Capitulo 4

La habitación del pequeño departamento estaba sumida en la penumbra. Las paredes desnudas y la luz tenue creaban un ambiente sombrío. Sukuna, con sus cuatro ojos carmesíes, yacía en la cama estrecha. Observaba el mundo desde su ventana, preguntándose cuánto más tendría que esperar. ¿Cuándo podría liberarse completamente? ¿Cuándo podría enfrentarse al mundo sin restricciones?

Las cuidadoras del orfanato habían sido reemplazadas por la indiferencia de la vida cotidiana. Sukuna entrenaba su cuerpo incansablemente, aprovechando su fuerza y habilidades para perfeccionar su técnica. Cada flexión, cada salto, era un paso hacia su objetivo: liberarse de su prisión de carne y hueso. No había espejos en su departamento, pero podía sentir su progreso. Cada día, su cuerpo se volvía más fuerte, más ágil. Sukuna no sabía cuánto tiempo le tomaría alcanzar su máximo potencial, pero estaba dispuesto a descubrirlo.

En las primeras horas de la mañana, Sukuna salía a comprar alimentos y suministros. Su atuendo era simple: una camiseta negra de manga larga que se asemejaba a un gakuran sobre una sudadera con capucha roja. Pantalones negros y zapatos rojos completaban su estilo. No le interesaba la moda ni las tendencias. Su único objetivo era sobrevivir y crecer más fuerte. Las miradas curiosas o el desden de los transeúntes no le afectaban. Sukuna era un enigma, un niño solitario con una determinación férrea.

El tiempo pasó. Sukuna, en su forma de niño, finalmente cumplió cinco años. Aunque su cuerpo no envejecía como el de los humanos normales, su mente seguía evolucionando. Observaba el mundo desde su ventana, preguntándose cuánto más tendría que esperar. ¿Cuándo podría liberarse completamente? ¿Cuándo podría enfrentarse al mundo sin restricciones?

Un día, durante uno de sus paseos, Sukuna vio a un niño misterioso. Itachi Uchiha, un shinobi prodigio de doce años. Sukuna lo observó desde la distancia, intrigado. ¿Qué secretos ocultaba ese niño? ¿Qué poderes poseía? Sukuna no sabía, pero algo en Itachi le recordaba a sí mismo: un aura de peligro y misterio.

El Hokage, observando la naturaleza antisocial de Naruto y su aversión hacia los demás aldeanos, tomó una decisión. Permitió que Naruto se inscribiera en la Academia Ninja, con la esperanza de que pudiera hacer amigos y aprender a trabajar en equipo. Si Sukuna fuera consciente de esto, probablemente desearía usar su poder para desmantelar al anciano líder, considerándolo débil por pensar que alguien por encima de todo, como el rey de las maldiciones, necesitaría tales conexiones

Sukuna aceptó, aunque no le agradaba la idea de aprender a trabajar en equipo. Pero sabía que era necesario. El mundo estaba lleno de amenazas, y él debía estar preparado, teniendo en cuenta lo débil que era su cuerpo actual.

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