Capítulo 26: La Resaca


Abrió sus ojos con pesadez sintiendo su cabeza dando vueltas y el deseo de regresar todo aquello que había comido lo hacía incapaz de ir al entrenamiento de esa mañana.

–Por fin te despiertas – escuchó decir a Knuckles molesto –Al menos esta vez no tuve que ir a alguna facultad a las tres de la mañana – bromeó irónico.

Sonic se levantó con pesadez sentándose al borde de la cama. Colocó una mano sobre su cabeza, la cual sentía que le estallaría en cualquier momento, y ver así que se encontraba en la habitación de Knuckles. Se vio a sí mismo y aún tenía puesto aquellos pantalones negros, su playera blanca y su chaqueta azul. Incluso sus zapatos rojos deportivos.

–¡Pero si vuelves a dormir en mi cama juro que te dejaré en el balcón! – le reclamó Knuckles molesto.

–¿Por qué dormí aquí? – preguntó Sonic sin entender.

–Hmph, los muchachos y yo volvimos a media noche, asumimos que tu cita habría terminado para entonces, y cuando cruzamos por la puerta te encontramos sentado en el piso a la par del sillón con dos botellas vacías de whiskey y tu mirada perdida en la botella en tu mano – explicó el equidna cruzando sus brazos al pecho rodando los ojos –No sé que pasó en tu cita amigo, pero te veías tan perturbado – rememoró Knuckles con un dejo de preocupación –Cuando Silver y yo quisimos llevarte a tu dormitorio te negaste energética, y debo señalar, muy violentamente, como si algún tipo de monstruo o pesadilla te esperase detrás de la puerta.

–¿Mons... – Sonic silenció para abrir sus ojos de par en par y el recuerdo fugaz de Amy viniera a él.

–De ahí caminaste sin sentido por el apartamento diciendo que irías a dormir y te encerraste en mi habitación – bufó el equidna molesto ante el recuerdo –Caíste dormido tan rápido que no pude decirte que te fueras y Tails me amenazó con un nuevo castigo si me atrevía a despertarte – recordó con molestia –¡Tuve que dormir en el sillón! – vociferó – ¡Me debes una Sonic y hablo en serio!

–Lo lamento... – murmuró aún impactado por lo que su amigo relataba –No recuerdo nada de eso.

–Con la cantidad de alcohol que ingeriste me sorprende que recuerdes tu nombre – señaló irritado –¿Qué demonios pasó en tu cita de ayer en la noche? ¿Acaso te dejaron plantado o algo así?

–¡Ah! ¡No, no! – negó velozmente –Sólo... – silenció sintiendo sus mejillas sonrojarse tenuemente sin poder completar aquella oración.

–Acaso ¿Tiene algo que ver con Fiona? – preguntó Knuckles seriamente, provocando que el erizo subiera la mirada al acto –Escucha... – habló el equidna soltó un suspiro para sentarse en el bordillo de la cama a su lado –Sé que no soy el mejor para charlas y esas cosas, pero viejo, si aún te aún no terminas de procesar el hecho que Fiona y tú terminaron, no creo que embriagarte hasta...

–¡No fue por eso que me pase de copas ayer! – se defendió Sonic velozmente.

–Entonces ¿por qué fue? – curioseó Knuckles, intrigado.

Sonic desvió su mirada a su regazo y de nuevo aquel vivido momento regresó a él, el de Amy gimiendo y de la calidez de su seno sobre su mano. Cerró sus manos convirtiéndolas en puño en un intento de borrar aquella sensación. Chasqueó molesto ante la idea para ponerse de pie de un golpe, tambaleándose por dicha acción.

–Maldición... – masculló el erizo sujetándose de la pared para no caer.

–¿Sonic? – llamó el equidna, alzando una ceja por su actuar.

Sonic masajeó sus sienes gracias al insoportable dolor de cabeza, en un intento de mantener la comida dentro de su estómago. Aquel interrogatorio sin lugar a duda no ayudaba a su condición actual.

–Digamos que la "cita" de ayer no salió como planee ¿Sí? – respondió al fin, evasivo.

–¡Déjame adivinar! – habló Knuckles emocionado –Intentaste acostarte con ella y ella te rechazó ¿tengo razón?

Sus mejillas se pintaron de carmín tan rápido que no puedo ocultar aquel mohín de asombro y vergüenza que ahora se plasmaban sobre su rostro.

–¡Lo sabía! – soltó Knuckles divertido para ponerse en pie y palmear su espalda amistosamente –Hey, si lo que sucedió es que te quedaste con las ganas...

–¡YO NO QUERÍA ACOSTARME CON ELLA! – vociferó el erizo para alejarse del tacto del equidna iracundo –¡Y jamás la veré como algo más que te quede claro!

–Viejo, tranquilízate – intentó calmar el equidna, sin comprender el por qué de la reacción del erizo azul. –Todos pensamos que habías hecho esta cita para ayudarte a superar la ruptura con Fiona, no pensé que en serio te gustara la chica ¿De quién se trata?

–¡A MÍ NO ME GUSTA NADIE! – devolvió Sonic sonrojándose intensamente ante lo que él proponía –¡Y te equivocas! ¡La cita de ayer no tuvo nada que ver con superar a Fiona! – habló para caminar molesto hacia la puerta de la habitación –¡Fue sólo un estúpido juego que se salió de control! ¡Eso es todo! – dictaminó para salir cual tornado y cerrar la puerta a sus espaldas.

Sonic caminó cual tormenta por el apartamento, afectado por las palabras del equidna. Lo que él estaba padeciendo era vergüenza, humillación, cualquier emoción que nada tenía que ver con gustar de nadie o desear a alguien.

–¿Estás bien, Sonic? – preguntó Tails quien salía del baño al ver al erizo con aquel ceño fruncido e impetuoso sonroje sobre sus mejillas.

–¡No pasó nada, ¿sí?! – respondió Sonic a la defensiva.

–¿Pasar? – inquirió Tails sin comprender a qué se refería.

–Parece que alguien está irritable por la falta de nicotina – la voz de Knuckles inundó el apartamento.

Sonic volteó a ver al equidna, quien yacía recostado sobre el marco de la puerta de su habitación, viéndolo con aquella expresión desinteresada. Haciéndolo rabiar.

–Recuerdo que dijiste que esos cambios de humor eran algo normal en la abstinencia Tails, ¿no es así? – continuó el Knuckles con una genuina expresión de preocupación.

–¡¿Qué yo no...

–Sí, sí – interrumpió el zorrito –Si deseas, puedo conseguirte parches de nicotina, Sonic. No es la gran cosa.

Sonic masajeó sus sienes, intentando no perder el control más de lo que ya lo había hecho. Su cabeza lo estaba matando y para ese punto, sólo quería darse una ducha y quitarse el olor a whiskey de su ropa que lo único que hacía era hacerlo querer vomitar su cena de anoche.

–Todo está bien – intentó decir el erizo azul tan calmado como pudo –Tomaré una ducha, una taza de café y todo estará bien ¿de acuerdo? – tranquilizó Sonic a sus compañeros de habitación.

–Claro, si tú lo dices – consintió Tails, un tanto extrañado por la inusual actitud del erizo.

–Genial – suspiró Sonic con alivio para encaminarse a su habitación, intentando dejar ese tema atrás –No es necesario que hagan...

La puerta de su habitación al mismo tiempo en que él colocaba una mano sobre la perilla para quedar frente a frente con Amy, acallando. Sus miradas se engancharon una de la otra por unos instantes, ocasionando en el otro un tenue sonroje y de forma instintiva retroceder un par de pasos desviándole la mirada al otro.

–Buenos días, Amy – saludó Tails para poner la cafetera por su amigo, sin prestar atención a la escena.

–H-Hola – saludó Amy para caminar a paso apresurado y pasar al erizo azul lo más rápido que pudo, abrazándose fuertemente en un intento de ocultarse de él.

–¿Vas a salir? – inquirió Tails para dirigir su mirada a la eriza, quien iba con una pequeña mochila en sus manos.

–Amm, sí, Rouge me pidió ayuda con unas cosas para irnos mañana – explicó la eriza para caminar tan rápido como pudo hacia la puerta del apartamento.

–¿Y se puede saber por qué parece que vas a esquiar? – inquirió Knuckles al notar el peculiar atuendo de la eriza.

Amy se detuvo en la puerta de principal para ver su vestimenta. Un holgado suéter rosa, una bufanda, unos pantalones negros y unas botas negras hasta las rodillas eran su atuendo de aquel día. Tenía tantas capas de ropa que incluso moverse le era un desafió.

–Estamos a casi 28 grados afuera – insistió Knuckles.

–¡Sólo tengo frío sí! – respondió Amy volteando a ver con molestia al equidna.

–Rayos... parece que lo que sea que tuviera Sonic te lo pegó a ti ¿qué pasa con ustedes de pronto?

Sonic y Amy se vieron de forma instintiva de punta a punta del apartamento, sonrojándose intensamente por la pregunta y ver con molestia al equidna, quien se estremeció ante dicha acción sincronizada.

–¡Nada! – vociferaron ambos al unísono.

Amy salió del apartamento y Sonic se encerró en su habitación, ambos azotando la puerta en perfecta sincronía.

–No me lo estoy imaginando ¿o sí? – preguntó Knuckles con inocencia.

–No lo creo... – murmuró Tails pensativo –Pero ya sabes como son, es decir, hace dos días andaba discutiendo por quien era el ganador de un estúpido videojuego – dijo el zorro para servirse un poco de café.

–Supongo que tienes razón.

Tails asintió con la cabeza, pero no sin dirigir su mirada a la habitación de Sonic. Algo extraño había pasado.

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Tocaron el timbre de su apartamento para así fijar su vista a la hora y notar que aún era muy temprano que Amy estuviera ahí. Rouge abrió la puerta, observando a una eriza acalorada quien tenía un suéter en su cintura y una bufanda en su mano.

–¿Acaso nevará hoy? – preguntó la murciégalo para fijar sus ojos al cielo despejado y soleado.

–...Amanecí con frío – masculló la eriza rosa irritada.

–De acuerdo...– soltó Rouge alzando una ceja ante su respuesta –Y necesitabas dos suéteres, una bufanda y...

–¡Sólo tenía frío ¿sí?! – interrumpió Amy con su respiración agitada gracias al calor.

–Bien, como sea, entra – pidió la murciélago para darle la espalda y adentrarse al apartamento –Y por Chaos quítate toda esa ropa extra, me da calor sólo de verte.

–Bien – consintió la eriza para entrar al fresco apartamento, sintiendo que podía respirar nuevamente.

Amy dejó las capas de ropa sobre el sillón para así desplomarse sobre sofá, resoplando acalorada. La realidad era que después de lo sucedido el día anterior, por más que quiso ponerse algo diferente, los recuerdos de Sonic viéndola en aquella provocativa lencería la atormentaba, como si el hecho de usar una simple camiseta él pudiera rememorar aquello que el alcohol no le había ayudado a olvidar.

–¿Sabes qué necesitas? – habló Rouge para dirigirse al refrigerador y buscar algo en éste. –¡Una cerveza! – exclamó para sacar una botella color marrón con entusiasmo.

–¡No, no, no! – respondió la eriza rosa al acto sintiendo su estómago revolverse –No más alcohol para mí – murmuró tirando su cabeza para atrás sobre el sillón, sintiendo su cabeza retumbar.

–¿Acaso tuvieron una fiesta ayer? – preguntó Rouge curiosa cerrando la puerta de la nevera.

–...Yo no llamaría a eso una fiesta – soltó Amy con una expresión endurecida.

–Pero algo pasó – enfatizó Rouge para volar hacia la sala con emoción.

La música volvió a sonar en su cabeza, trayendo al presente aquel ambiente íntimo y sensual, el cual la abraza ante el recuerdo, haciéndola estremecer. Los intensos ojos verdes de Sonic sobre ella se fijaron en su mente, ruborizándose suavemente ante los mismos una vez más; acción que no pasó desapercibida por la murciélago.

–¡No me digas! ¡Algo pasó con Sonic! – expresó Rouge con gran entusiasmo.

Aquel tenue sonroje quemó su rostro al escucharla nombrarlo. Sus mejillas se tiñeron de un rojo incandescente y su corazón latió a toda velocidad para que el recuerdo de Sonic acariciándola la hiciera estremecer.

–¡N-Nada pasó con él! – se apresuró a decir –¡¿Por qué tienes que insistir siempre en que algo pasó con Sonic?! – reclamó Amy para verla con molestia.

–Cielo, relájate quieres – dijo Rouge alzando sus hombros en señal de desinterés para tomar un destapador y abrir aquella cerveza –Además ¿qué hay de malo si algo pasara con Sonic?

–¡Te lo digo! ¡Nada pasará nunca entre él y yo! – insistió

–Pero..

–¡JAMÁS! – vociferó la eriza frunciendo el ceño –Puedo apostarte lo que sea que así será siempre – completó Amy soltando un suspiro.

–¿Apostar? – repitió Rouge para que su mirada se iluminara ante esas palabras y los ojos de Amy se abriera de golpe.

Amy tragó pesado, si había una reina de los retos y apuestas esa era Rouge the Bat, alguien que jugaba bajo sus reglas y manipulaba a otros obligándolos a hacer cosas que ningún ser vivo haría en sus cinco sentidos, sólo para su entretención; Knuckles lo sabía de primera mano.

–Bueno, si estás tan confiada... – murmuró Rouge cruzando sus piernas con un dejo de diversión maliciosa.

–Claro que lo estoy – sostuvo Amy sin poder encararla –Créeme... ya caminé por ese sendero y sé exactamente a donde conduce – dijo soltando un suspiro imperceptible.

–¡De acuerdo! – exclamó Rouge animada, obviando las últimas palabras de la eriza así como su voz desanimada ante las mismas –¡Entonces hagamos una apuesta!

–¿Cómo dices?

–Así es, si algo llega a pasar entre Sonic y tú, me dejarás darte un cambio de imagen – estipuló Rouge con luz en su mirada. Amy alzó una ceja ante lo que ella proponía, pues no entendía en qué se beneficiaría ella de algo como eso –Nos desharemos de ese guardarropas de mojigata y usarás aquello que yo diga – sentenció con una sonrisa traviesa.

–¡¿Has perdido la cabeza?! – se quejó, Amy sabía que eso significaba faldas muy cortas, blusas con profundos escotes y tacones de 10 cm –¡D-De cualquier forma nunca nada pasará entre nosotros!

–¿Entonces es una apuesta? – insistió Rouge.

–¡Es una apuesta! – aceptó Amy segura de sí.

Una media sonrisa se pintó sobre los labios de la murciélago quien tomó un trago de aquella botella y la vio con complicidad. Parecía que había encontrado algo interesante con que podía distraer su atención. Amy mantenía su mirada lejos de la de ella, jugando nerviosamente con un mechón de cabello mientras un sutil sonroje se mantenía pintado sobre las mejillas de la eriza.

–Explícame algo – continuó Rouge –No entiendo por qué te molesta tanto la idea de qué tú y él estén juntos – dijo genuinamente curiosa –Es decir, tú estás soltera, él está soltero ahora ¿qué tiene de malo si algo pasara entre ustedes?

Amy soltó un pesado suspiro, ya cansada del tema de conversación para dirigir su atención a su amiga, quien era obvio que no lo dejaría por las buenas hasta que no tuviera una respuesta satisfactoria.

–No es algo tan sencillo, quiero decir...

–Claro que lo es– interrumpió Rouge –Si ambos sienten lo mismo uno por el otro...

–Ese es el punto– cortó Amy para verla seriamente –Sonic sigue enamorado de su ex, Fiona – puntualizó –Puede no estar con ella, pero es en lo único que piensa.

–¿Cómo puedes estar tan segura de ello? – inquirió Rouge alzando una ceja con un dejo de incredulidad.

–Sólo lo sé... – murmuró Amy para cerrar sus ojos con pesadez y traer a su mente todas las semanas posteriores a la ruptura –Luego de terminar con Fiona, Sonic parecía fuera de sí, ausente de todo y de todos– rememoró con un dejo de preocupación –Lo mirabas deambular en el apartamento como un zombie, con suerte nos dirigía la palabra – recordó soltando un pesado suspiro – Casi siempre se mantenía en el balcón con su mirada perdida en el horizonte, suspirándole a la nada.

Amy recordó las veces que todos en el apartamento de repente guardaban silencio al Sonic entrar a la habitación. No importaban si antes se encontraban en una plática amena o riendo divertidos, una vez el erizo ponía un pie en la sala de estar las risas desaparecían, las conversaciones acallaban y todos en la habitación dirigían su mirada al erizo azul quien mantenía aquel semblante serio y mirada nostálgica, casi ausente.

Todos, especialmente Tails intentaban animarlo a quedarse a socializar, a hablar sobre su día o bien sólo a permanecer con ellos, aunque no fuera parte activa de la conversación; pero era inútil. Un movimiento sutil de negación con la cabeza y un par de escasas palabras eran lo único que conseguían.

Amy, al compartir habitación con él, insistía más que ningún otro en intentar atravesar aquella dura coraza, sin embargo, sus intentos tendían a ser fallidos, logrando únicamente que de pronto, Sonic se mantuviera en el balcón hasta altas horas de las noches en un intento de aislarse aún más. Aún recordaba como algunas noches lo había acompañado en la soledad de la noche en silencio, sólo para estar a su lado, y a diferencia de otras ocasiones que tendía a hacerle saber expresamente que no deseaba tenerla cerca de él, Sonic simplemente le había restado la importancia a su presencia.

–¿Aún sigue en ese estado? – preguntó Rouge con obvia consternación, trayéndola de regreso al presente.

–No – respondió Amy una sonrisa disfrazada, suavizando su mirada –Sonic volvió a hacer las cosas que amaba, como unirse al equipo de atletismo y jugar videojuegos– explicó ampliando aquella sonrisa que intentaba ocultar.

Amy recordaba como de pronto un día había optado por empezar a desayunar con ellos o buscar peleas tontas con Knuckles sólo para hacerlo enojar. En las noches la había acompañado a hacer la cena dándole consejos de cómo mejorar alguna comida o haciendo él algún acompañamiento para la cena de ese día. Aún recordaba que en aquellos raros momentos ella se limitaba a cocinar en silencio a menos que él sacara algún tema de conversación, temiendo que si se ponía muy amigable Sonic se sentiría incómodo y se iría; aislándose nuevamente.

–Cuando menos lo sentimos empezó a bromear y a unirse a la conversaciones, aunque fuera por breve momentos – prosiguió Amy con un tono de voz más animada. –¡Su sonrisa regresó y todo el apartamento se alumbró con su presencia otra vez! – explicó con emoción, la cual no pasó desapercibida.

Rouge la vio de forma sugerente ante su obvio cambio de ánimo, haciéndola sonrojar por las palabras no dichas por parte de la murciélago, pero que parecían gritarle en los oídos.

–Como sea – carraspeó su garganta en un intento de recobrar la compostura y borrar aquella sonrisa que persistía en mantenerse –No importa cómo Sonic me vea y aunque... ¡y no digo que así sea!– se apresuró a aclarar –...me viera de forma diferente, sería seguramente simplemente por despecho –. Pausó un instante para escucharse a sí misma. Amy abrió lentamente sus ojos y un claro mohín de sorpresa se pintó en su rostro ante su descubrimiento –...Por despecho – repitió en murmullo para que una entristecida sonrisa se dibujara en su rostro –Por supuesto, ahora todo tiene sentido.

Amy pasó su mano entre su corta cabellera para soltar un suspiro de alivio, eso explicaba las actitudes recientes del erizo azul. Una sensación de alivio la invadió y a su vez, una extraña opresión se posó en su pecho ante su descubrimiento.

–¿Pasa algo? – inquirió Rouge sin comprender el balbuceó de la eriza rosa.

–No, nada – negó Amy con aquella sonrisa entristecida –Ayer Sonic actuó un tanto... raro – respondió vagamente –Pero ahora todo tiene sentido.

–¿Qué tiene sentido? ¿Acaso hizo algo? – preguntó con un dejo de emoción.

–No– espetó –Al final no hizo nada... –musitó sin saber por qué esas palabras eran dolorosas de pronunciar. –Ya te lo dije Rouge, nunca nada pasará – aseveró endureciendo la mirada, borrando toda emoción previa –Así que deja de insistir en ello – pidió cansada del tema recurrente. –Ahora, estoy cansada, tengo resaca y no estoy de humor. ¿Podemos enfocarnos en la razón para la que me pediste venir?

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El bullicio incesante la despertó en contra de su voluntad aquella mañana. Amy abrió sus ojos con pesadez, dirigiendo su mirada a la puerta cerrada de su habitación. Escuchó voces distantes, así como pasos ir y venir fuera de la habitación de forma apresurada. Buscó su teléfono, somnolienta, para así ver la hora [5:30 A.M] Ahora entendía por qué sentía que sólo había dormido un par de horas, porque así había sido.

Amy soltó un pesado bostezo, ni el sol había despertado aún. Colocó su brazo sobre sus ojos, en completa protesta; dormiría sólo cinco minutos más, o esa era su intención cuando la puerta del baño abrirse la despertó de golpe. Amy quitó su mano de su rostro, alarmada sentándose de golpe.

Sonic salió del baño vistiendo unos pantaloncillos negros cortos y una playera azul con negro ajustada, la cual marcaba perfectamente su cuerpo; Amy tragó pesado mientras sus ojos recorrían el escultural cuerpo que tendía a ocultarse tras aquellas camisetas holgadas. Una toalla yacía alrededor del cuello del erizo, con la cual secaba las pequeñas gotas que acariciaban sus púas con un suave y embelenzante movimiento. Un indeseable sonroje tatuó sus mejillas mientras un corazón alborotado sin ninguna buena razón la hacía olvidar su cansancio.

Sonic dirigió su mirada a la eriza, ahora despierta, que lo observaba de forma persistente, haciéndolo detener su acción.

–Lo lamento– dijo el erizo al percatarse de su presencia –El baño de afuera estaba ocupado, así que use este para...

–¡E-Esta bien! – cortó Amy aprisa desviando velozmente la mirada, sin saber por qué se sentía nerviosa. –No importa... – murmuró para intentar cobrar la compostura.

Era la primera vez que estaban a solas desde lo sucedido dos noches atrás. Sonic no había dormido en su habitación tampoco la noche anterior y no se habían cruzado en el camino del otro desde ayer por la mañana.

–Oh... genial – respondió Sonic, desviándole la mirada. Incómodo. De nuevo aquel ambiente de tensión no deseaba empezaba a formarse –Bueno, creo que iré a ayudar a los demás a...

–Este...– balbuceó Amy haciéndolo devolver su atención a ella –Q-Quería hablarte sobre la otra noche – soltó febril.

–¡Oh! – exclamó con sorpresa para verla con asombra –Mira, respecto a eso... – carraspeó su garganta al sentir su voz ahogarse mientras sus mejillas se sonrojaban tenuemente –Creo que ambos nos dejamos llevar, quiero decir...

Sonic silenció ante el indeseado recuerdo que golpeaba su cabeza nuevamente, uno que lo atormentaba constantemente, en especial por las noches. Había estado intentado huir de ella desde aquel incidente, incluso entrar a su habitación para bañarse aquella mañana había sido un suplicio, después de todo, lo primero que vio fue a Amy dormir con una camiseta que exhibía de forma sensual su hombro desnudo mientras soltaba un suave suspiro en aquel sueño en el que yacía envuelta. Sonic había corrido al baño para encerrarse en éste, como si dicha acción pudiera mantener aquellos pensamientos indecentes fuera de él.

–¡Yo en serio, en serio lo siento! – se disculpó Sonic velozmente, avergonzado. La culpa que lo estaba carcomiendo. –Nunca pretendí, quiero decir, verás... sé que no es excusa, pero ese día tomé demasiado alcohol y yo no... ¡Jamás pensé que...

–Sí, sí – interrumpió Amy con una sonrisa nerviosa –Te entiendo totalmente, yo también me pase de copas aquel día – confesó para jugar con su cabello nerviosamente –Tome más de lo que debería con Blaze y luego el whiskey y bueno...

–Creo que ambos estábamos muy nerviosos – justificó Sonic rascando la parte trasera de su cabeza mientras una sonrisa forzada se pintaba en sus labios –Realmente fue una apuesta estúpida que se salió de control – admitió sonrojado sin poder verla a los ojos –Siendo honesto, nunca pensé que tú seguirías con... quiero decir, juraba que luego de ver... bueno, no importa supongo, en serio lo lamento Ames – dijo sinceramente para verla apenado.

–E-Está bien – murmuró Amy con timidez desviándole la mirada –Sólo no quiero que las cosas sean raras entre nosotros, quiero decir, eres mi amigo – dijo con dulzura para verlo amena.

–Sí, tú eres mi amiga también – concordó Sonic con una dulce sonrisa y una expresión afable.

–Entonces... podemos dejar esto en el pasado y no estar incómodos uno con el otro, por favor – pidió Amy con aquella tímida sonrisa.

–Nada me gustaría más.

Ambos se vieron a los ojos para sonreírse amenamente, sintiendo como aquel ambiente de tensión se disipaba, dejando otro en su lugar. Una calidez los envolvió para reconfortarlos en aquel silencio que llenaba todo.

–¡¿Ya están listos?! – exclamó Rouge quien abría la puerta de la habitación de golpe, sobresaltando a los erizos ante dicho acto –Oh... ¿Interrumpo algo? – cuestionó con una sonrisa sugerente.

Sonic frunció el ceño ante sus palabras, ya era bastantemente malo que sus amigos tuvieran esa misma actitud socarrona, no necesitaba que nadie más la imitara e insinuara nada entre ellos.

–Por supuesto que no – respondió Sonic para tomar distancia de la eriza lo más rápido que pudo –¿Qué haces aquí tan temprano? – preguntó cambiando el tema. –Pensé que nos veríamos a las 6:00 AM.

–Sabía que estarían perdiendo el tiempo, así que vine para ayudar – explicó Rouge entrando a la habitación.

–Yo estoy listo – dijo Sonic para tomar un maletín azul oscuro del suelo y colocarlo sobre su hombro –, pero creo que Tails necesitaba ayuda con...

–¡Genial, entonces fuera! – ordenó Rouge para tomarlo de los hombros y obligarlo a caminar fuera de la habitación.

–¡¿Eh?! ¡¿P-Por qué...

–Yo me encargaré de ayuda a Amy a empacar, nos veremos en el Lobby en 15 minutos – lo despidió para cerrarle la puerta en la cara.

Sonic se quedó de pie frente a la puerta de su habitación, sin entender por qué deseaba tan fervientemente sacarlo. Escuchó del otro lado de la puerta a Amy quejarse sobre la ayuda no solicitada y como Rouge empezaba a alborotar todo en la recámara en su intento en ayudarla a empacar.

–¿Listo para irnos? – preguntó Tails quien llevaba su maleta en mano.

–¡Más que listo! – respondió Sonic alzando un pulgar –¡Emerald Cost aquí vamos!

¡Lamento la tardanza! Como les dije este mes estaré un poco inconsistente, pero no se preocupen, que las actualizaciones siguen.  Sé que actualice un lunes, pero no quise atrasarme una semana más, espero poder tenenr el siguiente capítulo para este viernes, pero la universidad me tiene bastante ahogada (¡en 15 días seré libre!) Entonces le pido un poco de paciencia.

Bien, quiero decirles que realmente ame todos sus comentarios del capítulo anterior!!! Sé que pensaron que algo pasaría e interrumpiría el reto, ¡pero no! El primer reto se ha cumplido, pero Amy no piensa ponerselo más fácil a Sonic, después de todo, tenemos un reto más ¬u¬ 

Sé que en este capítulo no hay mucha interacción entre Sonic y Amy, pero prometo que eso cambiará en el siguiente. El viaje a la playa ha llegado por fin y este viaje es la perfecta oportunidad para que todo empiece a salir fuera de control. Hasta entonces su autora se despide. Kat fuera.

¡GrAcIaS pOr LeEr!

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