Capítulo 3: Un Mundo Desconocido



Tras salir de la cueva de cristales, Seraphina se encontró con un mundo completamente nuevo y desconocido para ella. Sus ojos se abrieron de par en par, maravillados ante los vastos paisajes que se extendían ante su mirada. El bosque era una sinfonía de colores, olores y sonidos que nunca había experimentado. Los rayos del sol filtrándose a través del dosel de hojas creaban patrones de luz danzantes sobre el suelo, mientras el canto de las aves y el susurro del viento llenaban el aire con una dulce melodía.

Con cada paso que daba, Seraphina sentía bajo sus garras la suave y fresca hierba del bosque. Era una sensación tan diferente a lo que había conocido en la cueva de cristales, y una sonrisa se dibujó en su rostro. La dragona inhaló profundamente, capturando los distintos aromas de la naturaleza que la rodeaba: la fragancia dulce de las flores, el olor terroso de la tierra húmeda y el olor fresco que emanaba de los árboles.

Mientras exploraba, notó que no estaba sola. Al principio, las criaturas del bosque la miraban con miedo y cautela, sus ojos reflejando la incertidumbre sobre la nueva presencia que se había adentrado en su territorio. Seraphina comprendió que su apariencia imponente y las escamas brillantes podrían asustar a los habitantes del bosque, y se esforzó por mostrar su intención pacífica.

Una familia de conejos blancos de cinco miembros la observó desde la distancia, temerosos de acercarse. Seraphina decidió mantener la distancia y no asustarlos. Se agachó en silencio lentamente, con sus alas plegadas, y utilizó su "Resplandor Protector" para crear una aura tranquilizadora a su alrededor. Poco a poco, los conejos se relajaron y comenzaron a acercarse con curiosidad.

Con calma y paciencia, Seraphina les permitió acercarse lo suficiente para observarla mejor pero no más. Se sintió agradecida por la confianza que le estaban brindando y se aseguró de no hacer movimientos bruscos que pudieran alterarlos. Los conejos, finalmente, comprendieron que no representaba una amenaza y comenzaron a jugar a su alrededor, dándole la bienvenida oficial al bosque.

El instinto cazador era innato en Seraphina al ser una dragona, y a medida que exploraba, su agudo sentido de la caza se activó. Una ardilla correteaba en las ramas de un árbol cercano, y su instinto la empujó a intentar atraparla. Sin embargo, el dilema se presentó ante ella: ¿Cómo lidiar con sus instintos naturales sin perder su conciencia humana?

Seraphina se debatió interiormente, sintiendo un choque entre su instinto depredador y su compasión por las criaturas del bosque. Decidió que no quería lastimar a nadie y se obligó a sí misma a controlar sus propios impulsos. En lugar de cazar, dejó que la ardilla continuara su juego, mientras ella se dedicaba a observar con tranquilidad, curiosidad y respeto.

Mientras continuaba su exploración, Seraphina divisó un grupo de humanos acampando en el corazón del bosque. La tensión la invadió al instante, pues sabía que los humanos podrían reaccionar con temor, hostilidad o incluso tratar atraparla si la vieran, pues los dragones jóvenes o bebés son muy raros. Rápidamente, buscó un lugar donde ocultarse, utilizando la densa vegetación para camuflarse. Sin embargo, no fue fácil, sus resplandecientes escamas azules la delataban al reflejar la luz solar, pero logró encontrar un punto debajo de una sombra que podría usar como escondite.

Desde su escondite, observó cautelosamente al grupo de humanos. Eran cinco en total, dos mujeres y tres hombres, todos con expresiones de emoción y entusiasmo mientras montaban su campamento. Seraphina se dio cuenta de que eran viajeros aventureros, ansiosos por explorar el bosque y sus secretos.

Mientras permanecía oculta, escuchó las conversaciones de los humanos, aunque normalmente los dragones no deberían poder entenderlos, ella sí podía, tal vez por haber sido una en el pasado. Hablaban sobre sus aventuras y anécdotas de viajes anteriores. Aunque estaban emocionados por lo que les deparaba el bosque, también hablaban de las criaturas místicas que se decía que habitaban en lo más profundo de los bosques. Seraphina sintió una extraña combinación de emoción y temor ante la posibilidad de que pudieran descubrirla.

Entonces, uno de los humanos se separó del grupo y comenzó a caminar hacia donde estaba Seraphina. Seraphina contuvo el aliento, sintiendo que su corazón latía con fuerza y una ráfaga de preguntas llenó su cabeza: ¿Cómo reaccionaría el humano si la descubría? ¿La consideraría una amenaza o vería más allá de su apariencia? ¿Trataría de capturarla?

El humano se acercó a la zona donde estaba Seraphina, pero antes de que pudiera verla, otro de los viajeros lo llamó, solicitando su ayuda para armar una tienda de campaña. El humano vaciló por un momento, como si sintiera una extraña sensación, pero luego se alejó rápidamente para ayudar a sus compañeros.

Seraphina suspiró aliviada y agradeció a su suerte. Se dio cuenta de que, aunque había tenido un encuentro cercano con los humanos, aún tenía que aprender a lidiar con la posibilidad de interactuar con ellos en el futuro. Su camino en este mundo desconocido estaba lleno de desafíos y descubrimientos, y estaba decidida a enfrentarlos con valentía y compasión. Lentamente se alejó de aquel lugar, no se podía permitir arriesgarse más.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top