16.

Acariciaba sus cabellos con una mano, mientras miraba el techo de la habitación. Nunca creyó que ese templo fuera a ser tan importante tanto para esta vida como la anterior, pero gracias a él logro recuperar al ser que más había amado en su vida. Aunque recordar la muerte de su Ángel fue más doloroso de lo que le había demostrado, jamás le diría que su alma se sintió vacía apenas él dejo de respirar. A pesar de los años que habian pasado le seguía doliendo de la misma forma.

"Gritó, como nunca antes lo había hecho. Maldiciendo el momento en el que se le cruzo por la mente ir a esa despiadada guerra, de haber sabido que las cosas saldrían así de mal, jamas, nunca de los nunca habría ido a la batalla. Hubiera preferido mil veces que Saga lo llamara cobarde y cuanta cosa se le ocurriera antes de perder a su Ángel de ojos azules.

Ya nada podia hacer, lo había perdido y todo era su culpa, nada ni nadie le quitaría esa idea de la cabeza.

Le costo un mucho el darle entierro, se le rompía el corazón en mil pedazos cada vez que pensaba en que ya no lo vería más.

- Cam, perdóname, ¡Perdóname por favor, si te hubiera obedecido esto no habría pasado!- apretaba la tierra bajo sus manos con fuerza, y como si el cielo sufriera con él comenzó a llover- Lo siento en verdad, te prometo que si en otra vida nos volvemos a encontrar, no dejare que te lastimen.

Lo único que le quedo de él fue una pluma negra, que dejo sobre la cama."

A ese lugar volvía todos los años, pero el cuarto no tuvo ánimos de hacerlo, ahora lo agradecía y bastante, pero en especial a esa joven castaña que se sento en la banca a su lado, de no haber sido por ella quien sabe cuanto tiempo habría desperdiciado lamentándose sin saber que su Ángel había renacido.

- ¿En que piensas? - tan metido en sus pensamientos se encontraba que no se dio cuenta del momento que su adorado francés desperto.

- En que tengo mucho que agradecerle a tu mamá- dijo, para luego apoderarse de sus labios en beso tierno.

- ¿Agradecerle que cosa?

- Porque gracias a ella estas de nuevo conmigo, y esta vez no dejare que nada me separe de ti.- con una de sus manos acariciaba su mejilla.

Camus se apoyo en ella feliz de saber finalmente quien era ese híbrido que se le presentaba, con la alegría al limite por estar nuevamente entre los brazos de quien más amaba. Pero una duda según él algo estúpida le nació.

- Milo, ¿me amas a mi o al recuerdo de ese Ángel?

Eso lo tomo por sorpresa. ¡Claro que lo amaba! Ya se había ganado su corazón antes de saber sus verdaderos orígenes. En esta vida pudo descubrir cosas de él que en la anterior nunca vio.

- Claro que te amo, mi Diamante rojo, porque en esta vida pude conocer a un chico dulce, serio cuando quiere, quién posee la sonrisa más hermosa del universo, apasionado en lo que hace. Amo tu recuerdo y amo tu presente. - se acomodo mejor para tomarlo fuerte de la manos para que supiera que no mentía - Cam, te ame en el pasado, te amo el presente y si el futuro me lo permite, seguiré amándote por la eternidad.

- ¿Cuando te volviste tan cursi?- dijo aferrándose más a su cuerpo. No se lo diría pero adoraba cuando se le salia lo poético.

- Tu me vuelves cursi, es tu culpa ángelito.- lo cursi le duraba poco, hay estaba de nuevo el Milo juguetón.

Pero no todo pueder ser felicidad, de la nada supo que era a lo que Dégel tanto le temía.

- Camus ¿Que tienes?

- Ya sé que es lo que mi hermano queria que descubriera solo...- ante su cara de confusion,decidio decirlo de una vez- el día que nos conocimos, Dégel...

- Ah, con que eso era...- su mirada se oscureció un poco.

~•~

- Hay que aprovechar mientras los niños no estan- con una mirada lasciva recorria su cuerpo- ¿Seguiras siendo sensible en los mismo puntos?

- Ah... solo eres mayor que Milo por... uno minutos.

Kardia no perdía el tiempo, desde que supo que tendrian el departamento para ellos solos por el fin de semana, se le metió en la cabeza la idea de hacer suyo en cuerpo y alma a su tomatito lector, aunque pensándolo bien ya lo era desde hace siglos, sus almas les pertenecían al otro.

Sus manos viajaban a los puntos que recordaba eran sensibles en su adoración; su cuello, su cadera, si le susurraba al oido le recorría un escalofrio, pero especialmente se dedico a juguetear con el que antes era el nacimiento de sus alas, descubriendo que entre sus omóplatos aun se encontraba su punto de places favorito, un pequeño gemido lo confirmo, y sonriendo como niño a punto de hacer una travesura, aumento la fuerza y la profundidad de las embestidas, logrando sin querer que su amante dejara salir su semen manchando su abdomen y el contrario. Sentir como sus paredes internas se apretaban más le encanto.

- Tan pronto, cariño.

- Eres... el culpable y no... tienes derecho a abogadooohh- no pudo seguir, Kardia se desquitó con su próstata haciendolo gemir.

-No lo necesito.

Las manos de Dégel apretaban sus brazos con fuerza enterrandole las uñas, puede sonar masoquista pero el dolor le resultaba placentero.

- Ojala pudiera hacerte un bebé- jaló el lóbulo de su oreja.

- Ya quisieras...¡ Ay, Kardia!

¡Venganza! Grito la mente del griego. Si los donceles existieran ya tendrían trillizos.

Otros que no perdían el tiempo eran Ècarlate y Mystoria, desde que sus hijos no rondaban por sus casas podían verse más seguido, seguros de hacer todo lo que quisiera hasta que la esposa de alguno de los dos llegara. Ese fin de semana, Massiel la esposa de Ècarlate habia ido a ver unos familiares y de paso se llevo con ella a Natalia, por lo que ninguna los molestaría. O eso creyeron.

Estaba en plena sesión de placer por lo que no escucharon la puerta al abrirse, ellas si podían oírlos, guiadas por los sonidos llegaron a la habitación.

Los amantes, tarde se dieron cuenta de su situación, ya nada podian hacer, estaban acorralados.

Fueron descubiertos.

🔹🔹🔹

Hola!

Los primeros desastres son desatados! En el próximo veremos cuanto caos generan y no se preocupen el borreguito y la barbie budista ya pronto harán su aparición, junto con su nuevo aliado. 

Chao.

ScorpioNoMilo. ✌

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