Cap 6
¿Y ahora qué? Parte 2
Terminamos la conferencia y Fernando me esperaba en mi oficina.
–¿Qué tal tu fin de semana?— comenté
–¡Excelente!, el mejor fin de semana que he tenido— sonríe—¿Quieres que comamos juntos?
–Si, me parece perfecto. Siempre y cuando no sean waffles— reí.
–¿Te burlas de mí y de mis atributos culinarios? Esos waffles son los mejores que has probado en la vida, no me engañes.
–Claro que sí. Nadie me había preparado unos estando en calzoncillos— lo besé en la mejilla.
Estábamos en eso cuando llaman a la puerta…
–Adelante—dije apartándome de Fernando.
–Señorita, llegó su auto.
–Gracias, Pablo. Enseguida voy.
…
Ya en el estacionamiento Fernando y yo le preguntamos al chico de la agencia que fue lo que pasó si solo tenía un neumático sin aire...
–Es extraño. El neumático fue pinchado con alguna navaja y el rin estaba abollado como si lo hubieran golpeado con algo.—dice el chico.
–Que raro. Porque no recuerdo haber tenido algún percance.—dije extrañada.
—Te lo dije, quizá caíste en algún desnivel al conducir y no lo recuerdas.—dice Fernando.
—Estoy segura de que no fue así. El auto estaba en perfectas condiciones cuando lo dejé aquí y no lo volví a mover hasta la hora de salida.
—Si gusta puedo checar las cámaras y ver si no hay algo extraño.—sugiere Pablo.
—No sería mala idea.—confirma Fernando.
Al revisar las cámaras nos percatamos que una persona aprovechó la hora de comida y que todos habían salido de la oficina para entrar al estacionamiento y averiar mi auto. Las cámaras no pudieron captar su rostro debido a la capucha que llevaba puesta.
Yo estaba en estado de shock, Fernando sugirió llamar a la policía para qué investigarán.
La policía llegó unos momentos más tarde, hicieron preguntas a todos los que estábamos en el lugar, se llevaron los vídeos de vigilancia.
—¿Quieres aceptar la oferta de protección que te brindan los oficiales?—dice Fernando mientras me ofrece una taza de té.
—No lo sé. Todo esto es tan confuso. ¿Por qué alguien haría algo así?—dije mientras sujetaba la taza.
—Quizá algún ex resentido—contesta Fernando encogiéndose de hombros.
—El único ex que tengo es Matt y dudo mucho que él se atreva a algo como esto.
—A veces el amor o la obsesión nos hace hacer cosas inimaginables para otros.
—No, Matt no sería capaz.
Estaba asustada, pero aún con todo esto no podía culpar a Matt. Sé que a pesar de toda nuestra caótica separación él no haría nada que dañara mi integridad física, de cualquier forma no dejo de pensar en las palabras de Fernando "A veces el amor nos hace hacer cosas inimaginables" ¿Matt sería capaz de hacerme daño?
…
Ya pasaron un par de semanas desde que me entregaron mi auto, tuvimos que aumentar la seguridad en la oficina, Fernando insistió en duplicar la seguridad y se encargó de ello. He estado tranquila todo este tiempo, ya que no ha habido ningún incidente desde entonces, quizá solo fue un evento aislado o una broma de mal gusto.
Desde ese día Fernando no ha querido dejarme sola, puesto que no quise aceptar la protección de las autoridades. Pasamos tanto tiempo juntos que se podría decir que tenemos una relación estable, comemos juntos, pasa la mitad de la semana durmiendo en mi casa y la otra mitad llamándome todo el tiempo para saber si estoy bien. Me siento bien estando con él, es cariñoso, atento, detallista, protector, un excelente partido para cualquiera que pregunte.
Este fin de semana estuve sola en casa, así que no vi a Fernando estos dos días y al llegar a mi oficina justo cuando abro la puerta me llevó una sorpresa, hay una pequeña cajita sobre el escritorio con un listón rosa atada…
–Espero una respuesta—justo entrando detrás de mí.
–Hola—dije mientras le daba un beso en la mejilla— ¿Respuesta a qué?—pregunté intrigada.
–Abre la caja y lo verás.
Me paro a lado de mi escritorio y tomó la pequeña caja, la desató y dentro había un lindo collar con un corazón de color azul y una nota que decía:
Esta es mi promesa:
Siempre estaré a tu lado.
¿Quieres formalizar?
No supe cómo reaccionar, si bien todas estas semanas hemos actuado como pareja no habíamos hablado del tema, me quedé quieta mirando la nota y sosteniendo el collar con la otra mano. Fernando me miraba, él está esperando una respuesta, camina un par de pasos hacia mí…
–¿Puedo?—haciendo una seña para ponerme el collar.
–Si, claro… Fernando, está precioso, yo no sé qué decir—aparte mi cabello hacia un lado para que él pudiera colocarme su obsequio.
–¿Necesitas más tiempo?—susurra en mi oído—Porque yo no—me toma por los hombros girándome para quedar de frente a él—Durante estas semanas me di cuenta de que no solo quiero algo casual y sin compromiso contigo, quiero algo más.
–Yo también lo he considerado
–¿Entonces, qué dices? ¿Vamos un paso más allá?
–¿Estás seguro?—dije mirándolo a los ojos.
–Pasaría mi vida entera contigo, claro que estoy seguro—coloca sus manos en mi cintura y me jala hacia él—Nat, me enamore de ti. Te amo.
Terminó esa frase con un beso, su mano en mi cintura haciendo que su cuerpo y el mío estén muy cerca. De repente abren la puerta…
–Nat, te entrego…
Sandy se queda en el umbral de la puerta mirándonos perpleja y con una sonrisa.
–Lo siento, yo no quería interrumpir… ¿Ustedes dos…?—nos señala con el bolígrafo que trae en la mano.
–Creo que sí, o qué dices tú, Nat, ¿Debo interpretar ese beso como un sí o un no?—dice Fernando volteando a verme.
–Sí
Es lo correcto, él se ha preocupado tanto por mí. Me siento tranquila cuando estoy con él.
Entonces… ¿Por qué no me siento feliz?.
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