[ De nuevo ]


Un día más comenzaba en el Reino Sin Nombre o como muchos otros llaman, el Reino de las Mentiras. Y, ¿por qué algo así de descabellado e incluso insultante? simple, nadie podía recordar con exactitud lo que vivían desde que entraban dentro del territorio marcado, ningún monstruo o humano podía explicarse tales sucesos, lo único que más se acercaba a coincidir era que en ese reino vivían más monstruos que humanos por lo que la cantidad de magia llegaba a ser sorprendente de cierta manera, la falta de costumbre en los turistas los aturdía durante su estadía allí y les causaba muchas confusiones. Las opiniones de todas las personas eran completamente diferentes. Ahora, el misterio más grande, la edad del rey y sus consejeros/cuidadores. No había información más exacta más que en esto: era un niño llamado Goth. Muchos ancianos juraban que desde que tenían sus primeros recuerdos Goth ya poseía la corona. Pero claro que, ese es otro tema que debe ser contado mucho más adelante.

Dos cortinas fueron abiertas de par en par de sopetón, causando un gemido de dolor en la criaturita que se ocultaba entre sus gruesas y acolchonadas sabanas, el pequeño rey Goth.

—Mi señor, debe levantarse ya, no querrá llegar tarde a su reunión con el señor Pallete ¿o sí? –dijo Error mientras tiraba las sabanas a las que se aferraba el contrario-

—Basta de chantajes Error

El antes mencionado tan solo rio por lo bajo, es verdad que si era solo un niño viejo. De repente un portazo llamo la atención de ambos pero de diferente manera, Error optó por interponerse entre la puerta y Goth, mientras que este volvía a acurrucarse entre sus cojines, todo se lo confiaba a su consejero.

—¿Aun no lo has levantado? Venga, que es un adulto ya

—¿Quien, este crio? –dijo Error mientras tomaba el brazo de Goth y lo alzaba en el aire, dejando ver su estatura-

—No somos quien para juzgar –dijo esta vez Ink señalando su estatura y la de Error-

—Uh...

Sin más que decir, los dos consejeros se dedicaron a preparar a su adormilado amigo para sus actividades del día, para la mala suerte del esqueleto oscuro durante toda esa semana tendría que hacerse cargo el de la mayoría de las tareas y atenciones que se debían elaborar dentro del castillo y el rey, mientras Ink tendría su semana completamente libre ¿cómo aprovechaba todo ese tiempo? Pff, como si le importara de verdad esa abominación de la vida.

—Error, quiero un panecillo –dijo Goth quien jugaba a revolotear su chaleco blanco de un lado a otro– ve por uno, o un pastel, lo que sea de la misma panadería

—Mandare a alguien más, debo estar a su lado toda esta semana, no lo olvide

—Manda a Ink entonces

—Como diga, mi señor, ¡oh rey! -menciono Error a la vez que hacia una leve reverencia ante su amigo-

—¡Maldición, no hagas eso negro, tampoco me des la espalda!.... ¡ERROR!

Solo se escuchó el sonido de una gran puerta cerrarse y muchos más improperios y berrinches combinados con amenazas en aquella habitación, además de allí, todo el castillo estaba en completo silencio, solo los calmados pasos de Error se podían oír con claridad, los demás sirvientes hacían sus labores con estricta disciplina y orden pues sabían los castigos que imponía el esqueleto oscuro cuando llegaba su turno de vigilancia. Para sorpresa de Error, Ink se encontraba en el lugar menos esperado, los campos de entrenamiento, tocaba cada una de las herramientas que estaban disponibles por todo el lugar, pero sin usarlos, solo los observaba y rozaba. El Glitch esperó un rato a que su contrario terminara de husmear por ahí como ratoncillo.

—No le veo sentido

—No fuiste echo para esto, por eso n-

—Tu tampoco, ambos sabemos tu verdadera posición, ambos sabemos que te dejaste llevar por los sentimientos, ambos sabemos que esto no te gusta, ambos sabemos que estas harto de ti.

—Goth quiere panecillos o pastel, pide al cochero que te lleve donde mismo que a mí y sigue esta guía, llegaras rápido -dijo mientras le entregaba un papel con dibujos y demás, al ver que Ink no lo tomaba lo dejo en el bolsillo de su pantalón- No tardes

—No camb-

—Tú no puedes hablarme de no fingir

Y así como llego se retiró del lugar para regresar a la habitación en la que había dejado a Goth, sus pasos ya no eran calmados como antes, sino que ahora eran rápidos y pesados, en lo que caminaba su maña salió sin permiso de su escondite, no se dio cuenta hasta que los huesos de sus manos comenzaron a arderle, por unos segundos sus pensamientos se hicieron un remolinillo y regresaron a la "normalidad", pero los nervios seguían presentes al igual que algunos glitches se expandían por todo su cuerpo cegando su vista, sus manos no le obedecían y seguían rascándose mutuamente, eso solo le hacía perder la poca paciencia que poseía y por lo tanto, la fuerza en sus manos aumentaban junto al dolor en ellas.

«Íncate en el suelo y respira lentamente»

Recordó las palabras de su rey y amigo, trato de incarse pero por lo turbio de su vista cayo de cara al suelo, no tomó importancia a eso y prosiguió a inhalar y exhalar como le habían enseñado antes. Pasaron los minutos y cuando por fin pudo controlarse por completo reanudó su camino anterior, apenas dobló en un pasillo pudo ver a Goth correr en su dirección.

—Lo sentí

—Disculpe, prometo que pasara mucho tiempo para que se repita

—. . .

Mientras tanto, Ink ya estaba en el pueblo tratando de encontrar la panadería, por si alguien se lo pregunta, Ink le pidió al cochero ser rápido –además que el castillo estaba justo en el centro del territorio– fácilmente encontró lo que buscaba, el también sintió un cosquilleo recorrerle su espina dorsal al ver los trabajadores de allí, aunque no podía quejarse, todo era completamente exquisito, llevo cada uno de los postres que estaban a la venta y los que no también, realmente debía regresar en algún otro momento. Para cuando salió apenas y podía caminar sin chocar con algún desconocido ya que llevaba cajas por montones, hubo un momento en el que no podía caminar más, no era para nada fuerte. Sus cajas estuvieron a punto de caer pero un monstruo le ayudo, otro esqueleto que simplemente reacomodó las cajas de manera más fácil para Ink.

—¡Gracias! –dijo con su tono alegre de siempre-

Volteó como pudo a los lados de la torre que tenía enfrente para agradecer como se debía a su benefactor, pero no había nadie, simplemente se encogió de hombros y siguió el camino al carruaje. El cochero había comenzado a tararear una melodía apacible. Durante su camino de regreso Ink se dedicó a contar y revisar que todo estuviera en orden... algo faltaba...faltaba un panecillo, ¡por eso su "benefactor" no se dejo ver! O simplemente se la había caído.

El pueblo igualmente estaba en silencio y solo resonaban las miles de palabrotas que decía el esqueleto inspirador, no fue un gran día para algunos. Entre todo el ruidoso silencio el cochero mencionó:

ˆOtro lo encontró por ti tra jaja raˆ 

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