Cegada por la ira, silenciada por la sociedad, maniatada por la justicia, me obligo a actuar, sin detenerme a replantear mi pensar.

Esclava de la nostalgia, trazo un plan, sin importar, a la larga, todo daño colateral.

Tú presencia ahonda las heridas, ayudando a despejar viejas agonías.

El rencor es mi consejero en esta gigantesca soledad, y, por más que busco salidas alternas, la venganza es la única guía en la adversidad.

¿En qué me convertiré después de que se desborde mi penar?, ¿qué haré una vez que mis ideas logren encausar?

Trato de reencontrarme, pero no sé si lo que desate sea aún más difícil de tolerar.

¿Volveré a ser aquella persona que solía disfrutar o solo diseñaré mi trágico final?

Libertad o condena, ¿cuál será mi nueva realidad?

Nía