2.
- Quedate quieto.
- ¡Me duele, eres demasiado brusco!
- Pero es tu culpa, donde no te quedas quieto.- le reprocho al escandaloso de su pareja mientras se acomodaba de nuevo.
-Tú eres el que esta... ¡Ay, Dohko!
- Ya Shion, ya termine.- lo dejo en la cama acostado boca abajo para que no se lastimara más sus pobres alas- Aun no entiendo como dejaste que un simple entrenamiento te lastimarán tanto, ¡mira! Casi pierdes las alas.
No le respondió, aunque él tenia muy clara la razón por la que un simple entrenamiento, como había dicho Dohko, lo dejara tan mal. Los milenios de guerras y batallas en contra los Ángeles le estaban comenzando a pasar la cuenta, y más temprano que tarde tendría que dejarle su puesto a alguien más, pero ¿Como se destituia al alto mando entre los Demonios? Simple; matándolo. Por lo mismo no quería decírselo al castaño, aunque este ya lo sospechara.
- Shion, ya sé lo que te pasa, no soy ciego.- se sentó a su lado en la cama- Dejame decirte que, antes de que alguien se atreva a siquiera llegar a ti, se las vera conmigo. Eres mi gema más querida, y no pienso perderte aun.
- Dohko...
- Te lo dije una vez, y lo vuelvo a repetir, te seguiré hasta la muerte.
Sin dejarle tiempo a responder o reclamar, lo tomo del rostro para darle un beso que dejaba en claro el amor que le tenia, y que nada ni nadie, ni el riesgo de muerte que ahora lo acechaba, podría separarlos.
~•~
El viaje hasta Grecia habia sido largo y agotador , lo único que quería era llegar pronto a donde sea que se fueran a quedar, su madre nos les había dicho en donde se quedarian pero los dos ya lo sospechaban. Recogieron sus cosas, mientras su padre buscaba un taxi para llegar pronto al centro de Atenas, donde aun vivían sus amigos. Camus no tenia ni la menor idea de que sentir, felicidad por volver a un país que extraño tanto, o nervios por razones que le eran desconocidas, Dégel estaba en las misma aunque él era menos notorio que su hermano menor.
Por otra parte, Kardia subía las escaleras con una olla llena de agua, conocía a la perfección al menor de los dos y los mas seguro era que a esa hora Milo todavía estuviera durmiendo como un tronco. Y equivocado no estaba, su querido gemelito seguía durmiendo, sonrió satisfecho podría despertarlo tal y como él quería.
- ¡Enano, despierta!... o sufriras las consecuencias.
- Meh... dejame dormir.- Se tapo la cabeza con la almohada, pero eso no lo detendria.
- Tú lo has querido, Milo.
3..2..1... frío, ¿frío...? ¿¡Frío!? Kardia le había tirado la olla repleta de agua con hielo en la cabeza sin importarle nada.
- ¡¡Kardia, hijo de... mi mamá!!, ¡me las vas a pagar!
Salio persiguiendo al mayor por toda la casa, sin importales que casi votaran cosas mientras corrian, en una casi tiran de bruces al suelo a su papá, Mystoria lejos de enojarse solo bufó, eso era cosa se todos los días.
Las horas en esa casa pasaron rapido, Milo y Kardia ayudando a ordenar las habitaciones vacías para que se quedaran por un tiempo " los francesitos" como les habían comenzado a decir. Justo cuando estaban terminado se estacionó un auto al frente de la casa, su madre bajo corriendo a recibir a los invitados y ayudarles con las maletas, lo mismo hizo Mystoria. Kardia saco la cabeza por la ventana, solo alcazo a ver como tres pelirrojos y una castaña entraban a la casa.
- Milo, dime que no estoy soñando, ¡acabo de ver a dos Ángeles caídos del cielo...! ¡Vamos!- sin darle tiempo a responder lo tomo de una mano y lo tiro para que lo siguiera.
En el pasillo que daba a las escaleras, los gemelos miraban a dos de los invitados, ambos pelirrojos, de un piel palida, lo que los diferenciaba el uno del otro, era que uno tenia los ojos de un tono amatista que se escondía tras unos finos lentes, según Kardia eran una especie de vitrina para tan hermosos ojos. El otro los tenia de un color rojo atrayentes y muy hermosos también.
Por un segundo, por un misero momento a Milo le pareció ver atras de ese joven a ese Ángel de la Muerte.
- Enano, el de ojos como amatistas es mío, te dejo al menor.- Kardia estaba casi babeando, nunca en su vida había visto a alguien tan lindo.
- Hecho.- no pudo decir otra cosa estaba tan concentrado en el menor que apenas supo lo que le hablaba su hermano.
- Ustedes dos que hacen haya arriba, vengan a saludar.
Cuando bajaron paso lo mismo de siempre, los "Hola, cuanto has crecido" una que otra confusión de quien es quien entre Kardia y Milo. Hasta que al fin llego a su objetivo, a ese joven pelirrojo que si de lejos ya lo atraía de cerca, Dioses, si que le daba la razon a Kardia era como un Ángel caído del cielo solo para él, se abofeteó mentalmente, ni siquiera le hablaba todavía y ya estaba apropiándose de él.
"Y ¿quien no lo haría?"
- Soy Milo,un gusto volver a verte.- le dio su mejor sonrisa.
- Camus, lo mismo digo.
Al momento de que se dieron la mano para saludarse, una corriente eléctrica los recorrió a los dos, fue como si los hubieran llevado a otro tiempo, otra época y otra vida, como un flash paso por la mente de Camus la imagen del Demonio con el que había soñado la noche anterior, sus alas oscuras y de repente de un celeste claro como las de un Arcángel. A Milo se le volvió a aparecer la imagen de ese Ángel de ojos azules.
Ese pequeño contacto había despertado parte de los recuerdos de su vida anterior, la que se negaba a dejarlos separados por más tiempo, la que les gritaba desde lo más profundo de su subconsciente que tenian que estar juntos, la misma que con sueños, coincidencias y recuerdos fugazes, haria hasta lo imposible para que esas dos almas volvieran a ser solo una.
🔹🔹🔹
Hola!
Creo que me pase de cursi😅
Pero bueh que se le va a hacer es inevitable xD.
Votación. (En serio, necesito que me ayuden aquí)
➡Shaka.
➡Afrodita.
➡Aioria.
No les diré para que es la votación todavía, pero pronto lo sabrán.
Chaito.
ScorpioNoMilo. 😼
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