CAPÍTULO 1
Actualmente, la Tierra es normal y nos encontramos en el edificio de la revista "El eco" la más famosa de la isla Cabrera, y nos enfocamos en el jefe y director de esta empresa, el señor Javier Nomar, hombre de altura media-alta, castaño y ojos verdes. Cuando este entró, todo era hojas, ordenadores, mucha gente trabajando y el era de los que se dejaba la piel:
"Señor Nomar, me puede enviar por email..."
"Señor Nomar, le imprimo este documento"
"Señor Nomar, me firma aquí"
"Señor Nomar, aquí tiene el café"
Señor Nomar, señor Nomar y así de costumbre.
Era una mañana en la que Javi estaba en su despacho, sonó la puerta y era su secretaria Tea:
-Señor, un hombre ha venido a verle. Quiere hablar con usted.
-Que pase por favor.
Entro la secretaria y un hombre con traje y corbata, con dos compañeros guardaespaldas, venía con cara de negociador y desafiante.
-Muy buenas señor Nomar, soy el señor Cristóbal, director del periódico "El continente", sí el más famoso de esta isla y país. Vengo a hablarle de unos asuntos.
-Bien, adelante, dígame que quiere-dijo Javi.
-Acabar con esta empresa.
-¡¿Perdone?!-esa frase no le hizo gracia a Nomar y Tea, los ojos se levantaron rápidamente- ¿que acabe con esto? ¿qué es esto? ¿Un chiste?
-No me mal interpretes, en este lugar hay mucha competencia entre mi periódico y tu revista, y esa competencia debe acabar.
-¿Tiene envidia señor Cristobal de que una revista sea tan buena?-dijo con sonrisa Nomar.
-Los dos son periódico y revista diarios que informan de todo, pero creo que solo uno debe continuar así que le propongo una cosa-dijo con sonrisa maliciosa el señor Cristóbal, prosiguió- hace muchos años y décadas, criaturas fantásticas vivieron con nosotros, pero desaparecieron.
-Después de que nosotros los desterráramos, vergonzoso, sin ellos hemos empeorado- añadió Javi.
-Ahora no sabemos que fue de ellos, así que eso es lo que hay que buscar, conseguir información de este tema y que llame la atención al público, que llegue a la radio, televisión, que se haga crónica.
Mientras este se levantaba, añadió una última frase maliciosa:
-Buena suerte, señor, la necesitará.
Y con aquella frase, se fue y cerró y un silencio tronó en el despacho, Javi y Tea tenían cara asustada:
-No se preocupe, señor, lo conseguiremos-consoló Tea.
-Eso espero-dijo- bien no hay tiempo que perder, que las oficinas derechas empiecen a buscar artículos relacionados con el tema, que los de la izquierda busquen enciclopedias.
-¿Y usted?-preguntó Tea.
-Yo tengo una noche para darle caña-dijo Javi.
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