Capítulo 34: La Tormenta


No había dejado de llover desde la madrugada y su mirada yacía sobre el cristal del invierno que por fin azotaba a la ciudad, ocultando el sol de aquella mañana. Tomó otro sorbo de su taza de café para así bajar su mirada y ver nuevamente su teléfono, en donde el nombre de Silver aparecía en un mensaje sin enviar.

Blaze soltó un suave suspiro, desde que habían regresado del viaje hace ya casi una semana, no se habían comunicado para nada; pensó en dar el primer paso y mandar un mensaje al número que él tomó la iniciativa de guardar en su celular, pero simplemente no podía oprimir el botón enviar.

–¡Me levante tarde! – escuchó decir a su compañera de piso para ver a la ardilla castaña salir corriendo de su habitación terminando de peinar su cabello rojizo –¡Empezamos el último semestre y yo soy un desastre! – exclamó apresurada.

–No me sorprende, regresaste ayer a media noche de donde tus padres – espetó Blaze sin apartar la mirada de su móvil.

–No pude evitarlo, mi madre no quería que viniera antes – se excusó para poner a tostar pan y hacer un desayuno rápido. –Y dime ¿cómo les fue en la playa? – preguntó Sally terminando de arreglar sus ropas –¿Qué tal los amigos de Amy?

–Estuvo bien – respondió sin interés.

–¿Qué tal la convivencia? ¿No tuvieron problemas? – curioseó Sally poniendo mermelada al pan.

–Mmm... Sonic puede ser un poco complicado de sobrellevar, al igual que Rouge – rememoró Blaze pensativa los hechos de aquel viaje –, pero hay otros que son...– pausó para fijar sus ojos de nuevo al teléfono y la palabra "Hola" escrita en aquel mensaje –Agradables.

–¿Agradables, ha? – enfatizó Sally sentándose con ella a la mesa –Es raro escucharte decir eso, debiste haber conocido a alguien interesante – habló con un dejo de diversión, sin que la felina contestara.

Sally prestó su atención en Blaze, quien seguía con su mirada fija en su celular. Se acercó a ella sigilosamente para ver la aplicación de mensajes abiertos y el nombre de Silver en éste con un mensaje sin enviar. Era la primera vez que miraba un mensaje que no fuera para ella o Amy. Sally fijó su mirada en los ojos ámbar de la felina, era obvio que estaba luchando con su timidez nata para poderle escribir a ese tal Silver.

–Dame acá– ordenó Sally arrebatándole el teléfono de las manos, haciéndola reaccionar. –Y... ¡Enviar! – dijo divertida pulsando el botón que enviaría aquel texto.

–¡¿Qué estás haciendo?! – reclamó Blaze arrebatándole su móvil sonrojándose intensamente, viendo con horror el mensaje que ya se había mandado –¡¿Por qué demonios...

–Porque conociste a alguien que te ha agradado y debes de aprender a comunicarte con otros – interrumpió Sally su diálogo sulfuroso –Y sé que nunca lo harás por tu cuenta.

–¡Tú no puedes...– el sonido de un mensaje entrante la hizo callar, para así lanzar su mirada a su teléfono, junto a la ardilla.


–¡Hola! ¡¿Lista para iniciar clases hoy?!–.

–Silver–


Blaze se sonrojó intensamente, pues a través de aquellas palabras escritas pudo casi imaginarlo sonreírle con emoción, una sonrisa que siempre causaba la misma acción en ella. Una mezcla entre emoción y vergüenza la invadió.

–Parece que le agradas también – habló Sally con una sonrisa divertida, ocasionando que Blaze la viera iracunda –Hey, no te enojes conmigo – pidió para darle la primera mordida a su pan –Al menos no fue Sonic quien te agradó – habló rodando sus ojos.

–¿Te desagrada Sonic? – inquirió Blaze alzando una ceja, pues era raro que Sally no le agradara alguien.

–No es eso – negó Sally suavemente con la cabeza –Es sólo que... – silenció endureciendo su mirada –Luego de todas las historias que Amy nos ha contado es muy complicado no querer ahorcarlo de tanto en tanto.

–Bueno, no puedo debatir eso – asintió con la cabeza –Incluso en la playa tuvo un par de comentarios fuera de lugar sobre el cuerpo de Amy– reveló Blaze al recordar el partido de voleibol.

–¡¿Cómo dices?! – exclamó Sally iracunda.

–Lo hizo con el propósito de cortar la estrategia que Rouge estaba manejando, pero igual – aclaró tomando un poco más de café, restándole importancia.

–Hmph, es un patán – bufó Sally molesta –Lo bueno es que pronto tendremos nuestro apartamento y Amy podrá regresar a vivir con nosotras.

–Sí – asintió con la cabeza con un esbozo de sonrisa.

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Amy salió de la primera clase, soltando un bostezo. De nuevo tenía que levantarse temprano y luchar por su derecho al baño, lucha que parecía interminable. Caminó somnolienta mientras escuchaba a Sally hablar de sus vacaciones con sus padres cuando de pronto el ruido de los libros caer al suelo de la ardilla la despertaron de golpe.

–¡Rayos! – exclamó Sally para ver su mochila con molestia y acto seguido arrodillarse para recoger sus cosas aprisa. –Genial... – espetó frustrada.

–¿Todo bien? – preguntó Amy imitándola para así ayudarle.

–La correa de mi mochila se rompió – resopló la ardilla frustrada para ver su mochila con enfado –Parece que hoy no es mi día – habló con un dejo de cansancio en su voz.

–¿Por qué lo dices? – inquirió la eriza.

–Primero, me levanté tarde, luego me confundí de edificio y vine casi 20 minutos después de iniciada la clase. Deje el libro de lectura que nos asignaron hoy y ahora esto – habló de mal humor.

–Todos tenemos ese día – dijo Amy divertida para acomodar los cuadernos de ella y entregárselos –Al menos no tenías una cita importante a la cual acudir hoy.

–¿Cita? – repitió la ardilla sintiendo como el horror la invadía –¡Oh, no, no, no, no! – exclamó aterrada soltando todas sus cosas nuevamente para así ver en su teléfono y revisar su calendario. –¡No puede ser, es hoy! – exclamó entrando en pánico.

–¿Qué es hoy? ¿Qué sucede?

–¡La cita con la editorial del manuscrito que he estado escribiendo!

–¿Escribes un libro?

–¡Maldita sea! – ignoró su pregunta –¡D-Debo irme! – habló para tomar sus cosas torpemente entre sus brazos.

–Pero...

–¡Te hablo cuando salga y te contaré todo! – se despidió para salir corriendo y dejar a solas.

–Adiós– se despidió con un ademan de manos.

Sally realmente podía impresionarla a veces, hacía tantas cosas al mismo tiempo sin perder el temple o la clase.

–Bueno, excepto hoy– se dijo Amy a sí misma para reír divertida.

–Hey Ames – escuchó una voz familiar.

Amy se volteó para ver al erizo azul saludar a la distancia caminando hacia ella. Lo vio sonreír galante mientras caminaba con su mochila en un sólo hombro. El recuerdo de cuando lo esperaba por los pasillos en la escuela secundaria vino a ella, aunque por lo general no la buscaba a ella, sino a Tails o Knuckles.

–Hola Sonic – saludó entusiasta para caminar hacia él y encontrarlo a la mitad del camino. –¿Qué tal tu primer día? – preguntó Amy.

–Aburrido – respondió Sonic soltando un bostezó y empezar a caminar, acompañado de ella –Ya sabes que prefiero el trabajo de campo que estar detrás de un aburrido escritorio – se quejó –¿Qué tal el tuyo? – preguntó para verla con una sonrisa.

Amy sintió sus mejillas sonrosarse ante la inocente pregunta, de nuevo se sentía nerviosa. Ahora pasaba casi todo el tiempo a su alrededor.

Desde aquella salida las cosas entre ellos se sentían un tanto diferentes. Sonic se miraba un poco más atento y buscaba oportunidades para poder compartir con ella sin la necesidad de otros, como esa. Ella por su parte empezaba a disfrutar de la nueva atención que tenía, una que provocaba que añorara su compañía constantemente.

–Estuvo bien – respondió Amy lanzando su mirada al frente, sin poder encararlo.

–¿Sólo bien? – habló el erizo con un dejo de diversión –Eso quiere decir aburrido.

–Supongo que sí – concordó Amy viéndolo al fin y sonreírle ampliamente, para que él le devolviera la sonrisa.

De nuevo le desvió la mirada, su corazón latía aprisa y cientos de mariposas parecían revolotear en su estómago al compás de su palpitar. Desde aquella noche esas emociones eran cada vez más intensas, cada vez era más difícil meterlas en el fondo de su ser, y cada vez actuaba más impulsivamente por éstas.

Amy endureció su mirada para colocar su mano sobre su corazón. Eso no era bueno, ella conocía esos sentimientos, y ella mejor que nadie sabía que con Sonic sólo podían conducir al desastre.

–¿Te pasa algo? – la pregunta de Sonic la alarmó.

–¡N-No! – respondió nerviosa volteándolo a ver riendo forzadamente –Es sólo que... ammm... Nunca me enseñaste aquellas recetas de cocina de Aleena ¿recuerdas? – cambió el tema rápidamente.

–¿Cómo dices? – inquirió Sonic alzando una ceja, sin comprender.

–Ajá, prometiste que me enseñarías – le recordó –Podría ser hoy – ideó Amy entusiasta –Debo de reunirme con Blaze a las 4, pero podría ser ahorita después de...

–No puedo, lo lamento – se disculpó el erizo azul deteniendo su marcha –Knuckles tuvo la ridícula idea de pedirme que ayude a una "amiga" de su facultad y prometí que la vería justo después de clases.

–¿Una cita? – soltó Amy tan rápido de sus labios que no puedo detenerse a sí misma. Sonic la vio con cierto asombro por sus palabras, ocasionando que ella se sonrojara intensamente ante lo que podía entenderse como una escena de celos –¡N-No es que me importe o...

–¡Amy! – escucharon decir, interrumpiendo la conversación de ambos.

Ambos voltearon a ver a sus espaldas para ver al camaleón purpura caminar hacia ellos, quien los saludó a ambos con un ademan de manos.

–Espio, hola – saludó la eriza para verlo llegar hacia ellos. –Tiempo sin vernos.

–Sí– asintió el camaleón para luego dirigir su mirada al erizo azul y saludarlo con un suave movimiento de cabeza, obteniendo una sonrisa como respuesta –Me alegra encontrarte– dirigió su atención a la eriza nuevamente –Gracias por el libro de aquella vez – dijo Espio con una sonrisa gentil para así entregarle un libro en sus manos –Realmente tenías razón, es una historia que debe de leerse dos veces.

–¡Verdad! – soltó Amy emocionada –Aunque parece la típica novela de vampiros, tiene muchos elementos metafóricos propios de la década de donde se basa la historia.

–La verdad me sorprendió mucho la postura romántica del esclavo mortal y su ama inmortal – concordó el camaleón provocando que Amy asintiera con emoción. –Es realmente una historia rodeada en tragedia que busca la sanación a través de sus propias palabras, simplemente perfecta.

–Me alegro que te haya gustado – asintió Amy risueña –¿Qué pensaste sobre el Lord y... –murmullos distantes se escucharon a los alrededores, haciéndola callar.

Amy dirigió su atención a un pequeño grupo de chicas que caminaban del otro extremo del pasillo con su mirada sobre el camaleón. Espio siguió su mirada para ver a las tres chicas quienes rieron apenadas al ser notadas por el camaleón. Era obvio que estaban hablando de él.

Sonic fijó su mirada en las chicas que ahora murmuraban algo que no alcanzó escuchar. Ellas mantenían una expresión soñadora y una mirada que juraba tenía corazones en sus pupilas; regresó su mirada al camaleón, quien soltó un suspiro de pesadez, ocasionando que Amy le sonriera con una dulzura imposible de obviar.

–Parece que eres muy popular por aquí – habló Amy divertida.

–Es tedioso – soltó Espio con un dejo de cansancio en su voz

–Oh vamos, debes de sentirse bien saber que puedes tener cualquier chica del campus si te lo propones – rio dulcemente.

–No soy el tipo de hombre que andas cualquier chica sólo porque puede – debatió él con un dejo de vergüenza en su voz, sonrojándose intensamente por las palabras de la eriza rosa.

–Olvidaba lo fácil que te sonrojabas – señaló Amy para reír ante la expresión de bochorno del camaleón, quien al escucharla se tensó velozmente –Ya entiendo porque eres tan popular – molestó divertida. La verdad era que se miraba adorable, era tan raro verlo perder el temple.

–Ya deja eso– pidió Espio desviándole la mirada, avergonzado –Escucha, estaba pensando – cambió el tema rápidamente –Si no tienes nada que hacer ¿te gustaría que saliéramos por un café? – invitó para verla sereno –Me gustaría poder profundizar más sobre...

–No puede– la voz autoritaria de Sonic interrumpió el diálogo del camaleón, haciéndose notar.

Amy lo volteó a ver con sorpresa para notar una expresión indescifrable en su rostro. Regresó su vista al camaleón, quien miraba a Sonic con la misma sorpresa que lo hacía ella; no era común ver a Sonic con un semblante tan serio.

–Tenemos planes para esta tarde de regreso en el apartamento – explicó Sonic al sentir las miradas sobre él, sintiéndose incómodo por las mismas.

–Pensé que tenías...

–No es importante – cortó Sonic las palabras de la eriza, desviándole la mirada velozmente –No es una cita después de todo– murmuró a penas audible.

Las mejillas de la eriza se tiñeron de carmín ocasionado que de su mirada una luz de emoción se divisara. ¿Acaso estaba respondiendo a su pregunta previa? La comisura de sus labios se elevó lentamente, asintiendo suavemente con la cabeza.

–Lo lamento Espio, será para otra ocasión – habló la eriza al fin para disculparse con una sonrisa.

–No pasa nada– le restó importancia el camaleón –Nos veremos luego – se despidió de ambos con un ademán, regresando sobre sus pasos.

–Será mejor irnos – ordenó el erizo azul sin poder encararla.

Sonic dio media vuelta para así caminar a pasado apresurado, ¿por qué había cancelado su compromiso previo? Esa pregunta lo hizo endurecer la mirada para recordar las palabras de Amy: –"...debes de sentirse bien saber que puedes tener cualquier chica del campus si te lo propones"–. Ese recuerdo lo hizo empuñar sus manos con fuerza. Era cierto que Amy merecía estar con alguien, pero no podía ser un casanova que volviera a romperle el corazón, no si él podía evitarlo. Sonic siguió su camino batallando con sus pensamientos o así fue hasta que no sintió que ella lo estuviera siguiendo, deteniendo su marcha.

Sonic la volteó a ver confundido, para ver a Amy de pie con una pequeña sonrisa en su rostro y una dulce mirada. Abrió sus ojos con cierto asombro para que ella ampliara su sonrisa y suavizara su mirada, robándole el aliento. Desvió su mirada de golpe ante la escena, frunciendo el ceño ante su reacción involuntaria.

–¿No dijiste que tenías que ver a Blaze más tarde? – le recordó el erizo azul con falsa molestia –Si no te apresuras no prometo enseñarte nada– advirtió Sonic con un dejo de vergüenza en su voz.

–¡V-Voy! – reaccionó Amy para correr hacia él. – Cielos, no tienes por qué molestarte – dijo con una felicidad desbordante.

–¡No estoy molesto! – exclamó el erizo azul para verla con el ceño fruncido.

–Además...– obvió su molestia, suavizando su expresión –No es como que Espio me invitara a una cita real – salió de sus labios con una pequeña sonrisa y mejillas sonrosadas.

Sonic se tensó ante sus palabras, tragando pesado y ocultando su mirada de la de ella. Eso no  fue lo que él vio. Ella no entendía, no tenía nada que ver con que saliera o no con alguien se trataba sobre prevenir que le rompieran el corazón, él no podía decir que Espio no lo hiciera ¡No era por nada más!

–Hmph, tú fuiste quien me pidió hacer esto hoy – masculló Sonic chasqueando con molestia.

–Y tú quien cambió sus planes – le recordó Amy sintiendo la mirada sulfurosa del erizo azul –Gracias por eso – murmuró sonrojándose intensamente.

El enojo de Sonic se desvaneció ante esas últimas palabras, sintiendo su corazón acelerarse velozmente, desvió su mirada al frente ocultando una sonrisa tras una mueca que pretendía ser desinteresada.

Caminaron hasta la entrada del edificio percatándose de la lluvia que aún caía fuera del edificio, obligándolos a parar en el marco de la puerta. Sonic subió su mirada de forma automática al cielo lleno de nubarrones que anunciaban que las lluvias no se detendrían.

–Maldición, deje mi paraguas en clase – habló Amy trayéndolo de regreso, según revisaba su mochila

–Es una suerte para ti que sea más ordenado que tú – habló el erizo con una sonrisa divertida para sacar su sombrilla azul y juntarse al lado de ella, cubriéndola bajo ésta.

Amy vio el paraguas sobre su cabeza para que Sonic le sonriera ameno y ella imitara dicha sonrisa.

–Amm... ¿puedo? – preguntó Amy con timidez para señalar su brazo.

Amy recordaba lo mucho que Sonic odiaba que se colgara de su brazo en el pasado, no quería que sintiera que estaba tomando una oportunidad para buscar contacto, pero no podría caminar a su paso si no lo hacía.

–¡Dah!, eres la única que puede hacerlo – soltó Sonic sin pensar rodando sus ojos ante el hecho obvio. La mirada llena de asombro por parte de ella le hizo saber que había hablado demás. –¡M-Me refiero a...! ¡Es decir! – se ahogó en su propia vergüenza sintiendo sus mejillas arder. Últimamente le pasaba demasiado. –¡Sólo vamos, ¿sí?! – completó sin poder encararla.

No sabía qué le pasaba de pronto. Sonic no entendía por qué las palabras salían solas de su boca, y esta vez no eran comentarios sarcásticos o mordaces... esta vez era otro tipo de honestidad la que se escurría de sus labios, una que empezaba a preocuparlo.

Sonic sintió como Amy tomaba su brazo suavemente, para así abrazarse de él. La volteó a ver al instante. Una mirada tímida y una pequeña sonrisa se mantenía en el rostro de ella, una que lo hizo desviar su mirada ante la lindura frente a él.

–Vamos – musitó Amy con dulzura, para que él asintiera suavemente con la cabeza y empezara a caminar.

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Corrió por las calles sintiendo la lluvia caerle encima. Su paraguas se había roto y ahora debía de correr a su apartamento tan rápida como sus piernas se lo permitían. Sally evadía a los transeúntes que iban y venían intentando ocultarse de la lluvia. Sacó su teléfono para ver la batería muerta, chasqueando molesta. No podía llamar a Blaze para que pudiera encontrarla en algún lado y llevarle un paraguas.

–Maldi... – silenció al escuchar el sonido de la tela rasgarse y sentir el peso de su mochila más ligero –¡No puede ser cierto! – exclamó iracunda.

Su mochila había terminado por romperse, justo en medio de la acera. Se lanzó de rodillas al suelo velozmente en un intento de evitar que sus preciados libros se mojaran bajo aquella tormenta, protegiéndolos bajo su chaqueta azul marino, o ese era el plan cuando un vehículo pasó a toda velocidad ocasionando que el agua del charco a su lado cayera sobre ella en una ola de inmundicia, mojándola de pies a cabeza.

–¡TIENE QUE SER UNA MALDITA BROMA! – vociferó Sally a todo pulmón.

Sintió sus ojos inundarse de lágrimas, frustrada. Ese día tendría que haberse quedado en su recámara y no salir para nada; ni siquiera había podido llegar a tiempo a su cita con la editorial.

–¡¿Te encuentras bien?! – escuchó decir de pronto, sintiendo como la lluvia sobre ella dejaba de mojar.

Sally subió su mirada bañada en lágrimas para ver a un erizo azul verla con preocupación.

–Rayos, estás empapada – dijo él con preocupación arrodillándose frente a ella –Ven, déjame ayudarte – habló quitándose su chaqueta velozmente colocándola sobre ella.

Sally no pudo apartar su mirada del erizo azul con ojos color jade que la miraba con una genuina preocupación. Sintió la calidez de su chaqueta sobre sus hombros y sin poder evitarlo abrazar la pieza de tela que la cubría suavemente, aliviándola del frío intenso. Sally sintió sus lágrimas desbordarse de sus ojos sin lograr mantener un minuto más aquel temple y semblante sereno que tanto la caracterizaba; alarmando al erizo azul.

–Lo lamento – habló Sally para ponerse en pie –Sólo ha sido un día terrible –soltó con pesadez –Gracias por tu amabilidad – agradeció para sonreírle dulcemente –Soy Sally Acorn – se presentó.

–Soy Sonic, Sonic the Hedgehog – se presentó devolviéndole la sonrisa.

–¡¿Sonic?! – repitió alarmada. Él no podía ser el mismo erizo azul que vivía con su mejor amiga ¿o sí? –¿Eres el amigo de Amy?

–Sí, ¿Cómo... ¡Espera! ¿Tú eres Sally la amiga de Amy? – preguntó animado.

–Amm... sí – asintió Sally febril. –Creo que no habíamos tenido la oportunidad de conocernos – le dijo con una sonrisa tímida –Muchas gracias por cuidar de Amy – habló con una corta reverencia –Ella es... – un estornudo la hizo callar –Perdona – habló apenada –Justo iba camino a...

–Ven – pidió Sonic para posicionarse a su lado –Nuestro apartamento está más cerca que el tuyo, necesitas cambiarte o te resfriarás.

–¡Ah! ¡No, no! – negó avergonzada –¡Estaré bien, sólo... – estornudó nuevamente, acallando.

–Insisto – dijo Sonic para quitarle de las manos sus pesados libros, cargándolos con una mano y con otro manteniendo aquel paraguas frente a él –Estoy seguro que Amy no le importará prestarte un par de prendas, además, si te dejo ir así Blaze seguramente me carbonizara vivo – rio forzado por la veracidad de sus palabras.

–Gracias –aceptó Sally al fin con un suave movimiento de cabeza.

Sally caminó a su lado en silencio para ver de reojo al erizo azul, quien expelía una gran cantidad de energía, así como de optimismo contagioso. Ese no parecía ser el mismo egomaníaco erizo que Amy siempre hablaba, por el contrario, se le miraba atento y caballeroso.

Llegaron al apartamento para que ella admirara el tamaño del mismo. Era mucho más grande de lo que Amy había mencionado.

–Tienen un gran lugar aquí – habló Sally admirándolo en silencio.

–Ven, te mostraré donde está la habitación– dijo Sonic con cierta urgencia, ocasionando que ella lo viera con una expresión confundida y resistente –Estás temblando – explicó para tranquilizarla respecto a sus intenciones.

Sally se vio a sí misma y efectivamente, su cuerpo titiritaba sin poderlo evitar. El estar a su lado le había olvidado el frío que la envolvía.

–Ven – pidió Sonic nuevamente para abrir la puerta de una habitación al final del apartamento –Esta es mi habitación, tiene baño privado – explicó con ademan de mano para darle paso. Sally caminó hacia el lugar para admirar por unos breves segundos la recámara –El baño está a tu mano izquierda y Amy guarda su ropa en aquel mueble de allá – dijo señalando una cómoda –Debajo del lavabo hay toallas limpias, estaré en la cocina si necesitas algo ¿de acuerdo? – se despidió para darle un poco de privacidad.

–¡Espera! – detuvo ella con urgencia, haciéndolo parar en seco –En serio, muchas gracias – murmuró suavemente.

–Cualquier amiga de Amy es amiga mía – le sonrió dulcemente –Tomate tu tiempo.

Sally asintió suavemente con la cabeza para verlo cerrar la puerta suavemente. Colocó sus manos sobre su pecho sintiendo un cálido palpitar. No podía borrar aquella ridícula sonrisa de su rostro ni evitar sentir un mar de emociones abrumarla con un extraño sentimiento de felicidad.

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Salió de aquella habitación tímidamente para así ver al erizo sentado en la isla de la cocina y de nuevo aquella sonrisa se pintó en sus labios. Sally caminó hacia él para carraspear su garganta haciéndolo voltear.

–Muchas gracias – habló con una breve reverencia para sonreírle con dulzura –Le haré saber a Amy que le robe este pantalón y esta sudadera – dijo para verse a sí misma con un pantalón gris de algodón y una sudadera grande de color azul con franjas blancas en las mangas.

–Sólo el pantalón – habló Sonic sirviendo un poco de té en una taza –El sudadero es mío.

Su rostro se enrojeció de golpe ante sus palabras para verse una vez más y entender el porqué del gran tamaño del mismo.

–¡L-Lo lamento! – se disculpo Sally avergonzada –¡En seguida me lo qui...

–No te preocupes – calmó Sonic sujetando su brazo con gentileza ante el acto impulsivo de desvestirse en la cocina –Devuélvemelo cuando puedas, ya no lo uso de todos modos – dijo alzando sus hombros en señal de desinterés.

–Muchas gracias – murmuró con un esbozo de sonrisa y unas mejillas sonrosadas.

–Ahora toma – dijo para darle aquella taza de té en sus manos, tomándola por sorpresa –No querrás resfriarte ¿cierto?

Su sonrisa le robó el aliento y ahí, sin más, lo supo.

Sally aceptó la bebida caliente para que su mirada llena de nerviosismo se fijara en el líquido entre sus manos, calentándolas. Ella, quien era acechada por casi todos los hombres del campus, ella, quien se enorgullecía de ser una mujer inalcanzable e incapaz de caer en la red de nadie... le habían robado el corazón en una tarde de lluvia.


¡¿Creyeron que Sally no jugaría un papel importante?! ¡Pues se equivocaron! Este nuevo encuentro pretende cambiar todo para nuestros protagonistas, y con esto una nueva celebración se viene a la vuelta de la esquina. Las cosas entre Amy y Sonic cada vez están subiendo un poco más de tono y esta vez en una manera diferente.

Bien mis lectores, ¡quiero desearles un increíble año nuevo! Este año tenemos muchas cosas nuevas entre ellas la nueva película de Sonic (no puedo esperar para verla) y por supuesto nuevos proyectos de parte de su escritora (aunque por el largo de esta fic, aún no tengo nada concreto) En fin mis lectores, sin mucho que agregar esta vez, su autora se despide. Kat fuera.

La tormenta ha pasado, pero el intenso frío los has forzado a convivir de otra forma. Una enfermedad común traerá sentimientos poco comunes, así como la facilidad de poder decir aquellas cosas que no se admiten en voz alta. Es momento de empezar a decir aquello que no me he atrevido. Capítulo 35: Confesiones de Media Noche.

¡FeLiz AñO nUeVo!

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