Capítulo 12: Revelaciones en la Penumbra
Un mes había transcurrido desde que Seraphina había abierto las puertas de su corazón y había adoptado a Ana como su hija. Durante ese tiempo, sus lazos habían crecido aún más fuertes, y la ciudad humana se había convertido en un lugar de seguridad y alegría para ambas. La rutina diaria estaba impregnada de risas compartidas, momentos de complicidad y largas caminatas por las calles adoquinadas mientras el sol se despedía con destellos dorados.
Sin embargo, en esta noche en particular, algo en el aire llevaba consigo una tensión suave. Seraphina lo sentía, como un susurro inaudible que le recordaba que había llegado el momento de compartir un secreto que había guardado celosamente pues dentro de poco tendrían que irse de la ciudad para continuar con su viaje y quería que Ana supiera el motivo de tal elección.
Ana y Seraphina estaban sentadas en el balcón, la penumbra creciente rodeaba su pequeño rincón de paz y la estrellas brillaban en el cielo. El viento jugueteaba suavemente con los mechones azules de Seraphina y los oscuros cabellos de Ana, mientras las estrellas comenzaban a salpicar el cielo oscuro como joyas centelleantes. Era un momento mágico, un escenario perfecto para la revelación que estaba a punto de ocurrir.
"Ana", comenzó Seraphina, su voz cálida y suave como una caricia de brisa en la piel, "hay algo que necesito compartir contigo, algo que no le he dicho a nadie."
Ana alzó la vista hacia Seraphina, sus ojos curiosos destellaban en la tenue luz del atardecer. "¿Qué pasa, mamá?" así es la pequeña Ana había llegando a un punto en el que llamaba de tal manera a nuestra protagonista
El corazón de Seraphina latía un poco más rápido, estaba asustada por la posible reacción de Ana pero su determinación la sostenía. "Quiero que sepas que... no soy... yo no soy una humana." luego de una pequeña pausa continuo "Soy una dragona de cristal, una criatura mágica rara en el mundo."
Los ojos de Ana se abrieron con sorpresa, un brillo de asombro que iluminó su rostro juvenil. Durante un instante, el silencio se apoderó de ellas, como si el universo mismo aguardara el siguiente suspiro. Entonces, Ana dejó escapar una risita nerviosa, su risa como pequeñas campanas tintineando en la quietud de la noche. "¡Eso es imposible, mamá! Los dragones de cristal solo existen en cuentos y leyendas."
La sonrisa de Seraphina se deslizó como un rayo de luz dorada en el crepúsculopero ya no podía echarse para atrás. "Sé que puede ser difícil de creer, pero es la verdad. Mi verdadera forma es la de un majestuoso dragón de cristal. La magia me permite adoptar esta forma humana para estar aquí contigo."
Ana la miró, los ojos llenos de asombro, como si estuviera contemplando el misterio mismo. "¿Entonces... eres un dragón de verdad? ¿No es una broma?¿Puedes volar y todo eso?"
Seraphina asintió, un brillo de emoción en sus ojos. "Sí, puedo volar y tengo poderes mágicos. Pero quiero que sepas que mi apariencia no cambia lo que siento por ti. Eres mi hija, y mi amor por ti es real y profundo."
Ana se acercó un poco más a Seraphina, el cálido resplandor de la luna iluminaba sus rasgos. "No importa cómo luzcas... eres mi mamá, y siempre lo serás."
Las lágrimas de emoción brillaron en los ojos de Seraphina mientras abrazaba a Ana con ternura. "Gracias, Ana. Eres una luz en mi vida, y estoy agradecida por tenerte a mi lado."
A medida que la noche avanzaba, madre e hija compartieron historias, sueños y risas en el balcón. La revelación había fortalecido su vínculo en lugar de debilitarlo. Ana encontró asombro en la verdadera naturaleza de Seraphina y admiración por su capacidad de cuidar y amar a pesar de sus diferencias.
La luna llena brillaba como una joya plateada en el cielo, su resplandor envolviendo a Ana y Seraphina en una atmósfera de magia y entendimiento. La confianza que habían construido durante ese mes y el cálido tono de sus conversaciones habían allanado el camino para esta revelación.
Desde esa noche en adelante, Seraphina y Ana compartieron sus vidas con una conexión más profunda, enfrentando el futuro con valentía y unidad. La ciudad humana, con sus callejones iluminados por farolas y sus calles llenas de vida, se convirtió en su hogar, un lugar donde una dragona de cristal y una niña humana habían encontrado el verdadero significado de la familia y el amor. Ahora nuestra protagonista y su nueva hija estaban listas para lo que pudiera pasar en un futuro.
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