Capítulo 25: El Ganador
Oprimió todos los botones con velocidad y así lograr su tercera victoria. Sonic saltó de su asiento con emoción mientras Amy apretaba sus labios con fuerza convirtiéndolos en una fina línea viendo iracunda la pantalla frente a ella.
–¡Eso nos deja 9 a 9! – celebró el erizo, sintiendo cada vez más lejos el agua de él –¡Prepárate Ames, pues ya tengo la canción en mente! – habló Sonic de forma pícara.
–¡E-Esto aún no ha terminado! – dijo Amy sintiendo sus mejillas arder.
–Una victoria más y deberás de enseñarme tus mejores técnicas de seducción – rio Sonic divertido.
–¡Una victoria más y estaré viéndote nadar conmigo en las partes profundas del océano! – devolvió Amy, estremeciendo al erizo azul por la imagen que ahora había situado en su mente.
–Eso lo veremos – espetó Sonic tomando asiento a su lado –¿Lista para perder?
–Hmph, terminemos esto de una vez.
Inició el último round, el que lo decidiría todo, si Sonic se adentraría al océano o sería Amy quien bailaría al compás de la música.
Ambos sujetaron con fuerza el control para moverse de un lado a otro con el mismo en un intento de poder acertar el golpe a su oponente. El tiempo empezó a correr, si él atinaba un golpe ella le atinaba de regreso y viceversa. La barra de vida bajaba cada vez un poco más hasta que de pronto el golpe final se decidió, golpeando así a oponente, dejándolo fuera de combate.
–¡Sí! – gritaron ambos al mismo tiempo para voltearse a ver al acto, extrañados de la emoción del otro por su victoria.
–¡Empate! – anunció el juego para que ambos dirigieran su atención a la pantalla y ver a ambos personajes sin energía en la arena y con un par de X en sus ojos. Ambos habían agotado la vida de su oponente al mismo tiempo.
–¡¿Empate?! – exclamaron al unísono poniéndose en pie –¡¿Cómo que un empate?! – hablaron al mismo tiempo –¡No pudimos empatar! – dijeron en perfecta sincronía viéndose al acto, un tanto asustados por la coordinación.
El juego regresó a la pantalla de inicio, haciéndoles saber que todo había acabado. La última partida había terminado en una victoria amarga.
–Bien– soltó Sonic en un suspiro, recostándose sobre el sofá – Parece que gane – dijo casual, estremeciendo a la eriza por sus palabras.
–¡¿A qué te refieres con tú ganaste?! – inquirió Amy para verlo molesta.
–Sí, te dije que alcanzaría la victoria 10 y así fue– respondió el erizo cual hecho obvio –Así que técnicamente gane.
–¡Claro que no! – contradijo Amy –¡Yo llegué a la victoria 10 así que yo gane!
–¡Por supuesto que no!
–¡Por supuesto que sí! – insistió Amy para que ambos se vieran intensamente a los ojos.
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Tails caminaba junto a Silver llegando por fin a casa, soltando un suspiro de cansancio.
–Eso fue... – habló Silver pausando por unos segundos intentando encontrar las palabras correctas –Interesante – completó.
–Estoy acostumbrado a las peleas entre Rouge y Knuckles, pero no estaba acostumbrado a eso – soltó Tails para sacar las llaves del apartamento.
–¿Crees que estuvo bien que se quedará Knuckles allá? – preguntó Silver viéndolo abrir la puerta.
–Pues él dijo que estaría bien, así que...
–¡Yo fui quien ganó! – la voz de Sonic arremetió con gran estruendo al Tails abrir la puerta.
Tails y Silver vieron confundidos la escena ante ellos, una pelea subida de tono entre Sonic y Amy, una escena conocida. Era obvio que el plan de Tails no había surtido el efecto que esperaba.
–¡En tus sueños húmedos Sonic, fui yo quien gano! – debatió Amy con molestia.
–¿Se puede saber qué demonios está pasando aquí? – exclamó Tails interrumpiendo la absurda pelea.
–¿Aún están jugando? – inquirió Silver y con un vistazo ver su reloj, eran pasadas las 10 de la noche.
Sonic y Amy voltearon a ver al zorro y al erizo plateado que ahora cruzaban el umbral.
–¡Lo tengo! – exclamó Sonic con entusiasmo –¡Ellos lo decidirá!
–¿Decidir? – repitió Tails sin comprender –¿Qué cosa exactamente?
–Amy y yo estipulamos que quien llegará primero a las 10 victorias sería el ganador, y el perdedor deberá de pagar la apuesta.
–¿Apuesta? – repitió Silver integrado.
–¡Y yo llegue primero, pues íbamos 9 a 7! – se involucró Amy molesta –¡Eso me hace a mí la ganadora!
–¡Pero yo gane 3 veces consecutivas, eso me haría a mí el ganador! – insistió Sonic.
–A ver, a ver, a ver – detuvo Tails intentando seguir aquella ridícula conversación –¿Quién llegó primero a las 10 victorias?
–¡Yo lo hice! – respondieron Sonic y Amy al unísono para verse de reojo por la sincronía.
–¿Alguien puede explicarnos? – insistió Silver tan confundido como Tails. –¿A qué jugador le dio el juego la victoria?
–Bueno... – musitó Amy desviando la mirada.
–...Fue un empaté – completó Sonic en susurro sin encararlo.
–¿Ambos ganaron? – inquirió Tails –¿Ambos tuvieron el puntaje más alto?
–Mmm... no, ambos personajes murieron al mismo tiempo, entonces fue un empate – explicó Amy.
–Oh... ahora entiendo – dijo Tails.
–¡Entonces, ¿quién ganó?! – preguntaron ambos al mismo tiempo con insistencia.
–Ambos perdieron– respondió Silver sin interés para caminar hacia su habitación, soltando un sonoro bostezo.
–¡¿Qué?! – exclamaron ambos erizos al unísono.
–Pues realmente ninguno de los dos ganó – explicó Silver –A mi punto de vista ambos deberían de pagar su apuesta, pues ambos perdieron contra el otro al morir su personaje – continuó para así adentrarse a su habitación. –Asunto resuelto – completó cual despedida para encerrarse en su habitación. No estaba de humor para lidiar con esa ridícula pelea.
–¡¿QUÉ?! – vociferaron ambos con espanto ante las palabras de Silver.
–Concuerdo con Silver – apoyó Tails, ocasionando que Sonic y Amy lo voltearan a ver con horror ante lo que proponía –¿Qué apostaron? ¿Una pizza? ¿El derecho del uso del baño otra vez?
Ambos se voltearon a ver al instante, percatándose que esas apuestas hubieran sido mucho más razonables que lo que intentaban obligar a hacer al otro.
–Pues... – musitaron ambos desviándole la mirada al zorro.
El teléfono de Amy sonó de pronto, captando su atención y ver que era Blaze.
–¡Lo siento, es Blaze, debo de contestar! – se disculpó Amy para correr hacia su recámara, casi huyendo de lo que ahora parecía inevitable.
Tails le restó importancia al asunto para así tomar uno de los controles disponible y dirigir su mirada a Sonic, quien tenía su vista perdida a sus pies.
–¿Jugamos? – preguntó Tails animado.
–Amm... seguro – respondió Sonic distraído.
–¿Qué sucede? – preguntó Tails al notar la extraña expresión del erizo.
–Nada, es sólo... – pausó frunciendo el ceño y un mohín de indignación se dibujara en su rostro –¡¿En serio perdí?! – vociferó Sonic revolviendo sus púas de forma errática.
–¿Cuál es el problema? Sólo págale la pizza o déjala usar el baño por las siguiente dos semanas – dijo Tails alzando los hombros en señal de desinterés.
–Es que... – murmuró Sonic con un dejo de incomodidad –La apuesta no fue algo que comer... fue más algo qué hacer ¿sabes? – aclaró rascando trasera de su cabeza.
–¿Y qué tiene que hacer? – preguntó el zorrito curioso, sentándose en el sofá –¿Acaso le pediste que se vistiera como payaso o algo así? – adivinó Tails divertido.
–...Más bien que se desvistiera – balbuceó Sonic incompresible.
–¿Cómo dices?
–¡Ah! ¡Sí, sí, algo como eso! – respondió Sonic nerviosamente para reír forzadamente.
–Pues entonces sólo deberá de cumplirlo – dijo Tails –No le veo el problema.
–Dudo mucho que ella quiera "vestirse" como un payaso, si me preguntas – debatió el erizo azul.
–Bueno, Amy siempre paga sus apuestas, y créeme, te obligará a cumplir tu parte del trato – aseguró Tails.
–¿Cómo dices?
–Pues Amy es realmente muy competitiva ¿Acaso no lo recuerdas? ¿Nunca jugaste contra ella?
–Bueno, sí, pero generalmente yo siempre ganaba.
–¡Exacto! ¡Y eso la hizo muy competitiva! – explicó Tails cual hecho obvio y un dejo de reclamo en su voz –Aún recuerdo cuando me hacía practicar con ella cada maldito juego que tú le proponías y en el cual perdía ¡O sea todos! – recordó resoplando con molestia –¡Sólo para practicar y poder derrotarte a la siguiente oportunidad! – rememoró recostando su cabeza en el respaldo con cansancio –Jamás debes de apostar nada contra Amy Rose... ¡Todos lo saben! – expresó con cierto terror –Bueno, excepto tú claro, pues tú nunca perdías contra ella.
–Pues creo que a ella le conviene más a que mí dejar el tema a un lado – retomó Sonic para dejarse caer sobre el sofá y tomar el otro control.
–Suerte con eso – dijo Tails para iniciar la siguiente partida.
–Créeme Tails, la conozco lo suficientemente bien como para saber que hará hasta lo imposible por hacerme olvidar su reto – habló Sonic confiando, iniciando su juego.
Realmente deseaba que Amy pagará por retarlo, pero si perdonarle a ella su reto lo salvaba a él de tener que estar cerca del agua, bien podría obviarlo... al menos hasta que regresaran de vacaciones.
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Regresó a los apartamentos luego de su práctica en el equipo de atletismo del día siguiente. A pesar de que llevaba años sin practicar, parecía que nunca lo hubiera dejado.
Sonic soltó un pesado bostezo, pues no había dormido mucho que digamos al jugar casi toda la noche con Tails; el mismo juego que en teoría debería de hacerlo cumplir aquella ridícula apuesta con Amy, de la cual, aún no había hablado con ella. Cuando regresó a su habitación ya en la madrugada, ella yacía profundamente dormida, mismo estado en el que se encontraba cuando se fue esa mañana a entrenar.
–Deberé de hablar con ella cuando la mire – se dijo el erizo pensativo mientras caminaba por el vestíbulo del edificio, en donde pudo distinguir a Knuckles esperar el elevador en el lobby. –¡Knuckles! – saludó Sonic animado para correr hacia el equidna – Tails me dijo que te habías quedado más tiempo con Rouge ayer, pero ya no regresaste – soltó con picardía –Pensé que ustedes ya no...
–¿No es muy temprano para meterte en lo que no te importa? – soltó con molestia el equidna adentrándose al elevador que acaba de abrir sus puertas.
–¡Oh vamos! ¡¿Cuéntame qué pasó?! – pidió Sonic animado para seguirle.
–Si lo debes de saber – murmuró Knuckles para presionar el botón con un 10 sobre éste –Nos iremos de viaje en dos días, y ella irá también.
–¿Eh? No me refiero a eso.
–Pues que te concierna a ti, sólo eso necesitas saber – espetó Knuckles irritado.
–¿Anda algo mal? – preguntó Sonic dejando a un lado las tontas bromas.
–Sí – respondió severamente ocasionando que Sonic lo viera atentamente –Tengo sueño y no he desayunado nada – dijo cual amenaza.
Las puertas del elevador se abrieron para que Knuckles bajara velozmente de éste y se dirigiera al apartamento sin esperarlo.
–Oh vamos Knuckles, si hay algo que necesites yo...
–Te lo haré saber – cortó Knuckles para entrar al apartamento, seguido de él –Si me disculpa, iré a dormir.
El equidna se dirigió a su habitación sin decir nada más, encerrándose de un portazo en la misma. Sonic soltó un pesado suspiro, sabiendo que si él no deseaba decir nada, no había nada que él pudiera hacer. Caminó en dirección a su habitación, listo para descansar por igual.
Sonic abrió la puerta para notar algo interesante y extraño sobre su cama. Dejó caer su mochila de entrenamiento sobre el piso para caminar con intriga hacia la cama y ver dos flotadores amarillos con pequeños patitos sobre esto.
–¡¿Qué demonios...?! – exclamó Sonic con indignación al ver los flotadores.
–Oh, veo que regresaste – habló Amy para salir del baño mientras peinaba su cabellera –Te dije que te conseguiría flotadores ¿No son lindos?
–¡¿Hablas en serio?! – explotó el erizo molesto –¡¿Piensas continuar con esto?!
La eriza lo vio con un claro mohín de confusión por sus palabras, haciéndolo rabiar aún más.
–¿Entonces gané? – preguntó Amy emocionada –Por que si te niegas es porque admites la derrota Sonic.
–Sabes algo... – silenció intentando contener su enojo –¡Bien! ¡Si quieres continuar con esto por mí está bien!
–Pues no es necesario – dijo Amy calmadamente ante la tormenta que ahora era el erizo azul –Sólo debes de admitir que gane y prometo no meterte a nadar en las profundidades del océano – amenazó tétrica.
–¡Ya lo verás! – juró para caminar fuera de la habitación –¡Yo no perdí! – dijo el erizo azul por último para azotar la puerta al salir.
Amy soltó un pesado suspiro, realmente esperaba que con eso él mismo se retractara de cumplir esos ridículos retos y obtener la coronara ganadora. Era obvio que su orgullo era mayor a su miedo al agua.
–Deberé de pensar en algo más... – murmuró Amy con pesar.
No deseaba cumplir con los retos, pero no quería perder nuevamente.
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Amy se había juntado con Blaze aquella tarde según su charla de la noche anterior, pues necesitaba de su ayuda para terminar varios encargos que su familia le había dejado, de lo contrario no podría acompañarlos al viaje en dos días.
Caminó un tanto desganada, gracias a las dos copas de vino que había compartido con la gata en su apartamento como agradecimiento por su compañía.
–Aunque hubiera sido mejor beber sólo café – murmuró la eriza con su mente un tanto ofuscada.
Blaze sabía mejor que nadie que el alcohol y ella no eran buenos amigos, pero cuando se negó la felina lo vio con intensidad estremeciéndose bajo la misma y aceptando a regañadientes.
–Pero creo que tal vez fue demasiado... – dijo masajeando suavemente su cabeza.
Amy sacó sus llaves para darse paso al apartamento, lista para dirigirse a la cafetera por un poco de café cuando algo llamó su atención. Cerró la puerta detrás de ella para caminar extrañada por el lugar, pues todas las luces del apartamento tenían un tono muy tenue, dando una sensación acogedora e íntima. No sabía que podían variar la intensidad de las luces, jamás las había visto de esa forma.
–Por fin llegas – escuchó decir alarmándose por la voz en la penumbra y así distinguir a Sonic sentado en el sillón del fondo de la sala, mientras en su mano mantenía un pequeño vaso, un rock glass para ser precisos, el cual qué tenía un líquido color caramelo y pequeños cubos de hielo en éste. Seguramente estaba tomando ron o whiskey, el cual era su favorito.
–¿Qué pasa? – preguntó Amy con desconfianza, quedándose inmóvil en el centro de la sala.
–Te traje algo – evadió la respuesta el erizo azul con una suave sonrisa para con sutil movimiento de ojos señalar una caja rosa envuelta en una moña negra sobre la mesa de centro.
–¿Qué es eso? – inquirió Amy, desconfiada. No entendía por qué actuaba tan enigmático.
–Según entiendo te gusta cumplir tus retos– respondió Sonic con una sonrisa sugestiva –Así que traje algo para ayudarte en ello.
Amy alzó una ceja ante sus palabras, regresó su atención con temor de nuevo aquel regalo sobre la mesa de centro. Se dirigió hacia donde estaba la caja color pastel para tomar la misma y con delicadeza quitar el moño negro, esperando estar equivocada en lo que parecía estar sucediendo.
Abrió la caja con cierto nerviosismo, tragando pesado ante la expectativa, y ver así un conjunto de lencería negra de encaje. Amy abrió sus ojos con clara sorpresa para tomar con sus dedos cual pinzas las diminutas piezas negras con transparencias en casi todo el conjunto, a penas cubriendo lo necesario, dejando muy poco a la imaginación. Soltó la lencería para retroceder asustada exclamando un grito ahogado; sintió su rostro enrojecer ante la vergüenza, volteando a ver al erizo al acto, quien ahora la observaba en silencio desde la distancia, con una sonrisa disimulada.
–¡TIENES QUE ESTAR BROMEANDO! – vociferó Amy con indignación.
–Por supuesto que no – habló sereno el erizo, tomando un poco más del whiskey que yacía en su vaso –Jamás bromearía con algo como esto – murmuró sonriente.
Sonic sacó un pequeño control remoto, presionando un botón.
Una canción lenta y sensual empezó a sonar, ella conocía esa canción "Black Velvet"; una suave y rítmica melodía que sugería el inicio de algo más que un simple baile. Sintió un calor nacer desde su vientre y extenderse por todo cuerpo. Era cierto que ella había dando entender que la apuesta seguía en pie, pero nunca imaginó que Sonic lo llevaría al siguiente nivel.
–Será la canción completa – estableció Sonic el tiempo para sorber otro trago de aquella dulce y electrizante bebida –Si deseas un poco de whiskey para, ya sabes, entrar en calor – dijo sugerente con una sonrisa soberbia –Te serví un vaso – señaló el vaso al lado de la botella en la isla de la cocina.
–¡HAZ PERDIDO LA RAZÓN! – vociferó la eriza con sus mejillas pintadas de un rojo incandescente –¡Primero que nada, estamos en la sala! – dijo para señalar la habitación en la que se encontraban –¡Segundo, cualquier puede entrar y...
–Los chicos no vendrán temprano– anticipó el erizo azul, sin inmutarse a sus reclamos –Les dije que tenía una cita hoy, no vendrán aún. Ya sabes como son las cosas conmigo – dijo con una risilla pícara.
–¡¿Les dijiste que qué?! – soltó Amy en shock.
Su corazón latió aprisa mientras un sinfín de emociones arremetían en ella ante la palabra "cita" que él acaba de pronunciar de sus labios; podía sentir su rostro arder ante el notorio sonroje que pintaba sus mejillas y la punta de sus orejas, pero esta vez por razones muy diferentes a la vergüenza.
–Asumí que preferirías que no les dijera de qué era nuestra apuesta – se explicó –Les dije que era una chica del campus, sé que no harán muchas preguntas – se adelantó ocasionando que ella asintiera tímidamente ante sus palabras. –Bien, te daré tiempo para que te cambies– retomó Sonic con una sonrisa sugerente –No olvides que el baile debes de hacerlo lento y sensual.
La expresión dulce y melodiosa voz del erizo la hacía sentir extremadamente inquieta. Sonic no se miraba pícaro o pervertido ante la petición, ni malicioso como imaginó que sería en dicha situación... en su lugar se miraba confiado y cómodo. En control de todo.
Amy tragó pesado regresando su mirada a la caja a su lado, incapaz de ordenarle a su cuerpo a moverse o cumplir la acción que le requería el erizo azul.
–Pero – soltó Sonic de pronto, presionando otro botón de aquel control que tenía en sus manos detuvo la música y regresó la iluminación a su estado habitual, desvaneciendo la atmósfera intima que se había formado –Si deseas hacerte para atrás y terminar con esto, no hay problema– habló con una dulce sonrisa sobre sus labios y un mohín de inocencia.
Esas palabras le trajeron sosiego y le regresaron el aire. Amy dibujó un mohín de alivio en su rostro exhalando suavemente ante la buena noticia.
–Solamente deberás de aceptar que yo gane– condicionó con un mohín victorioso y un tono de voz arrogante. –Como siempre ha sido – se jactó pretensioso.
Los ojos de Amy se abrieron de par en par ante las palabras de él, trayendo de regreso a su mente las innumerables ocasiones en las que el erizo se había reído en su cara ante cada derrota, jurándose a sí misma que esa sería la última. Amy frunció el ceño para verlo con intensidad; si en serio él creía que se haría para atrás Sonic no conocía de lo que era capaz.
–¡Jamás! – se negó con convicción.
Sonic borró su sonrisa abriendo sus ojos lentamente con asombro, no esperaba esa respuesta por parte de ella, juraría que se echaría para atrás luego de todo lo que había preparado. Tails había tenido razón, cuando Amy se proponía a hacer un reto no se echaría para atrás... y él tampoco.
–Bien, esperaré – espetó el erizo, intentando sonar desinteresado y sosegado al respecto.
Amy bufó molesta para tomar aquella caja que él le había obsequiado como mala broma y así encaminarse a su recámara.
Sonic escuchó la puerta azotarse, quedándose a solas.
Sonic soltó un pesado suspiro quebrando aquella expresión de confianza dejando caer su cabeza en sus manos mientras el pánico lo invadía. La idea de lo que pasaría a continuación lo atormentaba. Aún recordaba las dos botellas de borbón que había tenido que tomar para poder animarse a entrar a esa tienda de lencería y pedir el conjunto más provocativo y revelador que tuviesen en la tienda, aquello que sabía que Amy se espantaría sólo con verlo. Él hubiera apostado lo que fuera que al ver la lencería ella se echaría para atrás y él quedaría como el ganador indiscutible, pues Amy generalmente era cohibida y tímida con todo lo relacionado al erotismo o a la sexualidad, eso él lo sabía bien ¿por qué seguía adelante con eso? ¿Era tanto su deseo de ganar?
–B-Bien... terminemos con esto – escuchó decir de pronto, alarmándose ante la voz de la eriza rosa. Estaba pasando.
Sonic vio a la vio salir de la recámara para caminar con cierta resistencia hacia la sala; llevaba las mimas ropas que había vestido para salir con Blaze, una blusa sin mangas de botones blanca y una falda de paletones roja. Amy caminó descalza sobre el frío piso, el cual esperaba pudiera apaciguar el abrumante calor que la envolvía. Un intensó sonroje cubría sus mejillas y con una falsa máscara de confianza y seguridad caminó hacia la sala a paso lento.
Sonic tragó pesado, sintiendo su respiración entrecortarse mientras escuchaba su corazón latir incesantemente en sus oídos, ante la expectativa de lo que acontecería... de lo que juro jamás pasaría con alguna de sus amigas, en especial con Amy Rose; pero si ella no pensaba hacerse para atrás, él no lo haría tampoco.
–Recuerda, un baile lento y sensual – insistió Sonic con una voz ahogada y con su mejor máscara de serenidad reprodujo la música nuevamente cambiando las luces a un tono más tenue.
Amy escuchó aquel suave blues resonar por cada rincón del apartamento mientras la iluminación se suavizaba, envolviendo la sala de estar en aquel ambiente de seducción y sensualidad nuevamente. Asintió con cierto nerviosismo dirigiendo su mirada al vaso de whiskey con hielo a medio derretir que Sonic le había ofrecido junto a la botella que había comprado para dicha ocasión. Caminó decidida hacia la isla de la cocina y tomó sin reparo aquella botella con entusiasmo, dándole un sorbo largo y profundo, provocando que Sonic la viera con sorpresa por su acción; eso era whiskey puro. Si pensaba continuar con aquello sería mejor hacerlo lo más fuera de sí o se arrepentiría en cualquier instante y le daría a él exactamente lo que quería.
–¿Listo? – preguntó Amy para dejar la botella en un lugar accesible, pues algo le decía que tomaría aún más.
–Hmph... siempre – espetó Sonic mientras un suave sonrose se pintaba de forma indeseada sobre sus mejillas y sin poderlo evitar desviar su mirada.
Amy escuchó la suave música inundar cada rincón; cerrando sus ojos, dejándose envolver por ésta y bailar lentamente al compás de la melodía. Aspiró profundo para con una mano temblorosa dirigir sus dedos al primer botón de su blusa y desabrocharlo lentamente. Mantuvo su mirada sobre sus manos, desabrochando con lentitud cada botón, incapaz de respirar o pensar en algo que no fuera repetir esa acción con la misma lentitud y delicadeza que el botón anterior. Si lo miraba sabía que los nervios la traicionarían y correría a esconderse a su habitación.
Con un temblor casi imperceptible desabotonó el último botón de su blusa, soltando un suspiro entrecortado, y con la curiosidad que la caracterizaba, subió la mirada por un instante para ver al erizo, quien mantenía su mirada atenta a ella mientras mordía suavemente su labio inferior, a la expectativa de cada movimiento que ella daba.
Amy tragó pesado y un movimiento sensual de cadera dio media vuelta para darle la espalda lentamente y así soltar el aire retenido, escondiendo al fin su rostro de él. Sus mejillas ardían al igual que su cuerpo, sintiendo que se desvanecería en cualquier momento. Con un movimiento un tanto torpe tomó de nuevo aquella botella de whiskey dando otro largo sorbo, animándose a continuar. Todo a su alrededor empezaba a dar vueltas junto a la música, pero al menos los nervios parecían haberse dormido en algún lado... junto a su sentido común.
–Puedes parar esto en cualquier momento – escuchó decir al erizo azul, para verlo de reojo al acto.
Sonic tomó un trago de whiskey del vaso en su mano, el tercero desde que había llegado al apartamento e ideado ese plan. Su corazón no dejaba de tamboritear, y la idea de detener todo y salir corriendo del apartamento se había mantenido en su mente de manera persistente. Sonic terminó aquel trago puro de whiskey, el cual por fin había dormido su mente inquieta. Para este punto, aunque quisiera irse, no podría ni ponerse en pie sin tropezarse con sus propios pies.
–Sólo debes de decir las palabras mágicas – insistió Sonic con una sonrisa socarrona.
–¿De qué hablas? – devolvió ella con una sonrisa confiada y un obvio dejo de molestia en su voz ante la actitud del erizo. Amy dio media vuelta fijando su mirada agazapada en el erizo azul, quien tragó pesado ante la misma –A penas estamos empezando – soltó con una expresión más sensual de lo que pretendió.
Amy dejó caer lentamente aquella blusa blanca, la cual se deslizó con delicadeza sobe sus brazos desnudos, dejando expuesto aquel bralette negro que apenas cubría sus pezones con un pedazo de encaje, dejando al descubierto sus pechos casi por completo. No se atrevía a verse a sí misma, o de lo contrario se ocultaría detrás de alguno de los sillones.
Amy caminó lo más coordinada que su mente nublada y enlentecida se lo permitió. Según se acercaba a él, Sonic retrocedía de forma instintiva su cuerpo contra el respaldo del sillón, hasta pegar su espalda por completo en el mismo. Amy sonrió divertida ante el control que estaba teniendo ante dicha situación... quería un poco más, quería ver a Sonic nervioso tan sólo un poco más.
–Estás muy callado ¿sabes? – ronroneó Amy para caminar hacia él con un suave contonear. Quitándose con delicadeza aquellos blancos guantes para lanzarlos en su camino y quedar así frente a frente al erizo azul.
Sonic mantuvo su mirada fija en los ojos de ella, unos que mantenían un brillo libidinoso y sonrisa confiada. Jamás había visto a Amy de esa forma, parecía una eriza completamente diferente y a su vez tan natural en dicha situación.
Tragó pesado para verla detenerse frente a él, viéndolo desde lo alto con cierta soberbia. Los ojos de él se posaron en los senos semidesnudos de ella, unos senos firmes y redondos que aclamaban que sus manos los acariciaran sólo sentir su forma esférica.
Sonic le desvió la mirada velozmente ante sus pensamientos, apenado de lo que ahora su mente le gritaba hacer, mientras sentía como la excitación lo hacía crecer de forma involuntaria, apretando sus piernas de forma inconsciente ante ello en un intento de ocultar lo que sentía en ese momento.
–¿Aún recuerdas aquella noche? – preguntó Amy mientras buscaba el zipper que haría que su falda cayera y todo aquello terminara.
Su pregunta captó la atención del erizo azul al acto para que la volteara a ver con un brillo extraño sobre sus pupilas.
Amy sonrió divertida... un poco más, sólo molestarlo un poco más...
–La noche en que me confundiste con Fiona y acariciaste mis muslos – ronroneó Amy sensualmente adentrándose ella misma en aquel recuerdo que durante meses suprimió –Y como luego apretaste con firmeza y a su vez suavidad mis senos – musitó suavemente deslizando aquel zipper dejando caer la última pieza de ropa. –¿La qué juramos que no hablaríamos? – inquirió con una sonrisa traviesa y mirada llena de deseo.
Eso era todo. Su mente yacía nublada por el alcohol y por el deseo que ahora la empezaba a consumir... tanto tiempo sin sentirse así.
La canción terminó de pronto dando pasó a la siguiente melodía, haciéndola despertar de pronto, regresando a la realidad. Amy soltó un suspiro imperceptible, había completado su reto y se encargaría que él cumpliera el suyo de la misma forma vergonzosa que él la había obligado.
Amy carraspeó su garganta, recobrando la compostura y con un vistazo rápido observar a Sonic, quien mantenía una mirada que no supo descifrar sobre ella, una que la obligó a desviar la propia. Amy le volteó parcialmente el rostro, sintiéndose inquieta nuevamente.
–...Bien– habló la eriza para buscar con la mirada su falda en el suelo –Yo ya cumplí con...– sintió como Sonic tomaba su mentón entre sus manos haciéndola callar y obligarla a verlo, percatándose de aquella mirada encendida que se había fijado sobre ella.
–¿Aún recuerdas la forma en que te toque aquella noche? – preguntó Sonic en grave voz, una llena de excitación.
Amy se sonrojó intensamente ante su pregunta. No tenía idea del por qué había dicho eso mientras hacía aquel baile, sólo había salido de su boca, sin filtro.
–Debo admitir – murmuró Sonic poniéndose de pie de una manera imponente mientras los ojos de ella seguían los suyos en cada movimiento que hacía él, sin soltar su mentón en ningún momento –Que me sorprendió notar cuánto habías cambiado Ames... – ronroneó para acariciar su labio inferior con su pulgar.
Sonic acarició lentamente su pulgar sobre aquella boquita entreabierta, acariciando con cierta brusquedad su labio inferior. Observó las mejillas de ella encenderse ante la simple acción. Una sonrisa maliciosa se pintó sobre los suyos. Con su pulgar continuó aquella caricia recorriendo su mejilla para bajar por su mentón y continuar sobre aquel cuello desnudo, y sin pudor alguno, llegar hasta el nacimiento de sus senos, aquellos que se había obligado a ignorar y qué ahora no recordaba por qué.
Para ese punto él no estaba en sus cinco sentidos, y uno de los que había dejado perdido gracias a la ingesta de alcohol había sido el sentido común, o lo contrario no estaría haciendo aquello.
Sonic mantuvo su mirada en el pecho de la eriza, bajando con lentitud la yema de su dedo índice sobre la piel desnuda de ella, dibujando un camino para el deleite de sus ojos inmersos en aquella acción. Su dedo índice se desvió para contornear el seno izquierdo de ella en una suave caricia, sintiendo su firmeza y suavidad. Sintió su boca salivar, quería tan sólo un poco más...
Sonic se acercó un poco más a ella, y sin poder contenerse más, aprisionar con suavidad el seno de ella en su mano cuando escuchó un ahogado gemido, el cual lo despertó de su accionar, provocando que sus ojos se fijaran en el rostro de Amy, quien tenía su expresión ahogada en placer y éxtasis.
Amy se escuchó a voces en el silencioso apartamento, y al hacerlo, despertar y recapacitar sobre qué estaba pasando. Tapó su boca con una mano retrocediendo violentamente para soltarse de su agarre, acción que también lo hizo reaccionar a él, viéndola con terror.
–¡L-Lo siento! – expresó Sonic retrocediendo por igual, cayendo torpemente sobre el sillón detrás suyo por el intento desesperado de crear distancia.
–¡Y-Ya cumplí mi parte! – habló Amy sintiendo su rostro arder como el mismísimo infierno y recoger su blusa con velocidad colocándosela superpuesta en un intento de cubrirse su parcial desnudez.
–Sí, sí – respondió Sonic con su mirada a su regazo, distinguiendo la falda rojiza a sus pies, tomándola del suelo y estirar su brazo para acercarla a ella, sin atreverse a voltearla a ver –... Olvidemos que esto pasó – pidió el erizo azul en un tono de súplica.
–¡Dalo por hecho! – concordó Amy arrebatando aquella prenda de su mano y correr hacia el dormitorio, encerrándose en éste.
Sonic escuchó la puerta cerrarse de golpe, sabiendo que todo había terminado.
Soltó un pesado suspiro mientras emociones encontradas ahora le daban vueltas a su mente. Sonic se puso de pie torpemente para buscar con desesperación la botella que ella había dejado casi vacía, dando el último sorbo de la misma.
Eso sin lugar a duda, eso no había sido parte del reto, uno que juró que no se llevaría a cabo. Sonic sentía su corazón latir a mil por hora y un calor familiar invadía todo su cuerpo, uno que hacía que partes de su cuerpo estuvieran listas para ejecutar una acción que no se llevaría a cabo, no esa noche, no con Amy.
–¡Esto es culpa del alcohol! – dijo para ver con molestia a la botella y dejarse caer sobre el sofá de espaldas, dirigiendo su mirada al techo del apartamento mientras los recuerdos de lo que acaba de hacer golpeteaban su mente y acrecentaban su excitación. Tomó un almohadón del sofá, colocándolo sobre su rostro intentando borrar todo lo que sentía y revivía una y otra vez. –Por favor, por favor Chaos... déjame olvidar esta noche al despertar mañana...
¿Su teoría fue correcta? XD!!! Les traje un poco de lo que nos espera (yo sé que ha sido larga XD) Las cosas empezaran a subirse un poco de tono a partir de este capítulo, pues la relación entre Sonic y Amy sólo está por complicarse aún más. El viaje a la playa ha llegado y éste viaje promete descubrimientos interesantes para nuestros protagonistas.
¡Gracias mis lectores por todo su apoyo! La verdad fue tanto su entusiasmo por saber quién ganaría el capítulo anterior que me inspiró mucho para continuar este. El siguiente capítulo ya está casi completo, así que espero las siguientes semanas pueda actualizar sin interrupciones. Sin más que agregar su autora se despide, Kat fuera.
La mañana siguiente vendrá no sólo con una resaca física sino también moral. El recuerdo de lo que aconteció y las intenciones ocultas detrás los perturbará más de los que desean. Capítulo 26: La Resaca.
¡GrAcIaS pOr LeEr!
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