Capítulo 44: Retomando la Amistad
Amy miraba a Aleena y María hablar amenamente, mientras ella por su parte se había aislado en un rincón de la cocina preparando las bebidas de esa noche. Era una manera de mantenerse distante, y a su vez, de no verse como alguien que se había aislado a propósito. Escuchaba las risas distantes entre ambas, María le relataba a Aleena de cómo se habían conocido Shadow, después de todo, esa cena se había hecho para conmemorar dicha ocasión.
Soltó un suspiro imperceptible. Una cena para conocer a las parejas de sus hijos le dijo Aleena, aunque claro estaba que lo de y ella y Sonic había salido de último momento. Amy fijó su vista sobre la limonada frente a ella, pensado en cómo había terminando siendo arrastrada hasta ese lugar; aunque debía admitirse que ella había aceptado ir ¿por qué? Es decir, Sonic y ella no tenían una relación, con suerte podían llamarse pareja... ¿Realmente aún quería eso?
Amy endureció su mirada sintiendo una punzada de dolor en su pecho para que de nuevo sus palabras golpearan su mente confabulada:
"¡Maldita sea! ¡Dime ¿por qué es tan importante para ti el sexo repentinamente?!"
Frunció el ceño. Él no tenía por qué lidiar con ella y su alto libido si no lo deseaba, nadie tenía que hacerlo, ella estaba bien sola; tenía a sus amigas, tenía todo lo que podía desear... y además, estaba segura que no podría cambiarlo así lo intentara. Aquel ceño fruncido empezó a borrarse para que una mirada taciturna mientras una mueca de desesperanza se dibujaba en su rostro. No importaba que dijeran los demás, o lo mucho que ella quisiera convencerse, ellos no estaban hechos el uno para el otro, eso no caminaba, nunca lo haría.
De nuevo risas. Amy vio de reojo a Aleena que reía abiertamente mientras María la imitaba según le relataba alguna anécdota que no alcanzó a oír. Celos la recorrieron; deseaba poder encajar tan bien con Sonic como María lo hacía con Shadow, con ellos todo se miraba tan fácil e innato. No tenían problemas, a lo mejor jamás habían discutido por nada. Tal vez el hecho de estar pasando lo que ella pasaba era una señal clara que lo de ella y Sonic no tenía futuro, y ella se negaba a verlo. Como siempre.
Amy miraba su teléfono de tanto en tanto esperando un mensaje o llamada que la sacara de ahí bajo una excusa creíble. Para ese punto lo único que quería era irse lo más lejos posible y con suerte despejar sus pensamientos.
–La mesa está lista – la voz de Shadow inundó la cocina.
Genial, ahora debería de compartir con todos con una sonrisa incómoda mientras fingía algo que no sentía ¿Sería muy tarde para decirle a todos que realmente Sonic y ella no eran pareja? Esa pregunta la hizo sentir una punzada de dolor en su pecho. Maldita sea, por qué su corazón quería seguirse aferrando algo que racionalmente no tenía futuro alguno.
–¡Genial! – soltó Aleena con emoción –Ahora solo... oh no – calló de pronto –¡Olvide el pastel!
Amy observó el cambio en el mohín de Aleena, cambió su típica sonrisa por una expresión de abatimiento; ahora que lo pensaba ella había dicho que iba por un pastel cuando se toparon en el parque.
–Dile a Sonic que te lleve al centro– sugirió Shadow recargándose en el marco de la puerta, indiferente –Seguro tardaran más de lo necesario, pero...
–Sí, sí, buena idea – asintió la eriza mayor para buscar su bolsa rápidamente.
–María– llamó Shadow ocasionando que la eriza la viera con aquella dulce y pequeña sonrisa que sólo se forma con él –Puedes acompañar a mi madre y asegurarte que...– carraspeó su garganta, ruborizándose tenuemente –Escojan el pastel correcto – completó casi en susurro.
–Sí, sí – asintió la eriza rubia con una dulce sonrisa –Vainilla – guiñó su ojo para que el erizo negro le desviara la mirada.
–Rose y yo nos encargaremos de lo demás – cambió el tema para que su madre le sonriera complacida.
Amy se tensó ante las palabras del erizo negro ¡¿Se quedarían ellos dos a solas?! ¡Tenía que ser una broma! No estaba lista para hablar con él, es más, había esperado ignorarlo por el resto de la velada. Amy lo vio alarmada para dirigir su atención a Aleena y con la mirada suplicarle que la llevara con ellos.
–Perfecto, regresaremos pronto – ignoró Aleena su suplica silenciosa –¡Sonic! – llamó desde la cocina en un grito –¡Nos llevaras al centro!
–¡¿Ahora?! – la voz de Sonic inconforme se escuchó a la distancia.
–Vamos María – pidió Aleena para empezar a caminar –¡Cuida tu tono de voz! – regañó según andaban.
Amy las vio partir sin una buena excusa para acompañarlos en aquel pequeño viaje, quedándose a solas con Shadow al fin.
Se tensó cual tabla al verlo quedarse con ella a solas en la cocina, tragando pesado.
¿Cómo empezaría la conversación? Sería prudente decirle: "Hey, perdona haberte ignorado, pero rompiste mi corazón y luego no supe cómo volver a hablarte"; posiblemente no. Amy jugó con sus manos de forma nerviosa para lanzar su mirada a sus pies sintiéndose asfixiada por el abrumante silencio entre ellos y la tensión que empezaba a sofocarla.
–Será mejor llevar la comida a la mesa del jardín – habló Shadow adelantándose a ella.
Amy levantó su mirada al acto para ver al erizo negro caminar hacia el mostrador de mármol para así tomar uno de los platos que yacían sobre el mismo. A diferencia de ella, él no se miraba perturbado en absoluto por su presencia o por el hecho de que ahora estaban a sola y obligados a interactuar.
–Amm... sí – asintió Amy para imitarlo y tomar una de las cacerolas.
Lo siguió por la casa en silencio. Amy lo miraba de tanto en tanto, pues contrario a lo que imaginó, Shadow no se miraba turbado ni tampoco curioso del por qué ella había dejado de hablarle de pronto. A lo mejor no me le importaba o peor... estaba tan molesto que había optado por ignorarla por completo.
–Este... – habló Amy tímidamente provocando que el erizo negro la viera de reojo –Amm... yo quiero...– intentó decir.
La verdad era que sabía que la razón para terminar su amistad había sido egoísta, pues no era culpa de él no corresponderle, pero luego de pasado el tiempo, a pesar de haber sanado ese rechazo, Amy ya no supo cómo volverlo a contactar sin verse patética. Sabía que le debía una disculpa y posiblemente una buena explicación, al final de cuentas, Shadow siempre había sido un preciado amigo para ella.
–No es como que no quisiera hablarte o...
–Está bien – tranquilizó Shadow regresando su mirada al frente, ocasionando que ella lo viera con cierto desconcierto. Se lo tomaba demasiado bien. –Rouge me contó todo, está bien.
–¡¿EH?! – exclamó Amy alarmada. Corrió velozmente para adelantársele e interponerse en el camino mientras una expresión de vergüenza se dibujaba en su rostro. –¡¿Qué te contó?! – preguntó abochornada.
–Sobre tus sentimientos – soltó el erizo negro sin reparo, suavizando su mirada.
Amy lanzó su mirada a la cacerola en sus manos para morder su labio fuertemente ¡La mataría! ¡Mataría a Rouge! Por si no fuera bastante malo sentirse como se sentía respecto a Sonic, ahora debía de verse patética frente a Shadow o peor... como alguien que buscaba una patética excusa para poder estar cerca de él o a lo mejor...
–Lo lamento – la suave disculpa proviniendo de los labios del erizo negro la hizo alzar la mirada –Nunca me di cuenta – habló para verla apenado. Era la primera vez que miraba así a Shadow. –De haberlo sabido yo no, es decir...
–¡No te disculpes! – cortó la eriza rosa velozmente, el tema de por sí era incómodo de hablar. No necesitaba su pena o lastima, era suficiente con la que ella sentía por sí misma en ese momento. –Por favor... sólo... olvídalo.
–Me gustaría hacerlo, pero resulta que tú no lo has hecho– dijo Shadow a modo de regaño para verla con el ceño fruncido, ocasionando que Amy lo viera con sorpresa por sus palabras –O me hubieras hablado antes, estoy seguro de eso.
–N-No es que no lo hubiera pensado...– intentó defenderse patéticamente –De cualquier forma, no es necesario una disculpa – suspiro suavemente –En dando caso debo ser yo quien lo haga– admitió amargamente –Después de todo jamás pude tomar el valor para decírtelo y ser rechazada apropiadamente.
Amy suavizó su mirada, trayendo a su mente aquella noche que había llorado sin consuelo en los brazos de Sonic; un recuerdo que aún dolía a la distancia. No era grato ser rechazada, aunque para este punto no entendía cómo podía seguirle doliendo, después de todo ya debería de estar acostumbrada pues todos los hombres de su vida lo hacían. Ese último pensamiento trajo sobre sí una nube negra de desolación y desesperanza, una que había intentando dejar fuera.
–Eres uno de los pocos seres que valoro en mi vida – confesó Shadow con un dejo de vergüenza en su voz –Posiblemente porque eres una de esas amistades que siguen insistiendo entrar en tu vida hasta que lo consigue – dijo con un dejo de queja en su voz.
Amy rio por lo bajo captando la atención de Shadow. La verdad era que luego de aquel encuentro con él y su ayuda aquella noche en aquel café, Amy le había tomado la palabra y había hablado con él casi todos los días; si bien al principio él se presentó distante, con el tiempo empezó a hablar un poco más. Ella dejó poco a poco de centrarse únicamente en sus problemas con Infinite y en su lugar a buscar cosas en común para poder compartir con él, como ver películas de miedo, libros e incluso música. Cuando menos lo sintió se había convertidos en allegados, aunque debía admitir que le había costado casi dos años lograrlo.
Shadow suavizó su expresión para que un semblante de alivio se plasmara en su rostro; la tensión entre ellos se disipaba dejando ver el primer rayo de luz en ese día del asco.
–Realmente me alegra mucho que encontraras a alguien como María– habló Amy con una sonrisa –Ustedes hacen mucho más sentido que tú y... ya sabes... – calló avergonzada.
–Tú y mi hermano hacen mucho más sentido que tú y yo – devolvió él de acuerdo.
Amy desvió la mirada, ruborizándose para que un semblante duro y serio se pintara en su rostro. Ella no lo miraba así, ya no.
–No estaría tan segura de eso... – murmuró Amy con un dejo de tristeza.
–¿A no? – soltó Shadow para comenzar a caminar nuevamente, esta vez con ella a su lado. Amy negó suavemente con la cabeza mientras aquella mirada entristecida se posaba en sus ojos –Pero están saliendo ¿no?
–Umm... no lo sé – musitó la eriza rosa a penas audible. Para este punto estaba tan confundida sobre qué eran ellos que no podía dar certeza de nada –Creo que... creo que...
Una opresión en su pecho la hizo acallar mientras su mirada empezaba a nublarse por las lágrimas que se acumulaban velozmente en las cuencas de sus ojos. ¡No, no! No podía ponerse a llorar ahí, menos sabiendo que Aleena y los demás regresarían pronto. Tenía que guardar la compostura.
Amy sintió como Shadow le quitaba la cacerola de las manos para así subir su mirada sintiendo como un labio tembloroso anunciaba el llanto que tenía atorado en su garganta.
Shadow soltó un suave suspiro para así colocar las cosas sobre la mesa y tomar dos de las sillas de la mesa del jardín posicionándolas una frente a otras, tomando asiento; con la mirada le señaló la silla delante de él. Amy entendió, sentándose al acto.
–¿Qué pasó? – preguntó Shadow, trayéndole memorias de cuando ella lo llamaba desconsolada por su relación tormentosa con Infinite.
–Yo... – silenció. La verdad es que todo el caos tenía sentido en su cabeza, pero ahora que debía de articularlo en palabras concretas sonaba estúpido, pues en teoría Sonic no había hecho nada malo. –Él no... quiero decir...
Amy dirigió su tímida mirada al erizo negro que la observaba atento a cada palabra que salía de su boca. Bajó lentamente su mirada a sus manos, endureciendo sus facciones. La realidad era qué ella era un caos interno y aún no estaba segura si había un culpable o no. A lo mejor todos los hombres pensaban lo mismo y ella era quien no sabía comportarse, a lo mejor sólo debía intentar más fuerte.
–Shadow... ¿puedo preguntarte algo? – musitó Amy en un suave susurro.
–Adelante.
–Si una mujer desea mucho... ammm... quiero decir, a lo mejor ella desea...
–Sexo – completó Shadow cual adivino para que ella se tensara bajo sus palabras, hundiéndose en su asiento asintiendo febril; demasiado avergonzada para preguntarle cómo había adivinado eso –No veo el problema que tu pareja te desee, es normal – respondió el erizo negro.
–¡Pero si lo desea mucho! – exclamó Amy ocasionando que Shadow lo viera con sorpresa por su reacción, sonrojándose intensamente por su falta de temple. –Sabes que, ¡olvídalo! – habló poniéndose en pie sintiendo que se ahogaría en su propia vergüenza ¿qué demonios había pensado? –Terminemos de traer las cosas para...
– Rose, siéntate– comandó Shadow inmutable con una mirada fría. La eriza se sentó un tanto resistente, incapaz de encararlo. –¿Esto tiene que ver con el atarantado de tu ex novio? – preguntó soltando un suspiro, ocasionando que Amy endureciera la mirada entendiendo su respuesta –Es por lo que te dijo aquel día...– murmuró Shadow endureciendo sus facciones para que una mueca intimidante se plasmara en su rostro.
–A lo mejor...– pausó trayendo de nuevo a su mente las crueles palabras de Infinite a su mente, luego de pedirle un poco de afecto. –A lo mejor es cierto...– completó con su voz en un hilo –Y sólo una cualquiera desea el sexo tanto como...– calló sintiendo sus ojos derramar un par de lágrimas traicioneras. Maldición, no podía hablar de ello sin romperse a llorar.
–Tú apetito sexual no te hace una cualquiera, sólo alguien que siente intensamente y desea expresar eso con la persona de su elección – contradijo con una obvia expresión de molestia; Infinite debía de agradecer a la diosa del inframundo que no estuvieran en Mystic Ruins o le daría la paliza de su vida. –Que tu ex no estuviera a la altura y no pudiera complacerte, no te hace de repente una...
–¡¿Pero no es acaso todo lo que ustedes quieren?! – soltó sin filtro sintiendo sus ojos inundarse para por fin expresar aquella la tormenta interna que venía haciendo estragos en ella desde la preparatoria –¡¿A la mujer callada y tímida que siempre hace lo correcto?! ¡Como María!
Amy abrió sus ojos de golpe al escucharse a sí misma demasiado tarde; había hablado de más... ¡Demasiado! Sintió su rostro enrojecer apenada hundiéndose en su asiento y así desviarle la mirada apenada. Ya era bastante malo haber confesado su mayor inseguridad, ahora parecía que también le reclamaba su elección de pareja.
En este momento se sentía como la fina capa de hielo de un lago tribulado, aquella que con el más delicados de los contactos se quebraría en mil pedazos enseñando sus aguas turbadas y gélidas.
Amy apretó sus puños con fuerza, maldiciéndose por sus adentros, queriendo desaparecer de la faz del planeta.
–¿De qué hablas? – soltó Shadow alzando una ceja como respuesta a sus palabras sinceras, ocasionando que Amy subiera su mirada tímidamente –Ella es una fiera en la cama, jamás he tenido un problema con ello – alzó los hombros en señal de desinterés.
Una onda de calor la recorrió para que sus mejillas se sonrojaran intensamente ante la repentina confesión del erizo negro lanzando su mirada al suelo con cierta vergüenza. Lo que él decía debía de estar mal; tenía que estar bromeando. María era exactamente el prototipo de chica perfecta que Infinite siempre le había pedido ser: callada, tímida y dulce; ella no podía... ¿o sí? ¿Acaso no era la única? ¿No había sido esa razón por la cual Shadow nunca la había contemplado como pareja?
–Pero... – musitó Amy para estrujar su falda rojiza, aún escéptica.
–Si no me crees mira al equidna rojo – interrumpió –Rouge no entra en ese prototipo de mujer que me acabas de describir, y ese equidna se ve muy enamorado de ella si me lo preguntas.
Amy soltó una sonrisa irónica para que sus ojos nublaran y un nudo en su garganta le impidiera tragar adecuadamente mientras aquella familiar opresión sobre su pecho lastimara su ya adolorido corazón.
–Dices que entonces sólo me pasa a mí... – soltó con crueldad expandiendo su sonrisa forzada– A lo mejor nadie lo espera de otros ¡Sólo de mí! – habló sintiendo la tormenta llegando a su cabeza nuevamente. Su sonrisa se quebró, así como su voz, sintiendo la primera lágrima traicionera deslizarse sobre su mejilla y caer sobre su puño apretado –¡Porque eso es lo que soy ¿no?! ¡La inocente y callada Amy Rose que no puede desear nada más! ¡La que siempre debe de saber como comportarse, quien debe de cambiar todo lo que es para no se rechazada! ¡Para no perder a su mejor amigo por ser una pesadilla tóxica! – soltó para que un sollozó saliera de su boca.
Amy abrió sus ojos con sorpresa ante esa última confesión, una que jamás había pasado por su cabeza previamente. Lágrimas brotaban sin control al percatarse que el pensamiento de tener que cambiar para ser aceptada iba mucho más atrás de Infinite. Infinite no la había hecho cambiar, no realmente, había sido al haber perdido a Sonic tantos años atrás.
Colocó una mano sobre su pecho sintiendo aquel dolor que resurgía, a lo mejor jamás se había ido del todo. El dolor de volver a ser rechazada por Sonic en la secundaria la había hecho cambiar todo lo que era para ser aceptada, para ser elegida; y había sido elegida... por el hombre que alguna vez pensó que era un intrépido héroe... por el hombre que en algún momento se asemejó al héroe de su infancia, pero que no podía ser más diferente.
Amy fijó su vista a su regazo viendo las lágrimas caer sobre su falda rojiza mojándola sutilmente para así soltar un callado sollozo. La realidad era que estaba aterrada de perder a Sonic nuevamente si era ella misma, y a su vez, anhelaba con todo su ser, ser aceptada por él, por quien era realmente; pensamientos que colisionaban uno contra otro y que provocaban que no pudiera expresarle como se sentía, y a su vez, que la hacían actuar impulsivamente en busca de ser ella misma otra vez; pero Sonic no era capaz de aceptarla por quien era, después de todo cuando empezaron a hablar el erizo azul hizo énfasis una y otra vez sobre lo tóxico de su comportamiento en el pasado y que esa era la razón de su rechazo en el presente.
–Rose... – murmuró Shadow para que alzara aquella mirada taciturna que empapaba su rostro con las lágrimas que no dejaban de brotar de sus ojos sin luz –Si tú no te aceptas como eres, ¿Cómo esperas que alguien más lo haga? – espetó seriamente.
–¿Eh? – soltó con un mohín de clara sorpresa.
–¿Y qué más da si no funciona con mi hermano? – soltó el erizo negro alzando los hombros, indiferente –Prefieres fingir el resto de tu vida sólo para que un cabeza de nudillo quiera estar a tu lado, pensando una y otra vez en qué hacer o decir con tal de evitar que te dejen ¿eso quieres?
Lo vio con sorpresa ante sus palabras, jamás lo había pensando así. Amy secó sus lágrimas con su antebrazo. En su cabeza pensar que Sonic era libre de decidir si la aceptaba como era, y de no ser el caso irse, jamás se había cruzado por su mente; después de todo había pasado gran parte de su vida intentando ser exactamente lo que él quería.
Se vio a sí misma con tristeza... ¿En eso había terminado? ¿En cambiarse a sí misma por un poco de aprobación? ¿Cómo nunca se había dado cuenta antes? Con razón las cosas con Sonic no se sentían naturales, pues no lo eran. Ella no era natural por miedo a perderlo.
–¿Acaso le mentiste a Sonic para que gustará de ti? – preguntó Shadow con un tono de voz más serio y un semblante sombrío.
–¡P-Por supuesto que no! – respondió Amy velozmente al darse cuenta hacia donde parecía ir esa acusación –¡Es más, yo pensé que él no gustaba de mí cuando me confesé! – reveló para que Shadow suavizara su mirada y relajara su expresión –No es como que le mintiera... pero ahora que estamos saliendo siento que debo de verme o ser...
–¿Él te lo ha dicho? – interrumpió –Me refiero, te ha pedido que cambies.
–Por supuesto que no.
–Entonces tú quieres cambiar porque crees que él quiere una mujer recatada y sin libido sexual ¿es eso?
–Bueno... – silenció, un tanto avergonzada. La verdad es que jamás habían realmente hablado del tema. Amy frunció el ceño al recordar las palabras de Sonic la noche anterior, no importaba si lo hubieran hablado o no, Sonic sí había sido muy claro sobre su postura respecto a ese tema –No fue necesario – cruzó sus brazos sobre su pecho, molesta –Fue muy claro sobre que nosotros no podríamos hacer... ya sabes... – calló avergonzada.
–¿Y le preguntaste por qué? – devolvió Shadow alzando una ceja. Hablar con ella era casi igual que hablar con su hermano. Desesperante.
–Hmph, es porque ser linda no es suficiente para provocarlo aparentemente – recordó Amy con molestia.
–¿Sonic te dijo eso? – inquirió Shadow con un dejo de incredulidad en su voz.
–Pues... no a mí, no realmente.
–¡Maldita sea con ustedes dos! – regañó de pronto, estremeciendo a la eriza –Si quieren una relación tienen que aprender a hablarse las cosas como son – estableció irritado –¡Si quieres sexo pídeselo!
–¡N-No es que quiera...
–¡¿Y qué si lo quieres?! – interrumpió –Deja de asumir que todos los hombres somos unos patanes como tu ex y en lugar de ello pregúntale a tu pareja qué demonios quiere y exprésale lo que tú quieres.
Amy le desvió la mirada, bufando molesta. No le gustaba que Shadow la regañara, aunque tenía que admitirse amargamente que tenía un excelente punto.
–Ya no son amigos, ya no estás en la posición donde debes de contenerte a menos que ese sea su acuerdo – continuó el erizo negro para ponerse en pie –El problema de los dos es que siguen tratándose como amigos en lugar de lo que son, una pareja, una que no sabe cómo demonios comunicarse – regañó –Lo entiendo de mi hermano, ¿pero de ti?, quiero decir jamás has tenido problemas para expresarme tus problemas.
–Es fácil hablar contigo – se defendió la eriza.
–Pero él es tu mejor amigo ¿no? – devolvió Shadow para que ella le desviara su mirada, sabiendo que tenía razón –Una relación que inicia en una amistad nunca es fácil, pero debes de tomar aquellas cosas de la amistad que te funcionan en la relación, como la confianza, no las malas, como reclamarle al otro por sus relaciones previas – rodo sus ojos en señal de exasperación.
Amy lo volteó a ver alarmada ¿acaso Sonic le había contado sobre su pelea previa?
–Antes de tirar todo por la borda si quiera trabaja un poco para que funcione– regañó el erizo negro para golpear su frente suavemente con su dedo índice y verla con condescendencia –Pues no veo que hayas trabajado en nada, en su lugar estas dándole el volante de esa relación al erizo más ciego del planeta; uno al que veo igual o más perdido que tú.
Amy colocó una mano sobre su frente acariciando la misma ante el pequeño golpe para así suavizar su mirada, asintiendo con la cabeza. La realidad era que no quería terminar con todo, no aún, no sin realmente intentarlo... y era obvio que eso significaba dejar de intentar ser algo que Sonic pudiera amar y empezar a ser ella misma; aunque no tenía una maldita idea de cómo hacerlo.
–Ahora andando, están por llegar y nos falta muchas cosas que traer – ordenó Shadow terminando con la conversación.
–Bien – asintió Amy con la cabeza para ponerse de pie –Por cierto– pausó para así darle un rápido abrazo, alarmando al erizo negro por la inesperada muestra de afecto –Gracias – murmuró con calidez, soltándolo al acto, un tanto apenada. –Realmente lamento no haberte respondido los mensajes.
Shadow le desvió la mirada, sonrojado. No estaba acostumbrado que nadie tuviera ningún tipo de contacto físico con él que no fuera María.
–Todo bien – espetó Shadow sin encararla –Espero eso cambie de ahora en adelante – dijo casi en modo de reclamó, para empezar a caminar en un intento de sacudirse la pena.
–No me digas, ya te aburriste de hablar sólo con Rouge – soltó Amy divertida siguiéndola de cerca.
–Si vuelve a contarme otra aventura sexual entre ella y su novio, juro que me postulare como voluntario para vivir en el proyecto del ARK – habló con cansancio para que Amy riera divertida –Eso va para ti también– amenazó viéndola de reojo –No me interesa la vida sexual de nadie, en especial la de mi odioso hermano menor.
–¡N-No pensaba hacerlo! – se defendió Amy sonrojada por el comentario para que el erizo esbozara una sonrisa ladeada ¿estaba bromeando con ella? Amy le sonrió de regreso al percatarse del sentido del humor de él –Aunque...– murmuró sintiendo su rostro sonrojarse por lo que diría a continuación –Si no te molesta, me gustaría pedirte consejos sobre cosas que... ya sabes... les gustan a ustedes los hombres– apenas logró terminar de decir ahogándose en su propia vergüenza, sonrojándose intensamente.
–Mientras no sepa sobre el resultado de forma explicita – accedió.
–Lo prometo – le sonrió Amy con sus mejillas pintadas de carmín.
Shadow la vio de reojo con aquella pequeña sonrisa en su rostro y aquel rubor indeleble sobre el mismo, una sombra de sonrisa se pintó en sus labios. Ese parecía ser un pequeño paso para ser ella misma sin expectativas de otros; aunque estaba seguro que tomaría mucho más que una simple conversación con él, después de todo, tanto Sonic como Amy tenían a alguien más con quien hablar sobre sus miedos y dificultades si querían que eso funcionara.
–¡Regresamos! –la voz de su madre irrumpió en la casa para entrar por la puerta con un pastel de vainilla en las manos –¿Listos para comer?
–Claro – asintió Shadow yendo con su madre y ver el pastel con una emoción encubierta –Terminaremos de llevar todo a la mesa y podemos empezar.
–Genial ¿Lista Amy? – preguntó Aleena dirigiendo su atención a la eriza rosa.
Amy vio a Sonic entrar poco después con aquella expresión de cansancio hasta que la vio ella enganchando su mirada a la de ella, ocasionando que una sombra de sonrisa de pintara en los labios de ella.
–Estoy lista – murmuró Amy.
¡Feliz día de San Valentín! La verdad es que me hubiera encantado hacer un oneshot por este día, pero no he tenido tiempo de respirar. Así que hoy actualice antes (la verdad es que iba a subir este capítulo el sábado, pero no pude) así que espero les guste.
Para quienes me dijeron capítulo tras capítulo que Amy necesitaba hablar con alguien ¡Por fin pasó! Amy acaba de darse cuenta de muchas cosas al igual que Sonic, ahora la pregunta será ¿qué harán ambos con esta información?
Una disculpa no será suficiente pero las palabras no logran salir de sus labios para expresarse todo aquello que han tenido miedo de decir, sin embargo, un pequeño accidente hará que la comunicación sea inminente, aunque no de la manera en que ellos esperan. Capítulo 45: Una Noche de Pareja.
¡FeLiZ sAn VaLeNtIn!
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