Página perdida
Al acudir a la casa de Steff, para preguntarle por la noche en que observé por primera vez la nota de despedida de Nate, ya que algo en mi interior me grita que ella sabe más de lo que alega, me recibe la madre, quien me comenta que su hija no se encuentra, lo cual me resulta sospechoso, ya que pude observarla husmeando por la ventana de su habitación.
De esta forma, decido esconderme unas cuantas cuadras a lo lejos, para esperar a que realice cualquier movimiento y poder encararla.
Pasados unos quince minutos, sale de la vivienda vestida con su uniforme de colegio. De esta forma, me acerco velozmente para cortarle el paso.
─Buenos días ─menciono en tono alto para captar su atención.
─Hola, buen día ─responde, sin mirarme, acelerando el paso.
─Necesito hablar contigo sobre algo importante ─indico, siguiéndole el ritmo.
─Ahorita no tengo tiempo, voy retrasada. Si me entretengo, me dejará el bus y llegaré tarde a mis clases ─expresa, mostrando cierto nerviosismo.
─Te puedo llevar al colegio ─propongo.
─No es necesario ─menciona, sin mirarme aún.
─¿Por qué me rehúyes? ─cuestiono.
─No estoy tratando de evitarte, simplemente tengo prisa ─sostiene.
─¿Por eso mentiste?, ¿acaso escondes alguna información? ─insisto.
─¿Qué podría estar ocultándote? ─pregunta algo alterada, dando por fin una mirada fija y una expresión seria.
─No lo sé, dímelo tú.
─No poseo ningún tipo de información la cual pueda interesarte ─indica.
─Entonces, déjame llevarte y en el camino charlamos ─le vuelvo a plantear─. Si te niegas, demostraras que sabes más de lo que admites ─señalo y le indico el camino hacia el auto de Mateo, el cual sigo utilizando.
─¿Sobre qué quieres saber o qué crees que oculto? ─indaga, mientras me acompaña al automóvil.
─Estoy segura de que conoces más detalles sobre el suicidio de Nate y, por alguna razón, aludes el tema ─sostengo, mirándola fijamente.
─¿Qué te hace suponer eso?
─Primeramente, eras la mejor amiga de él ─le recuerdo─. Además, la conversación pasada te noté un poco intranquila, y, por último, el tratar de esconderte y no querer darme la cara, se une a lo que me contó hoy mi madre ─revelo.
─¿Qué? ─pregunta algo intranquila, mientras se sube al auto.
─Unas noches anteriores a mi accidente, llegué alterada donde mis padres, buscando algo que me ayudara a entender el actuar de Nate. Coincidentemente, esa noche salí de tu vivienda ─menciono, mientras enciendo el motor, iniciando el recorrido.
─¿Piensas que tuve que ver con tu accidente o con la muerte de Nate? ─pregunta, revelando mucha sorpresa.
─No, claro que no ─le hago saber inmediatamente─. Pero sospecho que posees información muy relevante sobre los motivos que lo llevaron a suicidarse.
─Antes tratabas su muerte como un supuesto suicidio y ahora te noto convencida de que sí se quitó la vida ─indica.
─Me acabo de enterar de que Nate dejó una nota de despedida, pero no brinda mayores detalles. De esta forma, sé que algo lo llevó a quitarse la vida y creo que tú conoces esas motivaciones ─sostengo.
─¿Qué tanto reveló dicha nota? ─curiosea, muy interesada en el tema.
─Solo mencionó que cometió un error, involucrándose en un delito grave.
─¿Tienen alguna sospecha de lo que pudo haber realizado? ─continúa indagando, intuyo que para saber qué tanto conozco del tema.
─En lo absoluto. Por eso necesito de tu ayuda para cerrar este capítulo y poder sanar y, de esa forma, concentrarme en mi recuperación ─menciono, en tono sincero.
─No sé si sea prudente contarte lo que sé. La última vez te pusiste muy alterada.
─Cuéntamelo todo, por favor ─pido.
─Nate me comentó que abusó sexualmente de una joven. Se lo notaba muy arrepentido y no comprendía cómo pudo cometer semejante fechoría ─especifica.
─¿Tú conoces a la chica o sabes quién es?
─No, él no me lo reveló y yo nunca lo interrogué, ya que su confesión me hizo tenerle miedo ─detalla, insegura de seguir hablando─. Supuse que sería alguna amiga de la universidad o alguna conocida, ya que él era muy sociable y encantador ─plantea.
─¿Qué más te contó?
─Que la chica lo estaba presionando de alguna forma, y tenía miedo que todo se supiera. Creo que el temor lo hizo cambiar y lo llevó a quitarse la vida ─sugiere.
─No puedo imaginármelo cometiendo dicho acto, me cuesta aceptarlo ─menciono, mientras me brota una lágrima.
─Nate me entregó un diario en donde la joven expresaba todo su dolor y tristeza. El leer cada verso lo tenía desbordado, por lo cual no quería mantenerlo cerca de él. También me pidió que no comentara nada, ya que sería peor si ustedes se enteraban de todo.
─¿Tú me lo entregaste?
─Sí. Tu deseo de respuestas te tenía muy inquieta, por eso decidí contarte todo ─señala, mostrándose un poco apenada.
─¿Cómo habrá obtenido Nate el diario?
─Ni idea, pero hay algo más ─indica.
─¿Qué? ─pregunto, algo trastornada.
─Esa noche, ambas leímos detenidamente el diario. Uno de los poemas te causó desconcierto y lo analizaste a profundidad. Luego de unos minutos mencionaste que él no había sido, que tu hermano era inocente. Algo en el escrito te alarmó e hizo creer que Nate no cometió dicho abuso ─revela─. Por eso saliste muy alterada hacia la casa de tus padres para, de alguna forma, buscar algo que te hiciera reforzar tus supuestos ─manifiesta.
─¿Recuerdas de cuál poema se trataba?
─No, pero era uno de los primeros, en el que Nía habla de su abusador, mencionando solamente algunos rasgos faciales y características físicas, en sí pequeños recuerdos, los únicos con que disponía para descubrir al perpetrador.
─¿Nía no sabía quién era su abusador? Entonces, ¿por qué culpó a mi hermano? ─pregunto, analizando profundamente las palabras de Steff.
─Lo que sospechamos esa noche en que leímos cada poema, es que a Nía la drogaron y cometieron la violación, pero, a pesar de que se encontraba inconsciente, hubo momentos en que ella recobró, en cierto grado, el conocimiento. Por esta razón solo tenía pequeñas memorias sobre el abuso y el sujeto que lo cometió, dejándolos plasmados en ese poema.
─No logro entender nada ─manifiesto.
─Nuestros supuestos se encaminaron a que Nía, al comenzar el diario, no sabía quién abusó de ella, pero, de alguna forma, terminó descubriéndolo, por eso al principio los versos eran ambiguos. Luego, al enterarse de que su atacante era alguien cercano, su ira y rencor creció, buscando vengarse con más fuerzas y determinación ─señala.
─Lo extraño es que yo he leído una y otra vez cada verso y ninguno trata sobre el abusador. O sea, si comenta que lo conocía y que incluso había llegado a considerarlo un amigo cercano, pero no hay ninguno que mencione rasgos o características puntuales.
─¿Traes el diario? ─pregunta.
─Si claro ─menciono, señalándole el bolso, para que lo saque de dentro.
─¡Lo que sospeché! ─exclama, luego de un par te segundos analizándolo─. No está dicho escrito. No recuerdo el título, pero entre el primero y segundo poema hay rastros de que falta una hoja. Se puede observar claramente que fue arrancada ─sostiene.
─¿Quién podría haberla tomado?
─El abusador ─señala.
─Pero, ¿cuándo? y, además, de haber sido el violador, no habría sido más fácil llevarse todo el diario ─indico.
─Tengo una teoría.
─¿Cuál?
─Si se eliminó esa hoja, es debido a que el abusador estuvo en contacto con el diario. La primera vez que leíste los poemas junto conmigo, aseguraste que Nate no era, pero también me pareció que sospechaste de alguien más ─detalla─. Si te quitaban el diario, hubieras sospechado que alguien cercano a ti tenía intenciones de ocultar algo, por eso solo eliminó el poema que podría delatarlo ─propone.
─¿Sé más puntual? ─le pido.
─Creo que, por los rasgos y recuerdos de Nía sobre el atacante, descubriste quién era, pero esa persona, si bien, no era tu hermano, es alguien a quien conoces, misma que pudo estar cerca de ti y extraer la página que contenía el verso que podría delatarlo ─explica.
─¿Sospechas de alguien?
─En lo absoluto. Solo es lo que pienso.
─Muchas gracias por confiarme toda esta información ─le indico, ya que llegamos al centro educativo.
─Disculpa por no haber hablado antes ─comenta, mientras abre la puerta del auto.
─Es entendible ─menciono.
─Gracias por acercarme hasta el colegio. Espero que encuentres respuestas. Si te sirve de algo, puedes contar conmigo, sabes que tuve una gran amistad con tu hermano y me gustaría saber también la verdad ─expresa, mientras cierra la puerta.
─Lo tendré presente. Nos vemos.
─Ten mucho cuidado.
─Claro. Tú igual. Apenas descubra algo, te lo hago saber.
─Hasta pronto.
Si bien, le creo a Steff, hay algo que no me permite confiar al cien por ciento en ella. Me genera dudas el hecho de que ella haya tenido el diario, ¿por qué o para qué se lo habrá dado Nate? y, más aún, me hace desconfiar el que no me haya comentado nada el día en que nos encontramos fuera de su casa. Por otro lado, también me pregunto ¿cómo lo habrá obtenido Nate? Me resulta ilógico que la misma Nía se lo haya entregado.
Igualmente, me preocupa de sobremanera la hoja arrancada y me intriga el saber, además del contenido del poema, cuándo fue extraída, ya que muy pocas personas han estado cerca de él en los últimos días desde que lo llevé de la oficina a la casa, a no ser que alguien sepa la contraseña de la caja fuerte y la hayan tomado antes del accidente o durante el tiempo en que estuve en coma o en recuperación.
Finalmente, no dejo de pensar que, según lo que alega Steff, Nate le confesó lo del abuso. Entonces, ¿qué fue lo que me hizo asegurar que él no cometió la violación? Necesito saber qué expresa el poema perdido.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top