Un equipo traumatizado

-¡Muchachos! -grito Leo a la vez que  seguía corriendo por los largos y oscuros pasillos de la Casona.

El muchacho oriundo de Puebla, a estas alturas realmente no podía enfocarse nada mas que en buscar a su equipo por el momento.

Para el, eso era lo único que le importaba y era lo único que sentía que debía de hacer justo en este momento.

La platica que había tenido hace apenas muy poco tiempo con el Charro Negro sin duda le había dejado algo muy en claro, y era que...

Por mas que uno no lo quiera admitir ni siquiera a si mismo, todos y cada uno de los seres humanos tenían luz y oscuridad en el interior de sus seres.

En si ese concepto no estaba del todo mal, pero lo que si era un problema para ellos es, que hay veces en los que uno se llega a sentir tentado por la misma oscuridad hasta el punto, en el que simplemente ya no pueden y se dejan dominar y consumir por ella.

Si el endemoniado ente fue capaz de intentar inducirlo a el en algo así, no podía dudar en que lo mismo le busca hacer a su equipo, y quizás lo este haciendo ahora si no es que ya lo hizo.

No hacia falta decir que, el pensar en eso le daba a sentir un cierto vuelco en la zona de su estomago puesto a que el sabía de primera mano que tan retorcido podía llegar a ser el Charro Negro en esa clase de aspecto.

Y la verdad, es que eso es algo que el nunca le llegaría a desear a nadie, ni a su peor enemigo humano.

Pero, en ese momento sus pensamientos se terminaron por disipar cuando se escucho uno que otro sollozo que se empezaban a hacer mas fuertes conforme el avanzaba en su paso.

-Oh no. -pensó Leo quien tras haber escuchado aquellos hizo que en su pecho sintiera una fuerte opresión.

Pues tenia la sensación de que el maldito Charro ya haya encontrado a su equipo, y solo Dios sabe lo que el mismo les haya llegado a hacer.

Así que sin mas, el ex-cazafantasmas atina a acelerar su paso y de esa misma manera echarse a correr mas rápido con el candil a la mano que ayudaba a que el oscuro camino por el que el mismo estaba yendo.

Ya después de unos cuantos minutos de estar corriendo, el joven de cabello castaño se empieza a percatar de que los sollozos que acababa de escuchar hace algunos minutos volvían a sonar solo que ahora eran mas audibles.

Y, es ahí que al final ya los estaba viendo.

Después de cierto tiempo de haber estado corriendo, se detuvo porque ahora frente a el estaban Nando, Marcela y Valentina, pero...

Se les notaba muy diferentes a como estaban antes de que se separaran al entrar a la Casona.

En el caso de Nando, este estaba de rodillas en el suelo, con los ojos bien abiertos y la mirada en sus ojos que parecía estar totalmente perdida en la nada.

Con Marcela, estaba de rodillas y con las manos en el piso, de sus ojos salían lagrimas  una tras otra pero no se veía que fuera exactamente de una manera tan grande, pero lo que en si inquietaba a Leo era que la chica parecía que tratara de decir algo pero las palabras no le llegaban a salir de la boca.

Luego y por ultimo estaba Valentina.

Vaya, el podría decir que su amiga oriunda de Guanajuato era la que se hallaba  y que se veía en peores condiciones en el ámbito mental, puesto a que estaba acostada en el piso en posición fetal a la vez que de su boca salía varios sollozos que a causa de su cercanía eran ya mas audibles, ademas de que el sufrimiento era sin duda visible en sus ojos a la vez que de los mismos salían de sus ojos una tras otra.

Ver esto no era nada fácil para el joven ex-cazafantasmas, pues en serio era mas que claro que el Charro Negro era sin duda un ser mas que despreciable, uno que no se tocaba el corazón con nada... 

Ni con nadie.

El sabía que una de las prioridades que tenían el y su equipo era acabar con la Nahuala de una vez y lo mas rápido posible.

Pero viendo lo que pasaba, viendo a su hermano y a sus amigas en el estado en el que estaban, sabía lo que ahora el tenia que hacer.

Estar con ellos y darles el apoyo que sabía que necesitaban en este momento.

Por lo que sin mas, se acerco directo a donde estaba su equipo para luego dejar el candil que llevaba a la mano con cuidado en el piso.

Y así sin mas, se acerca a Valentina, para luego quedar de rodillas enfrente de ella. Logró llamar la atención de su amiga quien alzo levemente la mirada para así poder conectar con la del oriundo de Puebla.

Después de unos instantes que es lo que dura la conexión entre ambos pares de ojos, Leo solamente atina a estirar los brazos, invitando a la hija de Don Gaspar a un abrazo.

Al ver lo que el castaño quería hacer, Valentina ya no pudo mas y simplemente atino a lanzarse hacia los brazos del muchacho y es cuando al final se termina quebrando en llanto y lagrimas de nueva cuenta.

Sin duda, Leo San Juan aun tenia en pie la idea de cazar y acabar de una vez con el reto del Charro Negro, pero ahora debía de hacerse cargo de otra cosa que también era importante.

Quedarse y ayudar a su equipo, a un equipo traumatizado.

...

-Y, ¿que fue lo que les hizo ver? -pregunto Leo a la vez que veía directamente a su equipo.

Con la pregunta que acababa de hacer el ex-cazafantasmas, los otros tres que se encontraban ahí presentes solamente atinaron a quedarse callados a la vez que comenzaron a verse entre si.

Era como si se estuvieran hablando entre ellos con tan solo la pura mirada, hasta que al final es Nando quien se termina disponiendo a hablar.

-Leo, el me mostró... cuando murieron nuestros padres. -dijo Nando a la vez que bajaba la mirada directamente hacia el suelo.

Al escuchar lo que acababa de decir su hermano mayor, Leo no pudo que su rostro terminara adquiriendo una expresión de total asombro, pero a la vez se notaba cierto nivel de perturbación.

La muerte de los padres de Leo siempre había sido un tema muy delicado de hablar para el y su familia, y el hecho de saber que eso mismo fue lo que el Charro Negro le hizo ver a su hermano...

Vaya que no se lo quería imaginar ni en la vida.

-A mi, me hizo ver cuando casi perdí a mi madre, como la gente del pueblo en el que ella y yo vivíamos la gente nos despreciaba por la creencia de que eramos brujas, el como... como trataron de matarnos a mi mama y a mi. -dijo ahora Marcela quien con lo ultimo que ella misma acababa de decir cerraba con fuerza tratando de evitar que las lágrimas salieran de sus ojos.

El oriundo de Puebla con escuchar aquello no pudo evitar el sentirse mal por su amiga debido a que eso es algo que el sabía y que hasta la fecha no ha salido de su boca.

Pues el sabía de parte de Marcela que en el pueblo donde ella y su mama vivían antes, ahí eran tachadas de hechiceras o brujas, sin duda eso era en si algo difícil de creer.

Y es que a pesar de que una persona sea peculiar en ciertos aspectos, no significa que sean como los demás dicen.

-A mi... me mostró cuando perdí a mi papa, y-y luego me mando a un panteón f-frente a la tumba de mi padre... -decía Valentina quien trataba de no quebrarse nuevamente, atrayendo así la atención de los demás sobre ella. -Y... me mostró el cadaver de mi padre, pálido y momoficado. -termino de decir la oriunda de Guanajuato a la vez que mas y mas lagrimas iban saliendo de sus ojos.

Con lo que su amiga acababa de decir respecto, Leo no pudo evitar el sentirse realmente mal por ella.

Pues sabía muy bien que para Valentina el haber perdido a su papa fue lo mas duro de su vida, y eso en si el lo entendía.

Porque el mayor dolor por el que puede pasar un hijo, es el de perder a un hijo.

Realmente su hermano y sus amigas habían sido golpeados en lo mas profundo de sus mentes, y con eso todo estaba mas que claro.

Esto para nada era igual que la ultima vez, esta vez el Charro Negro realmente estaba decidido a acabar con ellos.

Tanto física, como mentalmente.

...

Y FIN.

Bueno, hasta aquí el capitulo espero que les guste.

Quiero decir que el arco de la Nahuala esta a poco de terminar, a lo mejor en dos o tres capítulos mas.

Por ahora ya es todo, los invito a que escriban sus opiniones en los comentarios ademas de que también los invito a que dejen su voto si les gusta el capitulo, buenas noches.

BYE.

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