Claro Cómo El Agua

Sofía se enderezó. El timbre del final del día acababa de sonar, y prácticamente ya tenia planes. Sabía que aún era algo temprano a la hora que el hombre le había dicho, pero quería adelantarse. Sabía que esta era la oportunidad para entender que carajo había estado pasando desde que se había despertado en una versión gorda de si misma. Sabía que probablemente esta persona -quienquiera que fuera- le ayudaría a racionalizar un poco los sucesos. Sofía -o Gabriela- sabía que debía evitarse un poco a si misma, ya que le dolía verse de esa forma. No era su mejor versión.

A pesar de esto Sofía se encontró consigo mismo cuando salía del colegio. Ella se paró frente a si misma de una manera agresiva y burlona. Sofía no se arrimó, pero trató de ignorar. La Sofía joven parecía sólo buscar molestar, ya que se paraba frente a ella para no dejarle pasar y luego se iba. Se comportaba como una niña, y al menos ella tenía una mentalidad adulta que le hacía sentirse muy hostigada por lo que ella misma solía hacer. 

- La gorda se va a Kentucky - decía la Sofía joven mientras se acosaba a si misma en el cuerpo de Gabriela. Sofía trató de evadir contacto pero esta seguía persiguiéndole. Cuando Sofía joven de repente comenzó a querer hacerle la camisa y enseñar lo gorda que Gabriela estaba, Sofía le empujo y la tiro al suelo.

- Deja de molestar, o juro que te rompo el culo - dijo Sofía, le sorprendió un poco cómo sonó muy similar a Gabriela. La Sofía joven contestó alzándose de manera agresiva y en posición de pelear, pero Sofía simplemente se dio la vuelta y siguió su camino. Tenía urgencia, por lo que no le dio importancia a la aparente pelea.

Cuando Sofía se daba la vuelta, sintió cómo alguien le jalaba el cabello. Era ella misma, y acababa de golpearla. No supo como contestar, pero algo en ella le hizo darse cuenta que esta versión de ella misma necesitaba una lección. Era una niña mimada de pacotilla. Con técnica, Gabriela -o Sofía- se volteo y causo que Sofía joven cayera al suelo. Pronto esta se levantó y comenzó a rasguñar. Las personas vieron lo que ocurría y se comenzaron a acercar en circulo, en el centro de este Sofía y Gabriela daban lo que parecía una pelea muy sucia. Ambas tenían movimientos y pensamientos demasiado similares, por lo que ambas estaban dándose una buena golpiza.

- Puta adolescente urgida - dijo Sofía a su otra versión. Sofía furiosa se alzó y comenzó a golpear la panza de Gabriela con el puño cerrado. Sofía no sentía más que los golpecitos, así que continuó peleando.

La Sofía joven tirada en el suelo, sacó lo que parecía ser un pedazo de vidrio cortado de su bolsillo. Cuidadosamente lo saco y lo puso del lado de la papada de Gabriela. Ambas se miraron. Sofía sabía que su versión joven sería capaz de matarle, por lo que sólo se quedo paralizada. Una mano toco el hombro de ambas chicas, y al girar la mirada notaron que se trataba de la coordinadora estudiantil del colegio, quien se encontraba roja de la furia.

- Tenemos que hablar, señoritas - dijo la coordinadora y ambas chicas pararon. Sofía se maldijo a si misma, ya que ella sólo tenía intenciones de ir a la biblioteca central de la ciudad después de clases. Sofía joven se notaba preocupada, ya que entendía que esto sería un castigo.

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Ambas chicas esperaban sentadas en la oficina de la coordinadora escolar. Gabriela tenía el ojo morado y la ropa rota. Se podían notar sus lonjas, sus gordos brazos y sus bloques de carne bajo la cadera. Sofía joven tenía rasguños y un gigantesco agujero en la ropa. Se le podía ver el abdomen, y a la propia Sofía grande le parecía un lindo abdomen. Todo el tiempo que estuvieron no se quisieron mirar a los ojos, y eso estaba haciendo todo una situación aún más incómoda.

- ¿Porque lo haces? - dijo Sofía a la Sofía joven. Esta no contestaba, y sólo miraba al vacío. Sofía sabía lo que sentía - Eres una chica hermosa e inteligente, pero simplemente no entiendo porque carajo me tratas de esta forma - la Sofía joven lentamente alzó la mirada, había lagrimas en sus ojos

- No creó que te importe, gorda - contestó la Sofía joven con la voz algo rota.

- Nada es fácil, pero no creo debas desquitarte con la gente que nunca te ha hecho nada. No es algo que una persona noble haria, y se que tú eres noble - Sofía sabía que no le hablaba directamente a esta chica, y que su conversación se trataba más acerca de si misma que nada más.

- No lo entiendes - contestó la Sofía jovén. Sofía sabía lo que le pasaba y lo que pasaba en su vida durante aquella época. Era probablemente por la época en la que su familia se encontraba más frágil y en medio de la caída que pronto les llevaría a la separación. Sofía por alguna razón creyó recordar un poco de lo que estaba pasando. Estaba funcionando, tal vez en realidad estaba cambiando algo.

La puerta de la oficina se abrió y entro la coordinadora. Esta se notaba desarreglada, algo apresurada y energética. Con cuidado se acercó a su escritorio, tomó dos hojas de un folder y se la dió a las chicas;

- Mañana quiero verlas aquí a la misma hora. Me ayudarán en algunas cosas de la escuela y resolveremos lo que sea que pasé entre ustedes dos - el silencio invadió todo por unos segundos - Pueden salir.

Ambas chicas salieron de la oficina y se miraron a los ojos antes de que alguna de las dos partiera. Sofía sabía que si quería volver a intentar el ritual -en caso de que no haya otra opción- debía comenzar a acercarse a si misma para luego secuestrarse. Le dio un poco de risa que ahora entendía lo que Gabriela había planeado antes de todo esto, pero también sabía que no podía reírse del todo ya que de esto dependía gran parte de su futuro.

- Te veo mañana - dijo la Sofía joven algo seria y sarcástica. Sofía trató de ignorarle, y a pesar de que planeaba hablar consigo misma y hacer las paces, también sabía que tenía que encontrarse con alguien.

Apresurada caminó y salió de la escuela. Compró un cigarrillo que luego encendió y la mareó. Se dio cuenta que el cuerpo de Gabriela no se encontraba acostumbrado al cigarro, pero trató de continuar. El sol golpeaba su morena piel, y ella se preparó para tal vez descubrir algo que le ayudará.

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Sofía estaba ya en la puerta de la biblioteca. Una vez más entró. Esta vez notó que el edificio era completamente diferente. Recordó que ya había tenido un par de remodelaciones, y que en realidad no recordaba mucho cómo este se veía. Era como si hubiera cambiado por completo, pero hubiera sido el mismo. Se sintió algo identificada, y mucho más ahora que sabía que las probabilidades de su escape eran tan grandes.

Con cuidado entró, y pudo notar que no había mucho gente dentro. Con cautela observó cada uno de los rostros y los cuerpos de las personas. Ninguno le recordaba a la persona que había visto aquel día. Temió que tal vez esta persona simplemente no habría logrado pasarse a esta dimensión. Tal vez era una especie de viajero inter-dimensional y su maquina había fallado.

- ¿Te puedo ayudar? - dijo el bibliotecario, quien se encontraba detrás de ella. Sofíano sabía que decirle así que sólo brindó una pequeña sonrisa. El bibliotecario le devolvió la sonrisa y luego le tomó del hombro - Veo que llegaste - Sofía observó bien al tipo, y notó que era probablemente a la persona que buscaba - Sígueme, tenemos que hablar.

Sofía le obedeció y ambos comenzaron a caminar. El cuerpo de Gabriela rebotaba de una manera diferente y única, haciendo que su panza retachara entre sus senos y su panza. Era cómo si su cuerpo se tratará de una gelatina repleta de gordura y grasa. La panza le sobresalía por debajo de la camisa, y dejaba notar que la panza de Gabriela estaba repleta de estrías. El hombre, en cambio, se notaba extremadamente delgado. Su voz ya le había resultado familiar a Sofía, pero seguía tratando de descifrarlo mentalmente.

- Y... ¿Porque me llamaste?... ¿Sabes que carajo esta ocurriendo? - dijo Sofía. Su papada se vio sumida por sus palabras. Sofía ya se había acostumbrado a la gordura, por lo que acostumbrarse al cuerpo de Gabriela no le parecío una tarea tan difícil. El hombre observaba con curiosidad el comportamiento de Sofía y sonreía.

- Mi nombre es Aclaháyir... no soy quien parezco ser - el hombre agachó su mirada y observó a Sofía - soy un demonio, parte de la armada de Lucifer - Sofía miraba con curiosidad. En otras circunstancias esto sonaría estúpido o raro, pero por alguna razón ya formaba parte de la lógica del mundo real - Se que no suena real, pero te puedo asegurar que es cierto...

Sofía miró al hombre con algo de curiosidad y luego se le acercó lentamente al oído;

- Te creó, no te preocupes - el hombre dio una sonrisa y luego continuó lo que parecía que quería decir;

- Mi trabajo es servir a mi señor Lucifer durante sacrificios y rituales. Del mismo modo soy el espíritu de la cuarta hora, por lo que soy el encargado de manejar las líneas del tiempo que involucran al consejo de demonios y el consejo de ángeles - Sofía estaba muy confundida, pero trató de comprender lo más que pudo. El hombre se sentó en una mesa, y Sofía le acompaño - Hemos estado observándote... oh, bueno, observando a Gabriela - Sofía le miró curiosa - Ella, es una niña que... - el hombre suspiró - ella es hija de mi hermano Agarés. Cuando nació el me dijo que me hiciera cargo de ella, que la cuidará cómo si fuera mi hija... pero no lo logré - el hombre tenía lagrimas en sus ojos y temblaba confundido - No la críe, sólo la observe. Vi cómo Rosario perdió las piernas, y cómo la pequeña Gabriela se convertía en un bizarro monstruo sexual - Sofía trató de buscar la mirada del hombre - Ella desde pequeña mostró una extraña obsesión por la gordura. Justo cómo su padre solía tenerla... el error fue creer que podía curarla deesto - Sofía le miró las manos al hombre. Pudo reconocerlas. Le eran imposible noreconocerlas. Eran las manos del sacerdote del ritual.

Sofía se alzó con cuidado y comenzó a alejarse del hombre. El hombre lo notó y con cuidado y tranquilidad se le acercó. Entendía lo que ella interpretaba, pero él estaba seguro que sus intenciones eran puras.

- Eres tú, bastardo - dijo Sofía mientras se alejaba - Estás afiliado con ella - el hombre miraba con nervios a Sofía y la invitó a volverse a sentar. Esta se negó. Él hombre lanzó un gran suspiró y observó a Gabriela.

- No quería hacerlo... sólo quería que se curará - el hombre tomó sus cabellos desesperado, y botó algunas lagrimas de sus ojos - Pero ahora, ella se volvió mas de lo que creí - Sofía sintió un dolor de estomago algo raro - Al ayudarla sólo jodí las líneas del tiempo, convirtiéndola en un demonio de Clase D, lo que prácticamente es un tipo de demonio bastante manipulador y capaz de modificar la realidad a su gusto - el hombre pronto alzó la mirada - él único modo de detenerla era dándote su cuerpo, pero se que eso no resolverá nada... ella aún esta aquí - Sofía alzó la mirada. Pudo empezar a sentir como el dolor en el estomago empeoraba - ese dolor que sientes, esa es ella... no quiero que desaparezca, pero debo curarla de alguna manera - Sofía pronto botó un eructo. Al hombre no le importó y siguió mirando al vacío.

- ¿Cómo resolveremos esto? - pregunto Sofía. El hombre le miró con algo de compasión.

- Un ritual diferente debe ser ejecutado para que nuestro señor Lucifer nos llevé a donde queremos ír - el hombre sacó un libro de su mano - Debes encontrar tu cuerpo y traérmelo - Sofía miró con desconfianza al hombre, y este lo notó - Quiero que mi sobrina regresé, y quiero resolver todo lo que ella ha estado causando - el hombre pronto se recargó en su brazo y agachó la mirada - Si no lo hago la existencia entera pasará a la nada, y el mismo ser humano podría dejar de existir por siempre - Sofía palideció. Esto ya no era sólo una misión para salvarse. Era salvar a toda la humanidad.

Ambos hablaron por un rato hasta que su conversación terminó. El hombre le indicó a Sofíacómo podría llamarle y le mostró datos acerca del ritual. Sofía no entendió mucho, pero ella sólo participaría en una parte. Al despedirse Sofía se preparó, ya que sabía que ahora su única tarea sería secuestrarse a si misma. Suspiró y se fue. 

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Sofía llegó a casa de Gabriela. Notó que esta casa era algo pobre y estaba completamente hecha mierda. Pronto recordó que estaba en el cuerpo de la hija de un demonio, y suspiró de manera irónica. Había algo de gracia en todo lo que le pasaba y la dejo salir con ese gracioso suspiró.

En casa se dirigió al cuarto de Gabriela y se acostó en la cama. Era un cuarto pequeño pero acogedor. Sofía vio algunas fotos de Gabriela durante su temprana adolescencia y niñez. Siempre había parecido sentir una gigantesca atracción hacía la gordura, y siempre había sido gorda. Con una mirada triste, Sofía comenzó a desnudarse y pronto vio el cuerpo de Gabriela frente a un espejo.

Gabriela era una auténtica gorda. Su papada era gigantesca y no le dejaba ver su cuello, así cómo sus lonjas sobre-pasaban lo que una adolescente debería tener. Sus piernas y su culo se notaban muy, pero muy anchos, así cómo también su panza era extremadamente sobresaliente. Tenía el cuerpo de una gorda panzona. Vió que Gabriela tenía un par de piercings en sus pezones, así cómo también tenía un tatuaje pequeño entre los dedos que decía; "F4E". No sabía lo que significaba, pero lo ignoró.

Se vio en el espejo. Se sorprendió mirando de manera provocativa al espejo y haciendo poses bastantes sensuales. Pero trás un rato se paralizó. Tenía aún ese demonio del feederism dentró de ella, y sabía que debía de sacarlo y liberarse. Él sacerdote del ritual le había dicho ya varias cosas respecto a ello. Sabía incluso ahora que todo lo de "Mr. Zuzú" se trataba de Gabriela tratando de jugar con ella. Las ideas estaban más claras. y el plan ya era algo que debía de ejecutar. 

Con caútela Sofía -aún desnuda- sacó un cigarillo y se lanzó a su cama. Esta tronó, pero a Sofía no le intereso. Sabía que sería de las últimas veces que escucharía que su cuerpo hacía tronar algo. 

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