Capítulo 13: En Busca de Refugio
El mundo exterior se desplegaba ante Seraphina y Ana, lleno de incertidumbre y posibilidades. La revelación de la verdadera naturaleza de Seraphina había estrechado aún más su vínculo, pero también había sembrado una semilla de preocupación. ¿Podría su nueva vida atraer la atención de fuerzas oscuras que acechaban en las sombras?
La determinación de mudarse se había gestado con precaución. Aunque la ciudad humana les había brindado comodidad y comunidad, la amenaza del pasado se cernía. Un cazador de seres mágicos o un antiguo enemigo de Seraphina podrían haber detectado su presencia. La seguridad de Ana estaba por encima de todo, y Seraphina estaba dispuesta a enfrentar cualquier adversidad con tal de protegerla.
La noche en que tomaron la decisión de partir, las estrellas brillaban como faros en el cielo oscuro. Ana apretó la mano de Seraphina con un poco de ansiedad, sintiendo el cúmulo de emociones encontradas que también llenaban el corazón de su madre adoptiva. Juntas, emprendieron un viaje en busca de un nuevo hogar, un lugar donde pudiesen construir una vida segura y feliz.
Los primeros días de su viaje las llevaron a través de diversos paisajes: praderas doradas, bosques frondosos y ríos cantarines. El aire fresco acariciaba sus rostros, y el sonido de la naturaleza les recordaba la belleza y la fragilidad del mundo que los rodeaba. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a sentir que no estaban solas. La sensación de ser observadas los acechaba como una sombra inquietante.
Una tarde radiante, mientras cruzaban un antiguo bosque, Ana detuvo sus pasos y miró a su alrededor con una expresión tensa. "¿Sientes eso, Seraphina?"
Seraphina asintió, sus ojos azules destellando con determinación. "Alguien nos sigue. No te preocupes, Ana, estaré aquí para protegerte."
Los sonidos del bosque se agudizaron, los crujidos de las hojas y el susurro del viento parecían ser un preludio de peligro. De repente, una figura emergió de entre los árboles, un hombre con una mirada oscura y resuelta. Era un cazador de seres mágicos, un enemigo temido por criaturas como Seraphina.
"¿Qué deseas, dragona?" gruñó el cazador, su voz teñida de desprecio.
Seraphina colocó a Ana detrás de ella, protegiéndola con sus escamas brillantes. "No causaré daño, pero no permitiré que lastimes a Ana."
La tensión colgaba en el aire, densa y palpable, mientras las miradas de la dragona y el cazador chocaban en un desafío silencioso. En ese instante, el bosque pareció contener la respiración, como si se preparara para un enfrentamiento inevitable.
Justo cuando la situación amenazaba con volverse violenta, un rugido resonó desde lo profundo del bosque. Un grupo de criaturas mágicas, de variados tamaños y formas, emergió de la maleza. Los ojos del cazador se ensancharon en sorpresa, mientras que Seraphina y Ana observaban con asombro y gratitud.
Las criaturas rodearon al cazador, sus miradas fijas y desafiantes. "Estas tierras son nuestro hogar, y no permitiremos que lastimes a Seraphina y su hija", declaró una criatura con voz serena pero firme.
El cazador, superado en número y enfrentando la determinación de las criaturas, finalmente retrocedió. Con un gruñido de frustración, se retiró hacia la oscuridad del bosque.
Cuando el peligro se disipó, Seraphina se acercó a las criaturas con gratitud. "Les agradecemos por su ayuda. Estaremos en deuda con ustedes."
La criatura líder asintió con amabilidad. "Somos seres mágicos que han encontrado refugio en este bosque. Vemos en ustedes la misma lucha por la supervivencia y la protección de sus seres queridos. Estamos aquí para apoyarlos."
Con el apoyo inesperado de estas criaturas, Seraphina, Ana y sus nuevos aliados continuaron su viaje en busca de un lugar seguro para establecerse. A medida que avanzaban, encontraron un valle escondido, un santuario mágico rodeado de naturaleza exuberante y protegido por una mezcla de encantamientos.
Una tarde, mientras exploraban su nuevo hogar, Ana se acercó a Seraphina con curiosidad. "¿Puedes mostrarme cómo te ves cuando eres una dragona?"
Seraphina sonrió con ternura y asintió. Extendió sus alas y se concentró en su esencia de dragón. Un resplandor azul comenzó a rodearla, envolviéndola en una luz deslumbrante. Sus escamas brillaron y crecieron, transformándola en su forma de dragón de cristal.
Ana miró con asombro y maravilla la majestuosa figura que ahora tenía ante ella. Las alas de Seraphina se extendían con elegancia, y su cuerpo estaba cubierto de escamas brillantes que reflejaban la luz del sol. Ana no podía evitar sentirse abrumada por la belleza y el poder de la dragona.
"¡Eres increíble!" exclamó Ana con admiración.
Seraphina inclinó la cabeza con gracia, sus ojos azules fijos en Ana. "Es importante que sepas quién soy realmente, Ana. Pero recuerda, mi forma de dragón es solo una parte de mí. Lo que más importa es nuestro vínculo y el amor que compartimos."
Ana asintió con una sonrisa, sus ojos llenos de emoción. "Lo sé, Seraphina. Eres mi mamá, sin importar cómo te veas."
Seraphina extendió una garra con delicadeza y acarició el cabello de Ana. "Siempre estaré aquí para ti, sin importar qué."
Mientras avanzaban en su viaje, Ana aprendió lecciones valiosas sobre la naturaleza, la amistad y el poder del amor y la confianza. Juntas, madre e hija enfrentaron los desafíos con valentía y celebraron las alegrías con gratitud. Y en cada rincón de su nuevo hogar, Seraphina y Ana encontraron la magia que reside en la conexión profunda entre dos almas afines.
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