Capítulo 18

Sobre las siete de la tarde se escuchó el tintineo de unas llaves y la apertura de la puerta. Las cinco miraron hacia la entrada, donde estaba Miguel Ángel, que no se esperaba que su casa estuviera tan concurrida.

―Hombre, chicas. ¿Qué tal? ―Sonrió ampliamente.

Las saludó a todas con dos besos en las mejillas, dejando para el final a Irene a la que besó suavemente en los labios.

―¿Molesto? ¿Es una reunión secreta de esas que hacéis a veces?

―¿Qué dices? No hacemos reuniones secretas ―dijo Nadia. Luego miró a las demás―. No las hacemos, ¿verdad?

―No las hacemos ―confirmó Laura―. Si ni siquiera pasamos el test del bedel.

―Y dale con la mula al trigo... ―comentó Irene, que se tapó la cara con una mano―. ¡Bechdel, so loca!

Miguel Ángel cogió una silla y se sentó entre Irene y Laura. Había zumo encima de la mesa y no dudó en coger un vaso vacío de los que estaban en la mesa y servirse en él.

―Ese vaso era mío ―le dijo Nadia riendo.

Él tan solo se encogió de hombros y bebió tranquilamente.

―Conozco ese test. ¿Qué peli habéis visto que no lo cumple?

―La nuestra. Le hemos preguntado a estas dos por el fin de semana que habéis tenido y se han echado su mirada... ―decía María hasta que la interrumpió Irene.

―¿Su mirada? ¿Qué mirada?

―¡Oh, venga ya! Tenéis una mirada propia modo telepático. A mí también me pasa con Aída. A Nadia le pasa con Ernesto y con Víctor... Cada uno tenemos una mirada concreta para alguien con el que nos hablamos sin hablar. Y vosotras os habéis echado "la mirada" ―explicó haciendo hincapié en las comillas―. En fin, después de eso han dicho que Rafa es un hijo de puta y que no quería hablar de hombres.

Miguel Ángel asintió entendiéndolo todo.

―Así que ya que hay un hombre en la habitación rompiendo el supuesto test, a ver si tú nos dices qué pasa con Belén. ¿Por qué lleva rara un tiempo y por qué es un hijo de puta Rafita? ―insistió en preguntar Aída, esta vez a su amigo.

Miguel Ángel entonces repitió lo que Belén les había contado en la habitación del hotel. Las demás que habían estado completaban la información con comentarios propios y explicando también lo que significaba Luz de gas.

Las caras de Aída y María se iban transformando a medida que avanzaban en el relato. El asco, la rabia, la lástima y además el enfado con ellas mismas por no darse cuenta de nada, tal y como les pasó a los demás cuando su amiga les contó lo que le estaba pasando.

―¿Cómo no nos hemos enterado? ―preguntó con mala cara Aída.

―No vinisteis el fin de semana, ¿cómo lo ibais a saber?

Irene miró a su hermana, entrecerrando los ojos y negando levemente con la cabeza.

―Cuando no te quieres enterar es que no te enteras, ¿eh?

Nadia la miró con cara de inocente, articulando un inaudible "¿qué?" mientras que Laura contestaba la pregunta. Comenzó un pequeño debate entre ellos, acercaba de lo que pensaban de lo ocurrido.

―¿Dónde está ahora Belén? ¿No seguirá en la casa con él, no? ―preguntó María.

―¡Claro que no! Se fue con sus padres por lo visto ―contestó Irene.

―¿Con sus padres? ¿No eran sus padres un poco inaguantables?

―No sé, María. Pero son sus padres. Imagino que ella sí los aguantará ―Nadia se encogió de hombros.

María se quedó pensativa, elucubrando cosas en su mente. Los demás vieron su expresión, sabiendo que algo maquinaba.

―María, te conocemos. ¿Qué te da vueltas por la cabecita?

Ella se quedó un momento callada y luego la miró.

―Pues ya que tú te vas a vivir con Nacho...

―¿Te vas a vivir con Nacho? ―interrumpió Miguel Ángel la explicación, mirando directamente a Aída.

Esta asintió sonriente y él se levantó para darle un abrazo rápido y un beso.

―No sabe lo que va a hacer ―insitió Nadia mientras su cuñado volvía a su sitio―. Hemos sufrido a Nacho por mucho tiempo y es un coñazo convivir con él. Me alegro por mi hermano pero compadezco a Aída.

―¡Qué tonta eres! ―le contestó riendo.

―No le falta razón. Nacho es un porculero, pero imagino que contigo no será tanto.

―Yo lo que imagino será que ha madurado un poco desde que vivíais con él.

Irene puso los ojos en blanco y acarició suavemente la cara de su novio, como compadeciéndose de su inocencia al decir aquello.

―Bien ―retomó el tema María ―, ya que hemos dejado claro que Aída va a cometer el mayor error de su vida yéndose a vivir con Nacho, y yo me quedo solita en casa, puedo plantearle a Belén que si quiere se venga.

―¿No te apetece vivir sola y tranquila? ―preguntó curiosa Laura.

María lo meditó un instante.

―No me molesta vivir con gente. Me ayuda además a pagar el alquiler. En fin, la tetería va bien, pero tampoco tengo necesidad de vivir ahogada cuando hay espacio suficiente. Además, sería una forma de que Bel estuviera en un sitio a gusto. Yo adoro a mis padres, pero después de vivir independiente no me planteo volver con ellos. Imagino que a ella también le costará.

―Madre mía, tú sí que eres pragmática, niña ―comentó Nadia.

―¿Por qué dices eso?

―¡Hombre! El muerto al hoyo y el vivo al bollo. Aún no se ha ido Aída y ya estás buscando nueva inquilina. Aún no está frío el cadáver.

―Esto... ¿hola? No estoy muerta y estoy aquí. Lo sabes, ¿verdad? ―Negaba con la cabeza, aunque no podía evitar sonreír―. Lo peor de salir con Nacho es tener que aguantaros a vosotras.

―Nah ―volvió a decir Nadia restándole importancia con la mano―. Eso ya lo tenías que hacer antes y lo sabes.

―Por desgracia sí. Pero volviendo a lo importante ―continuó sacándole la lengua a su amiga y volviéndose hacia María―, no es mala idea lo de comentarle a Belén lo del piso, pero no la agobies.

―¿Cuándo he agobiado yo a nadie?

Todos la miraron con sorna. Cuando algo se le metía en la cabeza no paraba hasta que lo conseguía.

―Vaaaaaale ―concedió finalmente―. No agobiaré. ¡Pero es una gran idea!

―¡Buenísima idea! ―dijo Laura levantando la mano para que la chocara con ella.

María no tardó en devolverle el gesto. El resto reía por la infantilidad que demostraban a veces.

―¡La voy a llamar ahora mismo!

Sus amigos se echaron las manos a la cara, algunos rieron, otros ahogaron suspiros.

―Eso, tú no dejes que se enfríe el cadáver ―repitió Nadia sin dejar de reír.

―¡Yo no...! ―Intentó defenderse pero se cortó a mitad de la frase.

María apretó los labios, que se convirtieron en una fina línea. Intentaba reprimir la risa, pero se le hacía difícil, pues les estaba dando la razón cuando le dijeron que no la agobiara. Siempre hacía las cosas con buena fe, pero era demasiado voluntariosa.

Hizo un gesto con los brazos en señal de rendición, para que los demás se quedaran tranquilos. Esperaría al menos hasta el día siguiente para llamar a Belén y hablar con ella. Lo cierto era que Aída se iba a mudar, aunque no había decidido aún cuándo, por lo que hablar en ese momento o en los días siguientes con su amiga no iba a suponer ninguna diferencia.

Sus amigos la conocían bien y sabía que se estaba muriendo por llamarla y comentarle su idea. Que fuera Belén la que decidiera si quería hacerlo o no, pero por lo menos que tuviera una salida distinta a quedarse en casa de sus padres.

―¡Dioooos, llámala! ―dijo finalmente Aída―. Total, mi cadáver no se va a enfriar igualmente y aunque quiera venirse ya hay sitio de sobra para ella, como si no hubiera otra habitación en el piso.

María sonrió ampliamente, iluminándosele la cara. Se levantó de la mesa para buscar su bolso, donde tenía guardado el móvil y que había dejado abandonado durante toda la tarde.

―Es como una niña pequeña a la que se le da un juguete nuevo, ¿no creéis? ―comentó irónica Irene.

―No creas que tu piso es la cocina de Friends ―comentó María desde la entrada, donde rebuscaba en su enorme bolso―. Yo te escucho perfectamente desde aquí.

―Como si yo hubiera hecho algo por evitarlo. Coge mi móvil si hace falta, Mery Poppins, que menudo bolso traes.

Su amiga le sacó la lengua infantilmente mientras le enseñaba el teléfono, que por fin había rescatado del fondo. No perdió mucho tiempo en buscar en los contactos el número y marcó sin pensar. Cuatro tonos después, escuchó la dulce y tranquila voz de su amiga.

―Belén, ¡he tenido una ideaza!



Nota de autora: ¿Qué tal? ¿Qué os parecido? Espero que me dejéis vuestros comentarios diciéndomelo que sabéis que gustan. Muuuuchas gracias por estar ahí siempre ;)

Pronto más, que estoy decidiendo sobre la marcha publicar dos capítulos por semana (al menos, que si me da la pedrada subo más, así que ya sabéis. Besitooooosss 

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