Capítulo 66: Revelaciones


Silver yacía frente al centro comercial frotando sus manos para alivianar el frío en espera de ella con cierta impaciencia. Le había sorprendido que Blaze le pidiera ayuda con el regalo de Tails, pero agradecía que sus clases se hubieran suspendido gracias a la nieve para poder pasar el día con su novia.

–...Novia – repitió esbozando una sonrisa. Esa palabra se escuchaba bien.

–¡Lamento la tardanza! – la voz de Blaze se escuchó a la distancia para verla correr hacia él en un suave trote. Su corazón se aceleró al verla llegar –Perdona, no espere que fuera tan difícil llegar aquí con la nieve.

–Está bien, yo acabo de venir – respondió Silver de forma tranquilizadora para exhalar su aliento tibio en sus manos entumecidas. El frío era más intenso de lo usual.

–Dame – tomó Blaze las manos de él para así calentarlas abrigadoramente con sus poderes. –¿Mejor? – preguntó mientras mantenía su calor en lo más bajo de sus habilidades.

–Increíble – sonrió Silver al sentir el calor rodear sus dedos congelados para tomar sus manos de forma afectuosa –Mucho mejor.

Blaze se ruborizó ante la sonrisa encantadora de él sin poder soltarse de su agarre, afianzándolo sutilmente, acción que ocasionó que Silver se ruborizara tanto como ella ante la muestra de afecto.

–A-Andando – ordenó Blaze rompiendo el agarre para empezar a caminar hacia el centro comercial, ahogada en su propia vergüenza.

Blaze caminó decida cuando sintió como él tomaba su mano con ímpetu, tomándola por sorpresa. Él le sonrió de manera silenciosa ante su acción, ante la cual no objetó. Una sonrisa discreta se posó sobre los labios de la felina.

–Vamos – dijo Silver para caminar a su lado.

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Abrió sus ojos de par en par ante aquel enunciado sintiendo como el aire le faltaba de pronto. Amy se congeló ante las palabras de la murciélago, manteniéndose de pie en medio de la sala, mientras la actitud festiva y mirada maliciosa de Rouge la atravesaba como una flecha a su presa.

–¡Así que cuéntamelo todo! – pidió Rouge con una sonrisa pícara –Dime, ¿es tan rápido en la cama como en la pista o...

Amy dejó aquella canasta sobre la mesa de centro de la sala y con prisa la tomó del brazo para así encaminarla a paso veloz a su habitación, cerrando la puerta de golpe una vez ambas estuvieran adentro. Se quedó con su espalda recostada sobre la fría puerta de madera durante un par de segundos con su mirada en sus pies, sintiendo su rostro arder y su respiración agitarse. Subió la mirada lentamente para ver a Rouge quien ahora admiraba su habitación mientras tomaba un poco de champaña mientras deambulaba en el pequeño espacio, ajena al obvio pánico que la recorría.

–Así que... ¿ya estrenaron tu habitación? – preguntó Rouge viéndola de reojo con filo en su mirada.

–¿C-Cómo... – apenas logró decir ocasionando que la murciélago volteara a verla –¿Cómo tú...? – silenció Amy sintiendo su rostro ahogarse en un intenso sonroje imposible de ocultar –¿Acaso Shadow te dijo algo o...?

–¡¿Entonces sí es cierto?! – exclamó Rouge aún más animada.

Amy se tensó ante las palabras de la murciélago. ¿Acaso acababa de confirmarle que ella y Sonic eran pareja? ¿Había sido una artimaña? Sintió el color irse de su rostro al igual que el alma de su cuerpo. Había olvidado la astucia de Rouge para conseguir información; bien podría ser espía de los G.U.N si se lo proponía.

–Y no– continuó la murciélago –Si conoces a Shadow sabrás que él jamás hablaría de algo que no le incumbe, así su vida dependiera de ello – refunfuñó Rouge con un puchero de molestia –, pero ten por seguro que recibirá una llamada de mi parte ahora que sé que él también lo sabe – juró con una falsa molestia –Ahora – le entregó la copa de champaña a una incrédula eriza, trayéndola de regreso con dicha acción –¡Cuéntamelo todo! – pidió con emoción.

–Este... – murmuró Amy sintiendo su rostro enrojecer. No estaba lista para esa conversación, no aún. Ya entendía porque Sonic había querido mantener el secreto de sus amigos... y en eso un pensamiento cruzó su mente, uno que la aterró. –¡¿Acaso lo saben los demás?! – inquirió apresurada.

–No, y no sé por qué – negó Rouge suavemente con la cabeza.

Amy soltó un suave suspiro de alivio ante su respuesta.

–Si nadie más lo sabe y Shadow no te lo dijo... – murmuró Amy relajándose un poco más –¿Cómo lo sabes tú?

–Tú me lo dijiste ¿o acaso lo olvidas? – le recordó para sentarse sobre la orilla de la cama –Aquella noche en el apartamento de los chicos.


"–Creo que me enamore de alguien– admitió Amy sintiendo como una lágrima indeseable recorría su mejilla ante su confesión. –He estado saliendo con alguien en estos meses."


Amy abrió sus ojos con espantó, recordando perfectamente esa noche. Rouge había llegado a su viejo apartamento la noche que había que creído que Sonic iba a regresar con Fiona.

–En ese momento no estaba del todo segura, aunque podría jurar era el caso – prosiguió –Luego me encontré con Sonic cuando iba de camino regreso a casa – explicó Rouge captando la atención de la eriza –Y llevaba un pequeño regalo de una de mis joyerías favoritas – indicó para fijar su mirada al pendiente en forma de rosa que adornaba el cuello de la eriza –Y veo que tiene buen gusto.

–¡A-Ah... este... – balbuceó la eriza rosa colocando su mano sobre aquel pendiente.

–La verdad no me sorprendería si los otros lo supieran– alzó sus hombros al aire –Ustedes son pésimos para ocultar lo que sienten. Siempre lo han sido – sorbió un poco del champan en su copa –No veo por qué insistir en ocultarlo, todos estarán tan...

–Por favor, promete que guardaras el secreto – pidió Amy para sentarse a su lado aprisa con una mirada suplicante.

–¿Eh? ¿Por qué? – cuestionó Rouge inconforme –Muero por escuchar a Sonic decir que yo tenía razón y...

–Sólo... promételo – pidió Amy con sus orejas gachas y una mirada taciturna –Alguien debe de saberlo primero antes de poder decírselo a los demás– murmuró con pesar.

–¿Quién? – curioseó la murciélago.

Amy soltó un suave suspiro para fijar su mirada en la bebida burbujeante frente a ella.

–Sally – respondió cabizbaja –Es mi compañera de apartamento – explicó captando la atención de Rouge.

–¿Por qué debe de saberla ella primero? ¿Y si vive contigo, por qué aún no se lo has dicho?

Un suspiro tan pesado como la culpa que llevaba cargando sobre sus hombros en los últimos meses fue exhalado.

–La verdad es... – empezó. Amy mordió su labio inferior sintiendo sus palabras atragantarse en su garganta; era una verdad que aún era difícil de poner en palabras y aún más de escuchar. –Sally desarrolló sentimientos por Sonic... fuertes sentimientos– apretó sus labios con fuerza y su rostro se ensombreció –Y...

–A ver, a ver– detuvo Rouge viéndola con desaprobación, ocasionando que Amy elevara su rostro para verla con esa mirada taciturna y culpable –Sally te dijo que le gusta Sonic, y tú, como la eriza dulce y complaciente que eres, no dijiste nada y le dejaste a tu hombre en bandeja de plata ¿no es verdad?

–¿Cómo lo sabes? – preguntó Amy abriendo sus ojos con sorpresa.

–Porque esa eres tú – le sonrió Rouge con un dejo de dulzura en la voz –Amy siempre piensas en los demás, en cómo agradar a otros, en cómo no incomodar, aunque eso signifique renunciar a lo que sientes y a quién eres.

–Eso no...

–Claro que sí – cortó Rouge cual regañó –¿Cuántas veces no lo hiciste con Sonic? – devolvió –Cuando éramos sólo unos adolescentes cuántas veces no callaste cuando Sonic hacía alguna tonta broma sobre su inexistente relación o cuando él quería algo que tú aborrecías, pero aceptabas sólo por el cariño y amor que le profesabas.

–Eso fue antes, ahora diferente – musitó con una expresión de molestia.

–¿Lo es? – insistió –¿No fue tu incapacidad de decirle que lo querías contigo y que no deseabas que fuera a ver a esa tal Fiona lo que hizo que te encontrara llorando aquella noche en su habitación?

Los ojos de Amy se abrieron con sorpresa ante sus palabras, sin poder debatir sus argumentos.

–Amy, si tú sabes que algo hará verdaderamente feliz a alguien más simplemente te haces a un lado, en especial si es una amiga cercana.

–¡Pero ese es el problema, no puede hacerlo! – exclamó la eriza con sus ojos llenos de lágrimas –...No pude dejárselo – su voz se entrecortó sintiendo el abrumante dolor.

–Me alegro – espetó Rouge duramente para verla de manera intensa mientras lágrimas se deslizaban por las pálidas mejillas de la eriza –¡Deja de llorar de una vez por todas! – regañó estremeciendo a la eriza –¡Te elegiste a ti! ¡Si Sally es realmente tu amiga ella misma se hará a un lado! – continuó estremeciéndola –¡No es tu responsabilidad hacerla feliz a ella ni a nadie más!

Amy escuchó atenta a sus palabras, que de alguna manera fueron liberadoras. Secó con la manga de aquel suéter blanco aquellas lágrimas traicioneras, fijando sus ojos color esmeralda en la burbujeante bebida frente a ella.

–Yo lo sé... – murmuró Amy por respuesta –Pero es mi amiga y lo último que deseo es verla sufrir – soltó un pesado suspiro –Cuando le confesé a Sonic lo que sentía, sólo lo hice porque pensé que Sonic no me correspondería y le pedí tiempo antes de salir con Sally, en lo que lograba olvidar mis propios sentimientos... ¿sabes? – rememoró con una triste sonrisa –Nunca imagine que él me correspondería, no después de todo lo que hemos vivido juntos.

–No sé por qué, era más que obvio que él gustaba de ti – sorbió Rouge un poco más de champaña – Desde el viaje de cumpleaños de él – apunto con una sonrisa cómplice, ocasionando que Amy se sonrojara sutilmente.

–Pues no lo fue para mí... – continuó en suave voz –Cuando Sally me dijo que sentía por él realmente supe que si ellos se conocían mejor Sonic no tardaría en enamorarse de ella...– pausó con amargura para apretar sus labios fuertemente, convirtiéndolos en una fina línea –Me dolió... me dolió pensar que lo perdería – confesó con su voz en un hilo ante su pensamiento egoísta –Por eso me confesé, así al menos podría seguir adelante ... o ese era el plan.

–Así que pensaste que Sonic te rechazaría y que terminaría involucrándose con Sally, por eso alentaste a Sally a acercarse a él –Amy asintió suavemente con la cabeza ante las verídicas palabras de la murciélago –, pero no pasó y luego decidiste guardar esa relación en silencio.

–Porque no sabía si funcionaría – se apresuró a decir –Ninguno de los dos lo sabía, y preferimos callar – rememoró lo que ahora parecía tan distante –Y muchas veces ambos creímos que no lo haría –soltó un pesado suspiro ante el recuerdo de los innumerables malos entendidos –... pero todo empezó a caer en su lugar ¿sabes?

–Dime...– suavizó Rouge su expresión –¿Eres feliz a su lado?

–Tanto que parece un sueño – una suave sonrisa se pintó sobre sus labios.

Amy colocó su mano sobre el pendiente que Sonic le había obsequiado cerrando sus ojos con suavidad para recordar la sonrisa de él y sus tersos labios sobre los de ella. Parecía un sueño, uno que jamás que creyó vivir, y ahora que lo vivía era aún mucho mejor de lo que esperaba.

–Pero no pienso decírselo a nadie más hasta que ella lo sepa – continuó Amy para voltearla a ver –Le debo al menos eso.

–Esa es mi amiga – le regaló una pequeña sonrisa de aprobación, una que la hizo ruboriza por el atípico cumplido de parte de la murciélago –Deja de culparte ya entonces – endureció su mirada borrando cualquier rastro de amabilidad, viéndola con reproche –Ambos han escogido, y es una lástima que tu amiga saliera perdiendo, pero hey... ¿así es el amor no?

–Supongo... – asintió Amy ante sus sabías palabras.

–Estará bien, te tiene a ti después de todo – un dejo de sonrisa se pintó en sus labios.

–Gracias – le sonrió Amy al fin. –Gracias por todo... Rouge – murmuró para así elevar su copa de champaña y sorber un trago. Sentía que podía respirar por primera vez desde que había iniciado su relación –Pero... por favor – borró su sonrisa –Te pido que no digas nada a nadie hasta que Sonic y yo lo hagamos, no quiero...

–¡Sí, sí, ya lo sé! – cortó rodando sus ojos ante la petición de la eriza. –Pero eso no significa que no cumplas tu parte de la apuesta – una sonrisa maliciosa se pintó en sus perfilados labios rosas.

–¿Cómo dices? – alzó una ceja ante lo que Rouge ahora proponía.

–¿Acaso ya lo olvidaste? – inquirió para verla con prepotencia y malicia –En mi apartamento, antes de nuestro viaje a la playa, ¿Lo olvidas?


"–Así es, si algo llega a pasar entre Sonic y tú, me dejarás darte un cambio de imagen – estipuló Rouge con luz en su mirada –Nos desharemos de ese guardarropa de mojigata y usarás aquello que yo diga – sentenció con una sonrisa traviesa."


Amy abrió sus ojos con horror... lo había olvidado ¡¿Cómo había podido olvidarlo?! Un sudor frío la recorrió para tragar pesado. Todos lo sabían, jamás debías de apostar contra Rouge.

–P-Pero eso fue...

El sonido de un teléfono celular acalló sus torpes palabras para que ambas fijaran su mirada en dirección a la puerta blanca de madera y escuchar una voz del otro lado de la misma. Era Sally.

Amy se levantó apresurada para tomar rumbo fuera de la habitación seguida de Rouge, quien la seguía paso lento. Abrió la puerta para ver a Sally caminar de un lado al otro en la sala asintiendo con la cabeza.

–Sí, sí...– murmuró Sally con su mirada perdida en el techo –Yo sé, estaré ahí...– continuó –Sí, lo sé. Me iré antes de... ajá... de acuerdo madre...– soltó un suspiro –Hasta pronto – terminó la llamada.

Sally alzó sus orejas al sentir un par de miradas curiosas sobre ella para ver a Amy y a una murciélago observándola en silencio.

Amy sintió que se quedaba sin aliento ante la mirada curiosa de la ardilla quien dirigió sus ojos azul zafiro a la copa de champaña rosa que sostenía en su mano. Se estremeció ante la mirada silenciosa para ella misma dirigir su mirada a ésta.

–¡Ah! ¡¿Esto?! – soltó nerviosa para esbozar una sonrisa febril –¡Rouge las trajo! – apuntó velozmente con un nerviosismo difícil de ocultar –Es por... por...

–Por tu nueva habitación – completó Rouge sorbiendo un poco de champaña. –Obviamente – habló con tanta seguridad que Amy podría jurar que esa era la razón, aunque sabía que no lo era.

–¡Sí, sí eso! – rio Amy nerviosa –Por mi habitación y poder tener mi propio espacio – mintió pobremente.

Sally la vio fijamente en silencio por minutos que parecieron eternos. Amy sintió su pulso acelerarse ante la mirada indescifrable y fría que ella le daba. Tragó pesado, sintiéndose juzgada en el abrumador silencio, el cual incrementaba la tensión.

Amy aspiró profundo, lista para pedirle a Rouge que les diera unos minutos de privacidad cuando vio a Sally caminar hacia ella decidida y sin previo aviso, abrazarla con fuerza, tomándola por sorpresa; tensando ante la muestra de afecto.

–Felicidades por tu nueva habitación – murmuró Sally con su voz en un hilo.

–¿Eh? – parpadeó un par de veces, confundida por las palabras de Sally y por lo que ahora pasaba.

–...No sabía que la querías tanto – dijo para tomarla por los hombros y verla con una sonrisa genuina y una mirada cristalina. –Me alegra saber que eres feliz – dijo para abrazarla nuevamente –Lamento no haberme dado cuenta antes de lo mucho que sufrías en silencio... – musitó con un dejo de culpa en su voz –Por tu habitación, quiero decir – completó para soltarla al fin y secar una lágrima escurridiza con rapidez.

–Este... – murmuró Amy sin saber cómo reaccionar, pero aliviada por verla actuar como siempre. –N-No te preocupes, todo está bien – intentó tranquilizar Amy.

–Y es muy, muy feliz – se involucró Rouge para alzar su copa a modo de celebración –Después de todo es una habitación muy grande– felicitó a la eriza rosa con una sonrisa maliciosa –...O eso espero – le susurró a Amy de manera complice para tomar un buen trago de la copa en su mano, ocasionando que un fuerte sonroje se pintara sobre sus mejillas ante el enunciado en doble sentido.

–Bueno, sigan celebrando sin mí– dijo Sally recobrando la compostura –Yo debo de correr si deseo tomar el próximo tren – mencionó viendo su reloj de pulsera.

–¿Próximo tren? – repitió Amy sacudiendo su sonroje –¿Te vas?

–Sí, ya sabes como es mi madre– alzó los hombros al aire –Aparentemente hay algo que no puede esperar en casa y me quiere lo antes posible – soltó en un pesado suspiro.

–P-Pero la fiesta de Tails es un par de días y...

–Prometo regresar para la fiesta – indicó para tomar su mochila del sofá.

–Pero tú eres quien está a cargo del lugar de la fiesta y...

–No tienes de qué preocuparte– interrumpió Sally con una sonrisa confiada –Tú puedes encargarte del menú y Blaze de la decoración y el lugar – indicó con una ligera sonrisa, ocasionando que Amy la viera sin convicción –Todo estará bien– aseveró dirigiéndose a la salida –Blaze está acostumbrada a hacer fiestas de beneficencia todo el tiempo y no conozco a mejor persona para ver el menú que tú.

Amy dejó aquella copa que tenía en la mano sobre el pequeño comedor para encaminarse hacia ella con urgencia.

–¡Espera! Aún tengo que...

–Yo sé – le sonrió con una mirada un tanto entristecida –Hablaremos cuando regrese– aseveró Sally para tomar sus manos con calidez – Lo prometo.

Amy asintió con cierto desgano.

–Cuídate mucho – se despidió Sally para abrir la puerta tras ella –¡Ha sido un gusto! – exclamó para despedirse de la murciélago quien elevó su copa por respuesta –Hasta pronto – sonrió amena para dejar el apartamento.

Amy no entendía qué acababa de pasar, pero por alguna razón sentía mucha paz. Una pequeña sonrisa se pintó sobre sus labios. Hablarían una vez que ella regresara y está vez no dudaría, esta vez dejaría la culpa detrás y perseguiría su propia felicidad, debía de confiar que su amistad sobreviviría esto. Tenía qué.

–Bien, será mejor que te apresures – dijo Rouge dando el último sorbo de su copa de champaña –Que debemos de irnos ya si queremos tener tiempo.

–¿Llegar a dónde? – cuestionó Amy dirigiendo su atención a la murciélago, confundida.

–Te lo dije, la apuesta – le recordó con una sonrisa socarrona –Pienso obligarte a cumplirla y tengo en mente el atuendo ideal para ello.

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Abrió la puerta del apartamento mientras con sus poderes hacia flotar el regalo que Blaze había decidido comprar para Tails dándose entrada al interior de la morada mientras la felina lo seguía.

–¿Cómo que saliste? – la voz de Blaze resonó por el vacío apartamento –¡Amy estás enferma! – regañó cerrando la puerta de golpe –¿Rouge? ¿Pagar deudas? – repitió confundida –, pero... ¡No, esper--- – calló para ver su teléfono enfurecida ante la llamada ahora terminada.

–¿Todo bien? – preguntó Silver colocando la caja sobre la mesa y sentarse en el sofá.

–Sí – bufó guardando su celular –Aparentemente las compras no podían esperar hasta que su resfriado estuviera controlado.

–Pensé que dijiste que estaba muy enferma y no podía salir.

Está enferma – puntualizó rabiosa.

–Oh...– tragó pesado. No le gustaría ser la razón del enojo de Blaze –Bueno, entonces ¿Qué te parece si pido comida para Sally, tú y...

–Sally también salió – respondió Blaze para sentarse a su lado, soltando un suspiro de cansancio –Tuvo una llamada de su mamá y no regresara por un par de días según me mandó en el mensaje – explicó para revisar una vez más los mensajes recibidos. –Deberá de reponer tareas nuevamente y excusarse de las clases; así que sólo seremos solos tú y yo– explicó con aquella expresión serena y semblante serio.

–¡Oh! ¡S-Sí! – se sonrojó de manera involuntaria, sintiéndose nervioso de pronto. –Solos... tú y yo – se atragantó en sus palabras.

De repente el apartamento se sintió más pequeño de lo normal, el frío del invierno nevado desapareció para dar paso a un calor abrumante y la distancia entre ellos pareció muy corta. Silver tragó pesado, no entendía por qué algo tan natural le generaba tanta ansiedad y expectativa, una deliciosa expectativa.


"–Se honesto – puntualizó Sonic en suave voz. –La cosa es que nadie puede decirte cómo abordarlo, pues depende de ti y de tu pareja"


Las palabras de Sonic golpearon su mente sintiendo como sus mejillas se encendían ante ello. Luego de su plática de ayer no había podido de dejar de pensar en cómo abordar el tema y más importante aún, si era conveniente hacerlo con el poco tiempo que llevaban juntos. Aún dudaba si era una buena idea hablar de ello, sin embargo, si había un momento para hacerlo era ese.

–¿Crees que le gustará a Tails su regalo? – preguntó Blaze sacándole de sus pensamientos.

–¡Ammm! – exclamó con nerviosismo sacudiendo su cabeza de lado a lado, intentando borrar aquellos pensamientos intrusivos que no tenían lugar ahí –Este, sí, sí, después de todo compraste la computadora más rápida y avanzada del mercado – sonrió un tanto forzado.

–¿Fue mucho? – abrió Blaze sus ojos con horror. –Sally y Amy siempre me dicen que no sé cuánto es suficiente al momento de dar regalos – murmuró ansiosa lanzando su mirada a su regazo, abochornada.

Silver suavizó su expresión ante la problemática de la felina, dedicándole una dulce mirada. Para Blaze, alguien que provenía de una familia adinerada, comprar la computadora más cara del mercado como un regalo adecuado para alguien como Tails quien trabaja con tecnología sólo sería un paso lógico en su manera pragmática de ver el mundo, aunque el mundo no lo viera de la misma forma.

–Fue suficiente – tranquilizó Silver colocando su mano sobre la de ella, transmitiéndole confort, ocasionando que ella lo volteara a ver por la acción –Estoy seguro que enloquecerá cuando la vea– le sonrió abiertamente.

Blaze se ruborizó sutilmente por sus palabras. Silver tenía ese efecto en ella, no importaba que tan pobres sus habilidades sociales eran o que tan fuera de la norma social estuviera, él siempre la hacía sentir como si perteneciera. Él era, sin lugar a duda, su lugar seguro.

–Antes de que lo olvide – murmuró aún con aquel suave rubor sobre sus mejillas. Blaze buscó entre su bolsa para así acercar hacia él un pequeño regalo, tomándolo por sorpresa –No soy muy buena para expresar lo que siento con palabras así qué... –calló acercando el regalo un poco más hacia él –Espero te guste– dijo sin poderle dirigir la mirada.

–¿Para mí? – lo tomó por sorpresa para recibir el obsequio en empaque colorido. Blaze asintió suavemente con la cabeza. Silver abrió con delicadeza el regalo para abrir sus ojos con obvio asombro –Esto es... – murmuró para admirar el libro en sus manos de forma incrédula –¡Es un el libro de coleccionador de "The Iblis Trigger, los orígenes" autografiado por el mismísimo autor! – exclamó con emoción –¡¿Cómo conseguiste esto?! – inquirió para ojearlo con emoción –Sólo sacaron 100 y este es el número... ¡¿tres?!

–Sí, aparentemente los primeros dos fueron obsequiados a su esposa y el otro a su hija – explicó con una expresión de pesar –Moví mis contactos para poder recibir este antes de... – Blaze silenció al notar la mirada atenta y llena de luz del erizo plateado. Se encogió en su asiento, apenada –¿Demasiado? – murmuró sintiendo un intenso rubor pintarse en sus mejillas.

–¡N-No, no! – aseveró Silver velozmente ante la actitud retraída de la felina –Es perfecto – le sonrió dulzura.

Los ojos de Blaze abrieron lentamente para que una mirada de emoción y felicidad irradiara dentro de sus pupilas. Silver nunca había visto esa expresión en el rostro de ella, realmente amaba descubrir nuevas facetas de la felina. La admiró en silencio, notando como sus mejillas blancas como la nieve se pintaba de un fantástico color carmín y una sombra sonrisa se pintaba en sus tersos labios.

Silver se inclinó hacia a ella, un tanto inseguro al principio, para luego buscar con sus labios los de ella cortando toda distancia entre ellos. Con su mano acarició su mejilla para atraerla aún más hacia él, imprimiendo un beso que fue bien recibido por la felina.

Blaze rodeó sus brazos por el cuello del erizo plateado para borrar cualquier distancia entre ambos. Los labios de él jugaban en un silencio vals con los de ella, sintiendo la suavidad de cada beso que él imprimía, besos llenos de ternura que alimentaban su alma.

El peso de él sobre ella la hizo caer de espaldas sobre el sillón, sin romper el abrazo. Su respiración se aceleró al igual que los besos que de un vals sencillo empezaron a bailar una melodía diferente, una melodía prohibida.

Silver yacía apoyado sobre sus antebrazos sin separarse de ella. Se posicionó sobre ella, acomodándola bajo de él de forma natural, sin pensarlo, sólo dejándose guiar por lo que sentía, y sentía tanto. Su respiración se aceleró según aquel beso empezaba a subir la intensidad; jugaba con los labios de la felina con hambre y ella hacía lo mismo. La felina recorrió con sus manos la espalda de él de arriba a abajo en un movimiento rítmico e hipnotizante; Silver sentía sus manos ligeramente más calientes de lo usual, pero su tacto era tan agradable, era la primera vez que ella lo tocaba de esa manera. Las manos de ella se aventuraron un poco más, colándose bajo su chaqueta amarilla con la intensión de deshacerse de la misma, y esa sencilla acción fue suficiente para que una corriente eléctrica recorriera su espalda y lo hiciera darse cuenta de la posición en la que ahora se encontraba.

Silver se separó de ella al acto mientras un indeleble sonroje pintaba su rostro.

–¡L-Lo lamento! – exclamó apresurado para así ponerse de pie en un salto sintiendo su rostro arder mientras la respiración acelerada y aquella incómoda, y ahora familiar sensación, de su pantalón ceñido en la entrepierna le hacía saber que había perdido la perspectiva. –No quise... ammm... – desvió su mirada de la felina, sin saber qué decir.

–¿Hice algo mal? – murmuró Blaze con pesadez ante el obvio rechazo del erizo plateado, sentándose apropiadamente sobre el sofá.

–¡N-No, no por favor! ¡No pienses eso! – se apresuró a decir para tomar asiento a su lado –Es sólo que... bueno... – se atragantó con sus palabras. –Es que esto... amm... bueno, esto llevará a otras cosas – logró decir con su voz pendiendo en un hilo.

–Oh... lo lamento– espetó Blaze frunciendo el ceño, para abrazarse a sí misma sintiéndose más expuesta que nunca –No quise incomodar o...

–¡E-Espera! ¡No creas que te estoy rechazando porque no es así! – corrigió velozmente al notar la expresión dolida de su compañera –Es sólo que... ¿estás segura de esto? – se atrevió a preguntar para que ella lo viera con cierta confusión –Es sólo que yo no... quiero decir... yo nunca – calló al sentir la vergüenza abrigarlo.

Silver sintió la sensación de perder el control llegar a él. De nuevo aquel conocido e intenso dolor de cabeza le advirtió del peligro inminente. Silver dirigió su vista hacia sus manos que empezaban a brillar sutilmente, haciéndole saber hacia dónde podía conducirle sus emociones desbordadas. Guardó sus manos en su chaqueta con velocidad; como si eso ayudara en algo.

–... ¿No crees que es muy pronto? – murmuró Silver, con una mirada endurecida mientras la ansiedad y la inseguridad lo absorbía.

–Eso depende – murmuró Blaze para recostar su hombro contra el de él de manera afectuosa, ocasionando que Silver la volteara a ver un tanto sorprendido –He esperado toda mi vida en conocer a alguien como tú– reveló con un tenue sonrose en sus mejillas– Pero si te refieres en cuanto a lo que llevamos de relación... – musitó asintiendo suavemente con la cabeza.

Silver la vio con asombro. La ansiedad inicial que lo había apresado desapareció casi por completo, sintiéndose completamente entendido y más que nada, aceptado.


"–¿Acaso ella no es alguien con quien puedes ser tú mismo? – le devolvió Sonic la pregunta con una expresión jovial –Esa es la mejor parte de iniciar una relación así, que existe esa confianza que no obtienes en una relación que únicamente salen por un par de meses o semanas–"


Sonic había tenido razón. Esbozó una suave sonrisa, relajándose por completo. Por un momento había olvidado que si con alguien podía hablar prácticamente de cualquier cosa era con ella, y ella jamás lo vería diferente por ello, o eso le hacía sentir.

–Es sólo que...– comenzó Silver, tragando pesado con su mirada sobre su regazo –Jamás he hecho algo como esto – admitió Silver con un dejo de vergüenza en su voz y un intenso rubor en sus mejillas.

Blaze lo vio con cierta sorpresa para que ella también se ruborizara con intensidad por curso de esa conversación.

–Yo tampoco...– reveló Blaze, apenada.

–¡¿Y-Y estás segura de querer hacer esto conmigo? – inquirió Silver volteándola a ver velozmente, un tanto asombrado por la confesión de ella –¿No piensas que es muy pronto o...

–Sólo sigo a mi corazón en lugar de mi cabeza – interrumpió Blaze con un mohín sereno e inmutable, sin atreverse a verlo –Si hay una primera vez para hacer algo... bueno... quiero que sea contigo – explicó con sus mejillas sonrojadas.

Los ojos de Silver se abrieron con sorpresa, era lo más sincero y dulce que nunca había escuchado decirle hasta ese momento. Se sonrojó intensamente mientras una sonrisa le era arrebatada por sus sinceras palabras. Su corazón se aceleró y sin dudar buscó su mano, tomándola con seguridad, ocasionando que ella lo volteara a ver.

–Yo también – asintió Silver, viéndola con dulzura. –Sólo no quería que pensarás que yo sólo te buscaba para... – calló, incómodo por lo que intentaba transmitir. –Ya sabes... pero quiero que sepas... no, necesito que sepas que si alguna vez he pensado en hacer algo contigo no es por un burdo deseo carnal, es porque... porque... – tragó pesado, sin poder quitar su mirada de ella, una mirada atenta y a la expectativa –Es porque me enamore de ti – confesó al fin.

La mirada de Blaze se iluminó ante la confesión de él. Una oleada de emociones recorrió su cuerpo y una alegría que no había experimentado recorrió cada fibra de su piel.

–Creo que lo que quiero decir es... – continuó el erizo plateado desviando su mirada de la ella mientras esa sonrisa se mantenía sobre sus labios –No me interesa tener sexo contigo...– aclaró –Me interesa hacer el amor... contigo– completó con una sonrisa galante –Si es que eso tiene algún sentido – rio nervioso.

–Silver...– murmuró Blaze.

La mirada tímida de Silver subió lentamente para notar una genuina sonrisa en el rostro de ella, una que iluminaba toda la habitación. Blaze buscó sus labios ansiosa, obligando a caer de espaldas sobre el sillón ante la imprevista acción de ella, pero no por eso rompió el beso que en ese momento le sabía como lo más dulce que nunca hubiera deleitado.

–Yo también me enamore de ti – susurró la felina, pausando el beso con su respiración acelerada.

Silver la tomó del rostro para volver a imprimir un beso sobre sus labios, esta vez sin duda alguna que lo consumiera, para dejarse llevar libremente a lo que su corazón dictaba.


¡Para aquellos lectores que tenían muy presente la apuesta de Rouge y Amy (¡Capítulo 26! Wow tienen una excelente memoria) por fin es el momento de pagarla! Y como sabemos Rouge no se lo dejará fácil a Amy.

Las cosas entre Silver y Blaze empezaron a encajar perfectamente y la temperatura ha empezado a subir entre ambos, y no se preocupen, para los que quieren leer un poco más nuestro siguiente capítulo promete ¡muchas cosas!

He regresado con otro viernes sin falta (ya extrañaba publicar cada viernes) y quiero agradecerle a todos sus comentarios y los análisis que me dan de esta historia, así como seguir al pendiente. Con dos años en emisión (no lo parece!!!) y aún leerlos aquí significa mucho para mí. No nos falta mucho para el final de la misma, y no les mentiré extrañaré escribir sobre este romance universitario, pero estoy muy ansiosa por empezar el nuevo proyecto, en donde a petición de varios de ustedes, tendremos de regreso a Midnight en un nuevo angst para el ficverse de Underworld!!! Pronto traeré más detalles.

Hasta entonces su autora se despide. Kat fuera.

Todo ha empezado a caer en su lugar y los últimos arreglos para la fiesta de Tails se están llevando a cabo, pero no si antes de descubrir una verdad a voces. Capítulo 67: Detalles Finales

¡GrAcIaS pOr LeEr!

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