Flashback
De regreso al apartamento, alrededor de las 5 de la tarde, y luego de una necesaria ducha caliente, intentando relajarme, me sumerjo en la búsqueda de posibles pistas por medio de una pesquisa profunda en cada uno de los casos, sin embargo, al encontrarme ante una infinidad de archivos cargados con un sinfín de datos, fechas, nombres, indicios, testimonios, pruebas y demás elementos legales de cada demanda, lo que da como resultado expedientes realmente extensos, no hago sino frustrarme y, sobre todo, afligirme ante la posibilidad de tener que seguir indagando en el suicidio de mi hermano.
Pauso un momento la investigación para preparar la cena y recibir a mi marido con un delicioso platillo, ya que claramente llegará cansado.
Mateo también estudió Derecho en la Universidad de Costa Rica, solo que él se dedica a la asesoría legal y jurídica de empresas e industrias. En este momento se encuentra laborando en dos de las más grandes empresas multinacionales del Gran Área Metropolitana del país, teniendo una jornada laboral algo amplia y tediosa.
Él es dos años mayor que yo, por lo cual nunca fuimos compañeros en los cursos de la universidad, pero al estudiar la misma carrera coincidimos en repetidas ocasiones en conferencias, eventos y alguna que otra celebración, donde surgió una amistad, hasta que hace 5 años trabajamos juntos en un caso que involucró a la empresa en la que se desempeñaba para aquel entonces y así, poco a poco, surgió el amor, casándonos hace casi unos dos años.
Al cabo de una media hora, sobre las 7 de la noche, llega con mi auto, el cual deja en el parqueo comunal del residencial para no causarme otro episodio de pánico.
Soy consciente de que mi rostro fatigado y mi expresión ansiosa le despierta preocupación, por lo que espera a acabar la cena para iniciar un interrogatorio.
─¿Cómo estuvo tu tarde? te noto cansada y tensa ─pregunta, mientras se levanta para recoger la mesa─. ¿Sufriste algún otro incidente como el de la mañana? ─agrega y se dirige al lavaplatos.
─Pasé una tarde algo tormentosa. Nada logra relajarme ─respondo, sin mencionar la visita a casa de mis padres, al tiempo que me levanto para asistirlo─. Déjame lavar los platos, debes estar muy cansado ─propongo.
─No hay problema, puedo hacerlo sin ninguna complicación. Tú si te ves algo exhausta ─menciona y me da un beso en la mejilla─. ¿No tomaste una siesta? Eso te sentará muy bien. Si quieres subes y te recuestas. Yo acomodaré acá abajo y enseguida te acompaño.
─Aún no puedo acostarme. Necesito seguir indagando en los casos para encontrar respuestas. No pienso renunciar ─le indico de forma muy decidida.
─¿Te has pasado toda la tarde en eso? En serio me preocupas mucho ─expresa con una mirada inquisitiva que muestra disconformidad.
─No me vayas a dar un sermón, no lo necesito y no lo tomaré en cuenta ─le indico.
─No lo haré, solo quiero dejar en claro mi opinión ─puntualiza.
─Sería provechoso poder contar con la ayuda de alguien más. Son muchos casos y cada uno me tomará mucho tiempo. En la tarde no avancé ni encontré nada de importancia ─insinúo.
─Pídelo sin rodeos, sabes que lo haré, siempre y cuando contribuya con tu mejoría ─menciona al tiempo que me guiña un ojo.
─Por eso te amo ─respondo el gesto con un beso y me dirijo a la sala para encender la portátil y continuar la búsqueda.
─¡63 expedientes! ─expresa de forma sorprendida, mientras coloca sus manos sobre mis hombros, iniciando un relajante masaje─. Esto será un trabajo arduo.
─Son sólo demandas en las que fui abogada. No adjunté asesorías, acuerdos extrajudiciales, ni casos de cuando era asistente de Lisa. Son de aproximadamente 3 o 4 años.
─Debemos hacer un filtro ─propone─. Por lo poco que leí en el diario, los poemas expresan un deseo de venganza ─expone en forma pensativa─. Tú que los leíste todos, ¿infieres o descubriste a qué se debe ese sentir?
─Si mi percepción no me falla, y creo que no, estoy completamente segura de que Nía sufrió un abuso sexual ─le indico─. No solo trata de venganza, sino de odio, dolor, confusión, rabia, tristeza y todo lo negativo que te puedas imaginar. Transmite sentimientos o emociones compatibles con traumas producto de una violación ─explico de forma preocupada─. Esa es la mayor razón por la cual este diario me tiene tan intranquila.
─De ser así, debemos escoger las demandas que se relacionen con algo relacionado al tema ─plantea de forma muy atinada.
─Claro, ¿cómo no se me ocurrió? Tienes toda la razón ─expreso de forma emocionada.
─Manos a la obra ─menciona con una sonrisa de satisfacción.
─ Estoy tan estresada, nerviosa y preocupada que no logro pensar con calma ─le recuerdo.
─Es entendible.
Transcurrió la noche, como de costumbre, y luego de casi una hora, logramos seleccionar un total de 18 expedientes relacionados con violaciones a mujeres. 8 de ellos tratan de abusos sexuales a menores de edad, donde 4 fueron cometidos por familiares, 2 por amistades de la familia y 2 por personas ajenas o desconocidas del núcleo cercano. Otro trató de una violación en manada y 9 más involucraron la muerte de la víctima, desempeñándome como la abogada de la familia. En casi todas estas causas logré sentenciar al o los acusados.
El caso que nos resultó de interés, fue uno de hace aproximadamente 1 año y medio, sucedido en octubre del 2020 , el cual se relacionó con una amiga cercana de uno de mis primos. Es el único que no hubo sentencia contra el acusado, ya que no encontramos pruebas sólidas que dictaran lo contrario. Incluso recuerdo que estuve a punto de renunciar, pero la familia de la víctima hacía que abandonara esa idea, a pesar de que el imputado, un docente universitario, profesor de la joven asesinada, nunca me resultó sospechoso en cuanto a su personalidad o su vida. No tenía rasgos psicopáticos, por lo cual, y de acuerdo a mi experiencia, me hacía dudar de su culpabilidad. Entiendo que hay muchos monstruos que son expertos en engañar a las autoridades y se sirven de una serie de artimañas para ocultar sus actos, pero algo me decía que él no era un asesino.
No sé si estuve equivocada en aquel entonces y mi sentir y actuar como abogada interfirió o influyó de alguna forma en que la sentencia fuera absolutoria. De ser así, por mi culpa, un violador anda libre por las calles y puede que haya cometido más abusos e incluso esté buscando nuevas víctimas.
El caso fue muy mediático. La universitaria apareció muerta, después de casi una semana desaparecida, con indicios de violación sexual, pero no había pistas, ni rastros en el lugar ni en el cuerpo. Se trató de culpar al docente, ya que muchos estudiantes y testigos dijeron que ellos tenían una especie de amorío a escondidas.
Marco, el profesor, en aquel entonces tenía esposa y fue esta quien le sirvió como coartada, una muy sólida y al no haber evidencias que lo condenaran, el caso quedó sin resolver.
La joven era compañera de mi primo Thomas, por lo cual terminé encargándome del caso e intenté reunir indicios, seguir pistas, obtener pruebas sólidas, presentar testimonios, pero siempre me encontraba en un callejón sin salida y, además, todo era tumbado por la contraparte. Nunca existió algún otro sospechoso y hasta el día de hoy no han surgido nuevas pistas que reactiven el caso.
Estoy casi segura de que no hay ni una mínima relación con el diario y con mi accidente y menos aún con la muerte de mi hermano, sin embargo, es el único caso en que no hubo condena, y si todo se llegara a relacionar con mi trabajo, nos centramos en esta demanda ya que los culpables de las demás aún están en la cárcel. De esta forma dedicamos casi una hora estudiándolo y replanteando hipótesis sin encontrar nada útil.
Al asomarse la media noche nos rendimos ante el agotamiento, decidiendo irnos a descansar, entrando en un profundo sopor, hasta que cerca de las 4 de la madrugada me desperté de forma brusca, sintiendo un miedo extremo y con la frecuencia cardiaca alterada. Por un momento no fui consciente del porqué la reacción, hasta que logro rememorar una escena en la que me veo en mi vehículo huyendo de un auto que me sigue a lo lejos. No sé si fue un sueño producto del procesamiento de información por parte del cerebro, debido a la tensión a la que lo estoy exponiendo o sea algún tipo de reviviscencia de aquella noche en que me accidenté.
El resto de la madrugada me acompañó el desvelo. Deseaba sacar de mí el sentimiento angustioso que me produjo el sueño o flashback, pero, por más que lo deseé, fue en vano. Tratando de calmarme, bajé cuidadosa y silenciosamente para inspeccionar la portátil de Nate, pero por más que intenté acertar la clave de inició no lo logré. Debo buscar a alguien que me ayude a desbloquearla para poder acceder a los archivos y documentos, sólo espero no encontrar nada revelador que me cause más tensión.
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