Capítulo 29: Vulnerabilidad


La actitud se Sonic había cambiado radicalmente luego de haberla echado bloqueador en la espalda. Dejó de dirigirle la mirada y notó prontamente que prefería hacer alguna ridícula tarea de las que le imponía Rouge antes de tener que permanecer en algún lugar donde ella estuviera.

Amy frunció el ceño para abrazarse a sí misma, soltando un suave suspiro. Buscó entre las cosas que había llevado consigo en su bolso gigante de playa para colocarse un suelto vestido blanco sobre su cuerpo; resguardándose tras éste. Fue un alivió saber que Rouge no había botado sus salidas de baño para obligarla a pasearse en bikini todo el día.

–¡Sonic, tráeme otra margarita! – la voz de Rouge captó su atención nuevamente para así fijar sus ojos en Sonic, quien tenía aquel semblante serio y distante.

–Claro... – murmuró Sonic, distraído.

Amy se levantó de su asiento y con sigilo, seguirlo de vuelta a la casa hasta la cocina. No estaba segura qué había pasado de pronto, pero no pensaba pasar el resto del viaje con un Sonic que lo único que quería era evitarla sin una buena razón.

Lo vio tomar el tequila y la mezcla de margarita con aquella mirada perdida en algún lugar, posiblemente un recuerdo persistente.

–Hey, Sonic – llamó Amy ocasionando que el erizo azul tirara todos los ingredientes ante la inesperada sorpresa.

Las botellas cayeron al suelo para derramar su líquido sobre el pulcro piso, así como en las ropas del erizo azul.

–¡Por un demonio! – maldijo Sonic para sacudir el exceso de líquido de su pantaloneta.

–¡L-Lo lamento! – se disculpó Amy, alarmada, y así buscar toallas de papel en la cocina para ver de limpiar el desastre. – ¡Ven! ¡Déjame ayudarte!

Amy se puso de rodillas frente a él colocando varias toallas de papel en el suelo con la intención de absorber el líquido derramado. Sonic observó a la eriza arrodillada frente a él, sintiendo sus mejillas enrojecer intensamente ante la escena ante sus ojos y lo que su mente ahora traía a colación ante una acción sencilla.

–Tu ropa – habló Amy al percatarse del estado de las mismas. Una mancha notoria sobre su pantaloneta azul marino justo sobre su muslo, poco debajo de su entrepierna. –Déjame limpiar...

–¡NO! – exclamó Sonic para retroceder violentamente de ella, topándose contra el mostrador de la cocina alejándose de la mano que intentaba tocarlo –¡LEVANTATE QUIERES! – ordenó Sonic iracundo, apartando su mirada de ella mientras sus mejillas se teñían de un intenso color carmín.

–De acuerdo, de acuerdo– tranquilizó la eriza para ponerse en pie, sin entender el por qué de su actitud –Sólo quería...

–¡I-Iré a buscar más tequila! – interrumpió para ver de salir de la cocina tan rápido como pudo.

–Claro, si quieres yo...

–¡Luego!

Amy lo vio correr tan lejos de ella como le fue posible soltando un pesado suspiro. Estaba segura que algo le pasaba y ese algo tenía que ver con ella.

0-0-0-0-0

Un estruendo se escuchó desde fuera ocasionando que Rouge viera de reojo la entrada a la casa. Una amplia sonrisa se pintó en sus labios y con disimulo buscó a la eriza rosa, quien no estaba entre ellos. Rio divertida, parecía que su plan estaba funcionando.

–Deberías de tener más cuidado – la voz de Tails interrumpió su diversión, para ver al zorrito tomar asiento en el lugar vacío a su lado –A diferencia de Knuckles, Sonic no funciona bien bajo presión.

–¿Cómo dices? – preguntó Rouge viéndolo intrigada.

–Sonic puede asustarse fácilmente cuando descubre cosas que puede incomodar su rutina, en especial si son cosas que se niega a sí mismo. Si eso llega a pasar intentará regresar todo a la normalidad como si nada hubiera pasado, de una manera u otra – explicó mientras subía su mirada al cielo, que empezaba a nublarse sutilmente –Y eso puede incluir sacar de su vida o quitarle el habla a quien esté haciendo dichos estragos. – completó con severidad.

Rouge observó al zorro con sorpresa; parecía que él había leído sus intenciones, aunque no era de extrañar, era Tails después de todo.

–...Pues Amy necesita de ciertas situaciones para dejarse llevar – murmuró Rouge en voz baja con un dejo de molestia al ser descubierta –Si no logras que las situaciones sucedan a su alrededor nada pasará con ella.

–¿Por eso elegiste a Sonic? ¿Para provocar a Amy? – curioseó Tails.

–En parte, sí – asintió con una sonrisa maliciosa –Aunque puede que tuviera otras intenciones... – ronroneó para fijar su vista en el equidna, quien jugaba en la piscina con Silver, suavizando su mirada.

–También te equivocas con Knuckles – retomó Tails, captando la atención de Rouge al instante –Él cae en tus jugarretas porque quiere hacerlo, no es tan ingenuo como imaginarías – dijo para colocar sus lentes de sol.

Rouge le desvió la mirada. Eso ella lo sabía bien, cada vez era más difícil hacerlo jugar con ella, cada vez se alejaba un poco más. Soltó un suspiro imperceptible para que su vista, oculta por aquellos lentes oscuros, se fijara en el equidna, entristeciendo la mirada.

–Si me lo preguntas, es momento de cambiar tu juego – retomó Tails. Rouge lo volteó a ver muy atentamente –Knuckles está buscando una conexión, una emocional quiero decir– aclaró para colocar sus brazos detrás de su cabeza y mantener su mirada en el cielo –El sexo si bien se siente bien, no bastará para que él quiera quedarse a tu lado. Debe de haber algo más.

Rouge se sonrojó sutilmente, ocultando su rostro de él ¿Desde cuando Tails podía decir la palabra sexo sin morir de la vergüenza?

–Aquel día en tu apartamento – prosiguió el zorro –Lo que haya pasado entre ustedes no pudo ocultarse más, aquella pelea silenciosa entre ustedes por fin salió a la luz – rememoró pensativo –, sin embargo, a pesar de no poder mantener las apariencias sobre lo que parecía ser algo irreconciliable, ambos están aquí conviviendo como si nada hubiera pasado, incluso hablando normal, bueno... algo así .

Tails sabía que las pláticas, al menos las que ellos les enseñaban a los otros, generalmente consistía en Rouge tentando a Knuckles con comentarios en doble sentido y juegos tontos, pero a diferencia a su interacción en la excursión de The Angel Island, esta vez todo se miraba como lo usual.

–Dime ¿qué pasó luego de que nosotros nos fuimos?

Inicio del Flash Back

Knuckles había llamado para ver la posibilidad de que ella les prestará su casa en la playa para las típicas vacaciones de verano; sólo que esta vez, ella no estaba invitada. Soltó un suave suspiro para sacar una cerveza de su nevera. Ese día no tenía ánimos de nada; escuchar su voz cortante del otro lado del teléfono no era aquello que esperaba cuando recibió su llamada, una que la había alegrado el corazón.

Rouge se desplomó en el sillón y como acto de masoquismo, hurgó entre las fotos de su teléfono en busca de las diversas fotos que tenía con el equidna. Rouge sonrió tristemente pasando una tras otras, fotos de los momentos más felices que había pasado, que ahora sólo vivían en su corazón.

La puerta de su apartamento sonó de pronto, obligándola a borrar sus emociones conflictuadas. Observó la hora, era bastante temprano y no tenía visitas ni planes de salir con nadie. Rouge se dirigió a la puerta y al abrirla, ver a Tails, Silver y Knuckles, quien era obvio que no deseaba estar ahí.

–Muchachos – saludó un tanto sorprendida para así arreglar velozmente su cabello alborotado –¿Qué hacen por aquí?

–¡Hola Rouge! – saludó Silver amistoso –Queríamos ver si podíamos hablar contigo referente a las vacaciones del fin del semestre.

–Amm... sí, sí – dijo para darles entrada.

Sus ojos se prendieron del equidna, que hacía hasta lo imposible por ignorar su presencia. Rouge soltó un suave suspiro para así cerrar la puerta y acompañarlos desganada a la sala.

Ella sabía que hacían ahí, necesitaban sus llaves y una vez la tuvieran se irían, dejándola a atrás como si no existiera.

–Queríamos saber si...

–No se preocupen, yo les entregaré las llaves – interrumpió Rouge a Tails, con aquella aura de pasar y expresión estoica; ocasionando que todos la vieran atenta. No era común que ella no tuviera una energía desbordante o una sonrisa irónica en su rostro. –Acaban de remodelar la casa, hay un lindo bar en la cocina, les gustará – murmuró Rouge para tomar un sorbo de la cerveza que había abierto recién.

–Amm... genial – murmuró Silver, sintiéndose repentinamente incómodo.

–Recuerdo que no hay parqueo enfrente de la propiedad– habló Tails intentando ignorar el ambiente de pesar que se estaba formado –Crees que tendrás el contacto del bus que la última vez...

–Claro – se adelantó para desbloquear su teléfono y que la imagen de Knuckles y ella apareciera de pronto, para así cerrar la aplicación velozmente –T-Te lo mandaré por mensaje ¿de acuerdo? – dijo con un dejo de nerviosismo.

–Sí, seguro – asintió Tails, alzando una ceja, extrañado de la atípica forma de ser de la murciélago.

–Recuerden que hay unos arreglos en la carretera, les aconsejo que tomen la vía alterna. Es más tiempo, pero podrán ver el mar al llegar, es muy hermoso... – dijo con su vista perdida en la botella de vidrio frente a ella.

–¿Tú no irás? – preguntó Silver confundido.

Rouge elevó la mirada fijándola en el equidna, quien había permanecido en silencio desde su llegada. Estremeciéndolo.

–No – espetó sin más. –Dudo mucho que me quieren ahí ¿sabes? – soltó la murciélago sin poder contenerse.

–¿De qué hablas? – cuestionó Tails aprisa –Knuckles nos dijo que tenías otros planes, pero si estás libre, claro que puedes...

–¿Otros planes? – repitió Rouge sintiendo como la tristeza se desvanecía para dejar salir a su vieja conocida, el enojo. Una mirada intensa se dirigió al equidna, ocasionando que él la viera con temor ante la misma –¡Claro! ¡¿Cómo lo pude haber olvidado?! – exclamó sulfurosa poniéndose de pie al acto, sin intenciones de mantener la misma farsa de siempre –¡Tengo que lavar mi cabello! – explotó iracunda para caminar cual tormenta por el apartamento y dirigirse a su habitación.

Los tres se exaltaron ante el ruido de la puerta azotarse para verse en silencio, sin saber qué hacer exactamente o qué había pasado.

–Amm... – murmuró Silver para levantarse del sillón y dirigir su atención a la habitación ahora cerrada–¿Deberíamos...

–Ustedes regresen al apartamento – habló Knuckles soltando un pesado suspiro –Yo hablaré con ella.

–¿Estás seguro? – insistió Silver, preocupado.

–Sí, yo llegaré más tarde al apartamento – dijo a modo de despedida.

0-0-0-0-0

Rouge abrazó su almohada fuertemente en un intento de no romperse en llanto. Detestaba verse vulnerable frente a otros, detestaba con todo su ser no poder guardar las apariencias, pero en ese momento, lo que más detestaba era a él.

Escuchó el distante sonido de la puerta de su apartamento cerrarse, era obvio que se habían marchado. Ella lo haría también si pudiera. Rouge hundió su cabeza en las almohadas negras satinadas, sintiendo como un sollozó se escapaba de sus labios y las lágrimas traicioneras se deslizaban por sus mejillas caramelo.

–Hey... – escuchó decir al mismo tiempo que abrían la puerta de su recámara.

Rouge abrió sus ojos de golpe para reacomodarse de golpe entre las sabanas desarregladas color carbón para con las mangas de aquella sudadera tres veces su talla, limpiar las emociones de sus ojos. Volteó a ver a Knuckles, quien yacía de pie en el marco de la puerta con aquella mirada distante y apenada.

Frunció el ceño molesto ¿qué demonios hacía ahí? Había sido más que claro que no deseaba verla o hablar con ella.

–Vete – ordenó Rouge molesta, dejándose caer de nuevo sobre el colchón –¿No era eso lo que querías? Que no volviéramos a hablar o molestarte nunca más. – reclamó dolida.

–No... – respondió Knuckles soltando un pesado suspiro, provocando que ella lo viera de reojo, relajando sus facciones –Lo que yo quería era una relación, pero tú fuiste bastante clara en tu postura ante ello.

Rouge bajó sus orejas para así abrazar aquella almohada con fuerza. Ella sabía que se había ganado todo aquello que estaba pasando, que todo esto era sólo una gran consecuencia de sus miedos enraizados.

–... Si fui tan clara ¿Entonces por qué te quedaste? – preguntó cabizbaja, sin moverse de su lugar.

Knuckles soltó un pesado suspiro para así caminar hacia ella y sentarse del extremo opuesto de la cama, viéndola detenidamente. Rouge escondió su rostro de él entre los almohadones, enroscándose entre las sabanas dispersas que la rodeaban y que buscaban proteger su fragilidad.

Se maldecía por sus adentros, nadie debería de verla así, su madre se lo dijo una y otra vez según crecía, en especial luego de que su padre los abandonara por otra mujer cuando ella tenía sólo 7 años.


"Siempre sonreí, si sonríes no está pasando nada malo y todos estarán contentos"


Esas fueron las palabras de su madre, palabras que decía con una amplía sonrisa mientras lágrimas ahogaban sus ojos.

Rouge sintió un nudo en su garganta formarse, no sabía por qué recordaba aquel incidente de su vida en ese momento, uno que siempre intentaba obviar con increíble intensidad.

Un extenso silenció inundó el apartamento. Curiosa, elevó lentamente su cabeza de entre los almohadones que la cubría para así toparse con unos ojos color violeta que la miraban fijamente, sonrojándose violentamente para así retroceder velozmente en busca de distancia. Ahí yacía Knuckles, acostado a su lado, apreciándola en silencio.

–Porque...– retomó el equidna a su pregunta previa –No me gusta que llores – respondió Knuckles en baja voz, ocasionando que sus palabras golpearan su corazón, encendiendo sus mejillas por la dulzura de sus palabras.

–Esto es culpa mía ¿no es cierto? – espetó Rouge para acostarse nuevamente y darle la espalda sin poder encararlo, irritada –Estoy bien, yo siempre estoy bien, no es necesario...

Sintió los grandes brazos de Knuckles rodearla lentamente para acercarla a él. Rouge sintió su corazón latir intensamente mientras la calidez de su cuerpo la cubría en silencio. Una sensación de confort y paz regresó a ella, alivianando su dolor y permitiéndole respirar una vez más. Cerró sus ojos con pesadez en un intento de no quebrarse ante la muestra de afecto y con un par de manos temblorosas, posar sus pequeñas manos sobre los brazos fornidos del equidna, brazos que ahora la acunaban, protegiéndola de todo.

–No debes de estar bien todo el tiempo – le susurró el equidna intensificando su abrazo.

Knuckles aspiró profundamente para hundir su nariz en sus cortos cabellos blancos como la nieve, para sentir nuevamente el aroma de a lirios en estos, dejándose envolver en éste y aferrarse aún más a ella de forma inconsciente. Era la primera vez en meses que estaban de esa forma y de las pocas veces que ella se permitía mostrarse como realmente era.

–...Sí debo – insistió Rouge para con esfuerzo darse la vuelta y quedar frente a frente al equidna, viéndolo directamente a los ojos –Sé exactamente las consecuencias de mis actos Knuckles – dijo seriamente –Y aunque detesto... – su voz se quebró en un llanto que buscaba salida obligándola a callar por unos segundos –Aunque detesto que me saques de tu vida – continuó sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas –Lo comprendo – murmuró desanimada para acariciar su rostro con gentileza.

Knuckles la vio sulfuroso para así romper el abrazo. Tomó sus muñecas con cierta brusquedad elevándolas sobre su cabeza y así colocarse sobre ella viéndola con intensidad.

–¡¿Por qué?! – vociferó irritado –¡¿Por qué debe de ser así?!

Rouge le desvió la mirada para que un pensamiento fugaz recorriera su mente.


"Los hombres siempre se van por una gema más hermosa... nunca lo olvides Rouge, lo único que nos queda es la gran fortuna que he construido a través de los años, una que nunca te hará llorar, mi niña"


Aún recordaba las lágrimas que se deslizaban por sus ojos mientras se mantenía de pie en la puerta abierta, la que misma que había dado salida cuando su padre se había marchado, sin más.

–Es lo que es... – murmuró la murciélago, estoica.

Knuckles chasqueó frustrado, para así dejarla ir, soltando un suspiro de impotencia. Ella jamás cedería, a veces lo olvidaba.

–Que quede claro – habló el equidna para sentarse en el bordillo de la cama con una obvia expresión de decepción, mientras acomodaba bien sus ropas –Fue tu decisión – murmuró dolido.

Knuckles se puso de pie, componiendo su camiseta sintiendo de nuevo aquella maldita opresión en su pecho, una con la que había tenido que lidiar en silencio en los últimos meses, pues nadie sabía la verdad detrás de la relación de ambos, nadie conocía el dolor de la indiferencia que tenía que mostrar en un intento de mantener la paz y la armonía en su grupo de amigos.

–Y sí... – murmuró Rouge para sentarse en la cama, captando la atención del equidna, deteniendo su acción –¿Hacemos una apuesta? – tentó sin poder verlo a los ojos, invadida por la timidez.

–¿Una apuesta? – repitió Knuckles alzando una ceja.

–Ajá... – asintió Rouge –Si gano, te acompañaré en el viaje a la playa y podré hacer lo que quiera aquí en la recámara contigo – habló con un dejo de diversión, provocando que Knuckles la viera con enfado por sus palabras, no estaban en momento para sus juegos tontos –Pero sí tú ganas...– dijo borrando aquella sonrisa –No te acompañaré a esas ridículas vacaciones y tú podrás preguntarme cualquier cosa, la cual yo estaré obligada a responder con honestidad.

Los ojos de Knuckles se iluminaron. Rouge era una caja fuerte, tan hermética como Shadow incluso. A pesar de sus reiterados intentos por hacerla decir cuál era la razón por la cual no podían estar juntos, ella siempre había evadido dicha pregunta; entre muchas otras.

–¿Lo que sea? – se aseguró Knuckles, interesado.

–Lo que sea – asintió Rouge suavemente con la cabeza.

–Bien... ¿Cuál es el reto?

–El que toque al otro primero, pierde – dictaminó la murciélago con una suave sonrisa en sus labios.

–Ammm... ¿Por cuánto tiempo? – preguntó el equidna sin realmente entender el punto del juego de ella.

–Cinco minutos.

–¿Eso es todo?

–Sí

Knuckles sonrió confiado. Después de años a su lado había podido aprender a mantener su distancia, después de todo, Rouge lo tentaba todo el tiempo en los lugares menos propicios.

–Acepto.

La murciélago le sonrió dulcemente, esta vez no una era falsa sonrisa, sino una autentica, robándole un suspiro, pues no era normal verla de esa manera.

–Sabes... – murmuró Rouge para dirigir su mirada a sus manos.

Knuckles la vio alerta, era obvio que no se lo dejaría fácil. Aspiró profundo para prepararse para cualquier comentario mal intencionado o pícaro que lo hiciera tambalear o dudar sobre sí. No pensaba perder el reto, pues esta vez había algo que realmente quería ganar.

–Jamás te he dicho esto, pero... – continuó la murciélago, tragando pesado para armarse de valor a lo que contaría a continuación –Cuando tenía 7 años, mi padre nos abandonó a mi madre y a mí por otra mujer – confesó a penas audible.

Rouge vio de reojo al equidna quien ahora la miraba con una clara expresión de sorpresa ante sus palabras; y no era de menos, ella nunca hablaba de su vida personal o familiar con nadie, ni siquiera con él.

–Recuerdo que estaba en la sala de la casa jugando cuando los disturbios llegaron. No era la primea pelea – relató hundiéndose en uno de sus recuerdos más dolorosos que poseía. –Mi padre bajó las escaleras, molesto, y mi madre lloraba mientras le rogaba que se quedara. Yo me asuste, claro, es decir era una niña – rememoró sintiendo sus ojos humedecerse ante un relato que nunca había visto la luz –Recuerdo que papá abrió la puerta de un tirón y ahí reaccione sobre lo que estaba pasando. Se iba. Corrí hacia él y me aferré de su pierna en un intento de hacerlo quedarse, la cual, sacudió tan fuerte que caí sentada a una distancia considerable...– murmuró para estrujar su sudadero –Le dije: "¡Quédate conmigo!"–. Su voz se quebró para que las lágrimas cayeran en tormenta por sus mejillas y ella las secara de forma efusiva con aquellas mangas largas.

Knuckles suavizó la mirada al verla desmoronarse ante sus ojos, era la primera vez que Rouge le exhibía algo real de ella, algo más que su cuerpo.

–...Aún recuerdo sus palabras como si hubiera sido ayer– habló con su voz pendiendo en un hilo –Su respuesta fue: "No lo vale".

Rouge tapó su boca para ahogar el sollozó que ahora se escapaba de sus labios. Era la primera vez que relataba esa historia en voz alta y revivirla era sentir como su corazón se quebraba nuevamente. Secó con su antebrazo sus ojos y respiró profundo para intentar recobrar un poco de la compostura que había perdido. Mantuvo su mirada lejos de él, sin el valor necesario para saber la expresión que podría tener ante sus palabras; no es que estuviera particularmente entusiasmada para narrar aquello, pero él necesitaba entender, necesitaba que supiera la razón por la cual no podría nunca ser algo diferente de lo que ya era y al mismo tiempo, porque se rehusaba tan fervientemente a perderlo.

–Nunca más volví a verlo o hablar con él – completó Rouge apagada, tragando sus emociones nuevamente para meterlas en lo más profundo de su ser, como siempre había hecho. –Y esa es la razón...– murmuró, sintiendo la indeseable tristeza que se rehusaba a ocultarse –Esa es la razón por la cual estoy quebrada y jamás po...

Sintió las manos de él sobre su rostro para acto seguido sentir como sus labios aprisionaban los suyos, en un beso que le robó el aliento. Rouge se sonrojó intensamente ante la inesperada acción de él, pues no esperaba que reaccionara en lo absoluto.

Sus labios se fundieron con los suyos y sin resistencia se dejó llevar por el momento que la envolvía. Sus brazos rodearon el cuello del equidna para aprisionarlo y atraerlo hacia ella cayendo suavemente sobre el colchón para quedar bajo él, mientras besos cortos la hacía soltar ahogados suspiros, buscando sus tersos labios una vez más. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que había estado así con él.

–P-Perdiste – soltó Rouge con su respiración entre cortada, sintiendo la lengua de él lamer su cuello; ahogando un gemido y estremeciéndose de placer.

–No me importa – dijo Knuckles para besarla nuevamente con ímpetu.

Knuckles recorrió su cuerpo voluptuoso con sus manos, para sentir sus piernas desnudas gracias a esa pequeña pantaloneta que usaba; era raro cuando ella exponía sus piernas, pero cuando lo hacían era una invitación a lo prohibido; razón por la cual al llegar a su apartamento había tenido que mantener su vista lejos de ella.

Sujetó con efusividad sus muslos torneados, adoraba los muslos grandes y fornidos de ella tenía, los cuales le daban aquella fuerza en sus bellas y alargadas piernas morenas; sus piernas eran una de las cosas más eróticas que esa mujer tenía y poder volverlas a tocar lo estaba volviendo loco, quería más, la quería a ella, ¡La quería ahora!

–E-Espera... – detuvo Rouge ahogando su excitación, obligándolo a parar –Recuerda... es lo que yo quiera – logró decir con su respiración acelerada.

–¿Quieres que baje o...

–No – detuvo la murciélago para tomarlo de los hombros y obligarlo a caer a su lado; confundiéndola por dicha acción –Mmm... Quiero que te quedes conmigo esta noche – pidió en suave voz.

–¿Cómo dices?

Las mejillas de Rouge se tiñeron de un suave carmín, incapaz de encararlo por su petición.

–Sólo... abrázame y habla conmigo, como cuando éramos unos niños – murmuró avergonzada por su petición, pero ese día no podía pedir nada más –Sólo quiero eso.

Fin del Flash Back

–Sólo hablamos– respondió Rouge al fin, evasiva, contestando la pregunta del zorro y así fijar su ojos zafiro en el cielo con nubarrones sobre ellos –Nada importante – completó intentando sonar desinteresada.

–Pues, fuera lo que fuera, nos alegró a todos ver que habían hechos las paces y saber que vendrías – habló Tails para verla al fin, ocasionando que ella lo viera con extrañeza –También eres una amiga preciada para nosotros ¿sabes?

–A pesar de mis jugarretas como tú les llamas– le reprochó con un puchero de molestia.

–Especialmente por tus jugarretas – rio Tails divertido –, pero si éstas incluyen a Sonic debes de saber cómo manejarlas – habló con una sonrisa más sombría y una mirada maliciosa.

–¿Se te ocurre algo en especial? – preguntó Rouge para sentarse erguida en la silla y verlo con emoción.

–Tal vez... – murmuró Tails para ver salir a Amy con un mohín de decepción de la casa –...un poco de presión no estaría mal.


¡Recibí demasiados comentarios sobre qué pasó entre Knuckles y Rouge que tuve que dedicarle un capítulo completo! ¡Ahora lo saben! Llevaba muchísimos años sin escribir nada como este de esta adorable pareja y la verdad lo único que hizo es que quiera más <3<3<3 Así que tengan por seguro que habrá más Knuxrouge por delante en esta historia.

Bien, eso fue lo que pasó con Rouge en su casa y la razón por la cual no puede aceptar abiertamente los sentimientos de Knuckles. Para quienes amaron a Rouge en el capítulo anterior hoy se las traje por un capítulo completo, pero otra faceta de nuestra murciélago favorita. No se preocupen mis lectores que aún hay más sobre esta pareja en los capítulos por venir y claro está nuestra otra pareja secundaria, ¡¡Silvlaze!!

La falta de límites de Rouge y la inteligencia de Tails vendrá a cocinar un plan malvado en un intento de subir la presión, lo cual tendrá resultados diferentes a los esperados. Capítulo 30: Verdad o Reto.

¡GrAcIaS pOr LeEr!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top