Mal triunfo, falto de goce, desprovisto de conquista.

Buscando liberación, rebajé mi ser.

Ahora lloro la culpa.

El arrepentimiento invade, oprimiendo mi existir.

Creí poder volver al tiempo aquel en que fui feliz y permanecer eternamente.

Pensé en saciar mi sed de desquite, pero avivé mi penar.

El perdón no era una opción, pero habría sido una mejor redención.

Juzgué a la justicia como adversa e intenté tomarla por mis propias manos.

Dejándome llevar por el rencor, me igualé al enemigo.

Por las heridas abiertas penetró más sufrir.

En esta travesía cavé dos tumbas, una tuya y la mía en vida.

Lamento no haber encontrado otra salida.

El dolor me perseguirá eternamente.

No me reencontré.

No logré paz.

No sané.

Con la venganza solo escribí mi final.

Nía