Capítulo 5: Nuevos Recuerdos


Yacía con su mirada en las nubes que pasaban de forma desinteresadamente. Unas pesadas bolsas bajo sus ojos le gritaban al mundo que no había logrado dormir casi nada y eso se lo debía a su novia, pero en mayor parte a los recuerdo que venían una y otra vez para atormentarlo.

Sonic revolvió sus púas con desesperación para soltar un grito de frustración. No podía creer que hubiera confundido a Fiona con Amy, y no sólo eso, el haber podido tocarla de la forma en que lo había hecho.

–¡Maldita sea! – exclamó para dejar caer su cabeza con pesadez sobre sus manos –¡¿Acaso habrá escuchado lo que Fiona... – silenció de nuevo sentirse preso de la vergüenza que lo acompañaba desde aquella madruga –¡Es oficial, Amy Rose no puede entrar a mi apartamento NUNCA MÁS! – se juró y estaba casi seguro que ella tampoco querría verlo.

Sonic fijó su vista en los árboles que lo rodeaban, mientras las risas de los niños jugar en aquel parque de alguna manera le traían cierta paz a su mente ofuscada o al menos así era hasta que el sonido de las sirenas de caminos de bomberos que pasaban tanto en tanto irrumpían su paz.

Sonic ¿Dónde estás? ¡Nos urge que regreses al apta.!–

Tails.

Otro mensaje de su amigo. Junto con los de Silver y Knuckles ya había juntado casi veinte, pero no tenía ganas de hablar con ellos y pasar por el interrogatorio que sabía que le esperaba en casa. No estaba seguro si podía mentir tan bien, o si Amy había dicho algo.

–Pero supongo que no puedo pasar todo el día aquí sentado – dijo al viento para así levantarse con pereza y despedir al atardecer.

Caminó de forma automática en dirección hacia el edificio de apartamentos y sabiendo que no podía seguir huyendo de lo que le esperaba se armó de valor para llegar hasta el mismo.

Llegó al décimo nivel para así encaminarse a la puerta que tenía un 101 en ésta, soltando un suspiro de cansancio. Sacó sus llaves del pantalón para así abrir la puerta y ver a Tails ocupado hablando por teléfono mientras que Knuckles y Silver tenían una expresión de consternación. Parecía que algo malo había pasado.

–¿Qué sucede? – preguntó para adentrarse al apartamento.

–¡Sonic, por fin vienes! – regañó Knuckles.

–¿Qué pasa?

–El Edificios de apartamento donde Amy y Blaze estaban prendió fuego – explicó Silver.

–¡¿Cómo dices?! – soltó con preocupación para correr hacia ellos. –¡¿Ellas están...

–Están bien – anticipó Tails que colgaba la llamada. –Nadie salió herido, pero las chicas se quedarán sin donde vivir hasta nuevo aviso.

–Es un alivio, es decir, el que estén bien.

–Sí, parece que lograron salir a tiempo – asintió Tails.

–Me alegro mucho ¿hay algo que podamos hacer por ellas? – inquirió Sonic, deseoso de ayudar.

–Me alegra mucho que lo preguntes, pues hay algo – respondió el zorro.

–¿Qué cosa? Lo que sea.

–Según entiendo su otra compañera consiguió un lugar donde ella y Blaze podrán quedarse en lo que logran arreglar su apartamento, pero Amy se ha quedado sin donde estar, así que le ofrecí quedarse con nosotros – reveló Tails con una sonrisa.

–... Debes de estar bromeando ¿verdad? – espetó Sonic endureciendo su mirada.

–Uno no bromea con esas cosas Sonic – puntualizó Knuckles

–Todos estuvimos de acuerdo, incluso Jet – asintió Silver sonriente.

–¡¿Qué?! ¡A mí no me preguntaron!

–Si hubieras devuelto las llamadas o respondido los mensajes hubieras sido tomado en cuenta – reclamó Tails.

–Además, concordamos que se quede en tu habitación – soltó Knuckles sin más.

Sonic permaneció en silencio ante lo que acaba de escuchar... seguramente aún seguía ebrio de la noche anterior o tal vez lo habían drogado, en el mejor caso aún seguía dormido y nada de lo que acaba de pasar era real. Sus amigos tenían que estar bromeando, debían de estar bromeando.

–... ¿Sonic? – llamó Tails para verlo con preocupación ante su falta de respuesta.

–¡HAN PERDIDO LA MALDITA RAZÓN! – explotó iracundo.

–Es lo lógico Sonic – habló Tails velozmente –Tú habitación es la más grande del apartamento y la única con baño propio.

–¡¿POR QUÉ DEMONIOS NO SE QUEDA CONTIGO?! – bramó listo para aniquilar a alguien.

–Mi habitación está llena de aparatos y herramientas, sabes que con suerte tengo espacio para mí.

–Entonces...

–Yo ya comparto habitación con Jet, por consiguiente, me es imposible – anticipó Silver la mirada de suplica del erizo azul.

–Y yo tengo la habitación más pequeña, apenas cabe mi saco de boxeo – puntualizó Knuckles –Y pago lo mismo que todos ustedes –masculló cual reclamó para que Silver y Tails lo vieran disconforme –Sólo digo.

–No, no, ustedes no entienden – retomó Sonic –¿Conocen a mi novia? ¡Tienen una maldita idea de lo que ella me haría si sabe que vivo con una mujer bajo el mismo techo! ¡No se diga en el mismo cuarto! – vociferó iracundo –¡No, me rehúso!

Tails soltó un pesado suspiro ante la actitud de Sonic, sabía que esa pelea era inminente y no podía culparlo.

–Bien... entonces no se quedará – murmuró Tails con un dejo de tristeza

–¡Pero Tails...

–No podemos obligar a Sonic – interrumpió la queja del equidna –No sería justo para ninguno de nosotros que nos impusieran eso ¿o sí?

Silver y Knuckles asintieron decaídos; por su parte Sonic esbozó una amplia sonrisa sintiendo que podía respirar nuevamente. Sabía que sonaba cruel, pero estaba seguro que ellos lo comprenderían, al igual que Amy.

Escucharon tocar la puerta para que los cuatro voltearan a ver a la misma.

–... ¿Tails? – la voz de Amy lo llamó del otro lado.

–¡¿Ya está aquí?! – le reclamó Sonic en susurro.

–Como te dije, si hubieras venido antes hubiéramos podido hablarlo los cuatro con más calma – respondió el zorro para caminar hacia la puerta.

–... ¿Y qué piensas hacer? – preguntó Sonic en un suave murmullo.

–¿Yo? – inquirió Tails para señalarse a sí mismo –Nada, tú eres quien tiene problema con esta decisión, así que te corresponde a ti decírselo a ella – explicó con una sonrisa maliciosa y abrirle la puerta a la eriza, quien llevaba una pequeña maleta consigo –Amy – dijo a modo de saludo –Por favor pasa.

–Amm... gracias.

Amy se adentró tímidamente al lugar que juró que no volvería a pisar ni de broma, sintiéndolo como una mala broma del destino. Se quedó de pie en el recibidor en donde pudo ver a Knuckles y a Silver sonreírle cálidamente y a la par de ellos, estaba Sonic, quien la miraba con gran sorpresa, obligándola desviar su mirada a sus pies.

–Gracias por la ayuda... – murmuró sin poder despegar su vista del suelo –Prometo no ser un estorbo o causarles ningún tipo de incomodidad.

–Lo sabemos Amy – habló el zorro para tocar su hombro afectuosamente –, pero Sonic tiene algo que decirte respecto al vivir aquí, después de todo, es su apartamento.

Amy levantó la cabeza para dirigir su mirada al erizo azul quien ahora miraba de forma iracunda a Tails, quien por su lado mantenía una sonrisa victoriosa en su rostro. Algo raro estaba pasando ahí.

–Sí Sonic, ¿qué era lo que querías decirle a Amy? – apoyó Knuckles para recostarse en la isla en medio de la cocina.

Sonic vio de manera despiadada al equidna, quien expandió su sonrisa irónica provocando que el erizo apretara sus puños con fuerza ante la expresión arrogante de su amigo.

–Amm... ¿hay algún problema? – inquirió la eriza al sentir el ambiente de tensión.

–No – espetó Sonic, molesto –Sólo... – silenció sintiendo la mirada de todos los presentes sobre él –Sólo no permitas que Fiona te vea – masculló desviándole la mirada, incapaz de decir nada.

–... De acuerdo– asintió la eriza rosa sintiendo sus mejillas prenderse de un rojo incandescente.

–¡Perfecto! – exclamó Tails con alegría – Ahora que ya hemos resuelto eso, Amy, te quedarás en el cuarto de Sonic.

–¡¿Cómo dices?! – exclamó la eriza horrorizada.

–Lo lamento, pero no tenemos otro espacio para ti – se disculpó el zorro sinceramente.

–¡Puedo quedarme en el sillón! – ideó para señalar el sillón grisáceo.

–Sí... realmente yo no te recomendaría eso – intervino el equidna –Jet tiende a traer amigos algo peculiares a la mitad de la noche, ya sabes, de esos que no tienen buena pinta.

–Además Knuckles es sonámbulo y tienden a salir de su habitación y hacer cosas extrañas como hornear galletas en el sofá – reveló Silver para ver al equidna con cierta molestia –Tuvimos que tirar mi sofá favorito por eso – habló con pesar.

–¡ESO FUE SÓLO UNA VEZ! – se defendió el equidna, iracundo.

–Mi punto es que no creo que sea la mejor opción, Amy – retomó Tails.

–Pero...

–Tails, ¿Aún tienes el saco de dormir que usamos cuando fuimos de campamento el verano pasado? – interrumpió Sonic con una expresión estoica.

–Ah, sí.

–Bien, préstamelo, yo dormiré ahí mientras tú tomarás mi cama, listo, problema resuelto – dijo Sonic para encaminarse a su habitación.

–¡N-No, yo soy quien debería...

Sonic volteó a verla con una mirada desafiante, intimidándola lo suficiente para obligarla a permanecer en silencio. Era obvio que él no estaba más contento que ella con ese acuerdo, y sin otro lugar para pasar la noche y con las clases a punto de empezar al día siguiente no tenía otra opción.

–¿Piensas venir o qué? – preguntó Sonic toscamente.

–¡S-Sí! – asintió la eriza para correr hacia él.

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Al entrar a la recámara se mantuvo de pie a la par de la puerta, inmóvil, mientras miraba a Sonic ir y venir, acomodando diferentes cosas haciendo espacio en lo que Amy asumió sería para ella.

–Puedes usar estas dos gavetas – señaló su gavetero, el cual acababa de vaciar. –El cuarto no tiene espacio para otra cama, pero no importa, dormiré a los pies de la cama, así que te aconsejo que cuides por donde caminas en la noche – amenazó para señalar el punto exacto donde estaría su saco de dormir –Y bueno... ya conoces el baño– murmuró desviándole la mirada.

–Sí... – asintió imitándolo –Prometo no ser una molestia.

–Eso espero – soltó sin filtro –Y respecto a lo de ayer... – murmuró borrando su expresión malhumorada –Yo no pretendí, no quise... tú sabes.

–No sé de que me hablas – mintió Amy para colocar su pequeña mochila sobre la cama y sacar la poca ropa que había logrado rescatar –Estaba muy ebria ayer, apenas recuerdo lo pasó en esa fiesta.

Sonic alzó una ceja en señal de confusión. Él sabía perfectamente que Amy no se había embriagado, pues había estado más que despierta que él cuando él la había confundido por Fiona, sin embargo, si ella no quería discutir sobre el tema, él no tenía objeciones al respecto.

–Bien, ponte cómoda, yo iré...

–Hey Sonic – llamó Tails adentrándose a en su habitación, interrumpiendo la conversación de ambos –No olvides que debes de limpiar el apartamento.

–¡Tienes que estar bromeando! – exclamó iracundo –¡Acaso esto no es... – se atragantó con sus palabras para voltear a ver a la eriza, quien pareció sobreentender qué pretendía decir.

–Ni de chiste – sentenció Tails seriamente –A penas estamos a mano – le dijo con aquella actitud fría que empezaba a aborrecer –Los chicos y yo iremos por sushi, vendremos más tarde – indicó para salir de su habitación.

–¡¿Es en serio?! – exclamó indignado para correr hacia el marco de la puerta y ver a todos ya preparados para irse –¡¿Se irán sin mí?!

–Si hubieras venido antes y arreglado todo podrías venir – respondió Tails tomando las llaves de su vehículo.

–Te escuchas como mi madre – se quejó el erizo azul.

–Si lo fuera ya te hubiera quitado muchos privilegios – contestó con una sonrisa irónica para que Sonic hiciera un mohín de burla a sus palabras –Y no olvides que mañana empiezan las clases, así que termina temprano – le recordó Tails con una sonrisa victoriosa.

–¡Lárgate de una buena vez! – bramó para que sus amigos rieran por lo bajo y salieran del apartamento.

Los vio salir del lugar dejándolo a solas. Sonic pasó su mirada por el apartamento, en donde podía ver latas regadas por doquier, así como botellas de vidrio, algunas vacías y otras aún con líquido en éstas. Había cajas de pizza sobre casi todos los muebles, y el piso tenía marcas de pisadas y otros líquidos que ya se habían adherido al mismo.

–... Maldita sea.

–Puedo ayudar si quieres – la voz de Amy lo sobresaltó, por un momento olvidó que ahora compartía habitación con ella –Es lo mínimo que puedo hacer.

–No necesito de tu ayuda – se negó para empezar a levantar las latas vacías que yacían en su paso viendo con desesperanzas las cientos que aún faltaban.

–No dije que la necesitaras – insistió la eriza rosa, imitándolo –Sólo que quería hacerlo.

Sonic la vio con molestia, realmente no quería estar a su lado, en ese momento no quería estar con ella de ninguna forma, en especial luego de lo de ayer. Se sentía hostigado con su simple presencia.

–Escucha – intentó decir tan tranquilamente como pudo –Puedo hacer esto por mi cuenta, porque no acomodas tus cosas y me dejas a mí aquí, tranquilo... solo – dijo lo más calmado que pudo.

Amy frunció el ceño ante su mandato. Golpeó con fuerza dos de las botellas vacías de alcohol sobre la mesa, para que él se sobresaltase ante el sonido estridente.

–Dilo de una buena vez – ordenó malhumorada –Dime que no me quieres aquí y juro que me iré por esa puerta ahora mismo.

–¿Qué? ¿Por qué dices eso? – cuestionó Sonic molesto –No, sólo deseo hacer esto solo, no tiene que ver...

–Mentira – espetó sin quitar su mirada de él –¿Acaso crees que no me percató de la manera en que me miras? ¿De las palabras que pretendes obviar sobre lo que realmente sientes? ¿O de tus acciones donde aborreces hasta la última fibra de mi ser? ¡Sólo dilo de una maldita vez y me iré por donde vine! – exclamó ya cansada de su trato frío y despectivo.

–¡¿Quieres saberlo?! ¡No, no deseo que estés aquí y mucho menos a mi lado! – soltó sin reparo.

La expresión de molestia de Amy se borró lentamente para que sus ojos se abrieran suavemente y su vista se cristalizara. No era como que no supiera eso, pero escucharlo había sido más doloroso de lo que imaginó.

Amy entreabrió la boca en un intento de hablar y decirle que se iría en ese momento, pero las palabras no pudieron salir, pues se habían atorado en el nudo que se había formado en su garganta.

–Pero... – retomó Sonic más tranquilo –Tampoco quiero que te vayas – confesó desviándole la mirada –No te quiero cerca porque aborrezco todos los recuerdos que tengo sobre ti – reconoció frunciendo el ceño –O al menos la mayoría de ellos –admitió amargamente –, pero eso no significa que no me importe tu bienestar y sé que no dormiría tranquilo nunca más si sales por esa puerta – confesó sin poder verla a la cara por lo que ahora decía.

Amy lo observó sin pronunciar palabra alguna, eso sin lugar a duda había sido lo más dulce y real que Sonic jamás le hubiera dicho antes.

Ella sabía que debía de estar molesta por sus palabras, sin embargo, la realidad era que el pasado que compartían era uno donde ella había hecho muchas cosas cuestionables por un amor que se había convertido en obsesión, uno que la había cambiado para mejor al perderlo por su forma tan peculiar de ser.

–Así que esa es la verdad...– concluyó el erizo azul –Ahora déjame terminar de limpiar.

Sonic tomó nuevamente las latas a su alrededor sin intenciones de ver a la eriza; para ese punto sólo rogaba a Chaos que no saliera por esa puerta en un acto dramático o Tails lo usaría de trapeador para limpiar el piso.

Recogió otra de las latas del suelo cuando la mano de ella sobre la de él lo hizo levantar la vista con asombro. Amy le esbozó una pequeña sonrisa ampliando la misma.

–Si ese es el problema – musitó suavemente –Entonces tendremos que crear recuerdos nuevos – ideó con una sonrisa un tanto nerviosa –Unos que no aborrezcas...

–¿Cómo dices?

–Yo tampoco tengo muchos recuerdos agradables contigo – admitió Amy al rememorar todos los desplantes que el erizo azul le había hecho en el pasado –, pero me gustaría cambiar eso.

Sonic la vio asombrado por su proposición, jamás hubiera esperado que la Amy que él conocía reaccionara de esa forma.

Soltó un suspiro imperceptible para así darle la espalda a Amy, confundiendo a la eriza con su reacción.

–Iré por las bolsas de basura...– murmuró el erizo azul –Encárgate de juntar las latas vacías, si nos damos prisas podremos alcanzar a los otros en el restaurante.

Amy esbozó una suelta sonrisa, asintiendo con la cabeza.

–Ya verás, no hay nadie mejor para limpiar que Amy Rose – habló entusiasta para que él la viera de reojo esbozando una sonrisa apenas perceptible –¡Te reto a ver quien recoge más latas en menor tiempo!

Sonic volteó a verla para sonreírle divertido ante su proposición.

–Oh Ames, estás a punto de perder.

–¡Ya lo veremos!

Ella mejor que nadie que cuando se trataba de competir, ganarle a Sonic era algo casi imposible, pero también sabía que no había nada más divertido que intentarlo, de los pocos recuerdos en donde Sonic y ella habían reído hasta el cansancio en su infancia, de los pocos que atesoraba.


¡Situaciones que los han juntado de manera abrupta! Sin embargo, la convivencia será otra cosa en especial cuando hay tantos hombres en un mismo lugar ¿podrá Amy sobrevivir a lo que le viene? La relación de estos dos está lejos de mejorar.

Capítulo 6: La Nueva Compañera de Habitación.

¡GrAcIaS pOr LeEr!

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