Capítulo 27: El Partido de Voleibol


Durante todo el camino se mantuvo nerviosa, no podía evitarlo. Una serie de desconocidos que platicaban y hacían bromas entre ellos mientras ella se mantenía tan al margen como le era posible; ninguno de ellos se parecía a ella en lo absoluto, aunque para ser justo, casi nadie lo era.

Blaze dirigió su mirada al autobús nuevamente para divisar el mar, estremeciéndose ante el inmenso cuerpo de agua salada. Era cierto, ella provenía de Soleanna, sin embargo, no es que fuera fanática de sus playas o de que fuera una ciudad costera; razón por la cual había preferido estudiar lejos de su ciudad natal.

Blaze soltó un suspiro imperceptible y desde el reflejo del cristal ver al erizo azul quien acaba de decir algún tipo de broma de mal gusto al equidna rojo, lo cual hizo que todos rieran... que Silver riera. Blaze fijó su mirada en Silver, quien reía amenamente con aquella sonrisa perlada y esa expresión amable y dulce. Desvió su mirada velozmente a su regazo ante ese pensamiento, pensamientos que no dejaban de aparecer desde aquella cena improvisada. Estrujó aquella pantaloneta con fuerza, rememorando por qué había aceptado ir a ese lugar para empezar.


"(...) Silver fue de la idea, de hecho ¡Él, tanto como yo, queremos que nos acompañes!"


Esas fueron las exactas palabras de Amy cuando la había llamado aquella noche para decirle que era mejor que ellos fueran sin ella; conversación que lo había logrado había sido únicamente convencerla.

–Hey – una voz a su lado la hizo regresar al presente. –¿Todo bien? – preguntó Silver, ocasionando que se sobresáltase al verlo sentarse justo a su lado.

–¡Sí! – chilló tan fuerte que captó la atención de todos en el autobús, sonrojándose intensamente, avergonzada.

Blaze se hundió en su asiento, en un intento de ser invisible ante las miradas curiosas de aquellos que la rodeaban.

–¿Segura? – insistió Silver para verla ahora con un mohín de preocupación.

–Es sólo que... – murmuró Blaze en baja voz –No me siento particularmente cómoda con tantos seres a mi alrededor– confesó soltando un suspiro –Supongo que no me podrías llamar el alma de la fiesta ¿sabes? – explicó dirigiendo de forma insistente al océano –Y no me gusta el mar.

Silver la vio con sorpresa por sus crudas palabras. La verdad era que nunca había interactuado con Blaze fuera de un par de charlas casuales y en general cuando sucedían era él quien tendía a hablar. Ahora en un ambiente más relajado podía notar que a diferencia de Amy, Blaze no suaviza o endulzaba sus palabras en lo absoluto. Decía la verdad cruda y directa.

–Oh... ya veo – murmuró desviando la mirada, un tanto incómodo. –No me lo tomes a mal, pero si ese es el caso... amm... – pausó sin saber cómo decir lo que quería y escucharse grosero al respecto –¿Por qué decidiste acompañarnos? – preguntó Silver para verla de reojo, tímidamente.

–Tú me invitaste – espetó Blaze sin interés –Y Amy pasó dos horas convenciéndome que sería bueno para mí – reveló con un dejo de cansancio en su voz.

–Oh... – soltó Silver. No sabía cómo tomar eso ¿acaso había sido persuadida y ahora se estaba arrepintiendo? –Lo lamento... – se disculpó para bajar sus orejas y fijar sus ojos ámbar en sus manos –No quería que sintieras esto como una obligación o...

–Yo sabía que podía negarme si deseaba – interrumpió Blaze, estoica –Nadie me obligó a venir si esa es tu preocupación.

La felina vio de reojo al erizo plateado, quien tenía aquel mohín de incomodidad. De nuevo, su falta de habilidades sociales la traicionaban. Blaze lo volteó a ver alarmada, sabiendo que sus verídicas palabras podrían darse entender de forma negativa.

–Pero gracias– soltó casi inaudible –Por la invitación – completó ocultando su rostro nuevamente de él.

–Por nada – respondió Silver asintiendo suavemente con la cabeza y regresando aquella sonrisa a su rostro –Después de todo tú y yo teníamos una cena pendiente y quería poder agradecerte por... tú sabes...

Blaze lo volteó a ver al acto con una mirada indescifrable, estremeciéndolo ¿por qué sentía que había dicho algo equivoco?

–No hay nada que agradecer – espetó la felina tan seriamente que sintió como si sus palabras lo golpearan –Por favor, te pido que no sientas que me debes algo porque no es así – estableció para regresar su mirada a la ventana con molestia –Yo no tengo nada que ver con quien queda electo o no.

–¡No, no, no! – se apresuró Silver a corregir. Estaba molesta –¡Yo te quería aquí conmigo! – soltó sin pensar.

Las mejillas de Blaze se prendieron de forma incandescente ante sus palabras volteándolo a ver al acto. Silver sintió como los colores cálidos pintaban su rostro de un intenso rojo que cubrió todo en su vergüenza.

–¡Con nosotros! – aclaró –¡No conmigo, con nosotros! – insistió –Quiero decir, sí conmigo, pero no sólo conmigo, también con Amy y los otros... ya sabes... – acalló hundiéndose en el sofá, avergonzado ¿Por qué se sentía tan nervioso de pronto?

La dulce risa de Blaze captó su atención, la cual era a penas perceptible entre el bullicio del autobús, pero aquella dulce melodía se superponía por cualquier otro sonido de una forma casi mágica, tal vez por que era la primera vez que la escuchaba reír.

–¡Silver! – un empujón en la parte de atrás de su asiento que casi lo bota del mismo interrumpió su charla con la felina –¡Dile a Sonic que eso no es cierto! – pidió Knuckles involucrándolo en una conversación ajena para él.

Silver lo volteó a ver molesto por la brusquedad de su amigo; no tenía idea de qué demonios estaban hablando ni le interesaba realmente. Regresó su mirada a Blaze y con una sonrisa nerviosa, disculparse en silencio por la abrupta interrupción; ella le sonrió de regreso haciéndole saber que no había problema.

–¡¿Quieres apostar?! – soltó Sonic entusiasta –¡Quien pierda duerme a la par de la piscina esta noche!

–¡No me metan en eso! – pidió Silver para por fin involucrarse en la conversación –¡Me rehúso a otra apuesta con Sonic!

Blaze observó divertida en silencio la escena frente a ella, sintiéndose un poco más cómoda. Tal vez ese viaje no sería tan malo.

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Llegaron a la casa de verano para así todos admirar la majestuosa construcción por otro año consecutivo. Rouge se quitó sus lentes de sol y sonrió sueltamente, amaba ese lugar.

–¡Bienvenidos! – dijo la murciélago –¡Inauguro oficialmente las vacaciones del fin del semestre!

Todos vitorearon divertidos, todos a excepción de la gata purpura quien pareció exaltarse ante el bullicio.

Rouge les indició el camino para así darse paso al lugar. Una casa con tres habitaciones las cuales estaban conformadas de la siguiente forma: una con dos literas, otra con tres camas pequeñas y por supuesto la habitación principal con su baño propio. La casa tenía una pequeña sala de estar, un comedor para ocho y una cocina pequeña. Una gran puerta de cristal captaba la atención de todos en donde podía ver la gran piscina con agua turquesa y sillas reclinables a sus lados y a la distancia una pequeña puerta que conducía directamente a la playa de arena blanca.

–¡Esto es hermoso! – dijo Amy admirando todo a su alrededor.

–Lo es, ¿no es cierto? – consintió Rouge.

–¿Dónde dormiremos? – pregunto Blaze para ver de forma impasible su alrededor.

–Supongo que los chicos tomaremos la habitación con las cuatro literas, Amy y tú pueden tener la otra y Rouge la principal – habló Tails que dejaba su maleta en el sofá.

–No, no – dijo Rouge –Yo dormiré con las chicas – estableció.

–¿Eh? ¿Estás segura? – inquirió Amy, después de todo esas camas eran bastante pequeñas al igual que la habitación. –¿No estarás más cómoda en la habitación principal?

–No, así está bien – insistió –¡Será como una pijamada muy larga! – dijo con emoción –Así que chicos, si alguno de ustedes quiere la habitación principal puede...

–¡Yo la tomó!

–Yo... ¡hey! – se quejó Knuckles para ver con molestia a Sonic quien ahora le sonría victorioso –¡¿Por qué Sonic siempre tiene que tener la habitación más grande?!

–Porque soy más rápido que tú – respondió Sonic divertido.

–Hmph, no es justo, él tiene la habitación más grande del apartamento también– se quejó.

–Al menos tú no compartes tu habitación con nadie – devolvió Silver para encaminarse a la habitación designada. –Deja de quejarte.

–¡Bien! Pero a la próxima será mi turno.

–Sí, sí, sí – habló Sonic alzando los hombros en señal de desinterés –¡Si es que puedes ganarme!

–¿Qué dicen si vamos a cambiarnos? – se involucró Tails –Después de todo solo estaremos un par de días.

–Bien, pero a la siguiente será mi habitación – se quejó Knuckles para ir a la recámara asignada.

–Sí, sí, ya sabemos – dijo Tails condescendiente para seguirlo.

Sonic sonrió divertido para ver la habitación frente a él con emoción, dormiría en una cama sólo para él ¡Era casi un sueño! Después de todo ya llevaba varios meses durmiendo en una incómoda bolsa de dormir, por fin podría descansar.

–Es mejor que te apresures – escuchó a decir a Amy quien yacía de pie a su lado.

–¿Uh? ¿Para qué? – preguntó Sonic sin entender.

–¿Acaso lo has olvidado? – inquirió para voltearlo a ver –Deberás de nadar con nosotros hoy – le recordó con una amplia sonrisa.

–¡¿Eh?! – exclamó el erizo azul ante sus palabras, para tomar distancia de ella –¡Pero tú dijiste que... – Sonic acalló para ver a Rouge y Blaze voltearlo a ver por sus palabras, carraspeando su garganta, recobrando la compostura. –Tú dijiste que nos olvidáramos de esas ridículas apuestas – susurró entre dientes.

–No, yo dije que olvidaríamos lo que pasó aquella noche – le recordó –Jamás que te perdonaría la apuesta

–Debes de estar bromeando – soltó Sonic molesto.

–Hmph, si crees que dejaré pasar lo que me hiciste tan fácilmente, estás muy equivocado.

–...Maldición – masculló Sonic, irritado – Bien – espetó para cruzar sus brazos con obvia molestia.

–Oh vamos, se trata de mí – habló Amy con un tono de voz serena y una expresión dulce –Sabes que jamás permitiría que algo malo te pasase ¿verdad?

Sonic observó la dulce expresión de la eriza para así desviar su mirada al acto, incómodo por alguna razón.

–¡Bien! ¡Pero no esperes que esté todo el día en el agua y no pienso meterme al mar! – amenazó irritado.

–De acuerdo – accedió Amy sin más.

–Amy ¿vienes? – preguntó Rouge desde el marco de la puerta de su habitación.

–Sí, voy – dijo para correr hacia ella.

Sonic la vio correr hacia su habitación para adentrarse en la misma. Rouge dirigió su mirada al erizo azul, lanzándole así una sonrisa cómplice y mirada sugerente, la cual no pasó desapercibido por él, aunque no lograba entender el motivo detrás de ésta. La murciélago cerró la puerta tras ella y un escalofrío recorrió su cuerpo; algo le decía que tramaba algo y que tenía muy poco que ver con su víctima usual, Knuckles.

Sacudió su cabeza sutilmente para así dirigirse a su habitación –Es sólo mi imaginación– se dijo para regresar a su estado de ánimo usual y empezar a prepararse para el día que tenía por delante.

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Amy escogió su cama para dejar caer su maleta rosa sobre ésta y empezar a buscar su traje de baño, estaba más que decidida a que Sonic pagara por haberla hecho sufrir; sin embargo, según como hurgaba entre sus cosas no lograba encontrar su traje de baño blanco. Amy sacó todas sus cosas de forma errática sin lograr divisarlo por ningún lado.

–¿Qué sucede? – preguntó Blaze quien terminaba de amarrar en su cuello la parte de arriba de su traje de baño de dos piezas.

–¡Mi traje de baño! – respondió Amy volteando su maleta hasta vaciarla por completo –¡No está! – exclamó en estado obvio de pánico.

–¿Hablas de ese? – dijo Rouge para señalar con su dedo sobre la pila de ropa en su cama.

Amy dirigió su atención hacia donde ella señalaba para así tomar con su mano la parte superior de un bikini rojo con un escote profundo.

–¡N-No! – respondió la eriza para soltar aquella pieza de ropa –¡H-Habló del blanco de una sola pieza!

–¡Oh! ¿Hablas de esa cosa vieja? – habló Rouge una falsa expresión pensativa –Sí, vi que lo empacaste esta mañana, pero no te preocupes, me encargué de deshacerme de él.

–¡¿QUÉ TÚ QUÉ?!

–Sí, no tenía sentido luego de comprar aquellos hermosos bikinis juntas ¿o lo olvidaste? – dijo con una mirada maliciosa y una media sonrisa –Luego del viaje de The Angel Island tú fuiste la que propuso esa salida, pero como ha pasado tanto tiempo desde entonces, asumí que los habías olvidado y que seguramente te maldecirías si no podías usarlos en un viaje como este, después de todo el invierno está por entrar.

–P-Pero...

–No te preocupes, lo importante es que yo estaba ahí para cerciorarme que no los olvidarás, aunque no me sorprendería si lo hacías, estaban muy bien escondidos detrás del cajón de ropa ¿no te alivia que haya llegado esta mañana?

–¡Pero esto es...

–¿Apropiado para una mujer de 22 años? – soltó Rouge divertida –Claro que lo es, quiero decir, ese traje viejo que tenías te tapaba hasta el cuello, ya no tienes 12 Amy, ¿qué mejor momento para lucir todos tus atributos?

–Pero, pero...

–No te preocupes, puse los tres trajes de baño en tu maleta, usa el que más te guste; en lo personal el rojo es mi favorito – dijo Rouge para colocarse sus lentes de sol y amarrar su salida de baño sobre su cadera. – Puedes agradecérmelo después.

Rouge salió de la habitación dando por concluido el tema y ver ya en la sala de estar a los chicos quienes bromean divertidos entre ellos.

–¡¿Debes de estar bromeando?! – la voz de Amy la persiguió por el corredor –¡No pienso usar eso! – se negó la eriza rosa de forma iracunda.

Los chicos acallaron su conversación para fijar su atención en Amy, quien se miraba notoriamente molesta con Rouge.

–¿Estás segura? – preguntó Rouge sin reaccionar al obvio enojo de su amiga –No tienes nada más que ponerte y sin traje de baño no podrás meterte al agua y nadar con nosotros.

–¡Pues entonces no pienso meterme al agua! – aseveró la eriza.

–¡¿En serio?! – la voz de Sonic intervino en la acalorada discusión, provocando que Amy dirigiera su atención al erizo azul, quien ahora tenía una amplía sonrisa sobre sus labios –¡Genial! – exclamó para ponerse de pie en un brinco –¡Hey chicos! ¿Qué les parece un juego de voleibol entonces? – sugirió.

–Suena bien para mí – asintió Knuckles con la cabeza, imitado por Silver y Tails.

–¡Estupendo! ¡Nos vemos luego Ames, Rouge! – se despidió Sonic para correr afuera seguido de los chicos.

Amy lo vio salir a toda velocidad, ocasionando que su enojo se incrementara. –Hijo de... – masculló apretando sus puños con fuerza, si creía que podría librarse tan fácilmente de ella estaba muy equivocado.

–Mmm... hubiera jurado que Sonic estaría mucho más emocionado de verte en bikini– habló Rouge desconcertada por la acción del erizo.

–¡Créeme, estará emocionado! – juró Amy iracunda –¡Tan emocionado que no sabrá que hacer con eso! – exclamó para correr de regreso a la habitación.

Blaze vio pasar a Amy a toda velocidad y luego escucharla azotar la puerta al encerrarse en la recámara.

–¿Qué pasó? – preguntó la felina para caminar hacia Rouge.

–No estoy segura – dijo Rouge tan confundida como Blaze. –Pero parece que será un viaje más interesante de lo que pensé – sonrió divertida.

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Llegaron a la cancha de voleibol en la arena blanca. Sonic jugó con la pelota en sus manos para que todos sus amigos llegaran a su lado.

–¡Bien! Hagamos dos equipos – dijo Sonic entusiasmado.

–¡Yo con Silver! – pidió Knuckles a prisa para abrazar al erizo plateado del cuello –¡Seremos el equipo más fuerte!

–Hmph – bufó molesto Tails –Si debes de saberlo, he practicado mucho desde nuestro último juego.

–¿Aquel en donde perdimos 8 a 22? – se quejó Knuckles para verlo con reproche –Y esos 8 puntos fue porque Sonic se distrajo con llamadas de Fiona o Silver tenía que ayudar a alguna ridícula tortuga a regresar al océano.

–Ya lo verás, ¡He mejorado mucho! – aseguró el zorro.

–No, no confió en ti – insistió Knuckles.

–Yo confió en ti amiguito – dijo Sonic para sacudir su flequillo de forma amistosa, ocasionando que Tails se alejara de él un par de pasos para verlo molesto por su trato infantil –¡Ahora a jugar!

Cada uno tomó su lugar en la cancha para así empezar el juego.

Tails sacó primero para que Sonic saltara velozmente en el aire y golpeara con fuerza la pelota; Silver se lanzó en la arena para recibirla y regresarla al aire en donde Knuckles la golpeó con fuerza.

–¡Tails! – llamó Sonic.

El zorro recibió el tiro con sus dos colas, las cuales golpearon de regreso el balón, el cual pasó al lado del equidna sin poder anticipar la jugada, obteniendo el primer punto el equipo de Tails y Sonic.

–¡Sí! – exclamaron con emoción Sonic y Tails al unísono.

–Parece que este es el equipo ganador – habló Tails con una sonrisa altanera.

–¡Ya lo veremos! – retó Knuckles.

–Tranquilo, el siguiente punto será nuestro – dijo Silver para atraer la pelota con sus poderes –Si ellos piensan usar sus particularidades, nosotras también – habló para hacer levitar la pelota en el aire y flotar hacia ella, golpeándola en el aire con fuerza.

Sonic intentó detener el balón, pero fue imposible, iba con demasiada fuerza. La pelota se hundió en la arena, ocasionando que el equipo de Knuckles tuviera el siguiente punto.

–¡Hey! – se quejó el erizo azul.

–¡Oh sí! – exclamó Knuckles chocando sus manos con las de Silver.

–Hmph– bufó inconforme para tomar el balón de la arena –Si lo que quieren es jugar de verdad, espero puedan alcanzarme – fanfarroneó Sonic para pasarle el balón a Tails, quien entendió que pretendía.

Tails hizo un saque, Silver y Knuckles se pusieron en posición para recibir listos para contrarrestar cuando el sonido de la pelota sobre la arena los alertó demasiado tarde; ambos fijaron su vista en la pelota de playa, perplejos, ni siquiera vieron a Sonic en el aire.

–¡Ja! ¿Aún confiados? – dijo Sonic para chocar los cinco con Tails.

–¡Esto aún no ha terminado! – insistió Knuckles.

Un juego con sus mejores habilidades se llevó a cabo, uno que empezó a traer a varios espectadores quien asombrados miraban aquel encuentro. Cuando Knuckles tiraba con toda su fuerza la pelota, Tails lograba contrarrestar el ataque en las alturas, mientras que Silver era la primera defensa contra Sonic y su ridícula velocidad deflactando con sus poderes la pelota antes de que tocara la arena.

La pelota de nuevo giró por los aires, dirigiéndose al lado de la cancha de Tails y Sonic. Tails logró interceptar el pase para que ésta volara suavemente sobre ellos.

–¡Sonic, es tuya! – gritó Tails.

–¡Déjamelo a mí!

Sonic saltó en las alturas listo para golpear el balón y hacer el punto que los colocaría como ganadores indiscutibles.

–¡¿Nos extrañaron?! – la voz Rouge inundó la cancha –¿Por qué hay tanta gente aquí? – dijo la murciélago que se abría paso seguida de Amy y Blaze.

La atención de los chicos se fijó en las chicas que se acercaban a ellos y una expresión de asombro se grabó en sus rostros al distinguirlas.

Blaze lucía un traje de baño de dos piezas, la parte superior era blanco con unas cintas magenta que se amarraban en su cuello y un pantalón de cintura baja hasta el tobillo del mismo color, uno que marcaba de manera perfecta su definido abdomen; Rouge, por su lado, tenía un pequeño bikini negro. La parte superior llegaba hasta el cuello, el cual tenía una abertura en forma de un corazón dejando ver el nacimiento de sus senos de forma exquisita, y por último estaba Amy, con un diminuto bikini rojo que tenía sus amarres en el cuello y en las caderas. Sus senos redondos eran cubiertos por la tela satinada y la parte inferior acentuaba perfectamente sus caderas dándolo aquella forma de reloj de arena.

–¡Sonic! – la voz de Tails despertó al erizo para golpear torpemente el balón y caer de bruces al suelo.

Knuckles y Silver regresaron su atención al juego y al balón que ahora impactaba directo en la cara del erizo plateado haciéndolo caer de espaldas.

El partido había terminado.

–¡Silver! – exclamó Tails para correr hacia el erizo plateado que yacía adolorido.

Silver se levantó con pesadez sintiendo su rostro arder gracias al golpe. Colocó su mano sobre su rostro para sentir su nariz escurrir un líquido tibio, mojando su blanco guante.

–¡¿Te encuentras bien?! – preguntó Knuckles preocupado al ver su nariz sangrar.

–Maldita sea – masculló Silver elevando sutilmente su rostro y poniendo sus dedos como pinzas sobre su nariz en un intento de detener el sangrado.

–¡¿Se encuentran bien?! – preguntó Amy para correr hacia ellos, seguida de Blaze y Rouge.

–Sí, sí – tranquilizó el erizo plateado.

–¡Silver! – llamó Sonic llegando a él –¡Lo siento, yo...

–No te preocupes, fue mi culpa, me distraje – interrumpió el erizo plateado.

–Ven – pidió Tails para extender su mano y ayudarlo a ponerse en pie –Regresemos a la casa, estoy seguro que puedo conseguir algo para detener la hemorragia.

–Sí, gracias – asintió Silver –Ustedes sigan jugando, regresaremos pronto.

–¿Estás seguro? – preguntó Blaze viéndolo con preocupación.

–Sí, sí – asintió Silver con una sonrisa –¡Regresaremos pronto!

Tails y Silver caminaron de regreso a la casa para dejarlo a los otros en la cancha.

–Bueno, ya que tienen dos jugadores menos ¿podemos unirnos? – pidió Rouge para tomar el balón del suelo.

–Pero somos cinco – señaló Amy –Uno no podrá jugar

–Yo seré el arbitro – dictaminó la felina para caminar fuera de la cancha. –Lo prefiero así.

–¡Genial! – soltó Rouge –¡¿Qué les parece chicos contra chicas?!

–Ja, no lo sé chicas, ¿en serio quieren perder tan desesperadamente? – se burló Sonic confiado.

–Puede que no tengamos su fuerza y velocidad, pero eso no significa que vayamos a perder – aseguró Amy, retándolo con la mirada.

–Eso será divertido de ver – se jactó Sonic condescendiente.

–¡Ya lo verás! – insistió Amy con fuego en su mirada.

–¡¿Quieren apostar?! – retó Sonic con una sonrisa socarrona.

–Eso suena interesante – se involucró Rouge, ocasionando que ambos erizos la voltearan a ver –¿Qué les parece una apuesta amistosa? – propuso Rouge con dulzura.

–¡Dalo por...

–¡Sonic, puedo hablarte! – interrumpió Knuckles velozmente para jalarlo del brazo y alejarlo de las chicas.

Sonic lo siguió torpemente por la brusquedad, hasta que estuvieron a una distancia prudente de ellas.

–¿Qué rayos te sucede? – inquirió Sonic con un dejo de molestia en su voz.

–Ni siquiera lo pienses – amenazó Knuckles por lo bajo.

–Oh vamos, hará el juego más emocionante, además, será sólo una apuesta inocente con...

–¡Jamás apuestes nada contra Rouge! – advirtió horrorizado –¡Esa mujer tiene una mente malvada! ¡¿Me escuchas?! – aseguró el equidna para ver a la murciélaga con horror –Sus apuestas no son simple jugarretas, siempre hay algo detrás, no es de fiar.

–¿No crees que estás exagerando? – inquirió Sonic desmeritando las palabras de su amigo –Además, no apostaremos nada importante o bochornoso, no cometeré ese error nuevamente – reveló soltando un pesado suspiro. –Vamos – insistió Sonic para dar el primer paso hacia ellas.

–¡No, no, no! – interceptó Knuckles –¡Tú no entiendes! ¡En serio, esto terminara mal para...

–¿Qué pasa muchachos? – la voz de Rouge interrumpió su conversación –No me digan que en serio tiene miedo de perder contra dos chicas – tentó Rouge desde la distancia.

–¡Por supuesto que no! – respondió Sonic al acto, ignorando a su amigo –¡Estamos dentro! – aceptó para caminar hacia ellos.

–¡No! – se quejó Knuckles, siendo ignorado por los otros.

–¡Genial! – aplaudió Rouge con un aire de inocencia –Entonces, la apuesta será la siguiente: El equipo perdedor será esclavo del ganador por el resto del día.

–¿Cómo dices? – preguntó Amy.

–Como lo escuchas, el equipo ganador escogerá a uno del perdedor para que sea su esclavo, el cual deberá de acatar todas las ordenes, sin opción a negarse.

–E-Espera Rouge, eso...

–Quiere decir – interrumpió Sonic a la eriza –Que el ganador puede, no lo sé, pedirle a su esclavo que desista de hacer cosas o que admita públicamente su derrota olvidándose de cualquier reto previo – inquirió con emoción en su mirada.

–Ammm... seguro ¿por que no? – habló Rouge sonriente.

–¡Espera, ¿qué?! – soltó Amy con horror.

–¡Cuenta conmigo! – pactó Sonic de un salto.

–Hmph, ¿Cuál es la jugarreta Rouge? – inquirió Knuckles desconfiado.

–Oh vamos Knuckles, es una amistosa apuesta – respondió Rouge –¿Te imaginas si fuera tu esclava por un día completo? ¿Qué cosas podría hacer a tu voluntad? –. Knuckles se sonrojó intensamente, desviándole la mirada al acto. –Además – dijo para caminar hacia él –Sería una excelente venganza después de lo que pasó la otra noche en mi apartamento – le susurró al oído.

–¡Bien, bien! – exclamó Knuckles tomando distancia de ella.

–¿Todos de acuerdo?

–Sí – respondieron todos al unísono.

–Que empiece el juego entonces.

Todos se posicionaron en su lado de la cancha para que Blaze tomara la pelota y viera a ambos equipos.

–Bien, sólo habrá una regla – habló la felina, captando la atención de los cuatro –Nada de usar sus particularidades, no quiero pensar que pasaría si de nuevo Sonic no le pegara correctamente a la pelota y lastimara a alguna de ustedes – habló seriamente la felina.

–Es un buen punto – concordó Rouge.

–Bien, pero entonces nada de volar – amenazó Sonic, inconforme por la regla.

–Perfecto – accedió Rouge. –¿Les parece un juego de cinco puntos? Quiero decir, los otros no creo que tarden mucho en volver.

–Suena bien para mí, entre más rápido las hagamos morder polvo mejor – accedió el erizo azul, confiado.

–Genial, entonces... – habló Blaze para lanzar la pelota justo en el centro –¡Jueguen!

Rouge y Sonic golpearon el balón al mismo tiempo en el centro de la net, pero ésta cedió del lado de los chicos. Knuckles corrió hacia la dirección de la pelota barriéndose en la arena, pero salvando el punto.

–¡Es nuestra! – exclamó Rouge al ver la pelota regresar a su lado de la cancha.

–¡No si puedo evitarlo! – exclamó Sonic para correr detrás de la pelota y saltar en el aire listo para hacer un remate cuando vio a Amy saltar por igual del otro lado.

Sonic la vio alzarse en el aire en lo que pareció en cámara lenta. Las curvas de su cuerpo se delinearon con el sol a sus espaldas, apreciando cada una de ellas en lo que parecieron los segundos más largos. Su mirada la recorrió con admiración hasta que sus ojos se prendieron del escote de la eriza, para ver sus proporcionados senos agitarse ante el salto, embelesando su mirada en estos, olvidando su alrededor.

El sonido del golpe de la pelota lo hizo despertar de aquel trance para escuchar a Blaze decir punto para las chicas.

–¡Maldición! – vociferó Knuckles llegando hacia el erizo que ahora aterrizaba –¡¿Qué demonios te pasó?!

–Lo lamento... – se disculpó desviando la mirada, maldiciéndose por sus adentros –¡No perderé el siguiente!

Rouge vio con intriga al erizo azul, quien tenía un suave sonroje en sus mejillas, era obvio que algo había captado su atención.

–¡¿Me viste?! – habló Amy para saltar alegremente en su lugar, victoriosa –¡Tome el primer punto! – exclamó en pequeños brincos y ver que era aquello que había hipnotizado al erizo azul.

–¿Qué tal si tú te encargas de nuestros remates, Amy? – pidió Rouge con amabilidad –Yo te cubriré las espaldas ¿sí?

–Seguro, haré mi mejor esfuerzo.

–Genial ¡Sigamos!

Blaze lanzó la bola hacia ella para que Rouge le diera el pase a Amy, quien sonrió y corrió hacia la pelota que ahora flotaba en el aire. Saltó en el aire y la golpeó tan fuerte como pudo para que ésta fuera recibida a penas por Knuckles.

–¡Sonic concéntrate! – escuchó al equidna gritar.

–¡Esta vez es mía! – dijo el erizo azul.

–¡Am... – no pudo terminar de llamar a la eriza cuando la pelota cayó en su lado de la cancha.

–¡Punto para los chicos! – anunció Blaze.

–¡Sí! – exclamaron Sonic y Knuckles al mismo tiempo.

–Lo lamento – se disculpó Amy con Rouge.

–No te preocupes, tu encárgate de hacer los remates, yo recibiré las pelotas.

–¡Bola! – anunció Blaze para lanzar la pelota al lado de los chicos.

–¡Yo saco! – dijo Sonic para correr al borde de la cancha y cambiar de posiciones con el equidna –¡Knuckles ya sabes qué hacer!

Era obvio que Sonic había notado la misma debilidad que ella, pero no se dejaría vencer tan fácilmente. Rouge corrió a toda velocidad para ver al equidna lanzar la pelota a su lado y con una patada regresar la pelota a su lado de la cancha en un punto rápido y fugaz.

–Pero qué demonios... – murmuró Sonic, asombrado por la pericia de la murciélago.

–No creerás que dejaré que este salvaje lastima a mi gran amiga Amy ¿no es cierto? – habló Rouge con una gigantesca sonrisa.

Sonic frunció el ceño, eso era una declaración de guerra. Si él no era quien hacía los saques ella seguiría jugando en primera línea, y si bien Knuckles era fuerte, no era rápido, era más seguro que perdieran bajo esa estrategia, pero... Sonic lanzó una mirada tímida a la eriza quien vitoreaba a la murciélago con pequeños saltos, haciéndolo desviar la mirada nuevamente. Se suponía que Amy no tenía traje de baño ¡¿Por qué demonios había decidido usar ese?! ¡¿ESE?!

Chasqueó molesto, tenía que concentrarse. Si deseaban ganar antes de tocar los cinco puntos, tendría que cambiar de posiciones con Knuckles, no tenía opción.

–Knuckles – llamó de las malas. –Yo haré los remates, tú encárgate de los saques.

–¿Seguro? – inquirió el equidna –Puedo con ella.

–Vamos dos a uno, aún tenemos tiempo de recuperarnos, no pienso perder.

–Como digas.

Blaze lanzó la pelota a Rouge, quien hizo su pase a la eriza. Sonic saltó al mismo tiempo y forzó su mirada a cualquier punto que no fuese la eriza para así pegarle a la pelota con velocidad ¡Esta vez lo había logrado!

–¡Fuera! – declaró Blaze.

–¡¿Qué?! – exclamó Sonic con horror.

–Punto para las chicas.

–¡¿A dónde demonios estabas apuntando Sonic?! – exclamó Knuckles iracundo.

–Yo... – silenció.

Sonic apretó sus labios en una fina línea, molesto consigo mismo ¿Por qué simplemente no podía jugar enfocado en la pelota como siempre?

Sonic vio de reojo a las chicas quienes se abrazaban y saltaban victoriosas. Rouge, quien tenía un busto considerablemente más grande que el de Amy, no atraía su atención en absoluto, pero si se trataba de la eriza, simplemente no podía apartar la mirada. La sensación de su seno en su mano se hacía presente y un sinfín de emociones lo abrumaban nublando su juicio y pericia en los deportes.

–¡Dejármelo a mí! – ordenó Knuckles molesto.

–Bien – aceptó resignado –Yo te cubro.

Tendrían que hacer esa estrategia funcionara, es decir, era Rouge, ella no podía ser tan buena para...

–¡Punto para las chicas! – habló Blaze.

Rouge era la media perfecta entre fuerza y velocidad y debido a que ambos no podían sacar un 100% era competir bajo una severa desventaja.

–¡Un punto más y será todo! – festejó Rouge.

Sonic chasqueó su lengua, molesto, si Rouge quería jugar sucio él podía hacerlo igual; así tuviera que rebajarse... no pensaba regalarles ese juego.

–Knuckles, yo tomaré la primera línea – anunció Sonic, con la intención que Rouge dejará a Amy jugar.

–¿Estás loco? No has podido anotar un punto – se negó.

–Confía en mí, tengo un plan.

–Sí tú lo dices – accedió Knuckles de mala gana.

Blaze lanzó el balón del lado de las chicas para que Rouge recibiera el mismo, lista para pasársela a Amy.

–Hey Knuckles – habló Sonic en voz alta, tragando pesado por lo que diría a continuación –¡¿Ya viste como se mueven esos pechos cada vez que ambas saltan?! – exclamó sintiendo la vergüenza consumirlo por lo que debería de ser el comentario más patán y machista que jamás se hubiera pronunciado de su boca.

–¡¿EH?! – exclamó Amy cubriendo su busto de forma instantánea, ocasionando que el pase que Rouge le lanzó cayera a la arena.

–¡Punto para los chicos! – anunció Blaze para ver a Sonic con el ceño fruncido.

–¡Sí! – exclamaron los chicos al unísono.

–¡¿Qué demonios pasa contigo?! – vociferó Amy roja de la vergüenza.

–Hmph, pregúntale a Rouge – se defendió el erizo azul para cruzar sus brazos en su pecho con un dejo de molestia en su voz.

–¿Eh?

–¡No les hagas caso Amy! – dijo Rouge viendo de forma iracunda al erizo, quien le sonrió victorioso –Sonic sabe que está en desventaja y usará tu ridícula conciencia sobre tu cuerpo en contra nuestra.

–¡Te dije que debería de traer algo encima de esto! – se quejó para abrazarse con fuerza, sintiendo su corazón latir a toda prisa y las miradas de todos sobre ella.

–Oh vamos, te ves hermosa, además, estamos a un punto de ganar – animó –Andando.

Blaze lanzó la pelota a los chicos para que Knuckles la recibiera y lanzara un pase al erizo azul, quien saltó en el aire. Amy lo siguió y cuando iba a imitarlo sus piernas se congelaron, si hacia ese salto él la vería de nuevo ... como aquella noche...

–¡Punto para los chicos! – la voz de Blaze la hizo despertar mientras observaba a Rouge con su rostro en la arena en un vano intento por alcanzar la pelota.

–¡Dos puntos más! – festejó Sonic –Y Amy... – llamó con un dejo de soberbia –Todo acabará.

Amy frunció el ceño, era obvio que deseaba ganar ese estúpido juego sólo para librarse de cumplir su apuesta previa.

–Déjamelo a mí – habló Rouge para colocarse al frente –Cúbreme.

–¡S-Sí!

Sonic le sonrió victorioso a la murciélago, quien le lanzaba una mirada déspota.

–He logrado ganarte en tu propio juego – fanfarroneó el erizo azul.

–Aún es pronto para cantar victoria – dijo Rouge colocándose en posición.

–Puede que Knuckles no presente un obstáculo para ti – habló Sonic escuchando como el equidna hacia el pase hacia él –¿Pero podrás conmigo?

–¡Sonic! – llamó Knuckles.

Rouge lo vio saltar en el aire para hacer otro remate y ella intentar alcanzar la pelota, la cual cayó a unos centimetros de ella, incluso sin usar toda su velocidad era demasiado rápido para ella.

–¡Punto para los chicos! – dictaminó Blaze –¡El siguiente punto dictará al ganador!

–¡Wuju! – exclamó Sonic chocando sus manos con las de Knuckles –¡Un punto más y el juego es nuestro!

–Maldición – masculló Rouge, tenía que pensar en un nuevo plan, y rápido.

–Dejamelo a mí – habló Amy de pronto para caminar hacia ella.

–¿Estás segura?

–No pienso volver a perder contra él – aseveró la eriza –Y él aún me debe un reto – habló para dirigir su mirada hacia el erizo que festejaba con Knuckles –Además... – murmuró Amy soltando un suspirando –No soy la niña inocente que él cree.

Sonic vio de nuevo a Amy en la fila frontal, tenía que ser una broma. Era obvio que tenía que decir algo más directo si quería que ella perdiera nuevamente la compostura y lo evitara a él de hacer el remate como era debido.

–¡Sonic, ahí va! – anunció Knuckles.

–No sabía que querías que te viera con tanta desesperación, Ames – habló con una media sonrisa.

–¿Es acaso por mí que no logras concentrarte? – preguntó Amy con un mohín sensual y voz seductora –¿Eh, Sonic? – inquirió para acariciar sutilmente con la yema de su dedo su pecho desnudo.

La pelota cayó sobre su cabeza haciéndolo caer de boca al suelo. No había podido ni reaccionar ante aquella mirada seductora y voz suave y segura, no había podido defenderse del último contrataque de la eriza.

–¡Las chicas ganan! – anunció Blaze.

–¡Lo logramos! – exclamó Amy con emoción.

–¡Ganamos! – exclamó Rouge para llegar hacia ella y abrazarla fuertemente.

Sonic se levantó adolorido para ver la pelota rodar hacia los pies del equidna quien lo miraba de forma desaprobatoria, haciéndolo estremecer. Estaba en problemas.

–¡DATE POR MUERTO! – exclamó Knuckles alzando su puño al aire.

–Hemos ganado – la voz de Rouge interrumpió la pelea.

Knuckles se estremeció, haciéndolo detenerse y ver con miedo a la muerciélago que ahora caminaba a su lado de la cancha. El equidna retrocedió un par de pasos, sabiendo que lo se venía a continuación serían sólo malas noticias para él, la última vez que había apostado contra ella, él...

–Eso significa que serán nuestros esclavos por el resto del día – continuó la murciélago –Uno para cada una ¿te importa si elijo primero? – pidió Rouge para voltear a ver a la eriza, quien negó suavemente con la cabeza, dandole vía libre –¡Genial! Entonces... – pausó dramáticamente para ver al equidna de forma picara, quien retrocedió un par de pasos, aterrado, haciéndola sonreír. –Sonic, te elijo a ti.


Este capítulo pretende redimir un poco mis inconsistencias, pues es mucho más largo que cualquier otro que haya publicado en esta historia hasta ahora; pensé en partirlo en dos, pero realmente no pude <3 En fin, realmente no había pensando en detallar tanto los juegos, pero mi lado fan de Haikyuu creo que se coló en este capítulo.

¡Espero que les haya gustado! En el siguiente veremos que le depara a Sonic bajó el comando de Rouge, el cual parece ser sólo un plan conspirativo. Hasta entonces mis queridos lectores su autora se despide. Kat fuera.


¡GrAcIaS pOr LeEr!

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