Capítulo 55: Cercanía
Yacía recostado sobre la pared de aquella calle que empezaba a concurrirse. Cerró su chaqueta un poco más para así exhalar su tibio aliento en sus manos y frotarlas en un intento de guardar el calor. Sonic vio su reloj de pulsera frunciendo el ceño al percatarse de la hora. Se les haría tarde.
Sus ojos se posaron en el cielo nublado de aquel día que poco a poco empezaba a despejarse ocasionando que parches de luz tocaran con calidez la metrópolis. Regresó su mirada a la gente que iba y venía con sus paraguas y bufandas. Era obvio que pronto acabaría el invierno lluvioso y el invierno nevado entraría con fuerza.
–A lo mejor tuve que traer una bufanda – se dijo a sí mismo divagando en sus pensamientos –Amy siempre usa una – murmuró Sonic para que un recuerdo involuntario viniera a su mente.
Sonic recordó el atuendo que ella vestía aquella noche en el gimnasio de su vieja escuela, en donde la bufanda color bermellón había sobresalido de todo el atuendo. Un fuerte sonroje pintó sus heladas mejillas al recordar lo que había acontecido, sobre como sus manos habían podido tocarla con libertad y su lengua saborearla por primera vez.
Sacudió su cabeza suavemente intentando despejar su mente de aquellos recuerdos y así borrar el rubor de su rostro. Sonic subió de nuevo su mirada al cielo con una mirada conflictuada.
–No hemos hablado de eso aún... – murmuró pensativo.
No estaba seguro si era algo que necesitaban hablar, después de todo, ambos dieron su consentimiento para que pasara lo que pasó; pero estaba tan acostumbrado que cuando pasaba algo así con ella era generalmente más en un acto de instinto que de raciocinio; aunque Amy se lo había pedido proactivamente previamente, petición que él se había negado por miedo arruinar su amistad ¿Acaso eso significaba que ya no tenía tales temores? ¿Qué había cambiado de pronto?
–¿Por qué me anime a hacer eso? – se preguntó Sonic a sí mismo en un suave susurro.
"–¿Es que acaso el gran Sonic the Hedgehog se está enamorando? – bromeó Amy divertida."
–¡C-Claro que no! – vociferó Sonic sacudiendo su cabeza de manera arrebatada ante el recuerdo de las palabras de la eriza que venía de forma involuntaria a su mente –¡¿En qué demonios estoy pensando?! – se reclamó.
¿Por qué pensaba en eso ahora? ¿Por qué su negación de repente le empezaba a saber a mentira? Sonic soltó un pesado suspiro ante las miles de preguntas que empezaban a llegar a su mente, preguntas sin respuesta, al menos no una que estuviera dispuesto a dar en ese momento.
–¡Boo! – escuchó para sentir el tibio aliento rozar su oreja.
Sonic se estremeció de golpe para voltear a ver a su lado la eriza que le regalaba una cálida sonrisa y una mirada dulce y apacible. Un intensó rubor pintó su rostro sintiendo como el suave aroma a rosas se impregnaba en su nariz; su corazón latió aprisa ante la cercanía dando un paso hacia atrás de forma nerviosa sin estar del todo claro del por qué.
–¿Te asuste? – rio Amy divertida ante la extraña actitud del erizo azul quien le dio la espalda al acto –¿Pasa algo? – preguntó Amy borrando su sonrisa previa; extrañada por la actitud de él.
–Vamos tarde – respondió tajante, en un intento de lograr que su cuerpo se regularizara ante el sonroje intenso que ahora quemaba su rostro en aquel día frío de invierno.
–¡Lo sé, lo siento! – se disculpó Amy con genuino arrepentimiento –Pero Blaze me amenazó que pobre de mí si me encontraba en el acuario hoy, y que no aceptaría excusas de ningún tipo –. Se estremeció ante el recuerdo de la mirada intimidante y fría de la felina. –Me costó mucho salir antes que ella sin una buena excusa.
–¿Y qué le dijiste? – preguntó Sonic ahora inmerso en su historia.
–Que habías quebrado la cafetera y que ahora Tails me pedía que pasara de forma urgente a comprar una – respondió divertida para sacar su teléfono y enseñarle el mensaje de Tails –Aunque no dice que fuiste tú específicamente, fue la perfecta excusa – sonrió traviesa.
Sonic le sonrió de regreso. Adoraba esa sonrisa cómplice y traviesa que tenía; le recordaba mucho sus planes cuando eran sólo unos niños e intentaba idear una forma de conquistarlo de alguna forma.
–Así que ya sabes, tenemos que pasar a comprar una cafetera – retomó Amy para empezar a caminar, seguida de él –No creo que ninguno de ustedes viva sin café – dijo con burla.
–No Tails – apoyó caminando a su lado –Por cierto, ¿Nuevo look? – inquirió Sonic para fijar su vista en ella.
Amy tenía su pelo recogido en media cola, su pelo era bastante corto, así que a pesar del cabello recogido pequeños mechones caían con gracia enmarcando su hermoso rostro. De nuevo aquella bufanda roja abrigaba su cuello; un abrigo color azul marino y debajo de este lo que parecía un vestido blanco de vuelos. Unas calcetas altas hasta los muslos de color negro enfatizaban sus piernas y unas botas color café.
–A-Ah... ¿s-se ve mal? – habló con vergüenza para peinar de forma nerviosa su peinado.
–Para nada – negó Sonic suavemente –Te ves muy hermosa – soltó al viento y así dirigir su mirada al frente según caminaban.
Las mejillas de Amy se tiñeron de un intento carmín por el cumplido suave y sincero del erizo, sin saber cómo reaccionar ante éste. Lanzó su mirada a sus pies para acompañarlo en una caminata silenciosa, sintiéndose repentinamente muy nerviosa.
Una sonrisa se pintó sobre sus labios y manteniendo aquel cómodo silencio, acercarse un poco más a él rozando su brazo levemente contra el suyo; miles de mariposas de liberaron en su cuerpo ante el roce inocente mientras su rostro color carmín delataba su acción intencionada.
Amy vio de reojo al erizo azul quien mantenía proactivamente su mirada lejos de la de ella, y al igual que ella, sus mejillas también yacían teñidas de carmín. Eso la hizo ampliar su sonrisa. De repente, Amy sintió como él se acercaba un poco más hacia ella, aumentando el contacto, sintiendo su calidez invadirla. Su rubor se intensificó ante la acción silenciosa.
Esa era la primera vez que salían sólo los dos en mucho tiempo; la verdad cuando le había escrito para hacer ese pequeño complot por el bien de sus preciados amigos una felicidad inigualable la había recorrido.
Todo estaba marchando bien... demasiado bien.
Amy dirigió su mirada a la mano de él, la cual rozaba sutilmente la suya según andaban. Tragó pesado, lista para entrelazar sus dedos con los de él en un acto osado cuando él levantó su mano abruptamente, alejándola de ella.
–Parece que Silver ya llegó – habló Sonic tomando cierta distancia de ella. Amy vio a sus alrededores percatándose que habían llegado al acuario, y en la entrada del mismo yacía el erizo plateado esperando a su compañera de forma nerviosa. –¡Hey! – llamó Sonic a la distancia, saludándolo con un ademán de manos.
Silver apenas pudo reaccionar al verlos, se notaba como la ansiedad lo estaba consumiendo, se miraba igual que Blaze aquella mañana. Amy vio de reojo a Sonic, quien al notar el obvio nerviosismo de su amigo levantó su dedo pulgar para luego sonreírle ampliamente.
Sus ojos de Amy se abrieron atenta ante aquella mueca de confort y tranquilidad que ahora Sonic transmitía. Esa misma mueca tan característica de él, tan suya; la misma que hizo que sus ojos se posaran sobre él.
Inicio del Flash Back
Su padre acaba de mudarse a la ciudad por quinta vez en los últimos tres años. Amy apenas acaba de cumplir 9 años y gracias a las constantes mudanzas no había podido hacer amigos reales en ningún lado.
Era de nuevo la chica nueva, en una nueva escuela con compañeros que no sabría si vería por más de un par de meses.
Amy suspiró con pesadez para así caminar por los pasillos sujetando las correas de su mochila con fuerza, como si eso la protegiera de las inevitables miradas curiosas. Aspiró profundo caminando con su vista sobre sus tenis color azul. Alisó su falda naranja nerviosamente mientras escuchaba los murmullos ilegibles que acrecentaban según marchaba por aquel desconocido pasillo. Se acomodó su listo rojo y revisó que su blusa verde estuviera arreglada adecuadamente.
Aceleró su marcha escuchando los murmullos cada vez más legibles hasta que por fin logró entender lo que los estudiantes decían.
–El niño fenómeno – escuchó. Eso la hizo detener su apresurada marcha. Parecía que no hablan de ella. –Miren, el niño fenómeno tendrá lo que merece esta vez – escuchó decir con maldad.
Amy observó como todos mantenían una mirada atenta y maliciosa a sus espaldas provocando que ella se diera media vuelta, y en la distancia, notar a un zorro de dos colas temblando de miedo ante lo que parecían ser un par de bravucones; fácilmente de secundaria. Todos a los alrededores eran espectadores silenciosos, como ella lo era; no era como que pudiera hacerse nada al respecto.
Se volteó nuevamente ocultando su mirada de la escena que se llevaba a cabo detrás de ella. Amy mordió su labio inferior... odiaba a los matones de las escuelas y por experiencia propia sabía que no había nada que hacer ante ellos.
–En especial si se está solo...– murmuró para sí con pesar.
–Vuelve a decirle así a mi amigo y prometo que tus dientes de leches se caerán antes de tiempo – una amenaza navegó por el silencioso pasillo.
Amy se volteó al instante y así distinguir a un erizo azul parado de manera imponente detrás del zorrito, quien tenía una sonrisa ahora de alivio al verlo llegar. Los tres bravucones que habían amenazado al zorro no dijeron nada para así caminar lejos del lugar. Era asombroso, él los había ahuyentando.
–¡Gracias Sonic! – habló el zorro con una mirada ahogada en lágrimas y una expresión de genuina gratitud.
–... ¿Sonic? – repitió Amy suavemente para fijar su mirada en el erizo azul.
–Debes de aprender a defenderte, Tails – regañó Sonic ocasionando que el zorro bajara sus orejas cual regaño. El erizo suspiró suavemente para luego expandir una sonrisa confiada y ver al zorro con calidez –Pero mientras aprendes yo estaré aquí para ti amiguito – le sonrió para revolver su flequillo de forma juguetona.
Amy abrió sus ojos suavemente al ver la sonrisa sincera del erizo azul, realmente cualquiera se sentiría seguro ante esa expresión cálida y honesta de él. Una sonrisa involuntaria se posó sobre los labios de ella, casi de manera contagiosa.
–Andando, tenemos que encontrar a Knuckles – comandó Sonic para tomar camino –¡Esta vez haremos que se siente a comer con nosotros todo el almuerzo! – se juró con luz en su mirada.
Amy se hizo a un lado al verlos caminar hacia su dirección, sin percatarse de su presencia.
–Ayer fueron 10 minutos, creo que vas progresando – indicó el zorro a modo de felicitación –Aunque no entiendo por qué insistes tanto; es obvio que él no quiere.
–¿De qué hablas? Somos amigos, claro que quiere, sólo que no sabe que lo hace – le sonrió divertido.
Amy los vio caminar a su lado mientras hablaban de manera juguetona y ella los observaba en silencio, sin entender muy bien por qué. Los vio continuar inmersos en su conversación cuando de pronto los ojos verdes del erizo se engancharon por un momento en los de ella al verla directamente. Amy se tensó al acto al ser descubierta. El erizo azul suavizó su expresión para así expandir su sonrisa, casi a modo de saludo, y seguir su camino.
Sintió un intenso rubor pintarse en sus mejillas ante la inocente acción ¿qué le pasaba? Amy desvió de nuevo su mirada a sus zapatillas azules sintiendo su corazón acelerarse ¿Cómo era posible que una sonrisa la hiciera sentir así? De nuevo levantó la mirada para buscarlo con cierto disimulo en el pasillo que empezaba a llenarse de estudiantes, perdiéndolo de vista.
Fin del Flash Back
Ese era Sonic, el erizo que con una sonrisa podía mejorar tu día. Amy dirigió su atención a Silver para esbozar una sonrisa por igual y así levantar ambos pulgares ocasionando que Silver les sonriera con un dejo de alivio entre aquel obvio nerviosismo. Ella había aprendido la importancia de una sonrisa a su lado.
–Será mejor entrar– dijo Sonic, captando su atención –No será nada bueno si Blaze nos llega a encontrar aquí – indicó para iniciar a caminar a los adentros del acuario.
Amy asintió con la cabeza siguiéndolo en silencio, no sin ver una última vez al erizo plateado, notándolo un poco más relajado luego de su breve encuentro.
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Ingresaron al acuario por las gigantescas puertas de vidrios y al hacerlo no poder evitar ver los objetos cortopunzantes, como los dientes de tiburón, anzuelos y arpones que decoraban el acuario; ambos tragaron pesado, eso podría ser un verdadero desastre, en especial con el obvio nerviosismo que mantenía Silver en ese momento.
–Será mejor mantenernos cerca – habló Sonic observando con suma atención todo a su alrededor.
Amy asintió con la cabeza siguiéndolo en silencio a unos cuantos pasos de distancia. Observó a Sonic en silencio mientras admiraba los diferentes objetos con cierto asombro infantil por la vida marina que se presentaba ante ellos.
–¿Alguna vez habías venido aquí? – preguntó Amy para alcanzarlo mientras admiraba los peces del primer tanque.
–¿Bromes, cierto? – sonrió Sonic irónico para fijar su atención sobre ella –Esto es lo más cerca que he estado del mar profundo o de su fauna marina de ser el caso – le sonrió regresando su mirada a los peces de colores con emoción.
Amy sonrió divertida observándolo con dulzura ante su emoción infantil. Sintió su corazón acelerarse ante la escena frente a ella; no podía evitarlo, no era común que Sonic mostrar una faceta curiosa, pues en general él siempre ya había hecho casi cualquier cosa que ella pudiera pensar.
Lo admiró en silenció, observando cada expresión de su rostro, realmente se le miraba increíblemente guapo. Sonic vestía una chaqueta ajustada deportiva negra con detalles rojos en ésta, una que acentuaba perfectamente aquel cuerpo trabajado gracias a los exhaustivos entrenamientos del equipo de atletismo, ¿Acaso le quedaba más ceñida ahora? Amy se ruborizó sutilmente ante ese último pensamiento. Caminó para quedar a su lado y así poder observarlo mejor, llevaba mucho tiempo sin dedicarse a observarlo en silencio, posiblemente desde que iban a la secundaria juntos.
Era interesante recordar cómo el amor la había golpeado al tan solo ser una niña.
Inicio del Flash Back
–Tenemos una nueva compañera, ¿puedes presentarte linda? – pidió la maestra haciéndola sentir incómoda ante todas las miradas expectantes de sus compañeros, las cual obvio al mantener su vista fija en un punto distante en la pared.
–Ammm... soy Amy Rose – murmuró con timidez –Mi padre viaja mucho por trabajo así que nos mudamos frecuentemente – apuntó con un dejo de decepción en su voz y expresión seria.
No le hallaba el punto de presentarte ante una clase completa que seguramente no vería en un par de meses y se olvidarían de ella, como casi todos sus "amigos" de sus escuelas previas.
–Increíble – le sonrió la maestra ignorando el obvio dejo de decepción en su voz –¿Puedes decirnos qué te gusta o...
–No es necesario – espetó Amy endureciendo sus facciones –Posiblemente no esté para terminar el año escolar – soltó con una obvia voz de dolor.
–Oh... ammm... – un silencio incómodo se creó en el ambiente luego de comentario cortante.
–¿Puedo sentarme ya? – preguntó Amy apresurada para que su profesora asintiera aún con aquella expresión desconcertada en su rostro –Gracias.
Amy tomó asiento en el único escritorio vacío para así hundirse en este. Sentía un nudo en su garganta ¿por qué había dicho eso? Si no se iba antes de terminar el ciclo había arruinado cualquier oportunidad de tener amigos.
–Genial – soltó con decepción para abrazar su mochila y ocultarse tras ésta sobre su pupitre.
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Luego de su cálida introducción nadie se acercó a ella, tal como había querido... o eso pensaba. La hora de la refección llegó y eso significaba que la parte más incómoda de su ida a la escuela también. Necesitaba encontrar un lugar donde sentarse y encontrar una banca vacía era algo casi imposible, eso ella lo sabía bien.
Sujetó su charola de comida con fuerza ante la ansiedad que la recorría. Mantenía su mirada fija en la comida frente a ella mientras yacía en una esquina de la cafetería, preguntándose qué hacer y a dónde ir. Sólo quería que ese día se acabara.
–¡Te he dicho que como mejor solo! – escuchó decir. Amy alzó la mirada para ver a un equidna rojo muy enojado en una de las mesas cercanas a ella.
Junto al equidna logró distinguir al mismo erizo azul de aquella mañana junto su amigo el zorro. Amy se quedó prendida de la situación en donde el erizo parecía decir alguna que otra broma ligera, bromas que lograban tranquilizar al alterado equidna o al menos lograrlo dejar de forcejear con la intención de irse.
Amy mantuvo su vista sobre ellos; realmente no entendía por qué se empeñaba tanto por que el equidna se sentara con él, era obvio que no lo deseaba. De pronto, los ojos verdes de él se dirigieron hacia ella, enganchándose en los suyos. Se tensó por completo, sintiendo su rostro enrojecerse completamente al ser atrapada observándolo. Otra vez.
Amy bajó la mirada al acto y empezó a caminar sin rumbo al otro extremo de la cafetería con el único propósito de tomar distancia de él. Ahora se vería como la rara de la escuela, más si es que eso era posible.
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Intentó sentarse en mesas con pocos estudiantes, pero al hacerlo todos la rechazaban o removían la silla para evitarle de sentarse en el mismo lugar. Amy se quedó de pie de nuevo en una esquina de la concurrida cafetería para así dirigir sus ojos a aquella bandeja de comida en sus manos. Un nudo en su garganta se formó sintiéndose diminuta, inadecuada, sola. Sus ojos se aguaron mientras su labio inferior empezó a temblar ante el llanto que quería escapar de sus labios. Mordió con fuerza su labio inferior en un intento de no romperse a llorar, en un intento de no desmoronarse.
–Ven – una voz la despertó para así ver como la charola le era arrebatada de entre sus dedos. Amy subió su mirada al instante distinguiendo así al erizo azul de antes –Come con nosotros – le sonrió amigable.
–A-Ah... este... – balbuceó Amy sin saber cómo reaccionar ante sus palabras.
–Vamos – pidió el erizo azul para empezar a caminar a la mesa donde lo había visto sentado previamente, y sin poder encontrar palabras de oposición, seguirle. –Soy Sonic – se presentó –Tú eres Amy ¿no es cierto? – le preguntó para verla de reojo.
–¿Cómo sabes eso? – inquirió Amy alzando una ceja confundida.
–Bromeas ¿cierto? – soltó animado ante su muy seria pregunta –Me siento detrás tuya en clases – rio divertido.
–¡¿Eh?! – exclamó sonrojándose intensamente ante lo que él le decía.
El erizo rio nuevamente ante su reacción, haciéndolo ocultar su rostro de él. ¿Acaso estaban en la misma clase?
La verdad era que después de sentarse no había prestado atención a nadie a su alrededor, sólo se había ahogado en su pequeño escritorio esperando a que el día terminara.
–¡Hey chicos! – habló Sonic al llegar a la mesa –¡Ella es Amy! – presentó para colocar su bandeja al lado de la suya –Nuestra nueva amiga – sonrió divertido.
Amy se alarmó ante las palabras de él, quedándose inmóvil. Una onda de calor la recorrió mientras su rostro, ahora colorado, denotaba clara sorpresa e incredulidad ante la presentación del erizo azul.
–Te obligaron también ¿eh? – dijo el equidna jugando desinteresadamente con su comida. –Te recomiendo que no pelees mucho o terminara llegando a tu casa y haciéndose amigo de toda tu familia – masculló cual reproche.
–Oh vamos, fue divertido – insistió Sonic juguetón.
–¡Claro que no! – vociferó el equidna viéndolo con molestia, a la cual Sonic ignoró.
–¿Vas a sentarte? – preguntó el erizo al notar que ella se mantenía de pie, sin moverse.
Amy tomó asiento en silencio, avergonzada, para así dejar un espacio considerable entre ambos. Mantuvo su mirada sobre su charola de comida, incapaz de probar bocado alguno, pues sentía la mirada de todos sobre ella. Tal vez era mejor comer sola en el pasillo a sentarse con ellos.
–Nadie debería de mantenerse solo – la voz de Sonic navegó en el ambiente para que ella lo viera de reojo –Y es obvio que alguien como tú lo ha estado mucho tiempo ¿tengo razón? –le sonrió con calidez, esa era la misma sonrisa que la había intrigado en su primer encuentro, pero esta vez era dirigida a ella. Levantó su cabeza, la cual había insistido en mantenerse gacha para así voltearlo a ver con tenue rubor en sus mejillas –Si eres mi amiga prometo que me tendrás como siempre como amigo ¡Así viajes al final del mundo! – le dijo con entusiasmo haciendo que su rubor se volviera notorio ante sus palabras –¿Amigos? – insistió el erizo azul.
Su corazón latió fuertemente sintiendo sus mejillas pintarse de un carmín intenso ante sus palabras. La había leído como un libro. Amy asintió suavemente con la cabeza mientras una sonrisa se pintó en sus labios.
–¡Genial! – dijo para sentarse codo a codo con ella, acortando la distancia, estremeciéndola por la cercanía –Te prometo que siempre y cuando estés conmigo, nunca estarás sola – le dedicó la sonrisa más dulce que nunca había visto.
Fin del Flash Back
Amy se ruborizó ante ese recuerdo, uno en el que no había pensado hace mucho, pues habían sido las palabras de un niño, y ahora, estaban ahí, dos adultos que habían encontrado la forma de estar juntos luego que la vida los reencontrara.
–No creo que ellos tarden mucho en entrar– habló Sonic para desviar su atención de los peces y regresarla a la entrada del acuario –¿Qué te parece si... – Sonic calló de golpe al sentir a Amy sujetar su mano con delicadeza.
Su mirada se fijó sobre Amy, quien ahora apretaba su mano con suavidad. Los ojos color esmeralda de la eriza se mantenían fijos en la mano que entrelazaba la suya, mientras un exquisito rubor se pintaba en las pálidas mejillas de ella.
–Que tal si... – pausó Amy por unos segundos –Que tal si tenemos una cita – habló sintiendo como su corazón golpeteaba su pecho ante la audacia de su propuesta.
Sonic se sonrojó intensamente ante su petición. La última cita que habían tenido ellos dos había sido en el parque de diversiones y en esa ni siquiera habían podido entablar una conversación debido al nerviosismo. Él sabía que necesitaban empezar a salir más como pareja, aunque posiblemente ir como chaperones en la cita de uno de sus mejores amigos no era su idea de salida romántica, sin lugar a duda era una perfecta fachada. Si cualquiera de sus amigos los miraba de esa forma podrían decir que todo era parte de un plan.
Sonic asintió con la cabeza para apretar su mano con un poco más de fuerza sintiendo una ola de calor recorrerlo. La eriza subió la mirada para sonreírle ampliamente ante su respuesta, obligándolo a desviar la mirada ante la expresión dulce y tierna de ella, una que cambió de pronto.
–¡A-Andando! – ordenó Amy bruscamente para obligarlo a caminar lejos de la entrada al distinguir a Blaze y Silver caminar hacia su dirección gracias a las puertas de vidrio. –Ya llegaron – explicó llevando a Sonic casi a rastras.
Se ocultaron detrás de una de las grandes columnas del acuario para verlos entrar. Aunque fuese una cita eso no significaba que podrían andar libremente. Amy asomó la cabeza levemente para distinguir a su amiga admirar el lugar en silencio, se le miraba increíblemente calmada. Nada que ver con el desastre que había dejado al salir del apartamento. Se ocultó nuevamente detrás de la columna al distinguir que los ojos de Blaze se dirigían hacia su dirección y guardó la respiración intentando no existir. Si la encontraba la mataría.
–¿Qué deseas ver primero? – la voz de Blaze se escuchó en la distancia, haciéndola suspirar con alivio. Era obvio que no los había visto.
–Ven – susurro Sonic para enseñarle con un ademan el camino.
Amy vio el camino que Sonic proponía, uno donde podrían desapercibidos pues la gente empezaba a entrar de manera considerable. La eriza asintió con la cabeza para seguirlo, sin soltar su mano. Siguieron caminando en silencio hasta llegar a la zona infantil del acuario en donde niños corrían y jugaban con los diferentes juegos.
Ambos soltaron un suspiro de alivio al notar que se habían distanciado de ellos, tal vez demasiado.
–¿No crees que nos alejamos demasiado? – preguntó Amy un tanto preocupada.
–No tardaran en encontrarnos, a menos que vayan por el lado contrario del acuario, pero lo dudo mucho – le sonrió Sonic de forma tranquilizadora –De igual forma, creo que deberíamos de mantenernos en lugares poco visibles.
–Tienes razón– asintió Amy, al darse cuenta que eran los únicos dos adultos en medio de los pequeños niños que gritaban y corrían entre las atracciones y juegos. Blaze no tardaría en notarlos ahí. Buscó con la mirada un lugar para poder esperarlos sin llamar tanto la atención cuando vio algo llamativo. –¡¿Que tal ahí?! – señaló Amy la entrada a una atracción a la distancia con el título: "Criaturas de las Profundidades".
Sonic observó lo que parecía la entrada a una cueva oscura. Era una atracción donde mostraban la fauna de cientos de kilómetros de profundidad, por consiguiente, la luz en el lugar era ultravioleta y apenas perceptible. Era perfecto.
–Me parece un bu...
–¡Vamos! – Amy lo tomó de la mano para obligarlo a andar detrás de ella, haciéndolo callar.
Entraron a la atracción, sin gente a los alrededores lo cual era peculiar, pero seguramente era porque las pocas criaturas que podían distinguirse eran medusas, algo parecido a insectos de mar y unos cuantos peces extraños, aunque fascinantes.
Amy se abrazó sutilmente al sentir que la temperatura en esa atracción era mucho más baja que en el resto del acuario, seguramente por ser criaturas de las profundidades necesitaban el frío para sobrevivir fuera de su ambiente.
–No parece haber nadie por aquí – habló Sonic según se adentraban a esa pequeña atracción.
–No me sorprende – habló Amy titiritando –Hace más frío que afuera – dijo para calentar sus manos con su aliento.
Amy sobó sus manos velozmente para intentar entrar en calor cuando sintió como Sonic colocaba sobre sus hombros su chaqueta de cuero negro, haciéndolo dirigir su atención al erizo azul que le sonría dulcemente.
–Pero tú...
–Yo estoy bien – le sonrió Sonic alzando un pulgar –Además, no quiero que vuelvas a resfriarte – dijo con un dejo de dulzura en su voz.
Amy le sonrió con ternura para así abrazarse de la chaqueta que ahora la rodeaba; podía percibir el aroma de él impregnado en ésta, sintiendo todas sus emociones aflorar, todo aquel amor que ahora sólo crecía cada día un poco más, uno que empezaba a desbordarse.
–Gracias – dijo Amy con una expresión dulce y cálida en su rostro.
–N-No tienes que agradecer nada – dijo Sonic con nerviosismo desviándole la mirada abruptamente sintiendo como un sonroje intensó pintaba sus mejillas –Lo hago porque no quiero enfermarme, la competencia de invierno será muy pronto y no necesito que me enfermes – dijo con una falsa mueca de molestia y una sonrisa juguetona.
–Muy gracioso – habló con una sonrisa irónica para así chocar su hombro contra el de él de forma juguetona y él le sonriera por igual –¿Pero tú no tienes frío?
–No te preocupes, yo estoy bien – respondió el erizo azul para sobar sus brazos con sus manos intentando no titiritar por la baja temperatura.
Sonic empezó a caminar, pues si no se movía, ocultar el frío que sentía sería casi imposible o así era hasta que sintió los brazos de Amy rodearlo por la espalda de sorpresa. El erizo la volteó al sentir el contacto repentino. Sonic vio como Amy recostaba su cabeza suavemente sobre su espalda soltando un suave suspiro, uno que transmitía paz y tranquilidad.
Ambos permanecieron de esa manera, en silencio. Amy afianzó un poco más su abrazo aspirando profundamente y sintiendo el olor a pino y lavanda recorrer su nariz, sumergiéndose en él, en la calidez que sólo él podía transmitir.
–¿Recuerdas cuando éramos unos niños? –preguntó Amy de pronto, captando la atención del erizo azul que al igual que ella se había mantenido inmerso en el abrazo –Odiabas que te abrazara... siempre me decías que me alejara.
–Bueno, eso era porque generalmente me dejabas sin respirar – sonrió para colocar sus manos sobre las de ella y acariciarlas suavemente. –Ahora es diferente...
–¿Uh? ¿Por qué? – inquirió Amy con una mirada curiosa.
–Porque...
Sonic rompió aquel abrazo y así verla de frente para que sus manos se deslizaran delicadamente debajo de la chaqueta que la cubría y así atraerla hacia él cortando el espacio entre ambos mientras él le sonría dulcemente. La mirada de ella se prendió de la él, sintiendo como le faltaba el aliento ante la cercanía entre ambos, algo más que la cercanía física... era la cercanía emocional que cada vez era mayor.
–Porque ahora lo único que quiero ahora es tenerte cerca – completó Sonic ruborizándose intensamente bajo la penumbra, pero sin quitar la mirada sobre ella.
Amy sintió una explosión sobre su pecho ante aquellas palabras, era la primera vez que le decía eso, era la primera vez que Sonic admitía algo como eso. Una sonrisa se pintó en sus labios para así abalanzarse sobre él sin previo aviso, y así, buscar con ímpetu sus labios, imprimiendo un beso sobre los mismos, un beso que le devolvía el aire y ocasionaba que una oleada de emociones se esparciese por todo su cuerpo.
El beso impulsivo lo tomó por sorpresa, pero debía admitir que desde que la había visto llegar aquella mañana había sido un impulso que había tenido que retener. Se sentía tan bien poder hacerlo sin la ansiedad de tener que ocultarse. Los brazos de Amy rodearon su cuello para atraerla a ella a lo cual él no se opuso, mientras jugaba suavemente con los labios de ella en un dulce y rítmico baile, saboreando el dulzor de sus tersos labios.
La chaqueta de él cayó al suelo, intensificando el beso que había empezado como algo dulce, el cual ahora se estaba transformando en algo que ambos conocían tan bien. Amy se aferró aún más, ocasionando que el erizo azul la atrajera con mayor ímpetu hacia él. ¿Cuántas veces había imaginado esa situación en su cabeza? ¿Cuántas veces él había dicho algo dulce y había tenido que contener el deseo de besarlo de la forma que lo hacía ahora? Pero ahora no tenía que hacerlo, esta vez él correspondía a todos esos hermosos sentimientos.
Amy sintió como el frío que antes la había abrazado en su seno ahora la soltaba ante las llamas del deseo que derretían todo a su alrededor. Las manos de ella soltaron su cuello recorriendo en un vals hipnótico la amplía espalda de él, sintiendo como él se estremecía ante sus caricias, para así suavemente arañar su espalda ante el deseo que intentaba contener, y eso fue suficiente para que él rompiera aquel beso soltando un gemido ahogado, haciéndola sonreír maliciosamente ante la expresión de deseo ahogada de parte del erizo azul.
–A-Ames...– lo escuchó decir con una voz ahogada.
–Sabes...– murmuró Amy a su oído en una voz seductora para así meter sus manos bajo la camisa blanca de él estremeciéndolo por el contacto. Eso la hizo ampliar su sonrisa. –La última vez yo no pude realmente devolverte el favor – continuó con un dejo de vergüenza en su voz, encendiendo sus mejillas ante lo que estaba a punto de proponer.
El erizo rompió el abrazo para así poder verla, un tanto intrigado por lo que estaba diciendo.
–¿La última ve... – Sonic calló abruptamente al saber a qué última vez se estaba refiriendo.
Un intensó sonroje se pintó sobre las mejillas del erizo para que ella le sonriera traviesa. Ahí estaba de nuevo, la misma Amy seductora que había conocido durante aquel baile sensual, la misma Amy que se había insinuado en los casilleros de la universidad... una faceta que cada vez se miraba más seguido y que realmente esperaba ver más y más.
–¿Q-Qué tienes en mente? – se atrevió Sonic a preguntar con una sonrisa encubierta y dejo de vergüenza en su vez.
–Estaba pensando en algo un tanto... oral – dijo para acariciar su labio inferior con su pulgar.
¡He regresado! Ok, sé que mis inconsistencias han sido marcadas, pero es porque mi volumen de trabajo ha aumentado considerablemente, y me había costado retomar esta historia para darle la calidad que ha tenido desde un principio; pero gracias por seguir al pendiente :D
¡Bien! Para este punto la perspectiva de cómo Sonic se había hecho amigo de cada uno de los miembros del apartamento ya se había develado, excepto la de Amy (Es algo que estuve muy ansiosa de escribir desde hace mucho tiempo) Sonic no tiene problema con tener amigos XD!!! Como vemos la cercanía cada vez es más en nuestros protagonistas y sólo va a crecer en los capítulos siguientes ¬u¬ Así que estén al pendiente que el siguiente capítulo ya está programado para la otra semana (Wuju!!) Sin más que decir su autora se despide.
La relación está cambiando, por fin las cosas están caminando como ella siempre quiso, por fin su cuento de hadas parece hacerse realidad... o eso pensó hasta que una notificación tiene planes de interponerse. Capítulo 56: Un Mensaje Inesperado.
¡GrAcIaS pOr LeEr!
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