La nieve flotaba por el aire, dando giros y acumulándose sobre los techos de las casas y sus chimeneas, ocultando los caminos y haciendo imposible discernir entre lo que antes estaba cubierto por el pasto y la acera. Brandon sostenía la elegante caja dentro de su chaqueta, evitando que esta quedara cubierta por dicha nieve, tal como había sucedido con su cabello, el cual poseía ahora innumerables puntos de una linda tonalidad blanca. Se le hizo difícil entrar a su casa, debido a la gran acumulación de nieve en la entrada. Ya se encargaría de eso por la mañana. Ahora tenía algo mucho más importante para hacer. Introdujo la llave y entró en el recinto, apurándose por buscar algún lindo envoltorio para el regalo en el que había gastado los ahorros de los últimos tres meses. Al fin, el momento había llegado. Tal vez había sido insoportable para él trabajar de mesero todas las tardes durante este tiempo, para conseguir el dinero suficiente, pero ahora todo ese esfuerzo había valido la pena. Él lo notaba al contemplar el reluciente colgante en sus manos. Era precioso. Elisa lo iba a amar.

-¡Mamá! ¿Dónde está el envoltorio dorado que no usaste la navidad pasada?- gritó al darse cuenta de que ya había desordenado todo a su alrededor y aún no lo hallaba.

-Aquí lo tengo. Creo que este año tampoco lo usaré- respondió ella, trayendo aquel bello y reluciente papel dorado con decorados de estrellas. A Brandon siempre le había fascinado la belleza de ese envoltorio, que al parecer su madre nunca había usado. Él tampoco había tenido nunca un regalo que fuera lo suficientemente especial como para envolverlo con el fino papel importado desde Francia por su padre hace tres años. Él nunca olvidaba traer algo singular a casa de sus viajes, pero ese papel era especial. Brandon le había encontrado un fin después de todo.

-Lo voy a usar para el regalo de Elisa- dijo él, emocionado, lo que enterneció a su madre. Nunca había visto a su hijo tan enamorado.

Por otro lado, sin embargo, Elisa se encontraba triste. Se encontraría con Brandon en una hora y no tenía nada digno para él. No había sido capaz de acumular el dinero suficiente para comprar el reloj de plata que a su novio le había gustado tanto el día que salieron a pasear alrededor de la ciudad. Simplemente le alcanzó para una linda corbata en la tienda consecutiva. Pero eso no era suficiente, no para Brandon. Él le importaba demasiado. Así fue como Elisa dejó de pensar en la ropa que iba a usar para encontrarse con él y se sentó en su escritorio a hacerle una bonita tarjeta, que sin embargo, tampoco le parecía suficiente.

Tras diez minutos, comenzó a buscar fotos de ellos juntos ese año. El mejor año de sus vidas. Y aquella pequeña tarjeta se convirtió en un bello álbum con sus recuerdos.

Brandon se había puesto su mejor suéter y lucía una linda boina, otro regalo de los múltiples viajes de su padre. Llevaba con orgullo la reluciente caja, dorada, gracias al fino envoltorio. La nieve cubría sus hombros poco a poco y aunque esto siempre le molestaba, hoy no le importaba: era Navidad, e iba a entregarle su regalo a su hermosa novia. Estaba muy emocionado como para darle importancia a aquellos banales detalles.

Al tocar la puerta, le abrió Elisa, que milagrosamente había tenido el suficiente tiempo para elegir un bonito vestido y maquillarse un poco, de manera que se veía preciosa.

-Wow- fue lo único que Brandon fue capaz de pronunciar, lo cual, sin embargo, fue suficiente para lograr que su novia se ruborizara.

-¿Salimos?- le preguntó, tratando de ocultar su sonrojo, mientras tomaba su chaqueta de la percha y el regalo de la mesa aledaña.

-Claro

La pareja salió y ambos se sentaron en la cerca que rodeaba la casa de Elisa, conversaron de cosas sin importancia, hasta que llegó el momento de intercambiar sus regalos.

-Tú primero- mencionaron ambos al mismo tiempo, por lo que rieron.

-Ok, ok, yo primero- decidió Brandon, puesto que esperaba este momento desde que decidió comprarle el bello colgante en forma de corazón a su novia. Acto seguido metió su mano dentro de la chaqueta para extraer el paquete del bolsillo interior. La sonrisa de emoción de Elisa era evidente, sin embargo en sus ojos se podía apreciar que aún estaba un poco triste por el poco valor del regalo que ella le daría a su novio. Pero de todas formas tomó el regalo y lo abrió, de igual manera emocionada, pero no pudo evitar llorar al ver que el contenido era ese hermoso colgante de oro que ella alguna vez ansió tener. Brandon tuvo que haber gastado todos sus ahorros en él. -Hey, ¿qué sucede? ¿No te gustó?

-No, no es eso, es hermoso, me encanta- dijo ella entre lágrimas. -Es sólo que yo no tengo algo tan valioso para ti.

-Elisa, eso no importa. Mi felicidad se basa en la tuya. Si te gustó tanto el colgante, con eso puedo ser feliz- dijo él con toda la sinceridad del mundo y ella lo abrazó.

-Bueno, igual tengo esto para ti- sacó su humilde regalo de todos modos mientras se secaba las lágrimas con la otra mano. Brandon abrió la corbata con una sonrisa, alegando que estaba muy bonita y que ella no tenía por qué preocuparse de la diferencia del gasto monetario. Y entonces abrió el otro paquete que Elisa le entregó y se encontró con un bello álbum de fotos, titulado "Nuestros momentos juntos", a lo que la miró emocionada. Ella le devolvió el gesto con una sonrisa. Era tan hermoso y tenía anexadas notas con tantos profundos sentimientos escritos que Brandon comenzó a sentir que su regalo para Elisa era lo que tenía menos valor, que aquel collar no tenía tanto valor sentimental como el álbum.

-Elisa, ahora mi regalo parece menos valioso

-¿Cómo va a ser eso posible?

-Lo importante son los sentimientos, no el valor monetario. Y es claro que aquí pusiste todo tu cariño, nunca tendré algo más valioso que este regalo, porque expresaste todo lo que sientes por mí en las pequeñas notas. Los pequeños detalles son lo importante, amor. Y con esto has hecho mi Navidad la mejor de todas- dijo Brandon y ambos se fundieron en un tierno beso bajo el muérdago que colgaba en la entrada de la casa de Elisa.

Fin