Reencuentro y Aclaraciones

Desde el día en que se había convertido en cazafantasmas, a Leo San Juan le ha tocado tener que enfrentarse a múltiples desafíos en sus aventuras, con cada uno de los retos siendo mas duro y difícil que el anterior.

El ha podido enfrentarse a espectros demoníacos, momias salidas de sus tumbas, un animal que es capaz de chuparle la sangre tanto a animales como a seres humanos, e incluso le toco estar cara a cara con el mismo diablo vestido de un traje de charro de color negro.

Pero nada de eso, nada de lo que le ha tocado hacer frente en su tiempo como cazafantasmas, lo ha preparado para poder estar frente a frente con una chica.

Y mas si esa misma chica, fue la que te dio tu primer beso.

El joven castaño sentía que todo a su alrededor estaba en total silencio, como si de la anda todo lo que fuera posible escucharse ya no estuviera presente.

Y antes de que se diera cuenta, Leo ya se había movido del mostrador y rápidamente el y Valentina se terminaron uniendo en un abrazo que demostraba cuanto se había extrañado.

-Leo, te extrañe mucho. -dijo Valentina a la vez que se separaba un poco del abrazo.

-Lo mismo digo Valentina, ¿pero que haces aquí? -pregunto Leo algo extrañado pero a la vez emocionado por la inesperada aparición de su amiga de Guanajuato.

-Verás, lo que pasa es que mis tíos decidieron irnos unas semanas de vacaciones a Puebla, y al recordar que tu vivías aquí, pues les pedí permiso para que me dejaran venir a verte. -dijo Valentina a la vez que se rascaba un poco la nuca.

-Ya veo, ¿y como te ha ido en Morelia? -pregunto Leo curiosos por saber como le ha ido a su amiga.

-Pues esta bien, aunque si la comparamos con Guanajuato, pues podría decirse que es un poco mas tranquilo. -dijo la joven originaria de Guanajuato.

-Oh, y por cierto, ¿se te antoja algo de la panadería? -pregunto Leo para saber si se le ofrecía algo a la muchacha.

-Ah, bueno ya que lo preguntas, me gustaría pedir unas 6 conchitas, por favor. -pidió Valentina a lo que el castaño simplemente asintió con la cabeza para luego agarrar una bolsa de papel y unas pinzas de madera.

Leo fue hacia uno de los estantes de la panadería y agarro las 6 conchitas para luego para luego meterlas en la bolsa de papel y dejarlas en el mostrador.

-Son 12 pesos, 2 por cada una Valentina. -dijo Leo haciendo saber el precio de los panes.

-Esta bien, -dijo Valentina a la vez que buscaba de entre su ropa una bolsa de tela, de la cual saco la cantidad de dinero y dejarla en el mostrador. -Por cierto, esta bien si en la tarde vamos a pasear al parque, ya sabes para ponernos al día. -dijo Valentina desviando un poco la mirada, pues ella nunca ha sido mucho de invitar a alguien a ir a lugares como un parque.

-Claro, por mi no hay problema. ¿Te parece si es a las 4? -pregunto Leo para organizar el horario.

-Si, a las 4 esta bien. Bueno, nos vemos en la tarde Leo. -dijo Valentina comenzando a despedirse y yendo hacia la puerta.

-Si, nos vemos. -dijo Leo a la vez que se despedía de la joven con la mano.

Y sin mas, Valentina salió de la panadería dejando solo a Leo. El ex-cazafantasmas al ver de nuevo a su amiga de Guanajuato, hizo que a su mente vinieran varios recuerdos de su aventura con las momias.

Entre esas memorias estaba... cuando Valentina lo besó antes de que se fuera a Morelia.

Realmente eso era algo que sin duda iba a estar en su mente durante un largo tiempo, y debido a ello estuvo confundido por un tiempo, ya que antes de Guanajuato, el se empezaba a sentir atraído por Xóchitl y cuando Valentina lo beso sus emociones se enredaron.

O, al menos así era hasta lo ocurrido con el Charro Negro, cuando perdió su poder de ver a los muertos... cuando Xóchitl lo beso.

En ese momento fue cuando sus dudas se habían despejado, porque en ese momento fue cuando en su mente volvió a florecer lo que sentía por Xóchitl, y ahí fue cuando en verdad lo entendió.

Leo amaba a Xóchitl con todo su corazón, no mentía que Valentina también era una gran persona y gran amiga, pero su corazón no podía cambiar de idea así como así, ya no.

Sin embargo, el joven castaño fue sacado de sus pensamientos cuando escuchó el sonido de un animal.

O mas bien... el sonido de un ave.

Leo volteo hacia donde había escuchado aquel raro sonido, y es ahí cuando vio que se trataba de un cuervo color negro que estaba en el marco de una ventana abierta.

Al ver a aquella ave de plumaje tan oscuro como la noche, Leo se acercó con cuidado hacia el para que se saliera, sin embargo cuando su mano estaba a muy pocos centímetros del animal, este simplemente abrió sus ojos, mostrando un par de orbes que eran de color rojo como la misma sangre.

Al ver eso, el joven del asombro dio unos pasos hacia atrás, y luego el ave emprendió vuelo a quien sabe donde.

Leo quedo algo confundido por lo que había visto, ademas de que no pudo evitar tener el presentimiento de que esto no era algo malo.

Sin mas, el ex-cazafantasmas cerro la ventana y se fue directo al mostrador en caso de que llegara a venir algún cliente, sin saber que ese mismo cuervo se había parado en la rama de un gran árbol cercano a la panadería.

El ave veía precisamente a Leo desde donde estaba, y en ese momento sus ojos rojos brillaron por un breve momento, para luego emprender vuelo a solo Dios sabe donde.

...

En este momento, Leo se encontraba de camino al parque para hablar con Valentina.

En este momento, el joven castaño se encontraba algo metido en sus pensamientos, puesto a que no sabía como hablar con Valentina en caso de que ella le dijera que gustaba de el.

A fin de cuentas, ella era su amiga y no quería hacerla sentir mal solo por no corresponder sus sentimientos.

-¡Leo, por aquí! -se escucho una voz que hizo que el ex-cazafantasmas saliera repentinamente de sus pensamientos.

Leo alza la mirada y ve que no muy lejos de donde el estaba se encontraba Valentina quien estaba al frente de la entrada del parque.

Al ver a la muchacha, Leo no pudo evitar que un suspiro medio pesado saliera de sus labios, pero después eso cambio a una sonrisa y se fue acercando a la joven.

-Hola Valentina, ¿lista para entrar? -pregunto Leo en tono de broma ofreciéndole a la chica entrar.

-Con gusto buen caballero. -dijo Valentina siguiéndole el juego a lo que los dos rieron para luego ir directo al parque.

Una vez allí, los dos muchacho estaban paseando por el parque admirando el ambiente a su alrededor, después de una media hora, ambos se encontraban sentados en una banca del parque, ya que se habían puesto a conversar.

-¿En serio tu tía se puso así? -pregunto Leo entre risas al escuchar la anécdota de Valentina.

-Jeje si, la verdad es que aunque mis tíos son un poco estrictos sin duda son atractivas. -dijo Valentina también entre risas, para luego alzar la mirada hacia el cielo con una mirada de nostalgia. -Me recuerda cuando un poco cuando convivía con mi papa. -dijo la muchacha con una sonrisa triste al recordar a su padre.

Sin embargo, en ese momento sintió una mano que se posaba en su hombro, y ahí volteo y vio a Leo que la estaba mirando con una sonrisa.

-Estoy segura de que tu padre estaría feliz por ti, y que donde sea que el este ahora, esta orgulloso de la mujer en la que algún día te vas a convertir. -dijo Leo con tono comprensivo y cálido.

Valentina también sonrió ante lo dicho por el castaño, algo que sin duda le agradaba de Leo, era que siempre se podía contar con el ante estas situaciones.

-Por cierto Leo, ¿tu que has hecho desde lo de las momias? -pregunto Valentina con curiosidad por saber de ello.

Al escuchar la pregunta de su amiga, Leo solamente atino a soltar un leve suspiro, puesto a que no esperaba que esa pregunta se la hiciera tan pronto, pero sea como sea, sabía que mejor hablaba, sin duda le haría bien hablar de esto con alguien mas.

-Mira, solo mantén el silencio porque esta historia podrá ser algo larga. -comenzó a decir Leo, recibiendo un asentimiento de parte de la joven, a lo que el tomo y boto aire para después hablar. -Veras Vale, después de que te fuiste, yo finalmente iba a regresar a Puebla, y mis amigos se terminaron quedando un tiempo en Guanajuato, pero durante el camino me encontré con un grupo de soldados insurgentes y los realistas creyeron que era de ellos así que nos arrestaron, ahí me reencontré con mi hermano Nando quien por alguna razón se había unido al ejército realista, ahí conocimos a un hombre llamado Merolick, y el nos habló de una bestia conocida como el Chupacabras, el cual podía absorber la sangre tanto de animales como de personas, cuando escapábamos de ahí, logramos descubrir que en realidad Merolick nos había engañado, ya que el había robado un amuleto conocido como el Iyari, el cual uso para capturar a los Natikary, que son la especie del Chupacabras, por suerte logré recuperar el amuleto y con eso el Chupacabras se reencontró con su familia, y al final se fueron en paz y Nando y yo decidimos regresar aquí a Puebla, no sin antes prometer que cuando estemos listos nos uniríamos al ejército insurgente. -dijo Leo terminando de relatar aquella aventura en la que tuvo la oportunidad de reencontrarse con su hermano.

-Sabes, esa aventura suena a que fue muy intensa. -dijo Valentina asombrada por lo que había escuchado.

-Si, pero no tan intensa como la te voy a contar. -dijo Leo atrayendo la atención de la muchacha, la cual tenia la atención en el. -Después de lo ocurrido con el Chupacabras, Nando y yo nos encontramos con una gitana que necesitaba cambiarle la rueda a su carreta, Nando y yo le ayudamos y entonces ella se ofreció a leernos la mano, ahí ella me dijo que debido a todos los entes malignos que he enfrentado la oscuridad me estaba consumiendo, y que si volvía a entrar al inframundo seria mi fin. Después, Nando y yo nos encontramos con un hombre que dijo que le habían robado su ojo de venado a manos de otro hombre llamado Rupertino, y cuando lo fuimos a ver nos enfrentamos a el y su hija Beatriz, y logramos quitarle el ojo y regresarselo al señor, pero al final eso resulto ser una trampa ya que ese hombre resulto ser el Charro Negro quien se robo el alma de Beatriz por un trato que hizo su padre, y ya que en parte eso fue mi culpa, fue cuando me adentre al inframundo junto con Nando, Rupertino y nuestra amiga Teodora, ¿me imagino que la recuerdas? -dijo Leo preguntando lo ultimo a la vez que recordaba la que fue su ultima aventura.

-Si, si me acuerdo de ella. ¿Pero que paso luego de que entraste al inframundo? -pregunto Valentina ansiosa por saber lo que seguía en la historia.

-Bueno, una vez en el inframundo, fuimos a la hacienda del Charro Negro, ahí el nos dijo que debíamos recuperar cuatro objetos que de hecho eran objetos que estaban relacionados a mis anteriores aventuras, y que debíamos de tenerlos antes de que cantara el gallo o de lo contario ya no ibamos a poder salvar a Beatriz, ademas de que había otra cosa que en ese momento no sabía, y era que antes de ir por mi, el Charro Negro había capturado a mis amigos con excepción de Teodora, Finado y Moribunda. Al final logramos recuperar tres de los cuatro objetos, pero cuando iba por el cuarto a la casa de los espejos, todo resulto ser una trampa del Charro Negro ya que debido a mi poder de ver a los muertos y a los vivos, decidió convertirme en su sucesor, básicamente intento adueñarse de mi cuerpo, por suerte mis amigos lograron salvarme pero... -decía Leo hasta que bajo un poco la mirada, puesto a que aun le costaba un poco hablar del todo de ese tema.

-¿Pero que? -pregunto Valentina quien tenia un mal presentimiento sobre como terminaría la historia.

-Pero para hacerlo, tuvieron que quitarme mi poder de ver a los muertos, y luego ellos se quedaron en el inframundo a pelear contra el Charro Negro mientras que Nando, Rupertino y yo regresamos a salvar a Beatriz, por suerte ella se salvo y termini bien. Al final, Nando y yo regresamos aquí a Puebla y nos reunimos con nuestra abuela, y unas noches después mientras atendíamos la panadería, escuché el timbre sonar pero no había nadie, así que salí y me encontré con una linda flor que aun guardo, fue cuando supe que mis amigos habían salido del inframundo, y me despedí de ellos. -dijo Leo terminando de contar su ultima aventura con tristeza al recordar a sus amigos.

Valentina quedo asombrada por lo que había escuchado, realmente lo que Leo le había contado era sin duda sorprendente, aunque no esperaba que su amigo perdiera su poder de ver a los fallecidos.

-¿Entonces perdiste tus poderes? -pregunto Valentina saliendo de su asombro.

-Ah, si. Ahora podría decirse que ya soy un niño normal, pero aun así no dejo de pensar en ellos, y es que no pensé que todo fuera a terminar de ese modo. -dijo Leo soltando un suspiro de tristeza a la vez que los recuerdos de sus amigos recorrían su mente.

-En serio siento escuchar eso Leo, pero sabes, tengo la sensación de que hay algo mas aparte de tus aventuras que quieres decirme. -dijo Valentina viendo directamente al ex-cazafantasmas quien al sentir la mirada de la joven solamente soltó un suspiro medio pesado.

-Y no te equivocas, veras Valetina, desde que tu me besaste antes de irte a Morelia... -decía Leo recordando con un sonrojo aquel momento, a lo que la chica también se sonrojo levemente al recordarlo. -Me he sentido algo confundido, es decir siempre he sido un poco lento para temas como el amor, y la verdad es que en ese entonces sentía algo por Xóchitl la amiga que salve allá en Guanajuato pero no sabía si realmente era amor lo que sentía, y cuando tu me besaste fue como si mi corazón ya no supiera que sentir al respecto, pero después de que mis amigos me salvarán de ser el sucesor del Charro Negro, Xóchitl me beso antes de que saliera del inframundo, y fue ahí que todo a mi alrededor se despejo. Ah, lo siento Valentina, pero en caso de que sientas algo por mi, yo aun siento algo por Xóchitl, se que ya no puedo verla pero simplemente no puedo cambiar lo que siento así como así, espero que lo entiendas y que esto no arruine nuestra amistad. -dijo Leo con total sinceridad viendo directamente a Valentina a los ojos.

Lo dicho por el ex-cazafantasmas, dejo todo en silencio, Valentina en un principio se había enamorado por Leo, pero cuando llego a Morelia le toco conocer a un joven de su misma edad, con cabello negro y que usaba un palicate en el cuello del mismo color, ademas de que tocaba la guitarra en el centro del pueblo, se llamaba Santiago pero todos le decían "Gato", por lo ágil que era.

Básicamente estaba confundida, pero ahora que Leo le haya dicho lo que realmente sentía, eso le hizo ver que si bien no iba a poder haber nada entre ellos, no por eso dejarían de ser amigos, mejores amigos para ser mas claro.

-Sabes Leo, a los pocos días de llegar a Morelia, caminaba por el centro y ahí me toco conocer a un chico de nuestra edad llamado Santiago, pero todos lo llaman Gato, nos hicimos amigos rápidamente y sin darme cuenta comencé a sentir algo por el pero estaba confundida, pero ahora que hablamos ya todo se despejo, y si, aunque no estemos destinados a estar juntos, seguiremos amigos, ¿cierto? -pregunto Valentina con una sonrisa a la vez que abría los brazos en señal de un abrazo.

Leo al entender lo que la muchacha quería saber, solamente atino a regresar la sonrisa.

-Siempre seremos amigos Valentina, siempre. -dijo Leo a la vez que aceptaba el abrazo de la joven.

Ese abrazo marcó un hecho importante, una amistad que sin duda es inquebrantable.

Una que dara fuerzas a Leo San Juan para enfrentar los próximos retos que le van a deparar en la vida.

...

Y FIN.

Bueno, hasta aquí el capitulo, espero les guste.

Como ven, aquí Leo habla con Valentina y aclaran las cosas, ademas de quedar como buenos amigos, y quiero aclarar ademas de que el personaje de Gato es propiedad de quien lo hizo, pues este aparece en otras historias relacionadas a la franquicia de peliculas.

Sin mas, esto es todo, dejen su voto y comentario si les gusta el capitulo, nos vemos.

BYE.

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