Capítulo 19: Mi Mejor Amigo


Soltó un pesado bostezo para así abrir la puerta de su habitación y ver a Amy correr velozmente por el apartamento hasta salir del mismo, dejándolo un tanto perplejo por la urgencia. Silver revisó su reloj de pulsera percatándose de la hora [6:15 AM].

–Aún es temprano...– murmuró Silver soltando un bostezo y dirigirse a la cafetera.

Se sentó en la isla de la cocina, aún adormitado, cuando la notificación de un correo entrante lo alertó para así leer el mismo. El sueño que lo acechaba desapareció al acto. Sus ojos se abrieron por completo; aprisionó sus labios creando una fina línea endureciendo su expresión ante lo que sus ojos leían.

Sonic salió de su habitación para revisar con un vistazo rápido la lista de pendientes en su celular caminando sin cuidado a la cocina. Era un día importante y no pensaba dejar escapar ni el más mínimo detalle.

–Veamos, sólo me hace falta... ¿Uh? – Sonic silenció al ver la expresión seria de su amigo quien yacía en la cocina –¿Silver? – llamó, alertando al erizo plateado de su presencia.

–¡S-Sonic! – balbuceó con sorpresa casi tirando su teléfono ante la sorpresa –¡¿Qué haces despierto tan temprano?! – preguntó con una actitud nerviosa.

–Parece que no soy el único – devolvió el erizo azul para caminar hacia su amigo. –¿Qué sucede?

–Nada ¿por qué preguntas? – evadió Silver guardando su teléfono en su bolsillo velozmente, y así, sonreirle sueltamente.

–Porque te conozco – respondió Sonic sentándose frente a él para observarlo con seriedad –Y porque no es común que estés despierto tan temprano.

–Si bueno, tampoco tú y no es porque pase algo malo ¿o sí? – se defendió.

–...Silver – llamó Sonic viéndolo con consternación.

Silver se percató de aquella mirada que expresaba la obvia preocupación de su amigo, mirada que le hizo desviar la propia. Quedaron en lo que pareció un silencio perpetuo, dando la bienvenida a un ambiente de tensión.

Soltó un suave suspiro ante la mirada insistente de su amigo; sabía que Sonic sólo quería ayudarlo, sin embargo, aunque sus intenciones eran nobles, él se había prometido que no volvería a involucrarlo; no pensaba seguir dependiendo de la ayuda de él para solucionar sus problemas.

–Deberé de regresar a casa por unos días – respondió en suave voz el erizo plateado –Ya sabes como es... – murmuró sin poder encararlo.

Escuchó a Sonic exhalar un pesado suspiro, acto que lo hizo levantar la mirada. El mohín de consternación en el erizo azul parecía haberse grabado en su rostro como augurio de un mal presagio.

–¡P-Pero mamá está bien! – soltó Silver rápidamente, provocando que Sonic lo viera con sorpresa. –Sólo debo de arreglar unos asuntos aburridos de ella, en serio, no debes de preocuparte por nada, yo...

–¿Lo prometes? – interrumpió Sonic secamente.

Sonic lo vio con una mirada afilada y una expresión seria e imponente, advirtiéndole que no estaba bromeando. Realmente odiaba cuando hacía eso.

–Te lo he dicho antes – dijo Silver despreocupado, sin poderle sostener la mirada, con una sonrisa divertida intentando alivianar el ambiente –Todo está bien – aseveró poniéndose en pie y así dirigirse al refrigerador –Así que no debes de preocuparte por nada – le aseguró –Y si hubiese algo... – pausó con su vista en el refrigerador abierto –...puedo manejarlo – susurró.

–Pero...

–Además – interrumpió Silver para sacar una manzana y retomar su buen humor –Hoy es el gran día ¿no es cierto? – le desvío el tema por uno que estaba seguro captaría su completa atención –Imagino que tienes cosas más importantes de las que preocuparte, después de todo, es la razón por la cual estás despierto tan temprano ¿o me equivoco? – preguntó para morder aquella fruta de forma desinteresada.

–Así es, es mi aniversario con Fiona – respondió Sonic animado distrayendo su atención del tema previo –Y este año pienso hacer algo fuera de lo común – se jactó con una sonrisa confiada.

–Pues, te deseo suerte – dijo tomando caminó a su habitación, huyendo casi de él –Tengo un tren que tomar y debo de apresurarme si quiero llegar a tiempo – indició para ver su reloj de pulsera – Cuando regrese deberás de contarme todo – pidió.

–Lo haré, lo haré – asintió Sonic con un ademán de manos, sin interés.

Silver camino hacia su habitación mientras terminaba de comer con lo que sería seguramente lo único que comería durante el día.

–Hey, Silver – habló Sonic una vez más. El erizo plateado lo volteó a ver para que de nuevo aquel mohín serio estuviera grabado en el rostro de su amigo. –Si necesitas algo, cualquier cosa... – pausó por unos instantes –No dudes en llamarme ¿está bien?

–No será necesario– habló Silver con una sonrisa llena de confianza para terminar su manzana, y con sus poderes, hacer flotar los residuos hacia al basurero de la cocina –Regresaré el domingo por la tarde – le avisó –No te metas en problemas en mi ausencia – dijo cual broma.

Sonic sonrió divertido ante su comentario.

–No prometo nada – soltó el erizo azul para así desviar su atención a la cafetera y servirse una taza –Suerte en tu viaje – se despidió.

Silver asintió con la cabeza para así adentrarse a su habitación, cerrando la puerta al acto, recostándose sobre la misma. Soltó un pesado suspiro, borrando aquella sonrisa que pretendía transmitir confianza y seguridad a su amigo que tenía razones más que validas para mostrar su preocupación.

–Lo resolveré...– se dijo en un intento de darse ánimos –De alguna forma u otra.

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Sonic caminó a la fraternidad de su novia sabiendo que hoy era un día especial. Él mejor que nadie sabía sobre los problemas no dichos por parte de ninguno de los dos, pero realmente esperaba que con este gesto pudiera encarrilar nuevamente la relación en el carril correcto.

–Este año Fiona, prometo sorprenderte – se dijo entusiasmado.

Se había levantado temprano ese día para poder ir a las diversas tiendas y conseguir todo lo que necesitaba para poder hacer lo que sería, a su parecer, uno de los gestos más románticos que jamás hubiera hecho antes.

Sonic revisó la lista una vez más y sin nada más que comprar y con las reservaciones hechas para todos lugares a donde planeaba llevarla, era momento de hacer la decoración.

Chequeó nuevamente la hora en su teléfono [10: 24 AM], para ese momento Fiona debería estar entrando a su segunda clase, lo que le daría suficiente tiempo para decorar su habitación y dejar las notas que la guiarían por la ciudad hasta encontrarlo en su primera parada, uno de los restaurantes más costosos de la ciudad, y el favorito de ella. Sonrió ante la idea.

Sonic se adentró a la fraternidad, precavido, después de todo era una fraternidad únicamente de chicas y los chicos no podían entrar a no ser en alguna fiesta de fraternidad, las cuales eran más seguidas de lo que a él le gustaría.

Una vez pasó el vestíbulo subió por las escaleras hasta llegar al corredor de las incontables puertas cerradas, buscando la habitación de ella, 3221. Caminó sobre la alfombra bermellón a paso veloz acercándose a la habitación de Fiona cuando un extraño ruido proveniente de la misma captó su atención. Sonic alzó una ceja ante el mismo, después de todo, Fiona no compartía habitación con nadie y ella misma le había escrito que estaba en camino a clase cuando le había escrito hace tan sólo 20 minutos atrás.

Se acercó un tanto suspicaz a la puerta de madera tallada deteniéndose frente a ésta durante unos segundos; una parte de él le gritaba que no la abriera, sin embargo, hizo caso omiso a sus advertencias internas para así girar la perilla dorada y al hacerlo ver una imagen que no podría jamás borrar de su mente.

Sonic soltó las bolsas que llevaba en su mano, reacción que provocó que el acto que se llevaba frente a sus ojos se detuviera de pronto, captando la atención de sus protagonistas, un erizo verde y su amada.

–¡¿Sonic?! – vociferó Fiona al ver al erizo azul frente a la puerta de su habitación, y como acto instintivo cubrir su desnudez con las sabanas blancas de su cama.

No pudo reaccionar realmente, a penas podía procesar lo que acaba de ver.

Sonic dio media vuelta alejándose tan rápido como pudo de lo que le pareció ser la puerta de entrada al infierno.

Salió de la fraternidad a paso apresurado, todo se sentía tan irreal, como si de un sueño extraño se tratase, uno del cual despertaría pronto... aunque sabía que no sería así. No sentía nada, sus emociones estaban entumecidas; ni triste ni alegría, sólo un vacío que parecía acrecentarse sobre su pecho cada vez más.

Para ese momento sólo caminaba por inercia sin un rumbo fijo, sólo esperando despertar, y que al hacerlo todo se solucionaría, percatándose que todo había sido tan sólo una angustiante alucinación.

–¡Sonic, espera! – la voz de Fiona lo trajo de regreso.

Sonic detuvo su marcha al escucharla a la distancia para así voltearla a ver correr hacia él con sus ropas a medio arreglar, imagen que bastó para quitar el entumecimiento emocional que había tenido, dándole paso al enojo que ahora empezaba a borbotar dentro de él.

–Espera por favor – pidió Fiona llegando hacia él sin aliento.

–¡¿Para qué?! – soltó el erizo azul iracundo.

–¡No se suponía que vinieras tan temprano!

–Oh, perdona, tienes razón, olvide revisar los horarios de tu amante para poder sorprender a mi novia ¡Por nuestro aniversario! – le recordó.

–Escucha – habló Fiona soltando un suspiro, recobrando la compostura con un mohín impasible –No se suponía que te enteraras de está forma – explicó la zorra provocando que el ceño fruncido del erizo azul se enfatizara –, pero realmente creo que esto ya no está funcionando Sonic, es mejor que todo quede aquí.

Los ojos del erizo azul se abrieron lentamente, viéndola con sorpresa ante el cinismo de sus palabras.

–Si lo piensas bien, todo esto fue culpa tuya– continuó la zorra con un mohín de molestia –Yo sólo fui víctima de tus pocas atenciones hacia mi persona.

–... ¿Disculpa?

–Sí, tú y tus molestos amigos, tu negativa por darme la vida que merezco – respondió Fiona con soberbia –Yo necesito más que un tonto brazalete o salidas casuales – explicó con una actitud déspota –Además, Sonic, siendo honestos, tú nunca has estado... ¿cómo decirlo? – pausó unos segundos –Al nivel necesario para estar con alguien como yo. – puntualizó ella. –Scourge es diferente, me complementa perfectamente y a diferencia tuya no duda en consentirme en formas que merezco, dándome todo aquello que le pido – expresó con una sonrisa soñadora –Es mejor así – aseveró ella con una expresión dulce y tierna que no iba de acorde a la ocasión.

Fiona dio media vuelta para empezar a caminar de regreso a la fraternidad, sin inmutarse por el mohín de desolación en el erizo azul.

–Y olvida eso de ser amigos– habló la zorra mientras caminaba de regreso sin molestarse en verlo –Eso jamás pasará– se despidió, por último.

Sonic la vio partir con aquel contoneo que siempre le robó un suspiro, para dejarlo ahí, de pie, sin palabras ante lo que acaba de acontecer.

El viento lo abrazó en silencio y el día se ocultó tras las nubes que ahora pasaban intentando no mirar, pues incluso en la distancia se podía diferenciar su corazón esparcido en pedazos sobre el suelo duro gris, como aquella frágil copa de cristal que se deja caer sin cuidado ante las manos toscas y crueles de quien no sabe medir el valor de la cristalería fina.

Le había quitado todo, le había robado su espíritu... y lo peor de todo aquello, es que ella lo sabía.

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El sabor amargo recorrer su boca, que en otras ocasiones había sido sinónimo de fiesta y diversión, ahora se sentía como un veneno que intoxicaba todo su ser, uno que sabía que no podría matarlo, pero no importaba, después de todo, ya no se sentía vivo en absoluto.

Sonic vio el tarro de cerveza en su mano para tomar otro sorbo largo, pues pretendía volver a entumecer sus emociones; no quería sentir aquel dolor que quemaba su alma, robaba el aliento y le gritaba constantemente cada error que había cometido; un dolor físico y un calvario mental, una mente que era tan veloz como él y que no se había refrenado para traer a colación los recuerdos que atesoraba con Fiona y junto a ellos, los cientos de pensamientos sobre todo lo que había salido mal y como ello había desembocado en esa obra trágica y absurda que ahora era su realidad.

–Otra – pidió el erizo azul alzando su tarro en medio de aquel bar.

El cantinero asintió con la cabeza para verlo con preocupación o tal vez era lastima, la verdad no podía descifrarlo, con suerte podía descifrar lo que él sentía realmente en ese momento.

–Al menos parece que funciona – murmuró Sonic viendo a su viejo amigo el alcohol, él cual había logrado entumecerlo por completo; después de todo no necesitaba sentir nada, no creía que podría hacerlo nuevamente de cualquier forma.

–¡No puedo creerlo, ¿Hablas de Fiona?! – voces a la distancia lo sacaron de su espiral depresiva, para así notar a un grupo de comensales entrando al bar –¡Es la chica más ardiente de toda la facultad!

–Hubieras visto la cara del perdedor de su novio – soltó hilarante el erizo verde para tomar asiento en una de las mesas –Al menos pudo tomar más de algún tip sobre cómo complacer a una mujer en la cama – rio divertido. –En fin, ahora que...– Scourge calló al sentir una presencia a sus espaldas, volteando a ver así a un erizo familiar, era el antiguo novio de Fiona. –Vaya, vaya, miren lo que trajo el gato – habló Scourge hilarante.

–Afuera – ordenó Sonic con su mirada endurecida.

–¿Eh? ¿Quieres pelear conmigo? – preguntó Scourge con un dejo de diversión –¿En ese estado?

–¡Dije afuera! – vociferó provocando que los comensales del lugar silenciaran de golpe ante el mandato del erizo azul.

Scourge vio con disimulo a su alrededor, era obvio que su reputación ahora estaba en juego, pues todos los observaban atentos a su respuesta.

–Como quieras – accedió para caminar hacia la salida, seguido por él.

Un círculo se hizo alrededor de ambos velozmente. Scourge vio soberbio al erizo que se notaba que había tomado de más. Sonrió arrogante ante eso.

–Observen esto – pidió el erizo verde –Esto no durara mu...

Un certero golpe en su mandíbula lo hizo callar, cayendo de espalda ante el golpe propiciado, tomándolo por sorpresa. Scourge observó iracundo al erizo azul que retrocedía un tanto torpe, seguramente por el consumo de alcohol.

Escupió la sangre acumulada en su boca limpiando así aquel labio reventado y acto seguido abalanzarse sobre él. El erizo azul logró evadirlo apenas para así levantar su puño una vez más listo para dar otro golpe certero cuando unos brazos lo tomaron por detrás deteniendo su acción.

Sonic vio de reojo para ver a los amigos del erizo verde involucrarse en la pelea, desconcertándolo por la inesperada interrupción.

–Si te metes con uno... – habló uno de ellos.

–...Te metes con todos – completó Scourge sonriendo victorioso.

Lo siguiente que vio fue el puño del erizo verde que le propicio un golpe en el estómago, sacándolo el aire, obligándolo a caer de rodillas. Para ese momento agradecía al cielo que el alcohol hubiera entumecido incluso su capacidad de sentir dolor físico, pues las patadas que siguieron si hubiera estado en sus cinco sentidos hubieran sido una breve visita por el infierno.

–¡Alguien llame a la policía! – escuchó Sonic entre el barullo mientras su cuerpo era golpeando de un lado a otro sin oportunidad de defenderse.

–¡Scourge si vuelven a arrestarnos nos expulsaran de la fraternidad! – reveló alarmado alguien que no pudo ver, al menos los golpes habían cesado.

–Maldición.... ¡Andando! – ordenó el erizo verde, corriendo fuera de la escena velozmente.

Sonic abrió sus ojos con dificultad para toser sangre un tanto violento.

–... Esa fue una verdadera paliza – escuchó decir a alguien.

Genial, ahora era un maldito espectáculo.

El erizo azul limpió su boca con cierto esfuerzo y como pudo logró colocarse con una rodilla en el suelo en un patético intento por levantarse, pero sus piernas no respondían para tan simple acción.

–¡¿Sonic?! –la voz de alguien familiar lo alertó. Era Amy.

Amy se abrió paso entre la gente con esfuerzo para así dejarse caer de rodillas frente a él, viéndolo con obvia angustia.

–¡Por Chaos ¿qué sucedió?! – inquirió con unos ojos realmente preocupados, debería de verse peor de lo que se sentía, pues no sentía mucho.

Sus ojos se posaron en la eriza rosa un tanto desorbitados, no estaba seguro si había más de una Amy pues miraba todo doble. Sonic estaba listo para decirle que todo estaba bien y que regresara a casa, pero las palabras no pudieron salir de su boca.

Su cuerpo se desconectó por completo dejándose caer sin reparo y no ver nada más.

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Poco a poco sus sentidos despertaron y junto a ellos una sensación de ardor y dolor punzante, obligándolo a abrir los ojos, desganado. Su cabeza sentía que le explotaría en cualquier momento y cada fibra de su cuerpo le exclamaba a gritos que no debería de moverse si no quería empeorar el dolor que ahora sentía.

–¡Despertaste! – la voz de Amy captó su atención.

Sonic observó los alrededores, percatándose que estaba en su habitación y trayendo de golpe qué era lo que había pasado para que estuviera con aquella agonía que ahora lo consumía.

–No fue una pesadilla...– murmuró el erizo azul, moribundo –Desperté en la pesadilla – soltó con un pesado suspiro.

Como pudo se sentó sobre su cama con un mohín de dolor y desahucie ante el simple acto, soltando un gemido adolorido que intentó ahogar en vano.

–¡No te muevas! – pidió Amy alarmada sentándose a su lado –Eso sólo...

–Tú estabas ahí ¿cierto? – cortó el erizo azul, intentando recordar. –¿Viste lo que pasó?

–Pues, yo llegue cuando estabas en el suelo mal herido – respondió –No sé exactamente qué pasó.

–Entiendo...– musitó sin ánimos –Al menos no viste como dieron una paliza – habló Sonic con un dejo de diversión y una sonrisa forzada.

–No lo entiendo Sonic, ¿qué...

–¿Tú fuiste quién me trajo aquí? – interrumpió Sonic, un tanto confundido de cómo había logrado llegar a su apartamento.

–¡Ah, no, no! – negó Amy velozmente –Verás, te desmayaste frente a mí y entonces llame a Silver, pero él estaba fuera de la ciudad, entonces llame a Knuckles, pero él no respondió, creo que estaba en un examen, entonces tuve que...

–Yo fui – la voz de Tails interrumpió el diálogo desorganizo de la eriza.

El zorro yacía recostado en el marco de la puerta observando todo en silencio con aquel semblante impasible.

–¿Tú? – preguntó Sonic un tanto asombrado.

–Parece que tanto irte a recoger ebrio ha surtido sus resultados el día de hoy – habló con una sonrisa divertida para caminar hacia él.

–Eso parece – concordó Sonic con aquella sonrisa forzada y mirada sin luz.

–También logre averiguar quién te hizo esto – puntualizó Tails más seriamente, tensando al erizo azul ante sus palabras.

–¡¿En serio?! – soltó Amy con sorpresa.

–Claro, mientras tu curabas sus heridas yo estuve indagando qué fue lo que había pasado – explicó –Mis fuentes dicen que se trató de un tal Scourge y su banda, pertenecientes a una de las fraternidades de la universidad – reveló Tails sin reparo, ocasionando que Sonic apretara sus puños con disimulo.

–¿Scourge? ¿Quién es Scourge? – preguntó Amy sin comprender por qué Sonic se metería a una pelea de ese nivel con alguien.

–...El nuevo novio de Fiona – respondió el zorro con un dejo de pesadez en su voz.

–¡¿Qué?! – soltó Amy ante la revelación del zorro, para voltear a ver al erizo al momento.

Sonic sintió las miradas expectantes de Amy y Tails sobre él, endureciendo su mirada ante las mismas.

–... Nuevo novio ¿ha? – murmuró Sonic sin poder atreverse a encararlos –Eso fue más rápido de lo que imagine – dijo intentando sonar desinteresado.

–Amy– llamó Tails de pronto –¿Podrías darnos un momento? – pidió con gentileza.

–Ah... sí, sí – asintió Amy para ponerse en pie –Iré por más bolsas de hielo y... ammm... un poco de té, ayudará con la inflación – se explicó para caminar hacia la salida.

Tails asintió suavemente con la cabeza en forma de agradecimiento para así quedarse a solas con el erizo azul. El zorro mantuvo su mirada en el maltrecho erizo, quien permanecía en silencio de manera insistente. Tails se acercó a él para así sentarse en el borde de la cama, mientras él huía de forma persistente de su mirada.

–¿Tienes algo que decirme? – habló Tails al fin para terminar con el silencio.

–¿Qué puedo decirte? – habló Sonic –Parece que Fiona tiene peores gustos de lo que imagine– dijo con un dejo de diversión forzado.

Sonic intentó mantener aquella sonrisa quebrada, la cual empezó a desquebrajarse ante el dolor de su corazón, uno que empezaba a florecer cual primavera de agonía sobre su pecho.

–... O tal vez los tengo yo – completó Sonic apretando sus labios fuertemente, creando así una fina línea.

–¿Qué fue lo que pasó Sonic?

Sonic soltó un suave suspiro, viéndolo al fin para toparse con aquellos ojos que había intentado evadir tan fervientemente. Unos llenos de lastima. Sin darle más vuelta al asunto, Sonic relató lo sucesos de aquel día de la forma más desinteresada posible, ocultando su dolor, aunque decirle que había encontrado a su novia teniendo sexo con ese tal Scourge no era algo que pudiese restarle importancia, y al igual que él en su momento, Tails abrió atentamente sus ojos en esa parte de su relato, en shock.

–Luego terminé en un bar local y cuando lo vi hablando y burlándose... yo sólo...

–¿Por qué no me llamaste? – preguntó Tails con una mirada endurecida y expresión de preocupación –¿Por qué no hablaste conmigo? Sabes que estoy...

–¿Y decirte qué? – devolvió Sonic viéndolo iracundo –¿Qué por fin el sueño de todos ustedes de que Fiona y yo termináramos se hizo realidad? ¿Que siempre tuvieron razón? ¡Que al final siempre tuve que haberla dejado! – explotó dolido ocasionando que el zorrito bajara sus orejas y lo viera con cierta culpa ante sus palabras –Ja, no Tails, paso – dijo dejándose caer sobre los almohadones a sus espaldas con aquel ceño fruncido –... Prefiero ahogar mis penas en alcohol.

Sonic fijó su vista a la ventana sobre su cama notando que la noche ya había entrado en un cielo sin estrellas o luna, sólo un manto negro que absorbía todo, así como la tristeza que lo envolvía. Soltó un suave suspiro relajando sus facciones, intentando aislarse de sus propias emociones.

–...No quería que nadie se enterara – admitió Sonic en un susurro en el viento –Aunque era cuestión de tiempo, supongo.

–Sonic...

–Sólo dilo de una vez y terminemos con esto – ordenó el erizo azul para fijar su fría mirada en el zorro.

–¿Decir qué exactamente? – inquirió Tails confundido.

–¡Te lo dije! – respondió el erizo azul cual hecho obvio, reacomodándose –¡Di que tenías razón! ¡Di que yo me equivoqué todo este tiempo y que todos ustedes tuvieron la razón desde el principio! – explotó Sonic sintiendo como un nudo empezaba a formarse en su garganta –¡Que sólo me utilizó todo este tiempo por dinero! ¡Pues vaya que lo dejó más que en claro cuando terminamos! – reveló sin reparo sintiendo sus ojos nublarse –Así que dímelo... di que me confundí, que fui yo el culpable – pidió mordiendo su labio inferior en un intento de no quebrarse.

–¡No voy a hacer eso! – habló Tails tomando al erizo azul por los hombros, obligándolo a verlo. –Jamás haría eso... esto no fue tu culpa, Sonic – dijo compasivo.

–Tiene que serlo...– murmuró con su voz pendiendo en un hilo –Porque si no ¿por qué ella decidiría irse con alguien más?

La primera lágrima rodó por su mejilla para así soltarse del agarre de su amigo y limpiar bruscamente con su antebrazo sus ojos, lastimándose ante el proceso gracias a sus heridas.

–¡T-Tranquilízate! – habló Tails alarmado al ver el mohín de dolor del erizo ante su errática reacción –Si sigues así tus...

–¡Tiene que haber una razón! ¡Tuve que haber hecho algo mal! – retomó viéndolo con una expresión quebrantada, tomando al zorrito por sorpresa –... Porque si no fue así, sólo fui el idiota al que engañaron frente a sus narices y se negaba a verlo – murmuró con aquella mirada apagada–, pero si hay una razón, si existe algo que pueda cambiar, entonces yo...

–No hay nada que cambiar, Sonic – habló Tails colocando una mano en su hombro y verlo compasivamente –Simplemente... simplemente...

–Simplemente jamás fui suficiente – completó el Sonic, autoflagelándose con sus propias palabras.

–Simplemente pusiste tus ojos en la mujer equivocada – corrigió Tails.

–... Pero yo la amo, Tails – admitió erizo azul sintiendo sus ojos humedecerse nuevamente, mientras sentía como la alegría que tanto lo caracterizaba le era arrebatada sin él poder hacer nada para impedirlo.

Chasqueó molesto ante el corazón expuesto y agonizante de su amigo frente a él, y como acto instintivo hizo lo único que pudo pensar que siempre le había dado algo de confort cuando eran niños... Tails lo rodeó bruscamente con sus brazos deteniendo el sollozo de su amigo sintiendo como Sonic se tensaba ante el inesperado gesto, pero realmente no le importó. Tails estaba consciente que aquel abrazo que era algo más que inapropiado, después de todo ya los dos eran dos adultos, adultos que no se caracterizaba por ser afectuosos, sin embargo, al verlo así, el recuerdo de cuando eran sólo unos niños vino a él.

Tails aún recordaba las incontables ocasiones en que Sonic, su más grande héroe de la infancia, había logrado calmar su mente atribulada o grandes inseguridades revolviendo su flequillo, o en los peores casos, un fuerte abrazo, el cual complementaba con alguna tonta broma o palabras de confort, unas que siempre supieron como calmarlo; sin embargo, en esta ocasión Tails no sabía qué decirle. No sentía en lo más mínimo la ruptura con Fiona, pero sí sentía todo el dolor que ahora su mejor amigo experimentaba; y ahí estaba él, verlo desmoronarse en pedazos frente a sus ojos sin poder encontrar las palabras correctas para aliviar el dolor de su corazón o sosegar su mente que sólo parecía querer destruirlo. En ese momento deseaba con todo su ser poder crear un invento que pudiera hacerlo olvidar lo vivido o evitarle de conocerla o poder darle a él las palabras correctas para decir en ese momento... hacer algo, cualquier cosa que le quitara la impotencia de no poder aminorar el sufrimiento de su amigo.

–Dime... – murmuró el erizo azul, sin responder al abrazo de su amigo –¿Por qué mi amor no fue suficiente...? ¿Eh, Tails? – pregunto con aquella expresión estoica.

–¡Lo será! – aseguró Tails sintiendo sus ojos humedecer por igual –¡Prometo que lo será! – dijo para tomar distancia de él y ver aquellos ojos verdes de los cuales no dejaban de borbotar lágrimas saladas –¡Para la mujer correcta, será más que suficiente!

Sonic observó a su pequeño amigo quebrarse frente a él; ese era el Tails que había conocido hace más de quince años atrás, el pequeño zorro que lloraba en Halloween por una casa embrujada o por ver a un pajarillo con el ala rota; el más sensible de sus amigos ante el dolor ajeno y sin embargo, esta vez había algo diferente tras esos ojos aguosos; esta vez no lloraban por miedo o incertidumbre, esta vez lloraban por él y su dolor reflejado en las lágrimas que se exhibían libremente sobre sus mejillas y sus ojos ahora enrojecidos por el llanto que no quería ceder; esta vez era Tails quien que lo consolaba a él con palabras que pretendían darle algún tipo de confort ante el dolor expreso.

Sonic esbozó una sonrisa forzada para verlo con cierto orgullo.

–... ¿Cuándo creciste tanto? – inquirió Sonic con aquel esbozo de sonrisa.

–Seré lo que necesites ser – respondió Tails seriamente, provocando que el erizo azul lo viera con cierta confusión por sus palabras –Y hoy soy yo el que debe de actuar como el hermano mayor.

La sonrisa del erizo azul se quebrantó al escuchar esas palabras para que aquella mascara de bienestar se terminara de hacer pedazos. Sonic asintió pesadamente con la cabeza, dejando al descubierto su vulnerabilidad y así recostar su cabeza sobre el pecho del zorro sintiendo sus emociones empañar sus ojos cual tormenta mordiendo fuertemente su labio inferior en un intento de encubrir de los sollozos que querían escapar de sus labios.

–Lamento tu perdida... Sonic – murmuró Tails colocando suavemente su mano sobre la cabeza de su amigo, dejando que éste se desahogara sobre él.

No se imaginan la cantidad de emoción que tuve que verter en este capítulo T___T ¡Y por eso lo amo demasiado! Tails siempre será el amigo incondicional de Sonic, aunque pueda verse tan frío y muy dentro de él se alegre de la separación no significa que no comprenda el dolor que vive Sonic ahora (*Insertar llanto aquí*).

¡Bien mis queridos lectores regresamos a las actualizaciones cada viernes! (o ese es el plan) Esta historia aún tiene mucho que contar y pronto sabremos un poco más sobre los problemas que tribulan a Silver, y no se preocupen, que el Sonamy por fin tendrá espacio para empezar a florecer. Hasta el siguiente capítulo, su autora se despide. Kat fuera.

¡GrAcIaS pOr LeEr!

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