes de separarse en grupos de búsqueda y rescate-. Prométemelo.

-Es curioso, acaba de pedirme que te cuide a ti. ¿Acaso es una broma? ¿Quién va a salvarme a mí? -un pequeño intento de chiste no logró que KyungSoo cambiase el rostro constipado-. Ya tiene la preparación, sabías que este día llegaría, ahora ve con el equipo B. Cuidaré de ChanYeol, vete.

Se tapó la nariz al pasar cerca de una fosa, parecía un contenedor de desechos, creado por los nativos.

De la nada, vio una casa, parecía tener el nivel DM, daño moderado, según la protección civil coreana. Algo le decía que debía inspeccionar, pero ya casi habían terminado la exploración.

Una de sus compañeras encontró a una pareja de gemelos resguardados bajo un escritorio presionado contra la pared, el agua y la basura habían entrado a todas las habitaciones, alguno de sus padres les dejó cuando irían por ayuda, pero ya no volvieron, ojalá estén bien, o quizás el equipo comandado por JongDae ya los haya encontrado. Tres cuartas partes del trabajo se habían completado, en cualquier momento podían regresar con los demás, pero KyungSoo no lo resistió.

-Iré a revisar -dijo en voz baja a uno de los rescatistas especializados en enfermería, él asintió mientras atendía las heridas de los afectados, gracias a Dios, apenas unos rasguños y cortadas-. No tardaré.

KyungSoo comenzó a correr, haciendo que el agua de los charcos medios secos se elevara por el contacto, su frente empezó a transpirar por el sol creciente que quemaba su piel, pero las nubes ya casi podían tapar su luz. Llegó en menos de 3 minutos, estaba a unos cuantos metros del centro de atención improvisado que habían levantado tan de repente.

Llegó al pasillo con escalones que daba paso a la entrada de la casa que le había dado una corazonada, tocó la puerta antes de usar la fuerza. Retrocedió un par de pasos y luego corrió hasta golpear la puerta, ésta cayó en seco, lastimándole la parte de su cuerpo que había empleado para abrir la puerta, su brazo.

Se levantó y sacudió su uniforme, se quejó del dolor de su brazo pero pudo ver la casa por dentro, el agua de la inundación había entrado pero por suerte no había alcanzado los muebles, era una pequeña casa elegante, cómoda y algo confortable. Caminó por la sala, el vestíbulo y el estudio, pero nada, ni una señal de algún sobreviviente en esa casa.

Algunos objetos estaban esparcidos por el piso, estos eran, bastante extravagantes pero KyungSoo no pareció darle mucha importancia, se acercó a las escaleras, mientras decidía si subir a las recámaras o bajar al sótano era buena idea.

-¡Ayuda! -se escuchó una voz pesada desde las habitaciones subterráneas-. ¡¿Alguien?!

KyungSoo se alegró por un microsegundo y después se echó a correr con todo el ímpetu que tenía, con toda la pasión que lo caracterizaba, como si fuese el primer día, como si los años no hubiesen pasado.

-¡Espere! ¡Aquí va la ayuda! -anunció para tranquilizar los gritos que venían del sótano.

Llegó, bajó las escaleras que eran de madera, estaban algo húmedas, pero parecían confiables. Observó a todos lados y avanzó lentamente, atravesando las aguas que superaban los 60 cm de altura.

-¡Por aquí! -gritó un hombre que se encontraba sobre uno de los sofás, pero su cuerpo estaba presionado por un armario enorme.

KyungSoo llegó hasta él, trató de levantar o al menos de mover el enorme mueble para liberar el cuerpo del señor. Trató y trató pero no pudo, empujaba con todas sus fuerzas pero era lógicamente más pesado, además de que corría el riesgo de lastimar a la persona que estaba debajo.

-Iré por refuerzos -exclamó entre jadeos mientras esperaba recuperar sus energías.

-¡No! -gritó él-. Sólo, sólo vete. No soy una buena persona. No debes salvarme, vete.

KyungSoo parpadeó confuso, no iba a dejarlo allí dijese lo que dijese, pero necesitaba de su cooperación para así mover los dos juntos el mueble que yacía sobre su pierna y muslos, lastimándole de forma crítica con sólo un movimiento.

-No -dijo más que agotado de tener que convencer a las personas de que morir no es la única solución-. Su vida no me pertenece, por eso no voy a dejarla en mi consciencia y disculpe esto, pero la persona con la que quiero compartir mi vida está allá afuera. Así que ahora necesito que deje de autocompadeserse, olvide sus errores del pasado y me ayude a sacarlo de allí porque tengo mejores cosas que hacer.

-Bien -asintió y con cuidado intentaron mover sin éxito alguno el armario gigante.

KyungSoo estaba desesperando, en la hora completa que había perdido allí sin lograr nada, el agua había subido a unos 80 cm, lo que en definitiva era mala señal, estaban en el sótano, las bases de la casa podían verse afectadas y con ello, toda la estructura que la mantiene en pie.

-Vale, necesitamos usar la lógica, librar peso y ser rápidos -declaró para así dar más tiempo, mientras buscaba una barra de hierro o lo que sea que le ayudara a formar una especie de polea casera para levantar y dejar libre al sujeto que lo mantenía en ese sótano. Parecía mayor de 40 años, con varias canas en el cabello y bigote imponente-. Este es su sótano, debe saber si hay algo por aquí que nos ayude.

-Tengo un par de muletas -señaló con menos ánimo-. Creo que si utilizas el borde del sillón puedes sacarme de aquí.

Así lo hicieron, KyungSoo corrió tan veloz, que pudo conseguir las muletas que le servirían para después de sacar al abuelo de allí, puso la punta de la muleta debajo de uno de los dobleces de madera y se apoyó en el otro extremo.

-En cuanto el ropero se levante, necesito que salga. Lo más rápido que pueda -anunció antes de comenzar a presionar con más fuerza desde su lado-. 1... 2... -contó mientras veía como el plan daba resultado y el mueble de madera se elevababa más-. ¡3!

Por fin el peso cedió y liberó a su prisionero. El abuelo tomó las muletas y se puso de pie, parecía que no podía caminar correctamente y KyungSoo se aproximó para ayudar, así ambos lograron subir las escaleras que se encontraban en pésimas condiciones por la humedad de la inundación.

-Vamos, le ayudo -dijo KyungSoo antes de sentir un golpe en la cara que le dejó inconsciente.

🌼🌼🌼

-¡Cálmese por favor, ChanYeol!

-¡No puedo! -gritó cínicamente, ¿Cómo podían pedirle eso?-. No cuando el equipo B está de regreso sin KyungSoo. ¿Es que no se da cuenta, mayor Minho? ¡Está allá solo y puede necesitar ayuda! ¡Déjeme ir a buscarlo! Eso es todo, no le estoy pidiendo que vaya usted o que mande al mejor, sólo yo.

-En primera -dijo molesto, un triste voluntario estaba gritándole frente a todos-, usted a mí, no me levanta la voz.

-Lo siento -dijo pensando que esa disculpa era lo menos importante en esos instantes. ¡Estaban perdiendo tiempo valioso!

-En segunda, debe manejarse con profesionalismo.

-Lo siento -repitió implorando que se callara y lo dejara ir tras KyungSoo.

-Y por último, confío en las habilidades de mi colega, no se discute más, usted no va a ninguna parte.

ChanYeol estaba por explotar, comenzaría a golpear a todo el mundo si no le dejaban ir tras el amor de su vida. JongDae se acercó, primeramente para reconfortar al novio de su amigo y después para hablar con MinHo, JongDae era su jefe, pero desacreditar su autoridad frente a todos no traería más que problemas.

-Creo que MinHo tiene razón, pero no podemos dejar la vida de KyungSoo a la suerte. Iré yo y dejaré que ChanYeol me acompañe.

-Pero JongDae -repuso al notar como éste había ignorado por completo sus órdenes.

-No se discute más.

Ambos emprendieron la búsqueda del paradero de KyungSoo, preguntando con las últimas personas que le habían visto, a cada segundo ChanYeol perdía la esperanza, pero sus esfuerzos se triplicaban.

-Dijo que iba a revisar la única casa que nos faltaba supervisar, por allá -ella señaló nerviosa, pues la forma en la que los dos chicos la miraban le ponía los vellos de punta, la situación se asimilaba más a un interrogatorio.

En el mismo instante en el que obtuvieron respuesta, se dirigieron hacia la locación que habían escuchado. Llegaron a la casa que la chica les había dicho, algo demacrada pero fina, la puerta en el suelo y la humedad en el aire.

A ChanYeol le pareció algo acogedora pero siniestra, tuvo un poco de escalofríos y recordó todas esas ocasiones en las que su familia salía a los valles alejados de la ciudad para tener una "buena convivencia", pero al final su padre se la pasaba todo el tiempo en el estudio y su madre en el teléfono, cotilleando con sus amigas. Yoora se pintaba las uñas de un color claro y ChanYeol escuchaba música, simulando que sabía tocar la batería.

-¿Crees que algún día nuestros padres se preocupen por mi? -preguntó el pequeño Park de 8 años.

-Espero que no -musitó, su hermano menor nunca entendió a que se refería, pero para ella era algo muy obvio.

Ese mismo día la Sra. y el Sr. Park habían hablado con Yoora. Ellos creían haber encontrado el partido perfecto para ella, un chico guapo, de buena familia y lo más importante, adinerado.

Ella lo aceptó pues no tenía otra opción, sabía que siendo mujer no tenía muchas alternativas, no siendo la descendencia de personas tan importantes como sus padres lo eran. Ella nunca conoció el amor verdadero, pero tenía todas las esperanzas en ChanYeol.

Yoora espera que ChanYeol pueda ser muy feliz, más de lo que ella habría querido ser.

-Ten cuidado -advirtió JongDae al entrar a la casa. Caminó a través de todos los objetos que impedían su paso-. Revisaré arriba y tú abajo. Si escuchas ruidos, sólo grita.

ChanYeol asintió sin hacer mucho ruido, vio a todas partes, ese lugar le parecía tan familiar y tan sofocante al mismo tiempo.
Avanzó con lentitud, encontró el camino para llegar al sótano y caminó hasta las escaleras. Bajó la primera, la segunda y dando el tercer paso, el escalón se rompió, la madera estaba muy vieja y llena de humedad. Con cuidado sacó el pie que se había quedado atorado en la rotura del escalón, continuó, más preocupado que nunca, no había ninguna señal de KyungSoo.
Terminó de bajar y encontró algo que le hizo transpirar del miedo, queriendo llorar pero tratando de ser fuerte.

-¡JongDae! ¡Ven rápido! -gritó con todas sus fuerzas!-. ¡Es KyungSoo!





HOLI.
No siento tantas ganas de escribir una nota de autor, pero no quería que pensaran que estoy molesta o algo así.
Hoy se cumplen los 9 días del fallecimiento de mi abuela...

Se que no entendería nada de esto de los fanfics gheis chinos, pero quiero dedicarle este capítulo♡.

Pd. Me falta escribir 7 caps más para terminar con "el rescatista". Así que el número casi oficial de capítulos es 42, más final.
Quería que tuviera un final alternativo y especiales pero por ahora, eso está en modo piloto, si se presenta la ocasión (y la inspiración) lo haré...

Besos y abrazos.
♡Recuerden decir te amo a sus familiares♡

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top