🎭Capítulo 4 [Temp. 2]🎭
¿...?.
Despertó de su largo letargo, la cabeza le dolía horrores, ¿Qué sucedía? ¿No había perdido la vida al luchar para proteger a su hijo?.
Se sentó y se dio cuenta de que estaba rodeada por árboles altos, parecía ser el bosque que rodeaba Konoha, pero ¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Alguno de sus conocidos la habría traído hasta aquí? No, ninguno de sus aliados los habrían abandonado a su suerte, algo debió haber pasado.
Sus conclusiones murieron en su mente cuando notó un leve movimiento a su izquierda, giro la cabeza ligeramente para ver de qué se trataba y vio a Minato a su lado, se estaba despertando.
Al menos no estaba sola en aquel sitio.
Le alivio el ver qué su esposo estaba bien, aunque esto no duró mucho, porque la preocupación por su hijo era mayor, ¿Él estaría bien? ¿Habrían logrado salvarlo?.
Se puso de pie y trato de detectar con su habilidad sensorial cualquier señal de presencias hostiles a su alrededor, pero no detectó nada más allá de unos cientos de metros, estaba débil así que su habilidad sensorial no era la mejor ahora mismo.
Escucho un gruñido molesto en su cabeza, era Kurama, momento... ¿Aún tenía su mitad del Bijū? ¿Cómo era eso siquiera posible? ¿Orochimaru y Danzō no debieron haberlo extraído de su cuerpo?.
Bueno, por ahora no pensaría mucho en ello, tenía que centrar su mente en una sola cosa, saber si su hijo estaba bien y encontrarlo, cuando lo tuviera en frente, lo abrazaría fuerte y no lo dejaría ir, no lo volvería a soltar.
La mayoría de personas que habitaban Konoha tenían el corazón podrido, pero había algunas excepciones y serían a esas personas a quienes tratarían de recurrir por ayuda.
Caminó hacia su pareja y lo ayudo a ponerse de pie, él estaba aún algo desorientado, normal considerando que tenía una menor cantidad de Chakra mejor que ella (que tenía grandes reservas debido a que era una Uzumaki y también tenía el Chakra del Kyūbi).
Ambos empezaron a caminar siendo guiados por la pelirroja, que intentaba detectar el Chakra de su hijo, no debería ser difícil, pero debido al estado debilitado de su cuerpo, no era capaz de usar correctamente su habilidad sensorial y ahora mismo es como si estuvieran caminando casi a ciegas.
—Kurama, ¿Puedes detectar algo?—
«Si lo dices por tu mocoso, aún no lo he...» El Bijū detuvo sus quejas cuando sintió cuatro firmas de chakra con las cuales estaba bastante familiarizado, junto a ellas estaba su otra mitad. «Espera, detente un momento, Kushina»
—¿Y ahora qué sucede? Debemos encontrar a Naruto, tengo que saber que está bien—
«¿Acaso no lo sientes? ¿Tan débil te encuentras?» El Kyūbi sabía que algo raro estaba pasando, porque en el sitio donde debería estar Konoha, que había sido destruida por Orochimaru y Danzō hacia un tiempo, podía sentir Chakras que se supone ya no deberían estar allí.
—No estoy en mi mejor momento mi felpudo amigo, mi cuerpo se siente como si estuviera hecho de plomo y no me quiero imaginar cómo se siente Minato...—
«Debí suponerlo... Sentí el chakra de mi otra mitad, además de las presencias del Uchiha bueno y del líder de Akatsuki, están en Konoha... Pero no están solos allí, hay más presencias, muchas más...»
—Gracias por la información, Kurama— Se volteó sonriente hacia su esposo. —Minato, Naruto y los demás están en las ruinas de Konoha, ¡Así que apresúrate! ¡No los hagamos esperar más 'ttebane!—
Ante aquella nueva información el hombre de cabellera rubia aceleró el paso, al igual que su pareja, pronto se reunirían con su hijo y sus amigos, juntos volverían a Suna, donde habían estado viviendo desde que Konoha había sido destruida.
Llegar a la aldea no le llevo mucho tiempo, solo unos 15 minutos, habrían llegado más rápido si sus cuerpos estuvieran bien.
Ingresaron a la aldea rápidamente, ignorando que cuidando las puertas estaban Kotetsu e Izumo, que se quedaron perplejos al ver a aquellas dos personas ingresar a la aldea, ¿Acaso lo que se decía era verdad? ¿Los muertos estaban regresando a la vida?.
Porque de ser así, habían visto al Yondaime y a su esposa, vivos.
Tanto Minato como Kushina ignoraron olímpicamente a los aldeanos y Shinobis que intentaban frenar su búsqueda, ¡¿Por qué no los dejaban en paz?! ¡Tenían que buscar a su hijo! ¡No podían estar prestándole atención a cualquier tipejo que se les atravesará!.
La Uzumaki saco sus cadenas y con ellas empujó lejos a los molestos aldeanos, el Namikaze vio con reprobación las acciones tan bruscas de su pareja, pero sabía que ella lo hacía para alejar a las personas que se acercaban a ellos como si fueran fantasmas o algo así.
Los ojos de la pareja de iluminaron, a unos diez metros de ellos estaba su pequeño tesoro, lo más valioso que tenían en sus vidas.
Se apresuraron a llegar con él y apartaron a la persona con la que estaba hablando (que era Sakura), bueno, no podían culparlos por actuar así, estaban muy preocupados por su hijo y el verlo bien, sano y salvo, les daba paz en el corazón.
—¡Naruto! ¡Mi niño! ¡No sabes cuánto me alegra el ver que estás bien!— Dice la Uzumaki, que se acerca a su pequeño (no tan pequeño) hijo, tomándolo en brazos como si fuera un niño y no un adolescente de 16 años.
'¡¿Eh?! ¡¿Y estas personas quienes son?! ¡No los conozco!' Pensaba el Jinchūriki menor, que se había quedado quieto en los brazos de aquella mujer, había algo familiar en aquella calidez, algo que le daba alivio y lo calmaba.
Los aldeanos y Shinobis veían aquella interacción como algo surrealista, ninguno lograba entender porque el Yondaime y su esposa se habían acercado al Demonio, no comprendían el porque parecían tan preocupados por él, si jamás lo conocieron, el mocoso nació justo el día en el que el Kyūbi atacó y en el mismo día en el cual el matrimonio perdió la vida (junto a muchos otros).
—¡No es justo Kushina! ¡Yo también quiero abrazar y cargar a nuestro hijo!— Dijo el de cabellera rubia haciendo un puchero, realmente quería abrazar a su hijo, el verlo sano y salvo, lo ponía muy feliz y le hacía recordar aquellos días en los cuales Naruto era un niño, su primer cumpleaños, la vez en la que dijo "Mamá", cuando dio sus primeros pasos, cuando inicio la Academia Ninja, cuando regreso de su primera misión, cuando dominó y perfeccionó el Rasengan.
Ante tal declaración por parte del Yondaime muchos se quedaron en shock, con una pregunta flotando dentro de sus mentes: "¿El niño demonio era hijo de su Yondaime?".
—Tendrás que esperar tu turno, Minato, porque yo llegue primero, y además, soy su madre— La pelirroja dijo aquello con superioridad, era cierto, ella había llegado antes junto a su hijo, así que merecía abrazarlo tanto como quisiera.
—¡Eres una tramposa, Kushina!—
El Namikaze se acercó a su esposa e hijo y se unió a aquel peculiar abrazo.
Naruto no estaba entendiendo nada, ¿Por qué aquellas personas lo llamaban "hijo"? ¿Acaso ellos eran sus... Sus padres?.
Los ojos del Uzumaki se llenaron de lágrimas y su cuerpo riempla ante aquel pensamiento, ¿Eran ellos realmente? ¿También habían vuelto a la vida como los amigos de su Sensei y el hermano menor de la abuela Tsunade?.
Sakura veía todo desde la distancia, ella era testigo de como su compañero de equipo se aferraba como un niño pequeño a la mujer de cabellera rojiza, mientras el hombre rubio le acariciaba la cabeza, los ojos de ambos adultos resplandecian con un amor inquebrantable, un amor que solo parecía ir dirigido hacia Naruto.
¿Estas personas... Eran los padres de Naruto?.
El ver aquellas cuadro familiar la hizo sentirse fuera de lugar, como sino debiera estar allí por alguna razón.
La pelirrosa volteo al sentir una mano sobre su hombro, era Kakashi-Sensei, que tenía lágrimas en su único ojo visible.
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